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Millones preguntan: “¿Qué hemos de comer?”¡Despertad! 1973 | 22 de septiembre
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En 1973 cuando a un funcionario de trigo canadiense se le preguntó acerca de continuar aprovisionando al mundo, contestó: “Uno no puede vender o dar lo que no tiene.”
La crisis a la que se enfrenta toda la raza humana es verdadera. ¿Puede ser solucionada? Para contestar esa pregunta primero tenemos que determinar por qué acecha el hambre a la humanidad ahora.
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Razones por las cuales tantos pasan hambre¡Despertad! 1973 | 22 de septiembre
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Razones por las cuales tantos pasan hambre
“CADA día, casi 2 mil millones de personas se despiertan para enfrentarse a un mundo en el cual sus vidas son dominadas por un solo deseo . . . conseguir alimento,” declara L. R. Brown del Consejo de Desarrollo de Ultramar. Millones de personas necesitan más alimento o mejor alimento. ¿Tiene la Tierra la culpa por la carencia del hombre?
No; la Tierra parece capaz de mantener a miles de millones de personas más que los 3,7 mil millones que ahora la pueblan. Algunas autoridades dicen que hay más del doble de tierra arable disponible para la cultivación que la que ha sido usada en décadas recientes.
Impronosticable tiempo agrava escasez de alimento
Pero un factor principal que limita grandemente la cantidad del rendimiento que puede provenir de hasta un terreno excelente es el tiempo. “No se ha encontrado respuesta aún,” dice un artículo del Newsweek, “para los caprichos del tiempo.”
Mucha de la situación de hambre en Asia y África fue producida por la sequía. Las lluvias de los monzones en 1972 fueron muy limitadas o llegaron demasiado tarde para beneficiar las cosechas estivales de la India. Las lluvias en Bangladesh estuvieron 40 por ciento por debajo de lo normal durante los meses del crecimiento. Las irregularidades del tiempo también afectaron peligrosamente la producción en las Filipinas. En el norte, la cosecha de arroz fue arruinada por las peores inundaciones del siglo; mientras que en el sur, los rendimientos de las cosechas fueron limitados por la sequía.
Rusia, por otra parte, ha sufrido grandes pérdidas de cereales en los dos últimos años debido a recibir solamente una delgada cubierta de nieve durante el invierno; por lo tanto los cultivos de cereales sufrieron daño por la helada. En China, la agencia noticiosa Hsinhua dice que no solamente la sequía, las inundaciones y la helada devastaron muchos de sus cultivos, sino también los vendavales, el granizo y los insectos. La actual crisis de alimentos del mundo debería recordar de manera práctica al hombre su debilidad ante los elementos naturales.
Las incertidumbres del tiempo han anulado en gran parte los efectos de la “revolución verde.” Sin embargo, se teme que el limitado éxito de la “revolución verde” quizás sea reducido aún más. ¿Por qué?
Porque cuando se planta una gran zona con un solo cultivo, ésta es vulnerable a ser azotada por una sola devastadora enfermedad de la planta. Igualmente, los insectos que medran de una variedad de cereal pueden exterminar todo un cultivo. De hecho, una broma local en Paquistán dice que ‘¡el nuevo trigo milagroso ha dado origen a una nueva langosta milagrosa!’
La tecnología no resuelve la escasez
Aunque el control de los elementos naturales está fuera del poder del hombre, ¿qué hay acerca de la tecnología? Aunque ha desarrollado técnicas y equipo que son valiosos, también ha hecho mucho para contribuir a la actual escasez de alimentos. ‘Las extensiones urbanas’ engullen mucha excelente tierra de labranza a medida que crecen las ciudades de los hombres. La contaminación industrial y el mal uso de los fertilizantes comerciales ha disminuido grandemente la fertilidad de innumerables hectáreas.
Además, mucha de la investigación agrícola de la actualidad, mientras se concentra en las “cosechas al contado,” se olvida de los verdaderos cultivos alimenticios de las naciones más pobres. Un artículo en la revista BioScience señala que en su mayoría los problemas alimenticios del mundo persisten en los trópicos. No obstante, la mayoría de los estudios científicos se basan en cultivos que prosperan, no en los trópicos, sino en las zonas templadas.
Por lo tanto, la tecnología moderna no ha resuelto la escasez de alimento en su totalidad. De hecho, en algunos aspectos ha contribuido a la crisis actual. Además, otros factores, también de hechura del hombre, han agravado seriamente la escasez de alimentos.
La política y el hambre
Puede culparse a las guerras políticas del hombre —no las ‘causas naturales’— por el sufrimiento producido ahora mismo por la escasez de alimentos en lugares como Camboya y Bangladesh. Los sistemas agrícolas, los abastecimientos de cereales y agua, así como los animales de tiro, han sido destruidos por la guerra.
Como resultado, ha habido revueltas y pillaje de alimentos, como en Pnom Penh, capital de Camboya. Los soldados que cuidan los puentes han establecido “impuestos negros” sobre los camiones que llevan productos a la ciudad, duplicando el precio de los alimentos; en otros lugares de Camboya los precios se han triplicado.
En Bangladesh, los alimentos no pueden entrar en los puertos que han sido bloqueados por minas o barcos hundidos; muchos puentes en ese país todavía están inutilizables. Hasta el fin del pasado octubre, de 1.000.000.000 de dólares enviados a Bangladesh como fondos de asistencia, solamente se usó un tercio para alimentos. Lo restante se necesitó para restaurar los sistemas de comunicación y transporte de la nación.
El mismo sistema político frecuentemente inutiliza los esfuerzos para combatir el hambre. Hace notar Newsweek:
“En Indonesia, el problema son los burócratas. Bajo un típico sistema indonesio que se llama abs asal asal bapak senang (con tal que el padre esté feliz), los funcionarios agrícolas no solo dejaron de informar las malas nuevas de los reveses en la producción al presidente Suharto sino que tampoco edificaron las reservas de arroz del gobierno.”
De igual manera, el Economic and Political Weekly de Bombay, India, reconoce:
“Para ahora el modelo es aburridamente familiar; funcionarios complacientes le dicen a los ministros subalternos lo que quieren oír, los ministros subalternos les dicen a los ministros superiores lo que éstos quieren oír y así por el estilo hasta que la cadena termina con el Primer Ministro.”
La religión y el hambre
La religión también contribuye al problema alimenticio. Considere un ejemplo.
Setenta y tres personas viven en la aldea de Nazrichawk en el estado indio de Bihar. Se describe el terreno allí como “bueno.” Lo que es más, después de la última sequía, en 1967, se estableció un eficaz sistema de riego. Sin embargo, ¡hoy día la bomba diesel que opera el sistema de riego está oxidada y la gente padece hambre! No obstante, tienen los medios para hacer arreglar la bomba. Entonces, ¿por qué permanece descompuesta? Contesta la revista Natural History:
“El problema es que los proyectos de trabajo necesarios requerirían un esfuerzo colectivo: para desarrollar programas algo más complicados que una rueda hidráulica para extraer agua operada por un buey se requieren acuerdos generales acerca de detalles como la distribución del agua, la actividad financiera y el trabajo. Sin embargo, esas necesidades comunes raramente unen a una comunidad dividida por la religión, las castas y la política. . . . Una multitud de pequeños partidos políticos, orientados por las castas están activos por todo el estado, y sus actividades fragmentan aún más a las aldeas. En vez de ser una comunidad, una aldea frecuentemente se desintegra en facciones hostiles divididas por cuestiones religiosas, políticas y de castas.”—Enero de 1973, páginas 34 y 35.
¡Sí, la gente sufre de inanición porque la religión y otras fuerzas sociales la dividen! Pero hay otra manera en la que algunas religiones afectan adversamente el problema.
Ciertas religiones desaniman el tener familias pequeñas; sin embargo más nacimientos significan más bocas para alimentar. Tan solo la India ya cuenta con 550 millones de personas. Cada año ese país aumenta con otros doce o trece millones de personas. ¡Eso es el equivalente de la entera población del continente de Australia! Aunque parece que el gobierno de la India ha tratado sinceramente de promover familias más pequeñas, su buen éxito se ha visto limitado... por la religión.
Un caso que sirve de ejemplo: Las cifras recientes muestran que en la última década el número de los hindúes aumentó solamente 24 por ciento, mientras que el número de los musulmanes aumentó más del 31 por ciento. Al enterarse de esto, ¿qué hicieron los guías religiosos hindúes? El periodista de Bombay, A. S. Abraham, dice que ellos “no perdieron tiempo en usar estas estadísticas para apoyar sus repetidos llamamientos a los hindúes de no practicar el planeamiento de la familia por temor de convertirse en una minoría dentro de su propio país. Sencillamente pasaron por alto el hecho de que los hindúes constituyen el 82 por ciento de la población, mientras que los musulmanes forman aproximadamente el 12 por ciento.” Esos guías religiosos hacen mucho para anular los esfuerzos del gobierno en controlar la población.
Además, la mayoría de los hindúes están listos a cumplir con los deseos de sus guías religiosos. ¿Por qué? Porque para ellos los hijos son una forma de riqueza. Los agricultores, por ejemplo, usan a sus hijos para ‘cuidar a las cabras.’ Además, los padres quieren hijos que cuiden de ellos en su vejez. Muchos hijos asiáticos mueren temprano en la vida; por lo tanto, mientras más prole tiene uno, razonan los padres, mayor es la probabilidad de que algunos de los hijos sobrevivan hasta la vejez de los padres.
La oposición a los programas de gobierno para el control de la natalidad no viene solamente de las ‘religiones orientales.’ La cristiandad, también, es una fuente de inflexible oposición.
En 1930 el papa Pio XI resumió la posición oficial católica sobre el control de la natalidad en su encíclica Casti connubii. Le llamó a la mayoría de los métodos de control de la natalidad “una ofensa contra la ley de Dios y de la naturaleza, y los que se entregan a eso están marcados con la culpa de un grave pecado.” Desde entonces los papas han reafirmado esa creencia.
El papa actual, Paulo VI, le dijo a un auditorio de las Naciones Unidas en octubre de 1965 que el “control artificial de la natalidad” es “irracional.” Más tarde, en julio de 1968, publicó su propia encíclica sobre el tema, Humanae Vitae. Para mediados de 1970, solamente dos años más tarde, la población católica de la América del Sur había aumentado en otros diez millones de personas, ¡o aproximadamente el doble del número de personas que viven en toda la nación de Bolivia! Sin embargo, desde 1944, la producción de alimentos por persona ha disminuido en la América Latina más que en ninguna otra parte.
Los llamados guías religiosos cristianos deberían estar conscientes de la verdad que declaró el apóstol cristiano Pablo: “Si alguno no provee a la necesidad de los suyos, y especialmente de los de su propia casa, ha renegado de la fe, y es peor que el incrédulo.” (1 Tim. 5:8, en la Versión Moderna) Por supuesto, el tamaño de la familia es un asunto personal. Sin embargo, ¿debería darse estímulo a los padres para que tengan tantos hijos que no puedan ‘proveer a’ las necesidades de ellos? Por supuesto que no.
Algunas de las mayores religiones del mundo, por lo tanto, tienen que compartir la responsabilidad por la creciente población de la Tierra y la crisis alimenticia.
No obstante hay otros factores que contribuyen a las condiciones de hambre, factores que son difíciles de comprender plenamente para las personas bien alimentadas de las ‘naciones ricas.’
Uno de éstos es el efecto adverso físico de la desnutrición. Las personas hambrientas frecuentemente no pueden proveerse de alimentos. Están propensos a enfermedades, pues la inmunidad natural se desvanece si el régimen alimenticio es deficiente. En muchos países se pueden ver personas con piernas debilitadas que no pueden caminar debido a la desnutrición. ¿Cuánto trabajo pesado pueden hacer esas personas en tierras de labranza?
Además, la desnutrición también afecta a las personas mentalmente. Lo que a un visitante quizás le parezca al principio como una ‘calma’ natural en algunos países frecuentemente es el cansancio, la falta de meta y la complacencia producidas por un régimen alimenticio insuficiente. Dice Arthur Hopcraft acerca de un país en su libro Born to Hunger: “Vi muy poco jugueteo entre los niños; apenas jugaban algún juego. La prevaleciente fragilidad y pesadez de los niños es uno de los aspectos más conmovedores de la vida cotidiana.” ¿Puede esperarse que personas abatidas, debilitadas, respondan vigorosamente al desafío de proveer suficientes alimentos para sus familias? Es obvio que están limitados en lo que pueden efectuar.
Desafortunadamente, también, la gente de las naciones más ricas no se da cuenta de que, aunque las personas criadas en una cultura completamente diferente por lo general piensan de modo diferente a como lo hacen ellos, esto no significa necesariamente que son atrasados o inferiores. Sin embargo hombres que se considera que están dedicados a resolver los problemas alimenticios del mundo quizás se crean superiores a los nativos de un país extranjero. Esto limita su eficacia. Es una razón más por la que el mundo todavía tiene una crisis de alimentos. Dice H. D. Thurston de la Universidad de Cornell:
“La habilidad de comunicarse con los anfitriones de uno y tratarlos como iguales y compañeros de trabajo frecuentemente es más importante que el conocimiento científico de uno. . . . Hasta el agricultor y el trabajador más pobre frecuentemente tiene gran orgullo y dignidad humana. Se resentirá de la menor sugerencia de inferioridad y esto puede arruinar todo el trabajo futuro de uno.”
Pero la humildad necesaria para resolver los problemas alimenticios de este sistema internacional no es fácil de hallar.
Por lo tanto, la escasez de alimentos es algo más profundo que meramente la correcta combinación de terreno y tiempo. Es indudable que las actividades políticas, tecnológicas y religiosas del hombre y las actitudes sociales, así como su falta de consideración humana han complicado el problema más allá de la habilidad de resolver de los hombres imperfectos.
En la actualidad nosotros, como consecuencia, estamos presenciando una paradoja de magnitud mundial. Considere solamente: el hombre ahora tiene el conocimiento técnico para producir abundantes cosechas usando amplios sistemas de riego y almacenaje. Tiene escuelas para enseñar complicadas técnicas agrícolas. Hay impresionantes equipos de labranza para cultivar enormes zonas de tierra. La F.A.O. internacional mantiene a los hombres informados de la situación alimenticia en todas partes, y las rápidas comunicaciones les dan a saber dónde se necesitan las provisiones. Los sistemas de transportes rápidos pueden llevar los alimentos donde se necesitan. No obstante, TODOS LOS DÍAS miles de personas todavía mueren por inanición.
¿Por qué, ahora en este tiempo, existe esta situación paradójica? Tiene que haber una razón. Y, de igual importancia, ¿hay una solución segura para la crisis alimenticia del mundo?
[Ilustración de la página 7]
Las irregularidades del tiempo y otros problemas han reducido grandemente los efectos de la “revolución verde”
[Ilustración de la página 8]
LÍDERES DE RELIGIONES PROMINENTES PROMUEVEN FAMILIAS NUMEROSAS... ¡AUN EN PAÍSES POBRES!
‘Los hindúes no deben llegar a ser una minoría’—Líderes hindúes en la India
‘El control de la natalidad es irracional’—Papa Paulo VI
‘¿Qué hemos de comer?’
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El hambre actual... su causa fundamental y solución duradera¡Despertad! 1973 | 22 de septiembre
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El hambre actual... su causa fundamental y solución duradera
¿NO PARECE increíble que, con tantos adelantos aparentemente favorables, el progreso del hombre para alimentar a la población de la Tierra haya sido prácticamente anulado? Como hemos visto, muchos factores han contribuido a esto. Pero, ¿por qué está ocurriendo ahora? Para contestar eso tenemos que retroceder a la I Guerra Mundial, que comenzó en 1914. Pero, ¿por qué retroceder casi sesenta años?
Porque ese año señaló lo que un periódico norteamericano llamó “el comienzo de la mayoría de nuestras actuales dificultades internacionales.” ¿Cómo es eso? Porque el espíritu divisivo del nacionalismo se apoderó de la humanidad hasta un grado sin precedentes. Esto produjo peores calamidades. Los historiadores dicen —y muchas personas que todavía viven lo pueden corroborar— que la I Guerra Mundial dejó en su rastro una de las más terribles hambres de la historia, la cual abarcó la mayoría de Europa y Rusia. La guerra arruinó los campos en vastas zonas. Desbarató los sistemas de transporte. Los horribles efectos del hambre resultante contribuyeron, a su vez, a otro holocausto devastador... la II Guerra Mundial.
Declara el libro 1918: “Debemos recordar que el camino para los dictadores [europeos de la II Guerra Mundial] fue despejado en su mayor parte por lo que la gente de esos países sufrió durante el terrible invierno después [de la I Guerra Mundial].”
La segunda guerra repitió el ciclo... solo que en escala mayor. Un anterior jefe de sanidad militar de los Estados Unidos nos dice: “Después de la II Guerra Mundial, sucedió la más grande escasez de alimentos en escala mundial de la historia.” Y desde ese entonces, sí, hasta este mismo momento, ha habido innumerables guerras y revoluciones más pequeñas que han sido iniciadas por el nacionalismo y que han producido más inanición. Tampoco es simplemente por medio de desbaratar la agricultura y el embarque que las guerras desde 1914 han producido hambre.
Estas han intensificado el espíritu de nacionalismo. Se han abierto brechas entre las naciones de los hombres, separándolas y antagonizándolas. Como resultado, cuando una nación tiene cosechas abundantes, ¿está dispuesta a compartirlas con las naciones más pobres? Si parece ser políticamente ventajoso, sí. Pero la nación más rica también puede pagar a sus agricultores para que no cultiven alimentos, ¡aunque se sepa que miles de personas que viven en otros países sufren de desnutrición!
Sí, por estas razones —todas las cuales son el fruto del nacionalismo— los progresos técnicos del hombre en métodos agrícolas han sido prácticamente anulados.
Cómo predijo la Biblia el hambre actual
Es muy significativo el hecho de que la situación de hambre que vemos ahora se predijo en la profecía bíblica para este mismísimo período de tiempo que comenzó en 1914. Considere lo que la visión del profeta describe en Revelación 6:4-8:
“Y salió, . . . un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se mataran atrozmente los unos a los otros; y le fue dada una gran espada. . . .
“Y vi, y, ¡miren! un caballo negro; y el que iba sentado sobre él tenía en su mano una balanza. Y oí una voz . . . decir: ‘Un litro de trigo por el salario de un día, y tres litros de cebada por el salario de un día; y no dañes el aceite de oliva ni el vino.’ . . .
“Y vi, y, ¡miren! un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades [el sepulcro] venía siguiéndolo de cerca. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y por las bestias salvajes de la tierra.”—“New World Translation,” ed. de 1950.
¿No es esto un cuadro exacto de la manera que la guerra, seguida por el hambre y la plaga han marchado a través de la Tierra desde 1914? Pero, se pudiera preguntar, ¿no ha existido siempre este ciclo de guerra seguida por plaga y hambre? El molde o patrón básico no es nuevo. Pero la escala de las condiciones que aquí se describen son extraordinarias. La frase simbólica “la cuarta parte de la tierra” muestra que la Biblia se refiere a una fracción grande de toda la Tierra. Eso ciertamente se ha realizado, como nunca antes, desde 1914. Pero, ¿podemos saber con seguridad que esas palabras en Revelación aplican definitivamente desde esa fecha?
Para hacer eso sería útil identificar al primer jinete, con respecto a quien Revelación dice:
“Y vi, y, ¡miren! un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria.”—Rev. 6:2.
Otros textos, entre éstos algunos de Revelación (19:11-13), identifican al que está sentado sobre el “caballo blanco” como Jesucristo. Puesto que se le ‘dio una corona,’ este relato debe referirse al tiempo cuando Jesús comenzaría a gobernar como rey sobre la Tierra. Entonces él, por decirlo así, comenzaría a ‘conquistar’ a sus enemigos. ¿A quién daría atención primero?
A sus enemigos más cercanos, el invisible Satanás y sus ángeles demoníacos. Estos fueron echados del cielo a la Tierra. Los resultados fueron: “Ay de la tierra . . . porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.” (Rev. 12:12) ¿Qué forma de expresión adoptaría este “ay”?
Esto se revela en las respuestas que Jesús dio a sus discípulos. Debido a que estaban interesados en el futuro gobierno de él, le preguntaron: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” Jesús entonces predijo las evidencias visibles que acontecerían sobre la Tierra para dar a entender que él estaba ‘presente,’ verdaderamente gobernando desde los cielos. Él predijo que, dentro del tiempo de ‘una generación,’ ocurrirían muchas cosas antes que él destruyera completamente este sistema de cosas. Note que lo que Jesús dijo que estaba incluido en la evidencia que se debería buscar:
“Se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción.”—Mat. 24:3, 7, 8, 34.
Jesús dijo que cuando él comenzara a gobernar habría guerra. El libro de Revelación indica que ésta sería guerra mundial, porque dice que el segundo jinete con su “gran espada” ‘quita la paz [no solamente de unas pocas naciones, sino] de la tierra.’ La primera guerra mundial comenzó en 1914. Después de eso vendría escasez de alimento mundial y altos precios de los comestibles. Revelación muestra que, no solamente los pobres, sino hasta los acaudalados sentirían los efectos de los limitados abastecimientos de alimentos. La profecía les advierte que no confíen demasiado en sus provisiones de ‘aceite de oliva y vino.’ (Rev. 6:5, 6) Todo esto es parte del “ay de la tierra” que marca claramente nuestro período desde 1914 como el “tiempo del fin” para este actual corrupto sistema de cosas.—Rev. 12:12.
Actitud apropiada cuando se sufre de hambre
Los que en la actualidad viven en zonas donde los alimentos están escasos particularmente pueden ver la realidad de las palabras de Jesús. Desafortunadamente, muchas de esas personas han llegado a amargarse debido a estas condiciones y se han apartado de Dios. ¡Cuánto más perspicaz, sin embargo, es la persona que ve en estos acontecimientos el cumplimiento de la Palabra de Dios!
Los verdaderos siervos de Dios saben por experiencia que él cuida de todos los
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