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Permanezcan “sólidos en la fe”La Atalaya 1980 | 1 de agosto
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a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.”—1 Ped. 5:8-10.
Sí, los del Israel espiritual, que han sido llamados para reinar con Cristo en “gloria eterna,” tienen que permanecer fieles en “la hora de prueba,” si quieren estar seguros de que ‘nadie tome su corona.’—2 Tim. 2:10; Rev. 3:10, 11.
22 Los compañeros de éstos, miembros de la “grande muchedumbre,” también se dan cuenta de que tienen que permanecer “sólidos en la fe” si quieren ‘salir de la grande tribulación.’ (Rev. 7:9, 10, 14) Tanto los cristianos que tienen la esperanza celestial como sus compañeros cuya esperanza es vivir para siempre en el paraíso restaurado a la Tierra están resueltos a continuar predicando fielmente “estas buenas nuevas del reino.” (Mat. 24:14) La excelente expansión que se ha realizado en muchas partes del mundo hasta este año 1980 es para ellos prueba de que Jehová está bendiciendo a Su organización y que todavía hay trabajo que hacer. Por lo tanto, hacen caso del consejo de Pablo: “No desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos.”—Gál. 6:8, 9.
23. ¿Qué nos da a todos “fuerte estímulo” para permanecer “sólidos en la fe”?
23 A medida que vemos cumplirse ante nuestros mismísimos ojos las cosas que fueron predichas para los “últimos días,” tenemos confianza firme en que la “grande tribulación” y la alborada del justo nuevo orden de Dios están precisamente a las puertas. Las maravillosas bendiciones que nos esperan en el futuro inmediato, ya sea en el cielo o en el paraíso terrestre, nos suministran “fuerte estímulo” para permanecer “sólidos en la fe” hasta el mismo fin, para así “asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”—Heb. 6:17-19.
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De seminarista a ‘precursor’La Atalaya 1980 | 1 de agosto
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De seminarista a ‘precursor’
“Vine de una familia muy católica y me enviaron a estudiar para el sacerdocio. En el seminario hicimos ciertos juramentos de castidad, pobreza y humildad, pero noté que éstos no significaban mucho, y que había muchos individuos que eran homosexuales. Cuando un hombre trató de abusar de mí, dejé el seminario. Entonces empecé a vivir una vida muy disoluta. Yo estaba en un país latinoamericano y me hice contrabandista de drogas, bebidas alcohólicas, tabaco y armas. Estuve en prisión varias veces. Finalmente, en Puerto Rico, establecí un negocio y traté de cambiar de vida, pero debido a la borrachera quedé en bancarrota. Finalmente, hallándome en estado muy degenerado, clamé por auxilio a Dios. Le pedí ayuda a un “pentecostal,” pero él simplemente me dijo que fuera a su iglesia y recibiera el espíritu santo.
“Entonces abrí otro negocio y hallé a un hombre que estuvo dispuesto a trabajar conmigo. Le pregunté de qué religión era y dijo que era testigo de Jehová. En seguida le pedí que me ayudara a leer la Biblia. Vino a mi hogar y estudiamos desde las 2 hasta las 5 de la tarde un domingo. Le dije que no me pidiera que asistiera a su iglesia, porque no me interesaban las iglesias. Prometió respetar mis deseos. Aquella tarde empecé a leer el libro que habíamos estudiado, y a las 12 de la noche lo había terminado. El día siguiente, cuando el Testigo vino al trabajo, le pedí que me llevara a su iglesia. Él se sorprendió, por supuesto, pero entonces yo le dije que había leído el libro y quería asistir a una reunión para ver si esto era realmente la verdad. Fui a una reunión que me impresionó mucho. Al regresar a casa le dije a mi esposa que preparara alguna ropa limpia, porque quería ir de nuevo a la reunión, pero vestido como los demás. . . . Ahora mi negocio está bien, he pagado mis deudas, soy un precursor auxiliar que diariamente habla a otros acerca del reino de Dios, y tengo planes de ser precursor regular.”—Contribuido.
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