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  • No se excuse sino sea diligente hasta el fin
    La Atalaya 1972 | 1 de septiembre
    • críticos, difíciles de manejar” y los hombres por lo general son amadores de los placeres más bien que amadores de Dios y de obras piadosas. (2 Tim. 3:1, 4, 5) Para su protección manténgase ocupado en el ministerio: “En verdad, ¿quién es el hombre que les hará daño a ustedes si se hacen celosos de lo que es bueno? Pero aun si sufrieran por causa de la justicia, son felices. Sin embargo, no teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse.” (1 Ped. 3:13, 14) No se excuse; persista en su esfuerzo vigoroso. “Porque a este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.

  • ¿Tiene sentido la moralidad sexual?
    La Atalaya 1972 | 1 de septiembre
    • ¿Tiene sentido la moralidad sexual?

      Hechos útiles que desean saber los jóvenes

      HOY a muchas personas les parece que el tener relaciones sexuales fuera del matrimonio tiene sentido. Entre éstas las personas jóvenes se destacan cada vez más.

      A los que se mantienen firmemente contra esto debido a persistir en normas morales a menudo se les considera con un grado de lástima o hasta escarnio como anticuados, débiles, ingenuos o sencillos. ¿Lo son? ¿Qué muestran los hechos?

      ¿ES REALMENTE NUEVA LA “NUEVA MORALIDAD”?

      Realmente, no hay nada nuevo o “moderno” acerca de relajamiento sexual. Ha existido por largo, largo tiempo. La gente de Sodoma y Gomorra lo practicó casi dos mil años antes del nacimiento de Jesús. Si tú lees la historia del antiguo Imperio Romano verás que se hizo notable por relajamiento sexual de todas las clases que se llevan a cabo hoy día. De hecho, su caída se debió en gran parte a la deterioración moral.

      Por eso, ¿por qué deberíamos pensar que la llamada “nueva moralidad” de hoy realmente sea algo nuevo? Es la misma cosa antigua; los únicos aspectos extraordinarios son que ahora está muy generalizada en vez de localizada, y que se ha hecho muy prominente en países que afirman ser cristianos.

      Tal vez hayas leído artículos sobre el tema diciendo que la presente ola de “libertad” sexual resulta del perfeccionamiento moderno de anticoncepcionales, que supuestamente libran a las personas del temor de las preñeces fuera del matrimonio. O que el progreso médico que se ha logrado para impedir las enfermedades venéreas ha ayudado hacia la “libertad” sexual. ¿Somos ingenuos si no estamos de acuerdo con estas explicaciones? Por otra parte, ¿cuál es la realidad?

      La realidad es que las preñeces no deseadas abundan ahora más que nunca. El número de hijos ilegítimos aumenta constantemente, y esto es cierto en los llamados países “progresivos” donde se usan extensamente los anticoncepcionales. En los Estados Unidos, por ejemplo, aproximadamente uno de cada doce nacimientos es ilegítimo; en Suecia es alrededor de uno de cada siete.

      Agrega a esto el tremendo número de abortos que se lleva a cabo, aproximadamente un millón cada año tan solo en los Estados Unidos. De modo que es fácil ver que los anticoncepcionales no dan libertad “garantizada” de la preñez. Es ingenuo pensar de otra manera.

      Además, las autoridades médicas de muchos países están preocupadas al ver que las enfermedades venéreas se esparcen a proporción epidémica, con un número sobresaliente de víctimas entre jóvenes en su adolescencia. Actualmente en los Estados Unidos la sífilis ocupa el segundo lugar en relación con la tuberculosis entre las enfermedades contagiosas que causan el mayor número de muertes. Las autoridades médicas dicen que las drogas modernas están resultando ineficaces para detener el desarrollo tanto de la gonorrea como de la sífilis. Y muy a menudo los afectados se dan cuenta demasiado tarde para evitar daño serio e irrevocable a sus cuerpos. ¿Por qué arriesgar la posibilidad de sufrir daño permanente, quizás hasta ceguera o esterilidad como resultado de la inmoralidad?

      LA MORALIDAD, ¿UNA SEÑAL DE DEBILIDAD?

      ¿Es una señal de debilidad el que uno rehúse entrar en relaciones sexuales antes del matrimonio? Bueno, ¿qué dirías que requiere más fuerza, ceder a la pasión o contenerla?

      En realidad, cualquier alfeñique puede ceder al impulso sexual. Pero se requiere un verdadero “hombre” (o una verdadera “mujer”) para controlar ese impulso hasta tomar un cónyuge en matrimonio. Se requiere aun más fuerza ahora cuando la tendencia global va en la dirección opuesta; significa resistir tenazmente la corriente, luchar contra ella.

      El libro bíblico de Proverbios presenta un relato que ilustra este punto. Relata la manera en que un joven de entre los “inexpertos,” por carecer de buen motivo de corazón, vaga hasta una sección donde una prostituta lo aborda. Bajo la presión de su persuasión astuta, cede y “de repente está yendo tras ella, como toro que viene aun al degüello, y justamente como si estuviera en grillos para la disciplina de un tonto.” (Pro. 7:6-23) No tuvo la fuerza moral para resistir.

      En contraste, El Cantar de los Cantares nos da un cuadro de una atractiva doncella joven de Sunem que resistió todas las tentaciones que pudo ofrecerle un rey acaudalado, prefiriendo permanecer fiel al pastor joven con el que esperaba casarse. Sí, en vez de ser como una “puerta” que fácilmente podía abrirse, ella les probó a sus hermanos mayores que era tan firme como un “muro” en su determinación de guardar su virginidad para el hombre que esperaba.—Cant. de Cant. 8:8-10.

      POR QUÉ LA MORALIDAD SEXUAL TIENE SENTIDO

      La razón principal por la que tiene sentido la moralidad sexual es que es el modo determinado por Aquel que conoce más acerca de la felicidad humana, Aquel que, de hecho, hizo posibles las relaciones sexuales: Jehová Dios. Por ser nuestro Dador de Vida tiene el derecho de decirnos qué hacer, sí, de fijar reglas de conducta en cuanto al uso de nuestros órganos de procreación con sus facultades para transmitir la vida.

      Por medio del apóstol Pablo, Dios nos dice: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4) La fornicación no solo incluye las relaciones sexuales promiscuas con cualquier persona... también incluye el sexo premarital, como entre personas que están comprometidas pero no casadas.

      La Palabra de Dios es muy definida al condenar la fornicación y otra conducta relajada. Dice que las personas que practican tales cosas no participarán en el reino de Dios. (Gál. 5:19-21; Efe. 5:5) Esta calidad positiva de la ley de Dios realmente es para nuestro bien. Los impulsos sexuales pueden ser muy fuertes, y hay ocasiones en la vida de la mayoría de las personas cuando sería fácil ceder bajo la presión de la tentación. Si la ley de Dios sobre el asunto fuera indefinida o débil ciertamente no nos ayudaría mucho en esas ocasiones. Pero porque es tan clara y vigorosa nos ayuda a mantener nuestros

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