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Gánese la prometida vida eterna... ¡ejerza fe!La Atalaya 1977 | 15 de febrero
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Perfecto, Jesucristo, pues ahora él no solo se sienta a la diestra del trono de Dios, sino que también reina como el Rey mesiánico instalado. Aun durante este “poquito de tiempo” que rápidamente va terminando antes de que Jehová llegue como Vengador, es posible que perdamos la fe, que cometamos el pecado que tan fácilmente nos enreda. Hace diecinueve siglos Pablo aprovechó la oportunidad para advertir de tal peligro a los hebreos cristianizados, al añadir la cita adicional de la profecía de Habacuc, diciendo: “Y, ‘si se retrae, mi alma no se complace en él.’”—Heb. 10:38.
14. ¿Qué orden sigue Habacuc 2:4 al establecer el contraste entre dos personas diferentes, pero cómo invierte Pablo el orden en Hebreos 10:38?
14 En la profecía de Habacuc, según la traducción griega primitiva, la Versión de los Setenta, Jehová dice: “Si alguno retrocede, Mi alma no se complace en él. Pero el justo vivirá por la fe en Mí.” (Hab. 2:4, traducción de Thomson) El que pierde la fe y retrocede se gana el desagrado de Jehová. A éste se le pone en contraste con el cristiano que se adhiere sin aflojar a su fe en Jehová y obtiene la vida eterna. Al hacer su cita, Pablo invierte el orden de las dos partes de Habacuc 2:4. Pablo coloca la última parte al principio.
15. Así Pablo nos suministra ¿qué prevención, tan apropiada en vista de qué prueba que asoma delante de nosotros?
15 Pablo hace esto a fin de prevenirnos a los que tenemos la fe cristiana por el momento, pues aun ahora hay el peligro de que algunos de nosotros nos retraigamos y apostatemos. “En consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.” (1 Cor. 10:12) A medida que el mundo bajo Satanás se hace más dictatorial, mayor se hace la presión sobre nosotros. Al ver asomar delante de nosotros la tremenda prueba final de nuestra fidelidad mientras se acerca la “grande tribulación,” pudiéramos decidir no hacerle frente. Pudiéramos perder fe y confianza en Dios. De modo que nos retraemos. Cesamos de aguantar la prueba.
16. ¿Cómo obra precipitadamente la persona que es incrédula para con Dios?
16 Muy apropiadamente la versión Vulgata latina de Habacuc 2:4 dice: “Mira que el que es incrédulo, no tendrá en sí mismo una alma derecha: mas el justo en su fé vivirá.” (Scío) La versión en inglés The New American Bible (La Nueva Biblia Americana), católica romana, indica que el cristiano es “precipitado” cuando renuncia a su fe por las dificultades crecientes que ve justamente adelante, de modo que quebranta su integridad para con Dios. Dice: “El hombre precipitado no tiene integridad; pero el justo, a causa de su fe, vivirá.”
17. ¿Qué se puede decir acerca de que uno sea “precipitado” o no lo sea al seguir marchando con fe hacia la “grande tribulación”?
17 El cristiano que sigue marchando con fe hacia la “grande tribulación” no es “precipitado” al proceder así. El verdadero precipitado, el individuo hinchado de la actitud de estar confiado o seguro de sí mismo, es quien por incredulidad para con el Dios Todopoderoso se hace desertor. El desertor se queda sin alcanzar el galardón, se detiene antes del cumplimiento de la promesa de Dios al fiel. Jehová Dios no se complace en los desertores.
18. En Hebreos 10:39, ¿qué derrotero traza el apóstol Pablo para la clase fiel?
18 Encarándonos ahora con el tiempo más turbulento de toda la historia del pueblo devoto de Jehová, ¿qué haremos? ¿Cuál debe ser nuestra determinación? ¡Lejos esté de nosotros adoptar el derrotero de la cobardía y retraernos! Por la bondad inmerecida de Dios, el apóstol Pablo nos traza nuestro derrotero recto al hablar por la clase fiel y decir: “Ahora bien, nosotros no somos de la clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma.”—Heb. 10:39.
19. Si nos declaramos a favor de no retraernos, ¿qué haremos en cuanto a las reuniones y la “franqueza de expresión”?
19 Ahora es el tiempo en el cual debemos tomar una decisión. ¿Vamos a cifrar fe firme en Dios y estar de acuerdo con el apóstol Pablo y declarar con firmeza: “Nosotros no somos de la clase que se retrae para destrucción”? Al declarar que no somos de esa clase de cristianos incrédulos, no abandonaremos el “reunirnos,” como acostumbran los incrédulos que se retraen, sino que nos reuniremos, aun en lugares clandestinos, si se hace necesario, para animarnos los unos a los otros, “y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” No debemos desechar nuestra franqueza de expresión, “la cual tiene un gran galardón que se le ha de pagar,” sino que denodadamente seguiremos proclamando el gobierno teocrático de Jehová por Cristo como la única esperanza para toda la humanidad.—Heb. 10:25-35; Mat. 24:14; Mar. 13:10.
20. Si deseamos vida eterna, ¿a favor de qué derrotero positivo nos declaramos?
20 En contraste con la destrucción, vida eterna es lo que deseamos, ¿no es verdad? De modo que, no hablando ahora negativamente, sino positivamente, decimos de todo corazón: “Somos . . . de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma. Fe es la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan. Porque por medio de ésta se dio testimonio de los hombres de tiempos antiguos [entre ellos Abrahán].”—Heb. 10:39 a 12:2.
21. La fe en la promesa de Dios nos da poder para hacer ¿qué, y con qué clase de expectativa?
21 Nuestra fe en la promesa de Dios, para quien el mentir es una imposibilidad, nos da poder para aguantar, perseverar. La fe y el aguante conciertan, como está escrito en Revelación 13:10: “Aquí es donde significa el aguante y la fe de los santos.” Es posible que hasta ahora hayamos perseverado y aguantado por largo tiempo por el cumplimiento de la promesa de Dios, pero nuestra espera de ella es una que está fortificada, asegurada, un esperar al grado de estar absolutamente convencidos de que Dios no nos desilusionará.
22. ¿Qué creemos acerca de las cosas invisibles de la promesa de Dios, y con qué nos remunerará para que disfrutemos del cumplimiento de la promesa?
22 Quizás no veamos todavía las cosas que Dios ha prometido y que esperamos, pero sabemos que son realidades por cuanto tenemos la “demostración evidente” de su existencia según el poder de Dios Todopoderoso. Para entrar en el cumplimiento de la promesa de Dios tenemos que poseer vida; necesitamos que se nos conserve viva el alma. La única manera en que podemos obtener ese premio de la vida es por medio de una fe sostenida. Nuestro deseo intenso es disfrutar eternamente de la promesa cumplida de Dios. ¡Fuera, entonces, con todo pensamiento o inclinación de retraernos en temor y en incredulidad! ¡Fe es lo que ejerceremos junto con obras que la comprueben! Como galardón por eso, Jehová Dios el Dador de Vida conservará vivas para siempre nuestras almas.—1 Juan 2:25.
23. En cumplimiento de su promesa, ¿qué les hará Dios a los hacedores de su voluntad que aguantan fielmente?
23 Por lo tanto, sin falta el “Dios que suministra perseverancia” cumplirá su promesa a los hacedores de su voluntad que aguantan fielmente. (Rom. 15:5) Gozosamente nos introducirá en las bendiciones y privilegios eternos del reino por su Hijo Jesucristo, prometido desde hace mucho tiempo. Así, no habrá sido en vano nuestra predicación de este reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” antes de que llegara “el fin.”—Mat. 24:14.
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‘La sabiduría es árbol de vida’La Atalaya 1977 | 15 de febrero
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‘La sabiduría es árbol de vida’
● Un proverbio bíblico dice que la sabiduría es “árbol de vida a los que se asen de ella.” (Pro. 3:18) La persona que posee esa sabiduría tiene la perspicacia y el buen juicio de prestar atención a los mandamientos de Dios. Esto la salvaguarda de emprender un derrotero tonto que pudiera resultar en muerte prematura. Por ejemplo, el hombre que pasa por alto las advertencias inspiradas contra la inmoralidad sexual puede contraer una enfermedad venérea y, como resultado de ello, puede morir prematuramente. Por otra parte, la persona que obra en armonía con la sabiduría divina está protegida contra esas nefastas consecuencias. En su caso, la sabiduría ha resultado ser “árbol de vida.”
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