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La actividad ministerial de los testigos de JehováLa Atalaya 1958 | 1 de julio
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en una cabaña de dos habitaciones, que también tenía un pequeño desván. Cada uno trajo algo de alimento y en realidad tuvimos una pequeña asamblea. Temprano por la mañana el día siguiente salimos a visitar algunas casas cercanas, luego volvimos para otro estudio de La Atalaya, contestamos muchas preguntas adicionales, pronunciamos un discurso bautismal y luego sumergimos a cuatro personas en un frío riachuelo de la montaña. Entre los bautizados había cierto señor, su esposa y el hermano de él. Este señor había obtenido el libro ‘Sea Dios veraz’ cuando vivía en otra aldea, pero lo había guardado sin leer porque sus vecinos le dijeron que no era bueno. Cuando llegó el hombre de buena voluntad y le predicó otra vez él se acordó de su libro, lo sacó y descubrió el tesoro que había escondido. Su madre, su hermana y todavía otro hermano suyo habían hecho un viaje de más de cinco horas a caballo para venir y oír más, y expresaron su deseo de bautizarse pronto. De modo que dejamos atrás a un grupo feliz que había aprendido acerca del Dios feliz, Jehová.
“Los precursores han prestado mucha ayuda en cuanto a fortalecer a las congregaciones más débiles. Una congregación que tenía unos veinticinco publicadores antes que llegara un precursor en poco tiempo subió a treinta y seis. En otro lugar donde un precursor especial está trabajando entre indios nativos varias parejas se han casado legalmente durante el año y arreglado su vida, para que se les pueda considerar miembros de la sociedad del nuevo mundo.
“A pesar de que es población transeunte la que hay en la Zona del Canal, se está logrando la predicación de las buenas nuevas, y nuevos publicadores están emprendiendo la obra. Una misionera nos informa acerca del progreso allí y nos relata una experiencia que bien ilustra la importancia de trabajar el territorio regularmente. Ella dice: ‘Seis semanas antes se había trabajado este territorio en particular. Era Día de revistas y salió a saludar a la misionera una pequeña y delicada señora, algo sorda, que en el acto la hizo pasar adentro. “¿Es usted testigo de Jehová?” preguntó. Su respuesta afirmativa produjo esta contestación: “Pues, ¿cómo sabía usted que yo estaba aquí? ¿Quién le dijo?” La publicadora explicó que estaba visitando de puerta en puerta, pero el ama de casa parecía entender todo eso y siguió: “Acabo de llegar de Long Island, Nueva York, y estudiaba con Margarita. Ella me dijo que alguien me visitaría, pero no esperaba que viniera usted tan pronto. Quiero decirle que aprendí mucho con la ayuda de Margarita. A propósito, ¿ha asistido usted alguna vez a una asamblea de los testigos de Jehová? ¡Son maravillosas! ¿Y ha visto alguna vez un bautismo?” La misionera comenzó entonces a preguntarse quién estaba dando el testimonio a quién, ya que la pequeña ama de casa continuó: “¡Tengo aquí un libro tan maravilloso! ¿Lo ha visto usted alguna vez? Sé que me va a gustar muchísimo.” (Sacó “Esto significa vida eterna”.) Se hicieron arreglos para continuar el estudio con ella, y después de tres semanas empezó a venir al Salón del Reino. Parece estar en su casa con su “familia” aquí y sigue maravillándose de la unidad y organización de la sociedad del nuevo mundo.’”
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Oficial de Indonesia avalúa “La Atalaya”La Atalaya 1958 | 1 de julio
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Oficial de Indonesia avalúa “La Atalaya”
Cuando la sucursal de la Sociedad en Djakarta, Indonesia, hizo solicitud de una licencia para obtener papel para empezar a imprimir la revista ¡Despertad! allí mismo en el idioma indonesio, un oficial del Ministerio de Información dijo: “Considero que la Menara Pengawal [La Atalaya] es una de las mejores revistas de Indonesia y me es sumamente grato ayudar con la licencia para obtener papel para su nueva revista.”—Yearbook of Jehovah’s Witnesses para 1958.
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