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Manteniendo la felicidad por medio de disipar las quejasLa Atalaya 1955 | 1 de agosto
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que contribuyen al estado feliz de uno, estamos determinados a retener fielmente nuestra integridad y, en vista de todo lo que ha sucedido en el pasado, concluímos que, de toda la gente, los testigos de Jehová son los que menos causa tienen de quejarse. Más bien, ellos seguirán sin quejarse y serán felices, reflejando a un “Dios feliz,” como lo reflejó Cristo Jesús.
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Sigan tras las cosas que son edificantesLa Atalaya 1955 | 1 de agosto
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Sigan tras las cosas que son edificantes
1. Aunque todo el mundo quiere la felicidad, ¿por qué tienen los cristianos, más que todos los demás, razones para ver el lado alegre de las cosas?
PUESTO que Jehová ha creado al hombre a su imagen, todo el mundo quiere ser feliz. Los cristianos tienen tantísimas más razones para ser felices que la humanidad en general. Hay toda razón para que ellos siempre vean el lado alegre de las cosas. Ellos solos tienen la verdadera fuente de buenas nuevas que producen gozo genuino. (Mat. 5:3; 24:14, NM) El adorar a Dios y servirle fielmente asegura la felicidad ahora y eternamente. (Juan 13:17; Mat. 7:24) Para una multitud de personas de buena voluntad hacia Dios esto resultará en vida eterna sobre la tierra con bendiciones interminables. “Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente. Jehová es justo en todos sus caminos, y bondadoso en todas sus obras.”—Sal. 145:16, 17.
2. ¿Cómo podemos responder a la bondad de Jehová?
2 Todos podemos alegrarnos mucho por la bondad de Jehová. Además, en gratitud podemos observar las palabras de Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35, NM) Jehová está convocando a su adoración a personas que son gente feliz, a un pueblo que es amigable y está ansioso de que otras personas se unan a él en su felicidad. Su conversación es edificante; recomiendan y enseñan a otros el reino de Dios, en el cual nada faltará.
3. ¿Con qué actitud deben los testigos de Jehová consolar a aquellos a quienes se ha robado, desnudado y golpeado espiritualmente?
3 Con esta esperanza y servicio uno puede mantener la felicidad aun mientras viva en un mundo de personas descontentas afligidas con pesares, dolores y calamidad. Significa consuelo y gozo a las personas que quieren ser consoladas. Muchas de esas personas del mundo son de la clase representada por Jesús en su ilustración acerca del samaritano que era un buen prójimo. Semejantes al desafortunado “cierto hombre” a estas personas se les ha robado, desnudado y golpeado espiritualmente. La actitud del cristiano tiene que ser una de compasión hacia aquellas personas del mundo a quienes predican, aunque estén cargadas de religión falsa, pobreza y otros problemas personales. El cristiano no debe sentir que está bajo una carga al tener que ir a dichas personas y predicarles, como si tuviera el peso del mundo colocado sobre los hombros. No es como si fueran “pordioseros” a quienes se les haya de entregar algo de mala gana con una cara larga. De modo que los testigos de Jehová sin quejarse demuestran que son prójimos buenos obrando misericordiosamente hacia todos, curando sus heridas espirituales con un mensaje alegrador.—Luc. 10:33-37.
4. (a) ¿Qué antigua profecía cumplió Jesús? (b) Si uno da abundante y alegremente, ¿cuál es su recompensa?
4 Al alabar a Jehová tratamos de copiar la actitud mental de su Hijo. Él cumplió bien la profecía antigua: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, por cuanto Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, . . . para consolar a todos los que lloran; para comunicar la alegría a los que lloran en Sión, dándoles hermosura en lugar de ceniza, el aceite de gozo en vez de lamentos, y el manto de alabanza en lugar de espíritu de pesadumbre.” (Isa. 61:1-3) Así como él lo hizo, nosotros podemos cosechar la recompensa en gran medida por alabar generosamente a Jehová. “El que siembra escasamente también cosechará escasamente, y el que siembra abundantemente también cosechará abundantemente. Que cada uno haga exactamente como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana o bajo compulsión, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Cor. 9:6, 7, NM.
5. ¿Cuál fué la disposición mental de Cristo Jesús al predicar y qué evitó él?
5 Con gran provecho para nosotros mismos podemos copiar la disposición mental de Cristo Jesús. Considerado desde el punto de vista egoísta, ¿no tuvo él bastante razón para expresar una queja? Fué un gran sacrificio lo que él hizo. Aquí estaba, enviado solo a la tierra, un solo hombre para comenzar una obra enorme, mundial, de testificar. En lo que toca a penalidades, oposición y persecución, él tuvo todo lo que nosotros pudiéramos experimentar y mucho más. La gente a quien predicó era indiferente y muy pobre en su mayor parte. Estaba enredada en la práctica de la religión falsa. Pero él no deploró su situación ni gimió y tampoco se lamentó por su asignación de predicar a gente de esa clase. Él vino del modo anuente y sin queja que su Padre aprobaba e hizo la invitación: “Vengan a mí, todos ustedes los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.” (Mat. 11:28-30, NM) Su mensaje fué refrigerante y confortante. De veras que fué un reflejo apropiado del “Padre de misericordias compasivas y el Dios de todo consuelo.”—2 Cor. 1:3, NM.
6, 7. Para ser prójimos buenos, ¿cómo se comportan los cristianos hacia sus hermanos?
6 ¡Qué actitud tan digna de alabanza para recomendarla a todos! Sin duda alguna tiene la bendición de Jehová. Dice el Salmo 41:1, 2 (UTA): “Cuán feliz es el que es considerado del débil; en el día de angustia el SEÑOR lo libra. El SEÑOR lo protege y lo mantiene vivo; se le llama feliz en la tierra.” La verdadera felicidad yace en buscar maneras de ser amorosos y útiles a nuestros semejantes, no quejándonos acerca de sus desdichas o debilidades sino fortaleciéndolos con la verdad, la cual consuela y edifica.
7 Cristo Jesús, al darnos el segundo de los dos grandes mandamientos, no admite el que el cristiano manifieste una actitud hipercrítica y quejumbrosa hacia sus semejantes: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (Mar. 12:31, NM) Si somos honrados con nosotros mismos admitimos nuestros propios errores y descuidos. ¿Nos mofamos de nosotros mismos y nos ridiculizamos cuando cometemos algún error? Porque nos amamos honradamente nos esforzamos por corregirnos y hacer sendas rectas para nuestros pies. Esto proporciona tranquilidad de ánimo y felicidad. Al servir junto a nuestros semejantes cercanos, nuestros hermanos, observamos el mismo principio. Estaremos felices si buscamos maneras de ser amorosos y útiles a ellos.
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