numeroso. Con una oración se concluyeron los ejercicios formales y se desató el entusiasmo contenido de la multitud ansiosa. Perspectivas futuras ocuparon la conversación el resto del día. Hay una grande distancia desde el campo pacífico de Galaad hasta el sitio de sus venideras actividades nuevas. Sin embargo, la clase décimoctava empieza hacia adelante bien equipada para su tarea de proclamar a los oyentes anuentes de muchos países, “Salid.”

¿Es la unión de fes un arreglo de Dios?

“Un poco de levadura hace fermentar toda la masa.”—Gál. 5:9, NM.

1, 2. ¿Qué recomendó Truman enérgicamente a los clérigos, y por qué rehusará hacerlo la religión verdadera?

JEHOVÁ es un Dios de verdad. Él no transige con el error. Ninguna crisis puede aterrarlo y hacerlo abandonar sus principios de verdad por causa de conveniencia. Ningún peligro puede asustarlo y hacerlo unir fuerzas con el error para presentar un frente más poderoso contra un enemigo común. Ninguna amenaza puede hacerlo considerar la diferencia entre la verdad y el error como baladí e insignificante, de este modo haciendo parecer una consolidación de los dos justificable bajo tales circunstancias. Su verdad se registra en su Palabra la Biblia, y a pesar de cualesquier crisis—o peligros el futuro de esa verdad está asegurado: “La palabra hablada por Jehová dura para siempre.” (Deu. 32:4; Juan 17:17; 1 Ped. 1:25, NM) Por consiguiente la religión verdadera no se unirá con religiones falsas para arrostrar con números mayores el peligro doble del comunismo y la guerra mundial, como el presidente Truman enérgicamente recomendó en un discurso a los clérigos el 28 de septiembre de 1951:

² “En esta crisis de asuntos humanos, todos los hombres que profesan una creencia en Dios deben unirse para pedir su ayuda y su guía. Debemos abandonar nuestras diferencias y juntarnos ahora—porque nunca antes han parecido tan mezquinas e insignificantes nuestras diferencias como ahora frente al peligro que arrostramos hoy. No es sólo esta iglesia o esa iglesia la que está en peligro. No es sólo este credo o aquel credo el que está amenazado. Todas las iglesias, todos los credos, están amenazados. El mismo futuro de la palabra de Dios—la enseñanza que nos ha llegado desde los días de los profetas y la vida de Jesús—está en peligro.” (El Times de Nueva York, 29 de septiembre de 1951) Aproximadamente dos años antes, cuando prometió dar apoyo a la semana de fraternidad de la Conferencia nacional de cristianos y judíos, Truman dijo: “La fraternidad no sólo es un impulso generoso sino también un mandato divino. Otros es posible que entren en la hermandad sólo por sentimiento. Nosotros reconocemos la hermandad como un deber religioso.” (El Times de Nueva York, 12 de noviembre