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  • Carta de la Sucursal
    Ministerio del Reino 1978 | enero
    • Carta de la Sucursal

      Estimados publicadores:

      De seguro están disfrutando de su participación en la actividad del servicio del campo, y de ayudar a la gente a aprender la verdad con la ayuda de las publicaciones de la Sociedad. Como ustedes saben, durante este mes estaremos estimulando a las personas a suscribirse a la revista La Atalaya y queremos estimularlas a que usen toda oportunidad para hacer esto. Ciertamente las revistas continúan ayudando a muchos individuos a apreciar la Palabra de Dios, la Biblia.

      Por ejemplo, en Brasil una señora se puso en comunicación con la verdad por primera vez cuando compró algunas papas que estaban envueltas en un viejo número de la revista La Atalaya. Le gustó mucho lo que leyó en ella acerca de la resurrección pero le faltaba la última página. Por medio del tendero supo quién era el hombre del cual se había obtenido la revista. Así que ella buscó a este hombre y le explicó su problema. El hombre, quien era testigo de Jehová, se alegró de poderle dar la revista completa, hizo arreglos para que ella recibiera la revista por medio de una suscripción y comenzó un estudio con ella. Actualmente, tanto ella como su hija son Testigos bautizados.

      Un presidiario escribió a la oficina sucursal, diciendo entre otras cosas: “Ustedes están predicando el propósito de Dios para los que estamos en la Tierra. Sentí mucho gozo al leer por primera vez (aquí en la cárcel) las revistas que ustedes publican. Hace como un mes las revistas La Atalaya y ¡Despertad! cayeron en mis manos y francamente tengo que decirles que no me canso de leerlas. El mensaje que ustedes predican era lo que mi corazón estaba buscando. Es por esta razón que les estoy escribiendo.” Sí, este hombre quería suscribirse a ambas revistas.

      Que ustedes también hallen gozo

  • Sean trabajadores gozosos
    Ministerio del Reino 1978 | enero
    • Sean trabajadores gozosos

      1 Hoy día tenemos toda razón para ser trabajadores gozosos. Nuestro Dios Jehová es un “Dios feliz,” y Jesús, su colaborador, es gozoso, pues a él se le llama “el feliz y único Potentado.” (1 Tim. 1:11; 6:14, 15) Si estamos siguiendo las pisadas de Jesús como sus discípulos, entonces compartimos su gozo. El apóstol Pablo apropiadamente escribió: “Siempre regocíjense en el Señor. Una vez más diré: ¡Regocíjense!”—Fili. 4:4.

      HALLE GOZO EN DAR TESTIMONIO

      2 Para llevar a cabo el mandato de ser testigos de Jesús que se da en Hechos 1:8 continuamos mostrando amor a la gente. Jesús señaló que en primer lugar teníamos que amar a Jehová, pero en segundo lugar, amar a nuestra prójimo.—Mat. 22:37-39.

      3 Si en verdad amamos a nuestro prójimo y el ayudarlos nos proporciona gozo, ese gozo se manifestará en nuestra habla. Nuestra presentación de la verdad no será rutinaria, por decirlo así, ni manifestaría la actitud de ‘Aquí estoy porque tengo que estar aquí, no porque quiero estar aquí.’ Tampoco repetiremos nuestra presentación de memoria, palabra por palabra, sin tener en cuenta la inteligencia, sentimientos y sensibilidad del amo de casa. Más bien, debemos mostrar interés sincero y amor a las personas con las que hablamos y sinceramente tratar de ayudarlas a aprender la verdad de la Palabra de Dios. El que ese interés altruista en otros se manifieste en nuestra presentación de las verdades bíblicas contribuirá a que derivemos mucho gozo de dar testimonio de las buenas nuevas del Reino.

      HALLE GOZO EN HACER DISCÍPULOS

      4 Sabemos que Jehová y los ángeles se regocijan cuando se hace un discípulo. Nosotros también nos regocijaremos en hacer discípulos si reflejamos el amor e interés de Jehová por las personas. Debemos interesarnos sinceramente en los discípulos en potencia, no simplemente como “estudios” que tenemos que informar, sino como personas. Ciertamente hallaremos que el gozo de conducir estudios y hacer discípulos proviene más de un amor genuino a las personas que de nuestra atención a ciertos métodos y técnicas. Usualmente las personas responden a una expresión genuina de amor e interés en ellas.

      5 Jesús nos puso un buen ejemplo. Se hizo amigo de las personas a quienes enseñaba. (Juan 15:11-15) Nosotros, también, podemos y debemos esforzarnos por llegar a ser amigos de aquellos a quienes enseñamos en nuestros estudios bíblicos de casa. Con este objetivo en mira nuestros estudios no deben ser repasos o consideraciones frías y sistemáticas. Más bien, deben ser afectuosos, provechosos, manifestar buena enseñanza y dar énfasis a desarrollar una buena relación con Jehová. Siempre debemos tratar de ayudar a aquellos con quienes estudiamos y no contentarnos con enseñar principios y mandatos bíblicos, sino también enseñarles cómo aplicar estos principios en su vida y cómo llevar a cabo los justos mandatos de Dios. Nuestras consideraciones deben reflejar un interés genuino personal en el estudiante como posible discípulo y por lo tanto posible hermano o hermana en la fe.

      6 Ciertamente el ver a un discípulo progresar hasta el punto de dedicación y bautismo produce mucho gozo. Pablo experimentó ese gozo y sintió un afecto especial para con aquellos a quienes ayudó. (1 Tes. 2:7-20) Aun después del bautismo muchos necesitan ayuda. En verdad nos da gozo ayudar a alguien a arraigarse firme y sólidamente en la fe. (Efe. 3:17-19) Muestre interés personal en los discípulos recién bautizados. ¿Por qué no continúa ayudándolos hasta que hayan terminado de estudiar por lo menos dos libros, a fin de ayudarlos a estar sólidos en la fe?

      7 De seguro nuestro amor a Jehová y a nuestro prójimo nos ayudará a tener la actitud correcta en cuanto a ayudar a otros. El amor y el gozo están estrechamente enlazados y son dos frutos del espíritu santo de Dios. (Gál. 5:22) Continúe expresando su amor e interés en las personas a medida que lleva a cabo su actividad de dar testimonio, enseñar y hacer discípulos, y de seguro recibirá mucho gozo como una bendición de nuestro feliz y gozoso Dios, Jehová.

  • Ayude a “estos pequeños”
    Ministerio del Reino 1978 | enero
    • Ayude a “estos pequeños”

      1 Jesús amaba a la gente. Él se interesaba no solo en los que lo seguían fielmente, sino también en los que se descarriaban del rebaño. Repase sus palabras en Mateo 18:14: “No es cosa deseable a mi Padre que está en el cielo el que uno de estos pequeños perezca.”

      2 No cabe duda de que Jesús tenía presente a algunos que quizás se descarriarían del rebaño, porque en Mateo 18:12, 13, él dijo que habría gran regocijo por una oveja que se descarriara y fuera encontrada y devuelta al redil. Sí, Jesús estaba interesado en “estos pequeños.”

      3 De vez en cuando algunos se apartan y por el momento no muestran deseo alguno de aceptar nuestra ayuda con la meta de volver. Pero muchos de los que se debilitan o dejan la actividad cristiana lo hacen debido a diversas presiones y problemas personales. Simplemente han dejado de participar en el servicio del campo y de asociarse regularmente con nosotros en las reuniones. Puesto que sentimos un amor como el de Cristo por estas personas, ¿qué podemos hacer para ayudarlas a volver?

      QUIÉN PUEDE AYUDAR

      4 Cada cuerpo de ancianos querrá considerar en una de sus reuniones de ancianos cómo pueden ellos ayudar a los que se han hecho inactivos en los últimos años. (Pro. 27:23) Como parte de su obra de pastoreo, los ancianos deben hacer un esfuerzo especial por visitar a estos que se han “descarriado” y tratar de ayudarlos espiritualmente. A los siervos ministeriales que están familiarizados con el pensar y las circunstancias de personas inactivas, se les puede pedir que acompañen a un anciano cuando éste las visite para darles estímulo.

      QUÉ HACER

      5 Cuando visite a los inactivos, nunca los regañe ni corrija. Más bien, muestre profundo amor e interés. Déjeles saber que los echamos de menos en nuestras reuniones. Ofrézcase a ir con ellos a las reuniones, y recogerlos si eso

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