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¡Nos están inundando las epidemias!¡Despertad! 1984 | 22 de febrero
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edad, que cursaba el penúltimo año de escuela secundaria, al escribir a la consejera y columnista Ann Landers. En respuesta a otra carta, la columnista dijo: “Es inútil decir a una joven de 18 años de edad que se haya provocado dos abortos que la palabra ‘no’ es la manera más segura de controlar la natalidad”.
Escuelas de inmoralidad
¿Dónde aprenden los jóvenes (y sus padres) esta clase de conducta? Por supuesto, la aprenden los unos de los otros. También están dispuestos a escuchar sugerencias de otras fuentes. En 1980 solo 4,6 por 100 de las películas que se mostraron en los Estados Unidos estaban clasificadas G, es decir, que los jóvenes podían verlas sin estar acompañados de un adulto. Más de 55 por 100 de ellas, debido a que presentaban inmoralidad o violencia de manera explícita, estaban clasificadas R (personas menores de 17 años de edad tienen que estar acompañadas de un adulto) o X (absolutamente prohibidas para personas de 17 años de edad o menos).
¿Sería mejor dejar a los niños en el hogar viendo la televisión? Para cuando cumple 15 años de edad, el joven de término medio que mira la televisión ha visto en la pantalla a 13.400 personas sufrir una muerte violenta. Y puesto que ahora se puede conseguir con mayor facilidad “cable TV”, los jóvenes pueden mirar la pornografía en el hogar.
En algunos bares, en lugares como Los Ángeles y San Francisco, el entretenimiento incluye no solo a meseras con el busto descubierto y bailarinas desnudas, sino artistas desnudos que culminan su actuación teniendo relaciones sexuales en el escenario. En algunos casos se invita a los clientes que pagan a participar en el acto.
Si se quieren más ideas, en las farmacias se vende una gran cantidad de libros en rústica que sugieren toda clase de experimentos en el campo de lo sexual. Algunos libros incluyen información errónea como la siguiente: “Usted tiene la buena suerte de poder tener relaciones sexuales en un tiempo en que la medicina puede curar rápidamente las enfermedades venéreas. [...] Corra a su ginecólogo y consiga el remedio”.
¿Realmente reclama muy pocas víctimas la epidemia de la inmoralidad? Considere brevemente lo que hay en la sala contigua.
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Una epidemia de homosexuales¡Despertad! 1984 | 22 de febrero
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Una epidemia de homosexuales
EN 1970 el Dr. Charles W. Socarides, del Colegio de Medicina Albert Einstein, de Nueva York, advirtió que la homosexualidad era una epidemia que estaba creciendo con mayor rapidez que las cuatro enfermedades principales.
Nueve años después, funcionarios encargados de las elecciones en San Francisco calcularon que casi 30 por 100 de los votantes de la ciudad eran homosexuales. Hay funcionarios electos que francamente admiten ser homosexuales. Hay clubes políticos, iglesias, sinagogas, y un servicio para concertar citas, todo ello para homosexuales.
Para 1982 los homosexuales estaban marchando por las calles y alegando que contaban con 25 por 100 de los votantes de Atlanta, Georgia, E.U.A. El Instituto de Investigaciones sobre lo Sexual calcula que 10 por 100 de la población de los Estados Unidos está compuesta de homosexuales. “Más que nunca antes hombres y mujeres homosexuales están dando a conocer que lo son y están viviendo abiertamente”, dice la revista Time. “Están colonizando zonas de ciudades grandes, reclamándolas como su propio territorio, están operando bares y hasta estableciendo iglesias en pueblos pequeños de tipo conservador, y están estableciendo una cadena nacional de organizaciones para ofrecer consejo y compañerismo a los homosexuales —que todavía constituyen la mayoría— que continúan ocultando su preferencia en cuanto a lo sexual.”
En un tiempo las autoridades de salud mental trataban la homosexualidad como una enfermedad. Pero ¿no había sostenido Freud mismo que el comportamiento homosexual “no podía calificarse de enfermedad”? En 1973 la Junta Administrativa de la Asociación Norteamericana de Siquiatría declaró que “la homosexualidad... en sí no es necesariamente un trastorno siquiátrico”.
Los cristianos del primer siglo no consideraban que la homosexualidad fuese normal, como lo son los ojos azules o la tez oscura. Consideraban que era cultivar “apetitos sexuales vergonzosos” cuando mujeres homosexuales ‘cambiaban el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza’ y hombres homosexuales ‘obraban lo que es obsceno’ los unos con los otros. (Romanos 1:26, 27.)
Pero como en el caso de otros apetitos inmundos y deseos dañinos, las tendencias homosexuales se pueden controlar y hasta vencer; uno puede despojarse de ellas como parte de la vieja personalidad. En la congregación corintia había algunos que habían sido homosexuales, al igual que otros que habían sido ladrones, avarientos, practicantes de extorsión, borrachos, adúlteros e idólatras. Sin embargo todos ellos habían cambiado. Habían sido “lavados [...] santificados [...] declarados justos”. (1 Corintios 6:9-11; Colosenses 3:5-11.)
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El abuso de menores... la epidemia resultante¡Despertad! 1984 | 22 de febrero
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El abuso de menores... la epidemia resultante
LA CONSTANTE obsesión con lo sexual, que aumenta cada vez más, resulta en el aumento de deseos anormales. Una de las prácticas más depravadas que está saliendo a luz es el abusar de los menores en sentido sexual. ¿Cuán extenso es este problema? Nadie sabe exactamente, pero en 1982 se dio a conocer un informe sobre el abuso de menores en los Estados Unidos en el que se calcula que no se informan por lo menos 1,5 millones de casos, o si se informan, la gente no lo cree.
El abusar de los menores en sentido sexual puede tomar una
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