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  • El impresionante mundo de los incas
    ¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
    • Fin de la gobernación incaica

      En 1527 murió Huayna Cápac, en la cumbre del esplendor y poderío incaico. A continuación hubo cinco años de guerra civil debido a una lucha por el poder. Pero dos semanas después de la victoria de Atahualpa sobre su medio hermano Huáscar apareció en la escena el español Pizarro. Este había salido de Tumbes en dirección a Cajamarca con simplemente 180 hombres, de los cuales 67 eran caballeros e iban a caballo. Atahualpa sabía que se acercaban.

      ¿Lo dominaba la curiosidad? ¿Estaba demasiado confiado? ¿Era que creía en alguna superstición acerca de aquellos extranjeros blancos y barbudos? Nadie sabe. Pero una cosa es segura: si hubiese pensado que eran una amenaza, hubiese podido acabarlos mientras subían a través de los centenares de angostos pasajes de las montañas. Pero Atahualpa se quedó sentado esperando.

      Con el tiempo los españoles llegaron y ocuparon a Cajamarca, que había sido abandonada. Ahora, para coronar su audacia, Pizarro invitó a Atahualpa a que lo visitara en la ciudad... ¡pero desarmado! ¿Aceptaría Atahualpa? La preparación de una emboscada no era nada nuevo para la estrategia militar de los incas. Sin embargo, en la tarde del 16 de noviembre de 1532 Atahualpa marchó hacia la plaza de Cajamarca. Vino vestido en todo su regio atavío, con asistentes, pero todos desarmados. ¿Tenía razón para confiar en aquellos extraños, o era aquello un ademán para salvar las apariencias, para no dar la impresión de ser un cobarde? No sabemos.

      Un sacerdote católico romano salió a saludar al inca. El escritor Hammond Innes describe lo que ocurrió entonces: “Parece probable que el fraile sí le entregara una Biblia a Atahualpa, como la autoridad en la cual se basaba la fe cristiana, y que el inca la arrojara al suelo. Sin importar lo difícil que le haya sido comprender el argumento del teólogo dominico, no pudo haber tenido ninguna ilusión en cuanto a la intención: aquel miserable extranjero, que tenía la cabeza tonsurada y una cruz, estaba instándole a renunciar a su propia divinidad a favor de un dios que había sido asesinado estúpidamente por su propio pueblo, y al mismo tiempo a reconocer que el emperador Carlos era un rey más grande que él mismo. En otras palabras, tendría que abandonar todo aquello por lo cual había tenido que luchar con tanto empeño. Su cólera ante aquella desvergüenza fue inmediata, su rechazamiento del Libro era inevitable. Quizás es correcto el informe del ademán orgulloso que hizo al señalar al Sol y decir: ‘Mi Dios todavía vive.’”

      Súbitamente hubo un disparo de cañón, y entonces la caballería española salió precipitadamente en ataque desde las pequeñas entradas alrededor de la plaza. En 30 minutos los indios fueron vencidos, y 6.000 de ellos fueron muertos. El único español que resultó herido fue Pizarro, de una herida de espada que recibió mientras defendía a Atahualpa, a quien quería vivo. ¡Atahualpa quedó prisionero!

      A Atahualpa se le prometió que se le dejaría vivo si, según él había ofrecido hacer, llenaba una vez de oro y dos veces de plata la gran habitación que le servía de prisión. Llegaron objetos de todo rincón del imperio. Pero los españoles no quedaban satisfechos. Su hambre de oro les hacía pedir más. Con el tiempo, amontonaron una increíble cantidad de riquezas.

      Pero Atahualpa seguía vivo, y no se le ponía en libertad. No era que él no hubiese cumplido su parte del trato, pero era un obstáculo. Así que, entre otras cosas, se le acusó de ser el cerebro director de un levantamiento. Más que eso, ¡se le acusó de “delitos contra el estado español” en su propio país! Se le juzgó y ‘se le halló culpable.’ Puesto que él imploró que no se le ejecutara por quema, lo cual iba en contra de la creencia religiosa incaica acerca de la vida después de la muerte, se le estranguló, pero solo después que concordó en ser bautizado como católico romano. Eso fue el 29 de agosto de 1533.

      El pueblo inca presentó poca resistencia al avance de los españoles por la gran carretera de Cuzco. La capital cayó el 15 de noviembre de 1533. Aquello marcó el fin de la gobernación incaica.

      Ni la instalación de un inca que era un títere de los españoles, ni las reyertas entre los conquistadores españoles, ni las revueltas de los incas ni el asesinato de Pizarro restablecieron el poderío incaico. El estado neoincaico fue de breve duración; solo duró 36 años. En realidad, Túpac Amaru fue el último de los incas. Fue decapitado en la plaza de Cuzco. Con él, finalmente se detuvo el reloj de la historia de los incas.

      Hacia el presente y el futuro

      Los españoles admiraban la administración incaica, y retuvieron o adaptaron muchas instituciones de los incas. Pero, como pueblo, aquellos amerindios realmente nunca aceptaron las costumbres españolas. Mantuvieron vivas muchas de sus viejas costumbres, y las mezclaron con las ceremonias católicas romanas.

      Machu Picchu, una ciudad que está en la cima de una montaña, ilustra el fracaso de los españoles en cuanto a aplastar el espíritu de los incas. Esta fue descubierta en fecha tan tardía como la de 1911, por el explorador norteamericano Hiram Bingham. Estaba entre dos picachos andinos, a 2.440 metros de altura y 610 metros sobre el río Urubamba, y los invasores españoles nunca la habían hallado. ¿Había sido construida como plaza fuerte? ¿Era un refugio secreto para las vírgenes del Sol? Nunca se ha resuelto este enigma.

      Sin embargo, aunque el fin de los incas como pueblo fue triste, hoy día hay descendientes de ellos en el Perú, Bolivia, Chile y Ecuador. Los testigos de Jehová han estado predicando las buenas nuevas del reino de Dios entre estas personas. Estos indígenas han aceptado literatura bíblica voluntariamente tanto dentro como fuera del “valle sagrado” de los incas, y en el valle de Urubamba. En Cuzco hay tres felices congregaciones cristianas. Algunos de los miembros de éstas afirman que son descendientes de los incas.

      Además, en Bolivia, alrededor del lago Titicaca, hay algunas congregaciones cristianas. Estas están compuestas mayormente de indígenas aymará, pero muchos indígenas quechua de Bolivia también han abrazado el verdadero cristianismo.

      Ya sea que individualmente puedan o no mostrar que descienden de los incas, estas personas están a la expectativa del tiempo en que, en un futuro cercano, el reino de Dios haya de unir a la gente de todas las tribus y lenguas. Hasta los que murieron hace mucho tiempo regresarán, para recibir una oportunidad de vivir para siempre en la Tierra. (Hech. 24:15) ¿Habrá representantes del antiguo mundo de los incas entre esa feliz muchedumbre? No hay duda de ello.—Contribuido.

  • ¿Correo instantáneo?
    ¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
    • ¿Correo instantáneo?

      Quizás no pase mucho tiempo antes de que el Correo de los Estados Unidos halle una manera de eliminar su reputación de hacer entregas tardías. El director general de Correos ha anunciado ensayos de un sistema de transmisión que convertiría los mensajes en impulsos electrónicos y usaría satélites, si fuera necesario, para comunicarlos a su destino, donde se reconvertirían en el mensaje impreso, que se entregaría el día siguiente. Si este sistema funciona, dice él, se pudiera enviar una gran cantidad de mensajes por menos de lo que cuesta actualmente el correo de primera clase. Dice que es posible que este sistema empiece a funcionar hasta cierto grado dentro de tres años... si el gobierno decide darle su apoyo.

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