BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • La humildad... una ayuda en tiempo de adversidad
    La Atalaya 1971 | 15 de noviembre
    • a las personas o hace que transijan o echen al viento sus principios y escrúpulos. Tocante a esto los testigos cristianos de Jehová han obtenido un excelente informe vez tras vez. Como hizo notar un testigo presencial que estuvo en los campos de concentración nazis: “Los testigos de Jehová eran como rocas en un mar de lodo.”

      Entre otras cosas, la humildad puede impedir que nos rebelemos contra Dios, si nos permite sufrir de una manera tan severa. La humildad nos ayudará a aguantarlo, reconociendo la cuestión envuelta, a saber: ¿Puede una criatura retener la integridad hacia Dios a pesar de todo lo que pueda hacer Satanás? Job sufrió gran adversidad, tanto debido a las condiciones como a las personas. Su esposa lo instó a hacer lo siguiente: “Maldice a Dios y muere.” Pero no, Job humildemente lo aceptó todo y al fin fue vindicado por Dios mismo. El ejemplo que nos puso así como también el conocimiento que tenemos de la cuestión envuelta, nos ayudará a aguantar.—Job, capítulos 1, 2 y 42.

      Pero, por supuesto, el mayor ejemplo de todos en este respecto es Jesucristo. Humildemente aceptó la voluntad de su Padre para él, dejó la gloria celestial como el principal de todas las criaturas espíritus y vino a la Tierra para ser un simple humano mortal. Y “más que eso, hallándose en figura de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento,” una muerte sumamente vergonzosa y dolorosa. No asumió la actitud del que diría: “¡Quién crees que soy para tener que sufrir esto!” No, por lo que hizo proporcionó el mayor ejemplo de humildad. Nos puso el ejemplo.—Fili. 2:8.

      CULTIVANDO HUMILDAD

      ¿Cómo debemos proceder para conseguir esta excelente cualidad de humildad? No viene automáticamente. Como sucede con todas las otras cualidades excelentes, tenemos que trabajar para conseguirla. Requerirá tiempo, de modo que no debemos desalentarnos y pensar, ¿Qué importa? Importa mucho aunque requiera tiempo y esfuerzo y sigamos cometiendo errores.

      Ante todo, debemos tener un sincero deseo de ser humildes. Debemos seguir recordándonos que solo si somos humildes podemos agradar a Jehová Dios. Esto se muestra claramente en 1 Pedro 5:5, donde leemos: “Todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.” ¿Y no es verdad que necesitamos la bondad inmerecida de Dios? ¿Acaso nos conviene que Jehová Dios esté opuesto a nosotros? Por medio de leer con regularidad la Palabra de Dios veremos la humildad de la manera que él la ve.—Mat. 18:4; 23:12; Sant. 4:6, 10; 1 Ped. 5:6.

      La oración es otra gran ayuda. De hecho, pudiera decirse que la oración en sí es una expresión de humildad, porque venimos a Jehová Dios como pobres, como personas necesitadas, conscientes de nuestras necesidades espirituales. (Mat. 5:3) Y si pedimos con fe y hacemos lo que nos corresponde, trabajando en el interés de lo que oramos, adquiriremos esta excelente cualidad de la humildad. Jehová da liberalmente a todos los que piden, no solo de su espíritu santo y sabiduría, sino también de otras cualidades excelentes, como la humildad.—Luc. 11:13; Sant. 1:5-7; Fili. 4:6.

      El entendimiento, que se ha definido bien como el tener uno debido aprecio a su relación con Jehová Dios, es otra gran ayuda para cultivar humildad. Significa reconocer que, por ser Jehová el Soberano Universal y Legislador Supremo, tiene derecho a mandarnos obedecer. Y no solo eso, sino que en virtud de su omnipotencia puede hacer que se cumpla su voluntad y se sostenga la vigencia de sus decretos. Comparados con él, ¡qué pequeños somos, qué insignificantes! ¡Naciones enteras son a su vista como una sola gota de agua que cae de un cubo vacío! (Isa. 40:15) Cuando obtenemos este aprecio de las cosas estamos adquiriendo entendimiento, pero el más grande enemigo del entendimiento es el orgullo, o el engreimiento. Por eso no es sin buena razón que está escrito: “Con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento.”—Pro. 4:7.

      Tampoco debe pasarse por alto el amor, el amor altruista, que se basa en principios, como una ayuda para cultivar la humildad. “El amor . . . no se vanagloria, no se hincha.” El amor se manifiesta haciendo que uno tenga humildad de mente y considere a otros como superiores a uno mismo.—1 Cor. 13:4; Fili. 2:2, 3.

      TRABAJANDO DIARIAMENTE PARA LOGRAR HUMILDAD

      Para que la humildad pueda ayudarnos en tiempo de adversidad, tenemos que ejercerla en nuestra vida cotidiana, en todo lo que pensamos, decimos y hacemos. La humildad significa ser humilde de mente, no tener grandes ideas o ambiciones y el no tender a despreciar a otros. Significa pensar como el apóstol Pablo, que habló de sí mismo como “hombre que soy menos que el más pequeño de todos los santos,” y como “el más pequeño de los apóstoles.”—Efe. 3:8; 1 Cor. 15:9.

      La humildad debe caracterizar nuestra conversación. ¿Queremos siempre hablar acerca de nosotros mismos, lo que nosotros opinamos de esto y lo otro, lo que nosotros hemos hecho o pensamos hacer? ¿Hablamos a menudo en son de crítica de otros? La humildad hace que uno quiera dirigir la atención a Jehová Dios, su Palabra, su obra y sus maravillosas cualidades, y que hablemos de nuestros consiervos, de manera favorable.

      ¿Nos encontramos a menudo monopolizando la conversación? La humildad impele a uno a dar a otros la oportunidad de hablar. Si otros son lentos para expresarse, entonces humilde, prudente y amorosamente consiga que se expresen, para la propia felicidad de ellos y para la propia edificación de usted. Hay más felicidad en dar a otros la oportunidad de hablar que en hablar uno todo el tiempo.—Hech. 20:35.

      ¿Están caracterizadas por la humildad nuestras acciones? La humildad impide que uno empuje a otros o que siempre quiera ser el primero si sucede que está en fila. Ayudará a uno a efectuar tareas serviles como las faenas domésticas o la limpieza del Salón del Reino. Se esfuerza por servir a otros en vez de esperar que se le sirva. Recuerde el ejemplo de Jesús. No vino para que se le sirviera, sino para servir a otros.—Mat. 20:28.

      Verdaderamente, en la humildad hay mucho que la recomienda. Contribuye a relaciones pacíficas con Jehová nuestro Hacedor. Contribuye a tranquilidad de ánimo. Contribuye a relaciones amigables con nuestros compañeros. Y es de gran ayuda cuando más necesitamos ayuda... en tiempos de adversidad.

  • Obedeciendo a Dios tocante a asociaciones
    La Atalaya 1971 | 15 de noviembre
    • Obedeciendo a Dios tocante a asociaciones

      LOS testigos de Jehová saben que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” (1 Cor. 15:33) La experiencia de este joven que no era Testigo demuestra el valor de prestar atención a este principio:

      “Había una muchacha que me gustaba mucho, pues la había llegado a conocer bien en la escuela antes de que ella llegara a ser testigo de Jehová. Cuando comenzó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, me dijo que no podía salir con muchachos mundanos, y que tampoco podían ir a su casa a verla. A pesar de que ella estudiaba la Biblia con regularidad y hasta se bautizó, yo me resolví a tratar de hacer que ella quebrantara su integridad para con Dios. Todo esto fracasó. Hasta comencé a mentirle y tratar de engañarla haciendo como que a mí también me gustaba la verdad de la Biblia. Sí, fui a varias reuniones en el Salón del Reino. También salí a predicar hasta cuando estaba nevando. Pensaba que ahora la tenía convencida porque estaba haciendo estas cosas.

      “La llamaba por teléfono o le escribía casi todos los días porque yo trabajaba fuera de la ciudad. Le enviaba regalos y le rogaba que se quedara con ellos, pero nunca se quedaba con ellos. Entonces me dije que tenía que haber algo importante en su nueva religión, porque yo solía salirme con la mía con toda muchacha salvo con ésta. De modo que empecé a hacer preguntas bíblicas, y mientras más preguntaba más me gustaban las respuestas. Comencé a estudiar la Biblia en serio y pronto dediqué mi vida a Jehová Dios. Sí, ahora soy testigo de Jehová y esta fiel joven es mi esposa. Cuán agradecido y feliz estoy de que ella obedeciera los principios de Dios tan fielmente.”

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir