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Aprendiendo de la escuela del matrimonio¡Despertad! 1971 | 22 de diciembre
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pudiendo predecir el futuro, tiene que dejarlo en manos de Jehová.
Una persona joven y romántica quizás espere hallar comprensión perfecta de parte de su cónyuge, de modo que a todo tiempo pueda confiar en éste y obtener ayuda para llevar sus cargas. Pero no sucede así necesariamente. Alguien quizás no obtenga comprensión compasiva a veces debido a que sus cargas están más allá de lo que la otra persona pueda entender, o quizás sean de tal índole que no se puedan divulgar. Uno aprende que, aunque esté casado, todavía tiene que ‘echar sobre Jehová toda su inquietud, porque él se interesa por los que le sirven.’—1 Ped. 5:7.
Pudiendo hacer eso, uno puede confesar como lo hizo un muy felizmente casado padre de tres excelentes hijos: “Si cuando era soltero hubiera tenido alguna idea de las responsabilidades, los problemas, las pruebas y las frustraciones concomitantes al matrimonio, no habría dado ese paso. Pero estoy muy contento de no haberlo sabido, porque entonces no habría tenido las bendiciones de una esposa amorosa, dedicada y leal y tres hijos hermosos, de buen comportamiento y felices.”
Aprendiendo a ser razonable
Otra cualidad que le puede enseñar a uno el estar casado —si uno desea aprender— es el ser razonable. A menudo eso significa estar dispuesto a ceder. Es interesante que la palabra griega que se vierte “razonable” en Santiago 3:17, que dice: “La sabiduría de arriba es . . . razonable,” es epiekes, que literalmente significa “que cede.”
Quizás el esposo y la esposa tengan diferentes gustos o preferencias en lo que toca a música. Quizás uno prefiera música clásica, el otro música popular; quizás uno la prefiera en tono bajo, el otro en tono fuerte. Ciertamente hay zonas que se traslapan que agradarán a ambos. O quizás se trate de las vacaciones. Él quizás quiera ir a visitar puntos de interés; ella quizás desee pasar el tiempo con sus parientes. El ser razonable indicaría alternar las vacaciones, o efectuar algún otro arreglo, cediendo cada uno.
El ser razonable también parecería indicar que por lo general las simples preferencias deben ceder a las consideraciones más prácticas. Quizás ella prefiera comer en restaurantes, pero él quizás prefiera comer en casa debido al costo. Quizás no puedan darse el lujo de comer fuera a menudo, pero es posible que pudieran darse el lujo de hacerlo de vez en cuando. El ser razonable quiere decir que ni uno ni el otro ceda todo el tiempo ni tampoco que se salga uno con la suya todo el tiempo. Parece que sería mejor no insistir en cierto placer si realmente significa sufrimiento para el otro. Eso no sería razonable ni amoroso.
Humildad... otra lección
Otra cualidad que se puede aprender en el matrimonio es la humildad. Si la esposa anteriormente era una soltera que vivía fuera de la casa de su padre, en gran parte era independiente, tenía libertad para tomar sus propias decisiones. Pero como casada tiene que someterse a la jefatura de su esposo. Si aprende a hacer esto, no de mala gana, sino con un corazón dispuesto, verdaderamente está aprendiendo humildad. Quizás haya sido humilde antes, pero se necesita más humildad para seguir sometiéndose a un esposo.
El esposo también puede aprender humildad en el matrimonio. Puede que esté orgulloso de ciertas habilidades o de cierto conocimiento, y entonces descubra que su esposa lo aventaja en estos respectos. O quizás ella lo abochorne cometiendo algún desatino social. La humildad le ayudará a no tomar demasiado en serio esas cositas. Sí, por causa de su matrimonio, “cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros.”—1 Ped. 5:5.
Aumentando en altruismo
Hay toda razón por la cual la gente casada deba aumentar en altruismo. El matrimonio suministra muchas oportunidades para mostrar altruismo y proporciona muchísimos galardones a los que lo manifiestan. Debido a la imperfección heredada la tendencia es a ser egoísta, pensar en uno mismo primero. Pero una prueba del amor es pensar primero en otro. La Biblia señala a los esposos el ejemplo de Jesucristo, que hasta dio su vida por su novia, la congregación cristiana. Eso fue amarla más que a sí mismo. Él dijo que hay más felicidad en dar que la que hay en recibir; y lo cierto que es eso cualquier matrimonio felizmente casado puede confirmarlo. Como bien se ha dicho, el matrimonio no es solo un arreglo para deleitar y satisfacer uno sus gustos, sino que también suministra la oportunidad de deleitar y satisfacer los gustos de otro.—Efe. 5:25; Hech. 20:35.
El apóstol Pablo subrayó este principio en su consejo a los esposos, diciendo: “El que ama a su esposa a sí mismo se ama, porque nadie jamás odió a su propia carne; antes bien la alimenta y la acaricia.” (Efe. 5:28, 29) No se puede evitar. El esposo y la esposa están tan estrechamente unidos, viviendo juntos, comiendo juntos, descansando juntos, etc., que la condición mental, emocional y física de uno de seguro afectará al otro. De modo que al grado que el esposo se esfuerce sabia y amorosamente por hacer feliz a su esposa y tenga éxito, a ese grado la felicidad de ella de seguro se le comunicará a él.
Y, por supuesto, lo contrario también es cierto. Al grado que la esposa sabia y amorosamente trate de hacer que su esposo esté contento y sea feliz, y tenga éxito en ello, a ese grado la felicidad de él tenderá a comunicársele a ella.
La Palabra de Dios exhorta: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) ¿Se muestra uno de los cónyuges indiferente o insensible, ciego, a las necesidades, problemas, sentimientos, deseos o bienestar del otro? Si ése es el caso, aunque sufra el cónyuge ofendido, tarde o temprano el culpable u ofensor tendrá que pagar. Esto puede ser en relaciones tensas, en indiferencia e insensibilidad recíprocas, o hasta puede haber graves efectos psicosomáticos.—2 Cor. 9:6.
Jesús le dijo a Pedro que debía perdonar, no siete veces, sino setenta y siete veces. En la relación matrimonial quizás se requiera que uno perdone aun más a menudo. El proceder así resultará en felicidad tanto al perdonador como al perdonado.—Mat. 18:21, 22.
Verdaderamente el matrimonio es una escuela de la cual se puede aprender mucho. Muchas son las oportunidades que presenta para aplicar los principios bíblicos, capacitando así a uno para adquirir más sabiduría con el transcurso de los años. Los que procedan así serán remunerados abundantemente con tranquilidad de ánimo, contentamiento y felicidad y, sobre todo, con la aprobación del Originador del matrimonio, Jehová Dios.
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La temperatura más elevada¡Despertad! 1971 | 22 de diciembre
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La temperatura más elevada
● La temperatura más elevada que se ha registrado en los Estados Unidos fue de 56,7 grados centígrados (134°F), la cual se informa el 10 de julio de 1913. La ubicación fue el Valle de la Muerte en California. Allí son comunes las temperaturas de verano de 51,7 grados centígrados (125°F).
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