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Ecos de la Guerra de los Treinta Años de la cristiandad¡Despertad! 1971 | 22 de septiembre
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Richelieu, el poder detrás del trono en Francia, estaba resuelto a no dejar que la Casa de Habsburgo dominara a Europa. De modo que ahora la religión pasó al fondo y las consideraciones políticas se hicieron cada vez más prominentes. En estos años se presenciaron las peores fases de la guerra. Ambos lados se dedicaron a saquear. Las condiciones de hambre se hicieron tan malas que se esparció el canibalismo, a las tumbas les robaban sus recién enterrados, a las horcas les robaban sus víctimas, niños y presos desaparecían misteriosamente. Para rematar, la peste arrolló el país. La guerra no solo empobreció mucho a Alemania, sino que también redujo la población de unos 30 millones a unos 12 millones.
Con razón de vez en cuando cada lado se cansaba de pelear y mostraba señales de estar dispuesto a negociar. Finalmente estas negociaciones resultaron en el Tratado de Westfalia. Francia y Suecia, habiendo sido victoriosas en gran parte, tuvieron la concesión de la mayor parte de sus deseos en los términos de paz. Francia se encargó de obtener ciertos territorios que codiciaba grandemente, y los suecos, aunque obtuvieron algunas ventajas territoriales, estaban principalmente interesados en los beneficios religiosos. Principalmente como resultado de sus esfuerzos el tratado concedió libertad religiosa a muchísimos que no habían disfrutado de ella antes. Así, los calvinistas y otros protestantes recibieron los mismos derechos que los luteranos, derechos que hasta sobrepasaron los que había concedido el Tratado de Augsburgo y que habían sido anulados por el Edicto de Restitución de 1629 de Fernando.
La cristiandad tan anticristiana como siempre
Pero, ¿es todo esto meramente historia interesante? No, porque tiene que ver con acontecimientos actuales. Hoy en Ulster, Irlanda, hay individuos que afirman ser cristianos, católicos y protestantes, odiándose y matándose unos a otros. La revista Time del 13 de julio de 1970 informó: “Una cobertura de cólera pendía sobre Ulster la semana pasada después de las más feroces batallas que se han producido entre católicos y protestantes en ocho meses. Además de los siete muertos, por lo menos 250 personas resultaron heridas o lastimadas, hubo destrucción, por bombas, de tiendas y tabernas y se volcaron autobuses para hacer barricadas.” Y un oficial de primer rango de Ulster dijo, según se le citó en U.S. News & World Report del 26 de octubre de 1970: “Este país es ingobernable. Nadie concuerda en lo que se debe hacer. Ulster es una paradoja... un lugar pequeño, insignificante, pero diabólicamente difícil de gobernar.” ¡Y casi todos los de ese lugar afirman ser cristianos, católicos o protestantes!
Por todo el resto del mundo, también, la cristiandad desmiente por sus frutos su afirmación de ser cristiana. El crimen y la violencia esparcidos, la corrupción política y la avaricia corporativa, la afición a las drogas y la moralidad relajada se ven por todas partes. Y en particular las guerras entre los que afirman ser cristianos desmienten su afirmación de ser seguidores de Jesucristo. Jesús dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” Claramente cuantos pelean con armas carnales no son seguidores de Jesucristo, el Hijo de Dios.—Juan 13:34, 35.
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Agua que viaja¡Despertad! 1971 | 22 de septiembre
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Agua que viaja
● Agua fría del océano Antártico, que penetra hasta gran distancia en el océano Atlántico, ha sido detectada tan al norte como en la ciudad de Nueva York, a 11.265 kilómetros. Y agua fría del océano Ártico ha sido detectada hasta en el océano Antártico.
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