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Lo que se necesita para mantenerse separado del mundoLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.” Así, tal vez podamos pasar a través de la “grande tribulación” y disfrutar entonces de vida eterna en el nuevo orden de Dios.—Mat. 24:21; 2 Ped. 3:13.
Por lo tanto, que todos los cristianos verdaderamente dedicados tengan siempre presente la necesidad de mantenerse separados del mundo dominado por Satanás el Diablo. Que siempre reconozcan las muchas razones por las cuales deben hacer eso. Y que se muestren diligentes en cultivar las cualidades que se necesitan para mantenerse separados del mundo.
Como se muestra en los siguientes artículos preparados para ser estudiados, nuestra actitud hacia este mundo nos afecta profundamente. De veras, ‘segamos lo que sembramos.’
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Sembrando con miras al reino de DiosLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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Sembrando con miras al reino de Dios
1. ¿A qué reino asignó una alumna al emperador que le preguntó acerca de ello? ¿Dejaba su respuesta lugar a dudas?
El emperador de un país del centro de Europa estaba inspeccionando una escuela pública de sus súbditos. Hizo varias preguntas a la clase escolar. Según lo que se cuenta, preguntó a una muchachita acerca del “reino vegetal” y “el reino animal” y quedó complacido con sus respuestas. Tras eso, le preguntó: “¿A qué reino pertenezco yo?” Puesto que esperaba que ella respondiera: “Al reino animal,” se le llenaron los ojos de lágrimas cuando la niña respondió: “Al reino de Dios.” Aunque la iglesia a la cual pertenecía el emperador haya considerado la respuesta de la alumna tanto correcta como reverencial, ¿pertenecía el emperador al reino de Dios? ¿Realmente se le había dado entrada en “el reino de Dios” a este gobernante político de un gobierno mundano? ¡Esto da en qué pensar!
2. (a) El ser admitido en el reino de Dios es ser admitido en un gobierno de ¿qué categoría? (b) ¿Cómo mostraron los judíos de los días de Jesús que no estaban sembrando con miras a ese reino?
2 El ser admitido en el reino de Dios es el mayor honor que se pudiera otorgar a alguien en la Tierra. El reino de Dios es el gobierno más grandioso de todos. Este fue el gobierno acerca del cual el Fundador del cristianismo predicó en el Oriente Medio. La historia dice acerca de Jesucristo: “Ahora bien, después que Juan [el Bautizante] fue hecho preso [en el año 30 E.C.], Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios y diciendo: ‘El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.’” (Relato de Marcos, cap. 1, vss. 14 y 15) Sin embargo, la arrolladora mayoría del pueblo judío no se arrepintió ni tuvo fe. Asombrosamente, hicieron que se diera muerte a Jesús como enemigo del emperador romano, César. Figurativamente, no sembraron con miras al reino de Dios. Pero, ¿quién de nosotros hoy día sí está haciendo eso? ¿Cómo podemos saberlo? Veremos.
3. ¿Acerca de qué ilustración que Jesús dio a un auditorio reunido en la playa preguntaron sus discípulos, y qué dijo él acerca del oído?
3 A la mayoría de nosotros hoy día nos gusta que se nos hagan ilustraciones de las cosas. Jesucristo se hizo famoso por presentar ilustraciones o contar parábolas. Como predicador itinerante atrajo grandes auditorios. En una ocasión, desde un barco en el mar de Galilea, enseñó a un auditorio situado en la playa. Dio una ilustración de cuatro clases de terreno agrícola. Privadamente, sus discípulos íntimos le preguntaron acerca del significado de la parábola. Después de explicarla y dar comentarios adicionales, él dijo, aun a estas personas en estrecha asociación con él: “El que tiene oídos para escuchar, escuche.” (Mar. 4:1-23) No sabemos cuántos de entre el auditorio reunido en la playa tenían esa clase de oídos. Pero Jesús esperaba que sus discípulos, a quienes había dado la explicación, tuviesen oídos que escucharan. Por medio de esa clase de oídos lo que le habían oído decir tendría alojamiento permanente dentro de ellos y les proporcionaría iluminación. ¿Quién de nosotros hoy día tiene esa clase de oídos que escuchan? Eso nos ayudará a sembrar correctamente con miras al reino de Dios.
4. ¿De qué importancia es que uno tenga un ‘oído que escuche,’ y por qué no queremos ser como la tierra a lo largo del camino?
4 Si no tenemos “oídos para escuchar,” no vamos a prestar atención a lo que Jesús enseñó. La atención es importante, porque el escritor bíblico Marcos pasa a registrar: “También les decía: ‘Presten atención a lo que oyen.’” (Mar. 4:24) Nunca debemos ser como la primera clase de tierra de la parábola de Jesús. Esta fue la tierra a lo largo del camino. Estaba tan pisoteada y dura que no permitía que la semilla penetrara en ella; la dejaba expuesta para que las aves se abalanzaran sobre ella y se la comieran. (Mar. 4:4, 15) No queremos que Satanás el Diablo, por medio de sus agentes, nos arrebate la verdad cristiana debido a nuestra falta de atención. Eso revelaría falta de respeto a lo que el Maestro, Jesucristo, era y actualmente es en el arreglo de Dios.
5. Después de su amonestación sobre la necesidad de prestar atención, ¿qué dijo Jesús acerca de la medida con que se mide, y de recibir de vuelta?
5 Una regla que oímos repetida con frecuencia es que sacamos de una cosa determinada lo que dedicamos a ella. Jesús indicó el beneficio que obtendríamos de prestar la atención merecida a lo que él decía. Lo indicó por medio de añadir las siguientes palabras a su amonestación sobre la atención: “Con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes, sí, aun se les añadirá. Porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”—Mar. 4:24, 25.
6. En cuanto al interés y atención que se le midieran, ¿prometió Jesús simplemente equilibrar las cuentas a cambio?
6 Por consiguiente, si le medimos a Jesús poco interés y atención, no podemos esperar que hayamos de recibir mucho de él, por lo menos de lo que está diciendo para nuestra guía, para nuestro beneficio. Pero si mostramos que realmente le tenemos aprecio como Maestro nuestro y le damos nuestra mayor medida de atención, entonces él responderá por medio de darnos una cantidad comparable de información e iluminación. Sin embargo, a este respecto, a él no le interesa simplemente igualar las cosas y equilibrar las cuentas. Más bien, por su generosidad, y en conformidad con su capacidad, nos favorece con más de lo que esperamos. Así se nos enriquece y estamos en mejor posición para compartir con otros nuestra abundancia, impartiéndoles el entendimiento de las cosas.
7, 8. ¿Cómo resultaron ciertas las palabras anteriores de Jesús en el caso de sus discípulos íntimos, y por qué?
7 Es preciso que el discípulo favorecido tenga la humildad y la buena disposición que se necesitan para aprender, sí, que tenga verdadero respeto para con su Maestro y aprecio a lo que él enseña. Al mostrar esta disposición, se le dará más. Por ejemplo, después del discurso que Jesús pronunció desde un barco, sus discípulos íntimos no despidieron inmediatamente del pensamiento el asunto como si solo fuera de interés pasajero. Retuvieron en mente su parábola. Más tarde, privadamente, le pidieron que se la explicara. Debido a los esfuerzos adicionales que hicieron por aprender lo que las enseñanzas de Jesús significaban, se les dio más a ellos que al auditorio que había estado reunido en la playa. No los desanimó este comentario anterior de Jesús: “Ustedes no saben esta ilustración, así es que ¿cómo entenderán todas las otras ilustraciones?” (Mar. 4:13) Ese fue el estado en que permaneció la mayoría del auditorio reunido en la playa. Pero los apóstoles de Jesús tenían el vivo deseo de aprender y entender. Por lo tanto, se encargaron de pedir más que simplemente un bosquejo o los trazos generales de las cosas. Por eso se les dio más de lo que esperaban. En su caso, estas palabras de Jesús resultaron ciertas:
8 “A ustedes se les ha dado el secreto sagrado del reino de Dios, mas a los de afuera todas las cosas ocurren en ilustraciones.”—Mar. 4:11.
9, 10. ¿Cómo resultaron las cosas para los de afuera, y por qué?
9 Los de afuera se quedaron satisfechos con simplemente el bosquejo de las cosas presentadas en las ilustraciones. Carecían del vivo deseo que los impulsara a aprender los hechos que había detrás de las ilustraciones. Por lo tanto no consiguieron entendimiento de las ilustraciones. No querían obrar en armonía con lo que las ilustraciones enseñaban. Por eso evitaron la responsabilidad que viene con el entendimiento, una responsabilidad mayor. Puesto que no les interesaba buscar primero el reino de Dios, apreciaban más las cosas materiales que las espirituales, “el secreto sagrado del reino de Dios.”
10 Por no haber estado dispuestos a valerse de la oportunidad que las ilustraciones de Jesús pusieron a su disposición, los de afuera, en realidad, lo perdieron todo. Lo que tenían a modo de familiaridad con las ilustraciones, o parábolas, de Jesús les fue quitado. Por medio de agentes humanos o por artes ocultas, Satanás el Diablo se lo arrebató. Cualquier luz que pudiesen haber tenido por medio de oír las ilustraciones de Jesús quedó vencida por la oscuridad. La luz de la verdad, al avanzar más allá de la comprensión que ellos habían conseguido de las ilustraciones de Jesús, los dejó en oscuridad relativa, con solo un conocimiento rudimentario de las cosas bíblicas. De modo que andaban a tientas como los ciegos.
LA PARÁBOLA DE UN HOMBRE QUE ECHA LA SEMILLA
11. Según Marcos 4:26–29, ¿qué ilustración dio Jesús entonces?
11 Como ilustración de lo que ya hemos dicho, Marcos 4:26-29 registra: “Y [Jesús] siguió diciendo: ‘De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta, precisamente cómo, él no lo sabe. Por sí misma la tierra gradualmente fructifica, primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga. Mas tan pronto como lo permite el fruto, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.’”a
12. ¿Qué creen algunos estudiantes de la Biblia que esta ilustración enseña respecto al reino de Dios?
12 En la ilustración anterior que Jesús había dado desde un barco, describió a un sembrador cuya semilla cayó en cuatro clases de tierra. (Mar. 4:1-9) ¿Representó aquel sembrador lo mismo que el que echa la semilla en esta ilustración posterior? Muchos estudiantes de la Biblia creen que sí. Creen que el hombre que echa la semilla también representa al proclamador principal del reino de Dios, a saber, Jesucristo. Con esto como base, razonan que la “semilla” representa a los miembros de la clase celestial del Reino. Así, la ilustración entera representa el crecimiento de la clase del Reino desde los 3.000 del día del Pentecostés de 33 E.C. hasta el número completo y final de 144.000. (Rev. 14:1) Por lo tanto, ahora debemos estar en “el tiempo de la siega” de los miembros finales de los herederos del reino de Dios. Sin embargo, tal explicación de la ilustración de Jesús se topa con varias dificultades insuperables. ¿Cuáles pudieran ser éstas?
13. ¿Cuándo empezó Jesús a edificar su congregación engendrada por espíritu, y en qué condición estaba él en aquel tiempo?
13 Bueno, la ilustración dice que el hombre que esparce la semilla “duerme de noche y se levanta de día.” ¿Cómo cuadra dicha descripción con el glorificado Jesucristo desde que empezó a edificar su congregación engendrada por espíritu en el día del Pentecostés? ¡No cuadra en absoluto! Primera de Pedro 3:18 dice de Jesús que, “habiendo sido muerto en la carne, [fue] hecho vivo en el espíritu,” de modo que ya no es el hombre perfecto que era cuando estuvo en la Tierra. Desde que Dios el Todopoderoso levantó a Jesús de entre los muertos el domingo 16 de Nisán de 33 E.C., el ensalzado Hijo de Dios “es el reflejo de su gloria y la representación exacta de su mismo ser.”—Heb. 1:3.
14. En cuanto al simple asunto de dormir de noche, ¿por qué no pudiera el hombre que echa la semilla sobre la tierra representar al glorificado Jesucristo?
14 Dado que esa es la realidad, entonces ¿qué? Pues bien, Salmo 121:1-4 dice: “Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra. No le es posible permitir que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecerse. ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, Aquel que está guardando a Israel.” (Note también Jeremías 1:12.) ¿Cómo, pues, sería posible que el glorificado Jesucristo, que está a la diestra de Dios, se durmiera con regularidad con la puesta del Sol en el Oriente Medio como un hombre que estuviera en la Tierra? Él ya no necesita el sueño de una noche terrestre a fin de estar en condiciones que le permitan trabajar durante las horas de luz del día. ¡Si lo que son 1.000 años para el hombre es como un simple día para Jesucristo en su semejanza a Dios! (Sal. 90:4; 2 Ped. 3:8) Por tan solo esta razón, sería imposible que el hombre que echa la semilla sobre la tierra representara al glorificado e inmortal Jesucristo.b
15. ¿Qué muestra si el Hijo de Dios en su existencia prehumana sabía acerca del crecimiento de la semilla y de cómo la tierra fructifica por sí misma?
15 Otro punto que debe notarse es que en su ilustración Jesús pasa a decir: “Y la semilla brota y crece alta, precisamente cómo, él no lo sabe. Por sí misma la tierra gradualmente fructifica.” (Mar. 4:27, 28) Pues bien, si la semilla que brota y crece alta representa a la congregación cristiana en su crecimiento desde pocos miembros hasta muchos, eso quiere decir que el sembrador no sabe cómo la congregación sigue creciendo hasta tener 144.000 miembros. Pero Jesucristo en su existencia prehumana fue colaborador de Jehová Dios en el tercer día de la creación, cuando “la tierra empezó a producir hierba, vegetación que da semilla según su género y árboles que llevan fruto, cuya semilla está en él según su género.” (Gén. 1:12) Por lo tanto el Hijo de Dios en su vida prehumana manifestó pleno conocimiento acerca del crecimiento de las plantas y de cómo la tierra gradualmente fructifica por sí misma.
16. ¿Qué visión en el último libro de la Biblia muestra si el glorificado Jesucristo está soñoliento o dormido respecto al crecimiento de las congregaciones cristianas?
16 Sin embargo, en cuanto al crecimiento de la congregación, el último libro de la Biblia, Revelación, que se escribió unos 63 años después de haber ascendido Jesús al cielo el jueves 25 de Iyar de 33 E.C. (12 de mayo de 33 E.C.), da una descripción de Jesucristo andando entre los siete candelabros que representan a las siete congregaciones de Asia Menor. Jesucristo, con los ojos como “llama de fuego,” debe estar muy despierto a medida que inspecciona el estado espiritual de estas siete congregaciones prominentes. De modo que no se le describe como soñoliento o dormido respecto al crecimiento de las congregaciones. Tiene que haber sabido cómo aquellas congregaciones habían crecido hasta alcanzar el estado espiritual en que él las describe.—Rev. 1:14; 2:18.
17. ¿Qué visión que se describe en Revelación 5:6 muestra si el glorificado Jesucristo pudiera ser representado por el hombre que echa la semilla sobre la tierra y duerme de noche?
17 En cuanto a la ascensión de Jesús y su aparición ante la presencia celestial de Dios, se le representa como un cordero recién degollado, pero vivo de nuevo con “siete ojos, los cuales ojos significan los siete espíritus de Dios que han sido enviados por toda la tierra.” (Rev. 5:6) Lejos de sugerir soñolencia o adormecimiento, la vista siete veces intensificada del Cordero de Dios significaría la condición de estar completamente despierto y de discernirlo todo, constantemente. Claro está, pues, que el hombre que echa la semilla sobre la tierra y que duerme de noche y que no sabe cómo se efectúa el crecimiento de lo que siembra no pudiera representar al glorificado Jesucristo.
18. Entonces, ¿a quién es lógico que represente el hombre de la ilustración?
18 Entonces, ¿a quién representa el hombre de la ilustración? El evangelista Marcos llama nuestra atención sobre este agricultor individual inmediatamente después que Jesús aconseja a sus discípulos íntimos respecto a prestar atención a lo que están oyendo. Cierta medida de atención habría de ser recompensada con un rendimiento en proporción con ella, y hasta se le añadiría más. Por lo tanto, es razonable que el hombre de la ilustración represente a cada individuo que declare ser discípulo o estudiante de Jesucristo, el principal Predicador del reino de Dios.
RASGOS INDICATIVOS DE LA ILUSTRACIÓN
19, 20. ¿Qué dos cosas principales abarcan toda la ilustración?, y por eso, ¿qué punto establece la ilustración, y con miras a qué: ¿cantidad o calidad?
19 Jesús empezó la ilustración diciendo: “De esta manera [o: Así] el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra.”—Mar. 4:26, NM; Kingdom Interlinear Translation; Versión Interlineal Griego-Español del Nuevo Testamento por Rafael Gutiérrez Escalante, S.J.
20 Notamos dos cosas principales que abarcan toda la ilustración. Primero, hay un sembrar de la semilla con relación al reino de Dios, y, segundo, hay un cosechar, o segar, de la siembra que resulta de la semilla que se ha sembrado. El punto es que, con tanta seguridad como que hubo un sembrar, o plantar, de la semilla, tiene que esperarse una cosecha, o siega. Una cosa sigue inevitablemente a la otra. La solemne verdad es que lo que la persona siembra con relación al reino de Dios conduce a lo que siega. ¡Más bien que la cantidad, la calidad de lo que siega es lo importante!
21. ¿Especificó Jesús la clase de semilla o el tipo de tierra sobre la cual se echó la semilla? No obstante, ¿qué pregunta surge acerca de la semilla?
21 Jesús no especificó la clase de semilla ni el tipo de tierra que estaban envueltos en el sembrar. Dijo: “Mas tan pronto como lo permite el fruto, él mete la hoz [un pequeño instrumento de mano], porque ha llegado el tiempo de la siega.” (Mar. 4:29) Los judíos a quienes Jesús dio la ilustración tenían tres siegas o cosechas durante el año agrícola. La primera siega acontecía inmediatamente después de la fiesta primaveral de la Pascua, pues el 16 de Nisán el sumo sacerdote presentaba una gavilla de la siega de la cebada en el templo de Jerusalén. A los cincuenta días de ese acontecimiento, el sumo sacerdote presentaba las primicias de la siega del trigo en el templo, y después se proseguía con aquella siega. La tercera cosecha venía al fin del verano y la conmemoraba la fiesta de la recolección, o de las cabañas (tabernáculos), que empezaba el día 15 del séptimo mes lunar, Tisri. (Éxo. 23:14-17) No se declara a cuál de estas tres siegas o cosechas se hacía referencia en la ilustración. Pero, prescindiendo de cuál haya sido la semilla que se haya sembrado, ¿qué representa esa semilla?
22. Si no representa a los miembros de la congregación cristiana, entonces, ¿qué representa la semilla? ¿Está el crecimiento de dicha “semilla” fuera de nuestro control?
22 La ilustración de Jesús dice que la semilla que se sembró brotó y creció alta y maduró hasta tener el grano lleno en la espiga. Hemos notado que la semilla que se sembró no representa a los miembros de la congregación cristiana. Como lo mostrará el siguiente artículo, la semilla que se esparce sobre el suelo representa las semillas de las cualidades, actitudes y capacidades personales del sembrador para rendir servicio con relación al reino de Dios. Él tiene que buscar nutrición para éstas como si fuera de la tierra. El crecimiento de estas características o rasgos personales hasta que alcanzan la madurez y el estado o sazón de ser recolectadas es gradual. Esto es algo que debemos vigilar, porque no está fuera de nuestro control.
[Notas a pie de página]
a Compárese lo siguiente con La Atalaya del 1 de junio de 1951, página 336, los párrafos 34 y 35.
b Vea All the Parables of the Bible, por Lockyer, página 252, párrafo 8; también, The Pulpit Commentary, sobre Marcos, por Spence y Excell, tomo I, páginas 159 y 205.
[Ilustraciones en la página 13]
“De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta.”—Mar. 4:26, 27.
[Ilustración en la página 15]
Cada individuo que se declara discípulo de Jesucristo siembra semillas de cualidades, actitudes y capacidades personales para rendir servicio con relación al reino de Dios
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Cosechando fruto apropiado para el reino de DiosLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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Cosechando fruto apropiado para el reino de Dios
1. En Jeremías 4:3, 4, ¿sobre qué llamó Jehová la atención?
En Jeremías 4:3, 4, Jehová dice: “Árense tierra cultivable, y no sigan sembrando entre espinas. Circuncídense a Jehová, y quiten los prepucios de sus corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén; para que no salga mi furia justamente como un fuego, y ciertamente arda sin que haya quien la extinga, a causa de la maldad de sus tratos.” Jehová llamó la atención sobre la mala condición de corazón del pueblo en pacto con él.
2. ¿Cómo demuestra la ilustración de la semilla que cayó sobre el terreno infestado de espinos que debemos tener cuidado respecto al ambiente en el cual sembramos en sentido espiritual?
2 De manera similar, en una parábola Jesucristo ilustró la desilusión que resulta de sembrar entre los espinos. Tanto en Mateo 13:1-9 como en Marcos 4:1-9 él describió que parte de la semilla que fue echada por mano del sembrador cayó sobre zonas en las cuales había semillas de espinos. De aquellas zonas el sembrador no consiguió nada, pues los espinos brotaron y ahogaron las plantas de cereales y no se pudo segar una cosecha de grano. (Luc. 8:4-8) Esto ilustra que tenemos que ejercer cuidado respecto al ambiente en el cual sembramos en sentido espiritual.
3. En la ilustración que se da en Marcos 4:26–29, ¿qué representa la semilla?, y ¿qué tienen que cultivar los cristianos hoy día respecto a su personalidad tal como tuvieron que hacerlo los cristianos del primer siglo?
3 En la parábola del sembrador y la semilla, según se relata en Marcos 4:26-29, la semilla representa cualidades de la personalidad. A los judíos que rechazaron la parábola del sembrador y otras parábolas, Jesús dijo: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43, 45, 46) Según esto, hay “frutos” del reino de Dios. (Luc. 3:8) En relación con esos frutos del Reino está lo que se llama “el fruto del espíritu,” a saber, “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Allá en el primer siglo, los cristianos a quienes el apóstol Pablo escribió tuvieron que sembrar “semilla” en el sentido de cualidades cristianas en necesidad de nutrición, tal como lo tienen que hacer los cristianos hoy día con relación al reino de Dios. Hay que desarrollar estas cualidades personales hasta que alcanzan plena madurez, desarrollo completo.—Zac. 8:12; Sant. 3:18.
4. ¿Qué necesita como fuente de nutrición la “semilla” de cualidades cristianas personales?
4 El tiempo en que alcanzaran su madurez cabal sería normalmente el tiempo en el cual cosecharlas. Pero, ¿dónde debería elegir sembrar dicha “semilla” el sembrador cristiano con la esperanza de por fin recoger la cosecha deseada? Él quiere que su cosecha tenga la aprobación de Dios, para que se le considere digno de ser aceptado respecto al reino de Dios. Tal como la semilla natural necesita tierra, así la semilla de las cualidades cristianas personales, “el fruto del espíritu,” necesita ambiente.—Pro. 18:1.
5. A fin de recoger la cosecha que se espera, hay que ejercer cuidado respecto a ¿qué, según se recalca en Lucas 8:14?
5 Recuerde la parábola de Jesús en cuanto a las cuatro clases de tierra sobre las cuales cayó la semilla del sembrador. (Mar. 4:3-20; Luc. 8:5-15) Esta parábola ilustra que hay que ejercer cuidado y hacer la selección correcta en cuanto al ambiente en el cual se ponga la semilla si se quiere recoger la cosecha esperada. Es justamente como explicó Jesús en cuanto al ambiente infestado de espinos en el cual cayó la semilla: “En cuanto a lo que cayó sobre los espinos, éstos son los que han oído, pero, por ser arrebatados por las inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida, son completamente ahogados y no llevan nada a perfección.”—Luc. 8:14.
6. En Gálatas 5:7–9, ¿cómo llamó Pablo la atención sobre el efecto del mal ambiente?
6 En conformidad con esto, el apóstol Pablo hizo una observación respecto a los cristianos de Galacia a quienes escribió acerca del “fruto del espíritu,” para advertirles que el ambiente incorrecto estaba ejerciendo mala influencia en ellos. Dijo: “Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién les estorbó para que no siguieran obedeciendo la verdad? Esta clase de persuasión no procede de Aquel que los llama. Un poco de levadura hace fermentar toda la masa.” (Gál. 5:7-9; Mat. 13:33) Estaban influyendo en aquellos cristianos gálatas los judaizantes cuyos corazones no estaban dispuestos a recibir el cristianismo plenamente, cuyos oídos no estaban dispuestos a oír y cuyos ojos estaban pegados. (Mat. 13:14, 15; Gál. 5:10) Hay que evitar, sí, abandonar, esa clase de asociaciones que estorban.
7. ¿Cómo expresó Pablo preocupación parecida por los cristianos de Corinto en cuanto al efecto del mal ambiente?
7 El apóstol Pablo también temía que posiblemente la congregación corintia no estuviera cultivando “el fruto del espíritu,” porque les escribió diciendo: “Tengo miedo que de algún modo, cuando yo llegue, no los halle como pudiera desear y yo resulte ser para ustedes no como pudieran desear, sino que, en cambio, de algún modo haya contienda, celos, enojos, altercaciones, difamaciones solapadas, susurros, hinchazones, desórdenes.” (2 Cor. 12:20) Después de citar las palabras de los que decían: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir,” Pablo tuvo razón para dar la siguiente advertencia: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.”—1 Cor. 15:32, 33.
8. ¿Por qué seguirá el crecimiento de las cualidades de la personalidad a pesar de que el cristiano se dé tiempo para dormir, y por qué no puede él estar seguro al juzgar según lo que brota inicialmente?
8 Como tierra, en la cual cae la semilla y la cual tiene el poder que Dios le ha dado de nutrir o el trigo o los espinos, el ambiente en el cual el cristiano opta por cultivar cualidades de la personalidad lo afecta para bien o para mal. Aunque duerma mientras se acomoda en dicho ambiente, la ley de la influencia ambiental se efectúa inflexiblemente para con él hasta que el fruto permite meter la hoz porque ha llegado el tiempo de la siega personal. En cuanto a esto Jesús dijo: “Por sí misma la tierra gradualmente fructifica, primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.” (Mar. 4:28) El crecimiento le es casi imperceptible al sembrador y se efectúa por medio de un poder que él no puede comprender. El crecimiento en una dirección o en la otra progresa gradualmente, primero a modo de tallo de hierba, luego a modo de espiga y finalmente a modo del grano lleno en la espiga.
9. ¿Cómo ilustra la parábola del trigo y la mala hierba la incertidumbre respecto al resultado final de sembrar en cierto ambiente?
9 Cuando la semilla brota inicialmente y produce el tallo de hierba, quizás el sembrador no esté exactamente seguro de lo que va a segar, si juzga por la apariencia de las cosas. En esa etapa temprana del crecimiento puede que él no esté positivamente seguro de lo que está brotando de la tierra; solo recuerda la clase de semilla que sembró. Para ilustrar: En la parábola que Jesús dio acerca del trigo y la mala hierba, en Mateo 13:26-30, dijo:
Cuando brotó el tallo y produjo fruto, entonces apareció también la mala hierba. De modo que los esclavos del amo de casa vinieron y le dijeron: “Amo, ¿no sembraste semilla excelente en tu campo? ¿Cómo sucede, pues, que tiene mala hierba?” Él les dijo: “Un enemigo, un hombre, hizo esto.” Ellos le dijeron: “¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?” Él dijo: “No; no sea que por casualidad, al recoger la mala hierba, desarraiguen el trigo junto con ella. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en la época de la siega diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba y átenla en haces para quemarla, entonces pónganse a juntar el trigo en mi granero.”
10. ¿Cuándo discerniremos inequívocamente el efecto de haber sembrado en el ambiente en que lo hayamos hecho?
10 Por lo tanto, en lo referente a nosotros, después que hayamos sembrado las semillas de características de la personalidad tal vez no podamos discernir al principio lo que la tierra ha producido, al brotar esto a modo de tallo de hierba. Solo más tarde, cuando el crecimiento alcance madurez y dé fruto, no habrá equivocación en cuanto a lo que la tierra habrá producido para la persona que haya sembrado allí.
11. Además de los rasgos físicos de la tierra, ¿qué otro factor es importante en cuanto a determinar la calidad de lo que se cultiva en dicha tierra?
11 La tierra es un factor importante respecto a lo que finalmente se produce. Jesús dijo: “Por sí misma la tierra [y no Dios] gradualmente fructifica, primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.” (Mar. 4:28) En la parábola acerca de las cuatro clases de tierra, Jesús describió solo los rasgos físicos de las tierras. Pero las propiedades químicas del suelo también son importantes en cuanto a determinar la calidad de lo que se produce; por ejemplo, la tierra puede ser agria, ácida, salina, o quizás se le haya tratado con abono inorgánico o abono orgánico.
12. Por eso, ¿qué representa el suelo o la tierra?
12 Puesto que el suelo, o la tierra, desempeña un papel tan importante en relación con el crecimiento y la calidad de lo que crece, representa el ambiente social, moral y religioso en medio del cual nutrimos las semillas de nuestros rasgos o características personales y, naturalmente, envuelve a personas.a Esto es algo que merece el ejercicio de cuidadosa selección.
EL ELEMENTO EN EL CUAL CULTIVAMOS CARACTERÍSTICAS
13. Hasta en una congregación cristiana, ¿es posible que haya un ambiente que no favorezca el que se crezca debidamente como cristiano?
13 Aun en la congregación cristiana puede haber un ambiente o asociación que no sea de lo más beneficioso desde el punto de vista espiritual. Algunos que han salido recientemente del mundo y han simbolizado su dedicación a Dios por bautismo en agua tal vez tiendan a introducir en la congregación algo que todavía se les adhiere... un grado de mundanalidad. Recordemos que fue a una congregación cristiana a la cual el apóstol Pablo escribió: “En mi carta [anterior] les escribí que cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores, . . . Mas ahora les estoy escribiendo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre.”—1 Cor. 5:9-11.
14. En Gálatas 6:7, 8, ¿cómo advierte Pablo a los cristianos que no siembren en la dirección incorrecta?
14 También, a las congregaciones radicadas en la provincia romana de Galacia, en Asia Menor, el mismo apóstol escribió: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.” (Gál. 6:7, 8) La persona que afirma ser cristiana puede estar sembrando para su carne caída por medio de tratar de desarrollar las características de su personalidad en un ambiente mundano que complace a su carne caída.
15. Por lo tanto, ¿qué preguntas surgen con relación a buscar nuestro ambiente dentro de la congregación cristiana?
15 Hoy, en la congregación, ¿nos sentimos atraídos y nos inclinamos hacia los miembros en los cuales todavía queda algo de mundanalidad? Estos se entregan a prácticas mundanas con regularidad y quieren tener la compañía de otros miembros a fin de sentirse hasta cierto grado justificados por satisfacer frecuentemente sus propios deseos. ¿Permitimos que nuestro ambiente o asociaciones sociales dentro de la congregación impidan que corramos bien en la carrera por la vida eterna? ¿Dejamos que miembros de la congregación que todavía se inclinan hacia la mundanalidad nos persuadan a ir en la misma dirección que ellos, porque el hacer esto le sea muy grato a nuestra carne caída?
16. A fin de enfrentarnos con éxito al día de las pruebas, ¿qué tenemos que considerar en cuanto al ambiente en el cual circulamos?
16 Al principio los efectos de nuestro proceder de darnos gusto tal vez no se puedan distinguir en lo que toca a la clase de cristianos declarados que finalmente resultaremos ser. Esto se debe a que la “tierra” o el ambiente en el cual escogemos circular produce fruto gradualmente. El “tallo de hierba” parece inocente a los observadores, no peligrosamente dañino. Dormimos de noche y nos levantamos de día, y el crecimiento de nuestras características personales adelanta implacablemente, sin que sepamos precisamente cómo va sucediendo eso. El que persistamos en este proceder de despreocupación, liberal, llevará a un resultado inescapable, a saber, el crecimiento a plena madurez de características personales que se deben al ambiente que es semejante a tierra, en el cual hemos dejado que se nos nutra. ¿Nos capacitará acaso para enfrentarnos con éxito a las pruebas del día del ajuste de cuentas lo que cosechemos al meter la hoz?
17. ¿Qué no debemos olvidar respecto al ambiente en el cual plantamos las semillas de los rasgos de nuestra personalidad?
17 No olvidemos que, a modo de “tierra,” o suelo, el ambiente en el cual estén enterradas y se nutran las semillas de nuestras características personales afecta nuestro desarrollo. Tal ambiente puede hacer de nosotros una variedad defectuosa de la realidad esperada, lo que buscábamos cuando empezamos a sembrar.
18. ¿Qué ilustración sobre mala asociación se nos da en Números 11:4–34?
18 Lo que ocurrió en el desierto de Sinaí en los días de Moisés nos proporciona un ejemplo histórico del efecto de las malas asociaciones aun entre el pueblo de Jehová. Recordamos la “vasta compañía mixta” que salió de Egipto con los israelitas y cruzó el mar Rojo. (Éxo. 12:38) En cuanto a este elemento no israelita, el profeta Moisés nos dice:
Y la muchedumbre mixta que se hallaba en medio de ellos [los israelitas] expresó anhelo egoísta, y también los hijos de Israel se pusieron a llorar de nuevo y decir: “¿Quién nos dará a comer carne? ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las sandías y los puerros y las cebollas y el ajo! Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos no se posan en cosa alguna sino en el maná.”. . . Llegó a llamarse aquel lugar por nombre Kibrot-hataava [lo cual significa Sepulturas del Anhelo Egoísta].—Números 11:4-34; vea también 1 Corintios 10:1-6, 10, 11.
19. ¿Cómo demuestra la experiencia que los israelitas tuvieron con la ‘vasta muchedumbre mixta’ en el desierto que no podemos poner sobre Dios la responsabilidad por los malos efectos del ambiente que hayamos escogido?
19 Así, aquella ‘vasta muchedumbre mixta’ puso en marcha ciertos asuntos entre los israelitas. Debido a que no estaban satisfechos con la provisión de Jehová de pan del cielo, regresaron en su corazón a Egipto porque anhelaban egoístamente las cosas de que antes habían disfrutado en aquella tierra idólatra. (Sal. 105:40) Hicieron de su vientre su dios, porque trajeron consigo el anhelo egoísta de las comodidades materiales de Egipto, que estaba controlado por demonios. (Fili. 3:19) De modo que contagiaron a los israelitas con dicho apetito. En aquella ocasión resultaron ser mala asociación para Israel, el pueblo escogido de Jehová. Este ejemplo histórico nos sirve de buena advertencia hoy día. No podemos poner sobre Dios la responsabilidad por los malos efectos que seguemos del ambiente malo que escojamos.
20. Más bien que en Dios, ¿en qué está la responsabilidad por lo que nos resulta del proceder que escogemos?
20 Si no podemos introducir a Dios en el cuadro en el caso de las parábolas de las cuatro clases de tierra y del trigo y la mala hierba, ¿es lógico, consecuente, poner a Dios personalmente en el cumplimiento de Marcos 4:26-29? De modo general, “la tierra misma produce su brote” y “el jardín mismo hace brotar las cosas que se siembran en él.” (Isa. 61:11) Se ve, pues, que la marihuana, el hachís, el tabaco y las amapolas o adormideras que se cultivan con el propósito de hacer el opio, crecen de la tierra cultivada lo mismo que los cereales. Claro está, pues, que lo que se cosecha depende de lo que el sembrador siembra y de la clase de tierra en la cual echa la semilla.
21. ¿Qué ilustración procedente de Holanda muestra que el ambiente en el cual se halla la semilla importa?
21 El ambiente en el cual se halla la semilla ejerce su efecto. No olvidemos que no todas las tierras tienen las mismas propiedades químicas. Una clase es agria o ácida, otra es salina, y así por el estilo. Así, cuando los holandeses quisieron arrancar terreno del Zuiderzee, construyeron diques y embalsaron las aguas salobres en pólderes. Entonces desecaron el agua de mar mediante bombeo, lo cual dejó una zona de tierra baja. Pero esta tierra que se había arrancado del mar estaba impregnada de la sal del mar. Al principio no era adecuada para el cultivo de granos para alimento. De modo que los holandeses primero tuvieron que adaptar el terreno por medio de plantar en él hierbas juncosas que crecían bien en suelo salino. Esto contribuyó a la purificación de la tierra. Entonces pudieron cultivar granos que produjeran buenas cosechas.
22. Por lo general, ¿dónde es inevitable que sembremos la semilla de las cualidades de nuestra personalidad, y qué es seguro en cuanto al resultado de esto?
22 Lo mismo sucede respecto a las semillas de las características de nuestra personalidad: es inevitable que las sembremos en algún lugar, por lo general en el ambiente que nosotros mismos escojamos. Es inevitable que nos encaremos a una cosecha, una siega. ¿Será lo que seguemos adecuado para que disfrutemos de una relación aprobada con el reino de Dios? El ambiente o la asociación que buscamos con regularidad tendrán mucho que ver con eso. Aun dentro de la congregación cristiana es posible que busquemos compañerismo social con personas bautizadas que todavía se adhieran a cosas mundanas, pero que no sientan ningún remordimiento de conciencia al introducir estas cosas en la congregación a hurtadillas. Nuestra personalidad y conducta cristianas no pueden menos que ser afectadas por estas cosas infectivas.
23. En vez de la apariencia que las cosas tienen al principio, ¿qué determina si seremos felices a no al fin?
23 En el caso del cristiano infectado, su crecimiento en una dirección mundana será gradual, pues el ángulo de divergencia con relación al camino cristiano es tan leve al principio que no es discernible. Es como cuando brota el “tallo de hierba” de la semilla. Pero el tiempo de la siega revelará finalmente de manera inequívoca lo que hemos llegado a ser, porque habrá que pagar las consecuencias. Cuando por fin el cristianismo verdadero sea lo único que pueda enfrentarse con éxito a la prueba, cada persona tendrá que meter su hoz y cosechar lo que haya llegado a ser. ¿Quedará desilusionada la persona por lo que siegue, expuesta como falsa respecto a sus afirmaciones de ser persona cristiana? Feliz es el cristiano que tenga razones bíblicas para estar satisfecho con lo que su hoz siegue.—Compare con Salmo 126:5, 6.
24. ¿Contrarrestará nuestra santidad personal el efecto del ambiente con el cual nos ponemos en contacto constantemente?
24 Estamos creciendo constantemente en un sentido o en otro, en sentido mundano o en sentido espiritual. ¡Ay de nosotros si nos extraviamos o dejamos que otros nos extravíen y nos hagan creer que podemos mantener malas asociaciones sin que se echen a perder nuestros hábitos útiles de cristianos! (1 Cor. 15:33) No podemos burlarnos de Dios, tratando de anular su ley incambiable de que, tal como hay una siembra, tiene que haber una siega, y, además, de que el lugar donde sembramos afecta lo que segamos. Dios nos advierte que nuestra santidad personal no se transmite automáticamente a otros y los hace santos. Más bien, el que descuidadamente estemos en constante contacto con personas mundanas que son inmundas resultará en que nosotros también nos hagamos inmundos.—Ageo 2:10-14.
25. Según Gálatas 5:19–24, ¿qué nos mantendrá en una relación apropiada con el reino de Dios?
25 Por nuestra premeditación basada en la Biblia podemos determinar qué resultado se puede esperar de nuestro proceder. ¿Tenemos, como mira nuestra, una continua relación pacífica con el reino de Dios? ¡Las “obras de la carne” jamás nos permitirán lograrla! Por otra parte, hay “el fruto del espíritu,” y por medio de cultivar este fruto no cederemos a las pasiones y a las obras de la carne. El que sigamos este cuidadoso proceder tendrá por resultado grato el que cosechemos fruto adecuado para el reino de Dios mediante Cristo.—Gál. 5:19-24.
26. Se nos recompensará con una cosecha de cualidades de personalidad aprobadas por seguir ¿qué proceder?
26 El reino de Dios, por el cual los discípulos de Cristo han orado por mucho tiempo, ya está a punto de lanzarse contra los gobiernos enemigos en el interés de vindicar la soberanía universal de Dios. Junto con eso nos queda por delante a cada uno una temporada de siega o cosecha personal con relación a ese reino. Es preciso ejercer el mayor cuidado respecto a la “tierra” ambiental en la cual estamos plantando las semillas de las características de nuestra personalidad. Nuestra asociación social, recreativa, moral y religiosa debe ser con los que están a favor del reino de Dios mediante Cristo en medio de toda circunstancia y con una profundidad de devoción invencible. El que pensemos seriamente de antemano en lo que estamos sembrando, y dónde, y siempre con miras al reino de Dios, será recompensado con una cosecha abundante del fruto de una personalidad madura y activa semejante a la de Cristo. ¡Cuánto le agradará esto a Jehová Dios! Él nos favorecerá con la expresión de su aprobación sin reserva y con todas las bendiciones que son el resultado de tener su aprobación.
27. ¿Qué resultará en que en nosotros veamos un cumplimiento favorable de la ilustración de Marcos 4:26–29?
27 Por eso, ante la creciente urgencia de los tiempos, nos conviene prestar atención a la siguiente exhortación oportuna: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Heb. 10:24, 25) Esto resultará para nosotros en un cumplimiento favorable de la breve, pero poderosa, parábola del sembrador y la semilla, en Marcos 4:26-29. Entonces experimentaremos “el regocijo del tiempo de la siega.” Con gran emoción comprenderemos cabalmente que “el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:8; Isa. 9:3.
[Nota a pie de página]
a Esto se parece a lo que Jesús dijo en su parábola del trigo y la mala hierba, que el “campo” era el mundo de la gente. (Mat. 13:38) Solo que aquí, en Marcos 4:26-28, la “tierra” en que se siembra, en vez de abarcar a todo el mundo, solo se extiende hasta el grado del contacto y la asociación que la persona tiene con la gente. La “tierra” no representa el “corazón” de la persona, como en Mateo 13:19 y Lucas 8:12, 15.
[Ilustración en la página 19]
Como suelo en el cual cae la semilla, el ambiente en el cual el cristiano escoge cultivar cualidades de la personalidad influirá en él para bien o para mal
[Ilustración en la página 21]
“Por sí misma la tierra gradualmente fructifica. . . . Mas tan pronto como lo permite el fruto, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.”—Mar. 4:28, 29.
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Un sabio proverbioLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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Un sabio proverbio
“Donde hay uno que está encubriendo el odio hay labios de falsedad, y el que presenta un informe malo es estúpido.”—Pro. 10:18.
Muchos proverbios contienen un contraste que ayuda a aclarar lo que es correcto o sabio. Pero Proverbios 10:18 tiene dos partes que llevan una idea similar, la segunda de las cuales refuerza a la primera. Juntas, ofrecen perspicacia en cuanto al pensamiento de Dios y nos guían de la manera correcta.
Primero, leemos que “donde hay uno que está encubriendo el odio hay labios de falsedad.” Esa es una verdad fundamental. Si un hombre odia en su corazón a otro, el que él esconda eso detrás de palabras dulces o adulación es realmente engaño, ¿verdad? Como el individuo que presenta un exterior falso, sus labios expresan falsedad.—Pro. 26:24.
En vez de ocultar el odio, algunas personas hacen lo que la segunda parte del proverbio menciona. ‘Presentan un informe malo.’ Su mala intención las lleva a tratar de causar daño por medio de acusaciones falsas o comentarios despectivos hechos con el propósito de lograr que otros menosprecien a la persona odiada. Esto ciertamente es “estúpido.” El calumniador “informe malo” no cambia en realidad lo que la otra persona es. Más bien, la persona calumniadora queda marcada sencillamente según lo que ella es; las personas entendedoras la menosprecian a ella por su proceder. Por eso, en vez de causar daño a la otra persona, la persona que odia y calumnia se causa daño a sí misma.
Lo que es correcto y sabio es evadir estas dos maneras de actuar. Dios dijo a los israelitas: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón.” Y Jesús extendió el punto, al aconsejar: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos.” (Lev. 19:17; Mat. 5:44, 45) Por supuesto, no es fácil desarraigar el odio que quizás se haya desarrollado, pero ¿no es eso mejor que dejar allí lo que pudiera conducir a la falsedad hipócrita o a la calumnia estúpida? Y cuando nos libramos de la maldad, nos acercamos más a la imagen de Dios.
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