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  • Millones de personas adoran al recién nacido
    La Atalaya 1982 | 1 de diciembre
    • Millones de personas adoran al recién nacido

      EL 24 de diciembre de 1223 Francisco de Asís (quien más tarde fue canonizado por la Iglesia Católica Romana), a los 42 años de edad, construyó una maqueta del niño Jesús acostado en un pesebre o belén, en una iglesia de Greccio, Italia. Alrededor del pesebre colocó unas figurillas que representaban a José y a María, a los pastores que fueron a ver al niño Jesús, una mula y un buey. Algunas horas más tarde, a medianoche, la maqueta que hizo Francisco respecto a la escena de la natividad se convirtió en el foco de la misa de Navidad.

      Desde entonces, el uso del belén o nacimiento en la celebración de la Navidad se ha esparcido por todo el mundo. Aún hoy día muchas personas, a pesar del mercantilismo absoluto de la Navidad, todavía se ponen sentimentales y nostálgicas durante la temporada navideña. Hallan algo bello en las miradas y las voces de los niños de apariencia inocente que cantan villancicos, en el árbol de Navidad adornado, en la emoción que resulta del intercambio de regalos, en el recuerdo del anuncio angelical: “Sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad,” y, en medio de todo esto, ese nene encantador e inofensivo que yace acostado tranquilamente en un pesebre.—Lucas 2:14, 16.

      Claro, la mayoría de la gente ya sabe que los adornos de Navidad tienen más de pagano que de cristiano. En la mayoría de las bibliotecas públicas hay enciclopedias disponibles que muestran que el banquetear y el intercambiar regalos fueron heredados de las saturnales romanas, que eran fiestas paganas. La costumbre de adornar un árbol de Navidad y usar las ramas del acebo y el muérdago provienen del paganismo de la parte septentrional de Europa. Ni siquiera el 25 de diciembre fue la fecha en que nació Jesús. Más bien, ésa era la fecha en que los adoradores de Mitra celebraban el nacimiento del “Sol invicto.”

      ¿Pero qué hay de la escena de la natividad? Bueno, según la Biblia, los “tres reyes magos” o astrólogos orientales —a quienes a veces se les representa en las escenas de Navidad como que estaban presentes en el pesebre— nunca llegaron a ir al verdadero lugar donde nació Jesús. Ellos llegaron más tarde, cuando José y María ya vivían en una casa. (Mateo 2:1-11) Sin embargo, Jesús estuvo acostado en un pesebre después de nacer. Hubo pastores que sí fueron a verlo, y ángeles en los cielos que sí cantaron: “Gloria en las supremas alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad.”—Lucas 2:8-14.

      Aquel niñito que nació en Belén hace casi 2.000 años se ha convertido en el bebé más famoso de la historia. El relato de su nacimiento, según se registra en la Biblia, se ha publicado por todo el mundo. Todavía millones de personas se imaginan a Jesús como bebé en un pesebre.

      ¿Cree usted que eso es correcto? ¿Deberíamos seguir pensando que Jesús es todavía un inofensivo bebé acostado en un pesebre? ¿Qué muestra la Biblia?

  • No pase por alto al Rey celestial
    La Atalaya 1982 | 1 de diciembre
    • No pase por alto al Rey celestial

      PARECE que mientras Jesús estuvo en la Tierra como hombre, nunca llamó atención a su infancia. En cierta ocasión en que estaba predicando, una mujer de entre la muchedumbre exclamó: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!” Pero Jesús replicó: “No, más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:27, 28) El no animó a la gente a que hablara con sentimentalismo sobre el nacimiento suyo o el papel que María desempeñó en ello.

      Es interesante notar que la Biblia no nos da la fecha del nacimiento de Jesús, y en ninguna parte dio Jesús el mandato de que celebráramos su cumpleaños. Además, durante los primeros siglos después de la muerte de Jesús, no hay ningún registro de que los cristianos hayan celebrado alguna vez la Navidad.

      En vista de esto —y considerando las muchas costumbres paganas relacionadas con la Navidad— muchas personas hoy día no toman parte en dicha celebración. Prefieren mostrar de otras maneras el respeto que tienen a Jesús. Para ellas, Jesús ya no es un bebé en un pesebre. El ha crecido hasta convertirse en algo mucho más grande.

      Lo que dice la Biblia

      Es común que durante la celebración de las navidades se lean ciertas porciones de la Biblia en los servicios religiosos, y por eso éstas se han hecho muy conocidas. Considere algunas de estas porciones según aparecen en una traducción moderna de la Biblia, y vea lo que dicen en cuanto a cómo debemos considerar a Jesús hoy día.

      Uno de esos textos bíblicos nos dice cómo María se enteró de que iba a ser la madre de Jesús. El ángel Gabriel apareció y anunció: “¡Mira! concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por nombre Jesús.” Este acontecimiento es muy famoso. Pero, ¿se ha fijado usted alguna vez en las palabras que el ángel dijo después con relación a Jesús? “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.”—Lucas 1:31-33.

      Sí, el ángel Gabriel mostró que había mucho más implicado en el asunto que simplemente el nacimiento de un bebé. El hijo de María llegaría a ser grande. Sería el heredero real del rey David y gobernaría como rey para siempre.

      Cuando Jesús nació, hubo otro acontecimiento muy conocido. Un ángel se apareció a unos pastores que estaban vigilando sus rebaños en un campo, y les dijo: “¡Miren! les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David. Y esto les servirá de señal: hallarán un nene envuelto en bandas de tela y acostado en un pesebre.” Entonces una multitud de otros ángeles se unió al primero, alabando a Dios y diciendo: “Gloria en las supremas alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad.”—Lucas 2:8-14.

      El ángel dijo a los pastores que Jesús estaría acostado en un pesebre... esto les serviría de señal para ayudarles a identificar al nene en cuestión. Pero ¿qué parte de ese mensaje cree usted que entusiasmó más a los pastores? Sin duda, las noticias de que por fin había llegado el Salvador prometido, aquél que realmente llegaría a ser el Cristo. He aquí que había nacido aquél que, cuando creciera, traería paz sobre la Tierra entre los hombres de buena voluntad.

      Otro texto bíblico que se emplea a menudo en los servicios navideños que celebran las iglesias de la cristiandad se halla en el capítulo nueve de Isaías. Ahí se registran las siguientes palabras: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el gobierno principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”—Isaías 9:6.

      Como acompañamiento para esas palabras, se ha escrito cierta música impresionante que puede oírse generalmente durante las navidades. Sin embargo, ¿cuántas personas realmente prestan atención a las palabras que vienen después de la frase “un niño nos ha nacido”? Ahí se confieren a Jesús algunos títulos importantes y significativos. Y el versículo siete Isaías 9:7 lo describe como aquél que trae bendiciones sin fin mediante su gobernación del Reino. ¿No es éste el modo como debemos considerarlo a él hoy día?

      Lo que Jesús es ahora

      Cuando alguien celebra su cumpleaños, comúnmente recibe regalos y felicitaciones por cumplir un año más. ¿Cómo se sentiría esa persona si, cada vez que llegara su cumpleaños, su madre se empeñara en mostrar fotografías de su hijo cuando era infante? A las personas les gusta recibir reconocimiento por lo que son ahora, no simplemente por lo que fueron cuando eran infantes.

      Algo bastante parecido pasa con relación a la vida y la muerte. Las personas esperan que se les recuerde por lo que efectuaron mientras estaban vivas, no por la apariencia que tenían durante sus últimos momentos. De aquí que cuando se erige una estatua en honor de algún hombre famoso, ésta generalmente lo presenta de pie, erguido y fuerte, o haciendo algo por lo cual se hizo famoso, y no mientras sufría en la agonía de la muerte.

      En vista de esto, es interesante la manera como la mayoría de la gente generalmente se imagina a Jesús. Durante las navidades se le representa como bebé inofensivo en un pesebre. El resto del año casi siempre se le muestra como hombre moribundo en agonía. ¿Son esas representaciones equilibradas?

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