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Ninguna curación hasta que las casas estén sin hombreLa Atalaya 1967 | 1 de marzo
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29. (a) De acuerdo con esto, ¿hasta cuándo habría de continuar la decadencia espiritual del pueblo? (b) ¿Qué mensaje estaba obligado, por lo tanto, Isaías a declarar, y por qué demostró ser un testigo fiel?
29 ¡Ay! la decadencia espiritual del pueblo de Isaías de seguro continuaría así hasta que le sobrevinieran las consecuencias terribles de su conducta impía según lo que predijo Jehová Dios, en su propio pacto escrito con la nación de Israel, que vendría sobre los tercos quebrantadores del pacto. (Lev. 26:22-41; Deu. 28:49-68) Por lo tanto Isaías estaría obligado a declarar un mensaje de ruina, desolación y destierro venideros a su propio pueblo. Y esto él realmente lo hizo. No podía escaparse de hacerlo, porque era una predicción correcta del futuro. Era el mensaje de Jehová a “este pueblo,” y el profeta Isaías se había ofrecido y había pedido ser enviado, diciendo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.” No se volvió atrás de esta oferta y petición. No optó por hacerlo, sin importar cuán duro fuera contra su pueblo el mensaje de parte de Jehová. Por consiguiente, demostró ser un testigo fiel de Jehová.
30. (a) ¿Siguió Isaías con el mensaje profético de Jehová hasta que las casas estuvieron sin hombre? (b) ¿El ir obedientemente él resultó ser en vano?
30 Isaías siguió profetizando hasta el tiempo del reinado justo de Ezequías, el bisnieto del rey Uzías, o desde aproximadamente 775 hasta aproximadamente 732 a. de la E.C., o unos cuarenta y tres años. De modo que él mismo no predicó hasta que Jerusalén y su templo fueron destruidos por los ejércitos babilónicos en 607 a. de la E.C. y todo el país de Judá quedó desolado, con las casas sin hombre terrestre, y hubo una remoción de los judíos sobrevivientes desde el país de Judá hasta la tierra lejana de Babilonia, para languidecer allí como desterrados. Quedó una pequeña cantidad de judíos de poca monta en el país, pero los asustó el temor de la venganza de Babilonia y huyeron a Egipto, para morir allí. Así, aunque Isaías terminó su obra profética unos 125 años antes de este desastre nacional, el duro mensaje que Jehová le envió a proclamar a su propio pueblo resultó ser muy dolorosamente veraz. No había sido enviado en vano. No había ido obedientemente en vano.—2 Cró. 36:15-21; 2 Rey. 25:1-26.
UNA “DESCENDENCIA SANTA” COMO UN TOCÓN
31. ¿Qué agregó Jehová que hizo al mensaje encomendado a Isaías un mensaje no completamente desesperanzado?
31 Sin embargo, el mensaje que le fue encomendado a Isaías en el templo de Jehová no fue completamente desesperanzado, porque Jehová agregó estas palabras finales: “Y habrá todavía en ella una décima parte, y de nuevo tiene que llegar a ser algo para quemazón, como un árbol grande y como un árbol macizo en los cuales, cuando hay tala de ellos, hay tocón; una descendencia santa será el tocón de esta.” (Isa. 6:13) Esto consoló a Isaías con la seguridad de que se hallaría un resto santo entre “este pueblo.” Aunque la nación de Israel recibiera una quemazón repetida, como un árbol grande macizo que ha sido talado para combustible, quedaría un tocón vital del árbol simbólico de Israel. Al sentir la presencia de agua este tocón retoñaría y el árbol volvería a crecer. Este resto o tocón todavía arraigado en el suelo sería una descendencia o prole que era santa a Jehová.
32. (a) ¿Cómo probó ser veraz esta parte consoladora del mensaje de Isaías? (b) ¿Qué hizo posible esto concerniente a esa misma profecía del templo, y cómo afectó también ésta a nuestro día?
32 Esta parte consoladora del mensaje que Jehová envió a Isaías a entregar también resultó ser veraz. Después de setenta años de completa desolación de la tierra de Judá, un resto de judíos arrepentido y temeroso de Dios ciertamente sí regresó del destierro en Babilonia en 537 a. de la E.C. Este reedificó el templo de Jehová, y al mismo tiempo reedificando su ciudad de Jerusalén. De esta manera la “descendencia santa” se usó para restaurar la adoración pura de Jehová Dios en la tierra de Judá. (2 Cró. 36:20-23; Esd. 1:1 a 6:22) Esta restauración de los judíos a su patria dada por Dios hizo posible que tuviera lugar el segundo cumplimiento de la profecía de Jehová dada a Isaías en el templo, y esto en relación con un Isaías Mayor. Ambos cumplimientos históricos sobre el pueblo del Israel natural suministraron un cuadro profético de un tercer cumplimiento, en nuestros propios tiempos modernos, de la profecía del templo escrita por Isaías. Veamos esto ahora.
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¿Ha dicho usted: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”?La Atalaya 1967 | 1 de marzo
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¿Ha dicho usted: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”?
1. ¿Cuándo tuvo lugar el segundo cumplimiento de la profecía dada a Isaías en el templo, y cómo puede ser designado aquel a quien Jehová levantó en relación con eso?
SE HA descubierto que numerosas profecías de la Santa Biblia tienen un cumplimiento triple llegando este cumplimiento tercero y final en nuestro propio siglo veinte. Esto hace sumamente interesantes y vitales para nosotros tales profecías como esta profecía dada durante la visión que tuvo Isaías de Jehová Dios en su santo templo. (Isa. 6:1-13) El segundo cumplimiento de esta profecía sumamente importante tuvo lugar hace diecinueve siglos, cuando Jehová Dios levantó un segundo Isaías, un Isaías Mayor. ¿Quién fue este Isaías Mayor? Lo averiguamos en el Heb. capítulo dos de la carta escrita a los hebreos cristianizados, preservada para nosotros en la Santa Biblia.
2. ¿Qué dijo Isaías tocante a sus hijos, y cómo se citó esto para identificar al Isaías Mayor?
2 El Isaías original había sido casado y tuvo dos o tres hijos con su esposa israelita, una profetisa. Por causa de la profecía Isaías fue inspirado a decir: “¡Miren! Yo y los hijos que me ha dado Jehová somos como señales y como milagros en Israel de parte de Jehová de los ejércitos, que está residiendo en el monte Sion.” (Isa. 8:18) Casi ochocientos años después, un escritor bíblico escribió en Hebreos 2:11-14, con referencia a Jesucristo: “Porque tanto el que está santificando como los que están siendo santificados, todos emanan de uno solo [de Dios], y por esta causa no se avergüenza de llamarlos ‘hermanos,’ como dice él: . . . ‘¡Miren! Yo y los niñitos que Jehová me dio.’ Por lo tanto, siendo que los ‘niñitos’ son partícipes de sangre y carne, él también de igual manera participó de las mismas cosas, para que por su muerte redujera a la nada al que tiene el medio para causar muerte, es decir, al Diablo.” Esto identifica a Jesucristo como el Isaías Mayor.
3. (a) ¿Por qué el Isaías Mayor no necesitó una visión de Jehová en su templo? (b) ¿Cómo encuadra bien su nombre humano con el título de su puesto?
3 ¿Necesitó este Isaías Mayor una visión
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