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Cosechando fruto apropiado para el reino de DiosLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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o ácida, otra es salina, y así por el estilo. Así, cuando los holandeses quisieron arrancar terreno del Zuiderzee, construyeron diques y embalsaron las aguas salobres en pólderes. Entonces desecaron el agua de mar mediante bombeo, lo cual dejó una zona de tierra baja. Pero esta tierra que se había arrancado del mar estaba impregnada de la sal del mar. Al principio no era adecuada para el cultivo de granos para alimento. De modo que los holandeses primero tuvieron que adaptar el terreno por medio de plantar en él hierbas juncosas que crecían bien en suelo salino. Esto contribuyó a la purificación de la tierra. Entonces pudieron cultivar granos que produjeran buenas cosechas.
22. Por lo general, ¿dónde es inevitable que sembremos la semilla de las cualidades de nuestra personalidad, y qué es seguro en cuanto al resultado de esto?
22 Lo mismo sucede respecto a las semillas de las características de nuestra personalidad: es inevitable que las sembremos en algún lugar, por lo general en el ambiente que nosotros mismos escojamos. Es inevitable que nos encaremos a una cosecha, una siega. ¿Será lo que seguemos adecuado para que disfrutemos de una relación aprobada con el reino de Dios? El ambiente o la asociación que buscamos con regularidad tendrán mucho que ver con eso. Aun dentro de la congregación cristiana es posible que busquemos compañerismo social con personas bautizadas que todavía se adhieran a cosas mundanas, pero que no sientan ningún remordimiento de conciencia al introducir estas cosas en la congregación a hurtadillas. Nuestra personalidad y conducta cristianas no pueden menos que ser afectadas por estas cosas infectivas.
23. En vez de la apariencia que las cosas tienen al principio, ¿qué determina si seremos felices a no al fin?
23 En el caso del cristiano infectado, su crecimiento en una dirección mundana será gradual, pues el ángulo de divergencia con relación al camino cristiano es tan leve al principio que no es discernible. Es como cuando brota el “tallo de hierba” de la semilla. Pero el tiempo de la siega revelará finalmente de manera inequívoca lo que hemos llegado a ser, porque habrá que pagar las consecuencias. Cuando por fin el cristianismo verdadero sea lo único que pueda enfrentarse con éxito a la prueba, cada persona tendrá que meter su hoz y cosechar lo que haya llegado a ser. ¿Quedará desilusionada la persona por lo que siegue, expuesta como falsa respecto a sus afirmaciones de ser persona cristiana? Feliz es el cristiano que tenga razones bíblicas para estar satisfecho con lo que su hoz siegue.—Compare con Salmo 126:5, 6.
24. ¿Contrarrestará nuestra santidad personal el efecto del ambiente con el cual nos ponemos en contacto constantemente?
24 Estamos creciendo constantemente en un sentido o en otro, en sentido mundano o en sentido espiritual. ¡Ay de nosotros si nos extraviamos o dejamos que otros nos extravíen y nos hagan creer que podemos mantener malas asociaciones sin que se echen a perder nuestros hábitos útiles de cristianos! (1 Cor. 15:33) No podemos burlarnos de Dios, tratando de anular su ley incambiable de que, tal como hay una siembra, tiene que haber una siega, y, además, de que el lugar donde sembramos afecta lo que segamos. Dios nos advierte que nuestra santidad personal no se transmite automáticamente a otros y los hace santos. Más bien, el que descuidadamente estemos en constante contacto con personas mundanas que son inmundas resultará en que nosotros también nos hagamos inmundos.—Ageo 2:10-14.
25. Según Gálatas 5:19–24, ¿qué nos mantendrá en una relación apropiada con el reino de Dios?
25 Por nuestra premeditación basada en la Biblia podemos determinar qué resultado se puede esperar de nuestro proceder. ¿Tenemos, como mira nuestra, una continua relación pacífica con el reino de Dios? ¡Las “obras de la carne” jamás nos permitirán lograrla! Por otra parte, hay “el fruto del espíritu,” y por medio de cultivar este fruto no cederemos a las pasiones y a las obras de la carne. El que sigamos este cuidadoso proceder tendrá por resultado grato el que cosechemos fruto adecuado para el reino de Dios mediante Cristo.—Gál. 5:19-24.
26. Se nos recompensará con una cosecha de cualidades de personalidad aprobadas por seguir ¿qué proceder?
26 El reino de Dios, por el cual los discípulos de Cristo han orado por mucho tiempo, ya está a punto de lanzarse contra los gobiernos enemigos en el interés de vindicar la soberanía universal de Dios. Junto con eso nos queda por delante a cada uno una temporada de siega o cosecha personal con relación a ese reino. Es preciso ejercer el mayor cuidado respecto a la “tierra” ambiental en la cual estamos plantando las semillas de las características de nuestra personalidad. Nuestra asociación social, recreativa, moral y religiosa debe ser con los que están a favor del reino de Dios mediante Cristo en medio de toda circunstancia y con una profundidad de devoción invencible. El que pensemos seriamente de antemano en lo que estamos sembrando, y dónde, y siempre con miras al reino de Dios, será recompensado con una cosecha abundante del fruto de una personalidad madura y activa semejante a la de Cristo. ¡Cuánto le agradará esto a Jehová Dios! Él nos favorecerá con la expresión de su aprobación sin reserva y con todas las bendiciones que son el resultado de tener su aprobación.
27. ¿Qué resultará en que en nosotros veamos un cumplimiento favorable de la ilustración de Marcos 4:26–29?
27 Por eso, ante la creciente urgencia de los tiempos, nos conviene prestar atención a la siguiente exhortación oportuna: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Heb. 10:24, 25) Esto resultará para nosotros en un cumplimiento favorable de la breve, pero poderosa, parábola del sembrador y la semilla, en Marcos 4:26-29. Entonces experimentaremos “el regocijo del tiempo de la siega.” Con gran emoción comprenderemos cabalmente que “el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:8; Isa. 9:3.
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Un sabio proverbioLa Atalaya 1980 | 1 de noviembre
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Un sabio proverbio
“Donde hay uno que está encubriendo el odio hay labios de falsedad, y el que presenta un informe malo es estúpido.”—Pro. 10:18.
Muchos proverbios contienen un contraste que ayuda a aclarar lo que es correcto o sabio. Pero Proverbios 10:18 tiene dos partes que llevan una idea similar, la segunda de las cuales refuerza a la primera. Juntas, ofrecen perspicacia en cuanto al pensamiento de Dios y nos guían de la manera correcta.
Primero, leemos que “donde hay uno que está encubriendo el odio hay labios de falsedad.” Esa es una verdad fundamental. Si un hombre odia en su corazón a otro, el que él esconda eso detrás de palabras dulces o adulación es realmente engaño, ¿verdad? Como el individuo que presenta un exterior falso, sus labios expresan falsedad.—Pro. 26:24.
En vez de ocultar el odio, algunas personas hacen lo que la segunda parte del proverbio menciona. ‘Presentan un informe malo.’ Su mala intención las lleva a tratar de causar daño por medio de acusaciones falsas o comentarios despectivos hechos con el propósito de lograr que otros menosprecien a la persona odiada. Esto ciertamente es “estúpido.” El calumniador “informe malo” no cambia en realidad lo que la otra persona es. Más bien, la persona calumniadora queda marcada sencillamente según lo que ella es; las personas entendedoras la menosprecian a ella por su proceder. Por eso, en vez de causar daño a la otra persona, la persona que odia y calumnia se causa daño a sí misma.
Lo que es correcto y sabio es evadir estas dos maneras de actuar. Dios dijo a los israelitas: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón.” Y Jesús extendió el punto, al aconsejar: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos.” (Lev. 19:17; Mat. 5:44, 45) Por supuesto, no es fácil desarraigar el odio que quizás se haya desarrollado, pero ¿no es eso mejor que dejar allí lo que pudiera conducir a la falsedad hipócrita o a la calumnia estúpida? Y cuando nos libramos de la maldad, nos acercamos más a la imagen de Dios.
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