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¿Quién es Dios?La Atalaya 1969 | 15 de abril
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También, él mismo dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Debido a esto, Jesús habló de su Padre como “mi Dios” y como “el único Dios verdadero.”—Juan 20:17; 17:3.
Después de la muerte de Jesús, Dios lo levantó a la vida de nuevo y le dio gloria mayor que la que tenía antes. No obstante, todavía no era igual a su Padre. ¿Cómo lo sabemos? Porque más tarde las Escrituras inspiradas declaran que Dios todavía es “la cabeza del Cristo.” (1 Cor. 11:3) La Biblia también dice que Jesús reinará como el rey nombrado por Dios hasta que él haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies, y que entonces “el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos.” (1 Cor. 15:28, Val) Se ve claramente que aun desde su resurrección Jesucristo no es igual a su Padre.
Pero, ¿no dijo Jesús en cierta ocasión: “Yo y el Padre somos uno”? (Juan 10:30) Sí, lo dijo. No obstante, esta declaración ni siquiera sugiere una “Trinidad,” puesto que él solo habló de dos que eran uno, no de tres. Jesús seguramente no estaba contradiciendo los textos bíblicos que ya hemos leído. Lo que quiso decir con esta expresión él mismo lo aclaró más tarde cuando oró acerca de sus seguidores pidiendo que “ellos sean uno así como nosotros somos uno.” (Juan 17:22) Jesús y su Padre son “uno” por el hecho de que Jesús está en plena armonía con su Padre. Y él oró que todos sus seguidores igualmente estuvieran en armonía con su Padre, con Jesús y unos con otros.—1 Cor. 1:10.
¿Qué hay de la declaración que se encuentra en Juan 1:1 (Val), que se refiere a Jesús como “el Verbo,” diciendo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”? ¿No prueba eso la “Trinidad”? No. Note, ante todo, que solo se menciona a dos personas, no a tres. Además, en este mismo capítulo el versículo 2 dice que el Verbo estaba “en el principio con Dios,” y el versículo 18 dice que “a Dios nadie le vió jamás,” y sin embargo los hombres han visto a Jesucristo. Por estas razones, y en plena armonía con el texto griego, algunas traducciones del versículo 1 dicen: “El Verbo era con Dios, y el Verbo era divino,” o era “un dios,” es decir, el Verbo o la Palabra era un poderoso personaje parecido a Dios. (UTA; NM) De modo que esta porción de la Biblia está de acuerdo con todo el resto de ella; no enseña una “Trinidad.”b
En cuanto al “Espíritu Santo,” la llamada “tercera Persona de la Trinidad,” ya hemos visto que no es una persona, sino la fuerza activa de Dios. (Jue. 14:6) Juan el Bautista dijo que Jesús bautizaría con espíritu santo tal como Juan había estado bautizando con agua. El agua no es una persona; tampoco el espíritu santo es una persona. (Mat. 3:11) Lo que Juan predijo se cumplió cuando Dios hizo que su Hijo Jesucristo derramara espíritu santo sobre los apóstoles y discípulos durante el día de Pentecostés en 33 E.C., de modo que “todos se llenaron de espíritu santo.” ¿Se “llenaron” de una persona? No, sino que fueron llenados de la fuerza activa de Dios.—Hech. 2:4, 33.
Entonces, ¿qué muestran los hechos en cuanto a la “Trinidad”? Ni la palabra ni la idea están en la Palabra de Dios, la Biblia. La doctrina no se originó de Dios. Pero, le interesará saber que, según el libro Babylonian Life and History (por sir E. A. Wallis Budge, edición de 1925, págs. 146, 147), en la antigua Babilonia los paganos sí creían en tal cosa; de hecho, adoraban más de una trinidad de dioses.
ADORANDO A DIOS “CON ESPÍRITU Y CON VERDAD”
Para amar y respetar a una persona, uno tiene que conocer a esa persona tal como realmente es. Para dar a Dios la devoción exclusiva que él merece, usted tiene que estudiar su Palabra y ‘probar para usted mismo lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.’ (Rom. 12:2) Lo importante no es cómo los hombres quieren adorar a Dios, sino cómo Dios quiere que se le adore.
Las ceremonias religiosas y las “ayudas para la devoción” quizás parezcan hermosas a los ojos de los que las usan, pero ¿cómo las considera Dios? Seguramente usted quiere saber, porque usted desea tener la aprobación de Dios. El propio Hijo de Dios nos dice que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren.” (Juan 4:23, 24) ¿Es el uso de imágenes, por ejemplo, adoración “con espíritu y con verdad”? ¿Agrada a Dios?
En Éxodo 20:4, 5, en uno de los Diez Mandamientos, Dios mismo dice: “No te harás escultura ni imagen alguna . . . No te postrarás ante ellas ni les darás culto.” (La Biblia de Jerusalén católica) Algunas personas consideran a una imagen religiosa sencillamente como “ayuda” para adorar a Dios porque pueden ver y tocar la imagen. Pero Dios inspiró al apóstol Pablo a escribir: “Andamos por fe, no por vista.” (2 Cor. 5:7) Dios habla muy francamente en cuanto a este asunto. Nos dice que el uso de imágenes no es parte alguna de la adoración verdadera, sino que tales imágenes son “una falsedad.”—Isa. 44:14-20; Sal. 115:4-8.
Aunque uno quizás diga que el honor que se da a una imagen religiosa es menos que el que se da a Dios, Dios mismo indica que él no compartirá ninguna de su gloria y alabanza con tales imágenes, al declarar: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas.” (Isa. 42:8) Debemos alegrarnos de que él señale tan claramente este asunto en su Palabra, debido a que queremos que nuestra adoración le sea acepta.
Amorosamente, el apóstol Juan nos advierte: “Guárdense de los ídolos.” (1 Juan 5:21) También la Biblia exhorta: “Huyan de la idolatría.” (1 Cor. 10:14) ¿Por qué no mirar alrededor en su casa y preguntarse si usted está haciendo esto? Al poner su vida y su modo de adorar en armonía con la voluntad amorosa de Jehová puede que usted obtenga sus bendiciones eternas.—Deu. 7:25.
Continúe aprendiendo acerca de la majestuosidad de Jehová y de sus propósitos amorosos, y aumentará su amor a él. Nunca deje que pase un día sin darle gracias por las cosas buenas de que usted disfruta debido a la bondad amorosa de él. A medida que usted aprenda más acerca de él, grabe en su corazón la importancia de la lealtad a él como el gran Dios del universo. Por obediencia amorosa a él, usted se pondrá en el camino que lleva a la vida eterna.—Efe. 4:23, 24; Sal. 104:33-35.
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1914 el principio del finLa Atalaya 1969 | 15 de abril
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1914 el principio del fin
■ Por más de cincuenta años los testigos de Jehová han estado proclamando al mundo que el año 1914 marcó un punto de viraje en la historia de la humanidad, señalando la entrada de una generación singular que según las profecías habrá de terminar de manera catastrófica, a saber, en la guerra del Armagedón. Un crítico literario, Herbert Mishael, en su crítica del libro de Randolph Churchill Winston S. Churchill, Volume 2, hace notar que Churchill comprendía que el disparo que se hizo el 28 de junio de 1914 en Sarajevo “desbarató el mundo de la seguridad. . . . lo desbarató como si fuera una vasija hueca de barro.” Mishael declara además: “El mundo nunca ha sido el mismo lugar desde entonces. Es inútil argumentar ahora en cuanto a lo que fue correcto o lo que fue incorrecto en aquel momento catastrófico. Todo lo que sabemos es que fue un punto de viraje, y el mundo maravilloso, calmado y atractivo de ayer ha desaparecido, y jamás volverá a aparecer.”
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