-
Un modelo de acción para agradar a DiosLa Atalaya 1964 | 15 de noviembre
-
-
confirmó su promesa a Abrahán, aclarando que Isaac, el hijo de Sara la esposa de Abrahán, era un cuadro de la Descendencia de la mujer de Dios. Llamó por medio de su ángel: “‘Por mí mismo ciertamente juro,’ es la declaración de Jehová, ‘que debido a que tú has hecho esta cosa y no has retenido a tu hijo, tu único, yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos . . . Y por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán debido a que has escuchado mi voz.’”—Gén. 22:15-18; Heb. 11:17-19.
24. En el drama profético que se ejecutó allí, ¿quién fue prefigurado por el hijo de Abrahán y por la oveja macho?
24 Aunque Abrahán no lo sabía, Dios ejecutó por medio de él un drama de tremendo significado para nosotros. Este se resumió por Jesucristo diecinueve siglos más tarde cuando dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” Este Hijo de Dios, Jesucristo, fue Aquel prefigurado por el hijo amado de Abrahán, Isaac, y por aquella oveja macho que fue ofrecida como sustituto de Isaac. El Hijo de Dios verdaderamente vino a ser el Cordero de Dios para la salvación de la humanidad.—Juan 3:16; 1:29, 36.
25. (a) Por el proceder que Abrahán siguió, ¿qué se le hizo seguro? (b) ¿Cómo se usó a Jacob en la colocación del fundamento de la “gran nación” que Jehová había prometido que vendría de Abrahán?
25 ¡Cuán grandemente fue bendecido Abrahán por haber obrado en armonía con la invitación de Jehová de salir de Babilonia! Se le hizo seguro el pacto de bendición de Jehová. Murió a la buena vejez de 175 años, con la seguridad de ser resucitado durante el dominio del Reino de Jesucristo, la Descendencia de la mujer. Jehová personalmente transfirió el pacto a Isaac, luego al hijo de Isaac, Jacob. Jacob tuvo doce hijos, formando un fundamento para aquella “gran nación” de la promesa.—Gén. 26:1-5; 28:10-15; 29:1 a 30:26; 35:16-20; Heb. 11:13-16.
26. En conexión con la adoración, ¿qué ejemplo excelente nos suministra Abrahán?
26 Abrahán nos proporciona un ejemplo excelente de fe juntamente con obras—acción en obediencia a esa fe. No estuvo contento con la adoración de dioses ídolos de sus padres. Evitó la religión falsa y se adhirió tenazmente a la adoración verdadera. No buscó seguridad en Ur de los caldeos, una ciudad altamente civilizada. Salió para entrar en un país del cual no conocía nada y vivió como extranjero, en tiendas. Rechazó ricas oportunidades materialistas en Ur. ¡No obstante, cuán feliz y llena de propósito fue su vida, y cuán excelente galardón le espera! Si deseamos la amistad de Dios tenemos que seguir el derrotero del fiel Abrahán.
-
-
Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1964 | 15 de noviembre
-
-
Preguntas de los lectores
● ¿Qué pudo haber sido el reino que Dios hubiera establecido firmemente por medio de Saúl, puesto que la profecía de Jacob indicaba que la gobernación sería dada a la tribu de Judá? ¿Por qué no se dio inicialmente a Judá la gobernación predicha (Gén. 49:10)?—G. S., EE. UU.
El relato en 1 Samuel 13:13 dice: “Entonces Samuel le dijo a Saúl: ‘Has obrado de manera tonta. No has guardado el mandamiento de Jehová tu Dios que te mandé, porque, si lo hubieras hecho, Jehová habría hecho firme tu reino sobre Israel hasta tiempo indefinido.’” Eso significa que el reino hubiera durado hasta el futuro indefinido. No significa hasta toda la eternidad, hasta tiempo sin fin, porque sabemos que de seguro habría de venir el día dentro del horario del tiempo debido de Dios para que el reino visible terrestre diera paso al reino espiritual del amado Hijo de Dios. Dios no indicó a Saúl por medio de Samuel cuándo habría llegado el límite, si hubiera sido fiel.
No es inconcebible que un reino hubiera proseguido con la prole de Saúl al mismo tiempo que permaneciera el “cetro” con la tribu de Judá. Por ejemplo, más tarde, después de la muerte de Salomón, Dios dividió el reino de los israelitas y solo dio dos tribus a la casa de David: Judá y Benjamín; mientras que Dios dio a Jeroboam, a quien Dios nombró como rey, diez tribus de Israel. Dijo a Jeroboam que si continuase sirviendo a Jehová Dios, entonces continuaría su reino: “Tú eres aquel que tomaré, y tú verdaderamente reinarás sobre todo lo que tu alma anhele, y ciertamente vendrás a ser rey sobre Israel. Y tiene que suceder que, si obedeces todo lo que te mande, y ciertamente andas en mis caminos y realmente haces lo que es correcto a mis ojos por medio de guardar mis estatutos y mis mandamientos, exactamente como lo hizo mi siervo David, también resultaré estar contigo, y te edificaré una casa duradera, así como la he edificado para David, y te daré Israel.” (1 Rey. 11:37, 38) De modo que si Jeroboam y su prole hubiesen continuado fieles, ese reino separado de Israel habría continuado junto con el reino de Judá hasta que hubiera venido aquel “que tiene el derecho legal”; es decir, Jesucristo. (Eze. 21:27) Entonces todo el pueblo de Dios estaría unido bajo él.
Así, también, Dios dijo al rey Saúl por medio de su profeta Samuel que si hubiera continuado fiel su reino hubiera continuado hasta el futuro indefinido. Pero Dios no indicó mediante esa declaración que habría hecho con la familia del rey Saúl el mismo arreglo que más tarde hizo con David; a saber, que si la familia de Saúl se desviara del servicio de Dios, Dios, no obstante, no removería su reino de ellos sino que simplemente castigaría a los monarcas desobedientes de la línea de Saúl. Como fue, Saúl se desvió y su hijo Is-boset le sucedió al trono solo por dos años, y la gobernación del reino de todo Israel más tarde fue entregada a la tribu de Judá en la persona del pastor de Belén, David.
El ejercicio de la gobernación no se dio inicialmente a la tribu de Judá debido a las palabras dichas por el mismo profeta que predijo la gobernación, que vendría con el tiempo, de Judá sobre Israel, a saber: Jacob. Esta profecía, registrada en Génesis 49:27, 9, indicó que Benjamín tendría la primera oportunidad como rey en la mañana de la experiencia de Israel como nación real, conduciendo a Israel contra sus enemigos, particularmente los filisteos, durante el cual tiempo Judá sería como “cachorro de león.” Así Judá inicialmente no iba a ser como un león plenamente desarrollado, el rey de las bestias, sino que sería como “cachorro de león,” lo que indica que tendría una posición secundaria mientras estuviera sometido a entrenamiento y hasta que creciera. Es un dato interesante que, cuando la gente exigió que hubiera un rey sobre Israel, David todavía no había nacido. David nació ocho años después que el rey Saúl se había vuelto infiel, de modo que Jehová Dios esperó para escoger él mismo al hombre de acuerdo con su propio corazón. Pero este período de espera fue un tiempo excelente de entrenamiento para la tribu de Judá; y después que David fue ungido por el profeta Samuel fue sometido a persecución que probó sus cualidades piadosas. Así al debido tiempo de Dios la tribu de Judá ciertamente recibió el reino, como había predicho el profeta Jacob.
● ¿Cuál, aparentemente, fue la razón para que el ángel con quien luchó Jacob tocara “el hueco de la coyuntura del muslo de Jacob en el tendón del nervio del muslo” de modo que éste cojeara del muslo?—J. K., EE. UU.
El que el ángel tocara el muslo de Jacob puede haber sucedido para que Jacob no se sintiera desmedidamente ensalzado por haber realmente forcejado con éxito con un ángel, arrancándole una bendición. De modo que el ángel tocó el muslo de Jacob y su “coyuntura del muslo se dislocó,” haciendo que para siempre después de eso Jacob cojeara. (Gén. 32:24, 25, 32) Eso fue algo para mantenerlo humilde, para mostrar que esta victoria no se debió a su propia fuerza y que el ángel tenía poder superior. Sería similar a la “espina en la carne” que Dios no quitó de afligir a Pablo, el apóstol de Jesucristo, para que él ‘no se sintiera desmedidamente ensalzado’ por las visiones y revelaciones sobrenaturales y otras bendiciones que recibía del Señor.—2 Cor. 12:1-7.
● ¿Qué quiso decir Tomás cuando dijo, como se registra en Juan 11:16: “Vamos también nosotros, para que muramos con él”?
Poco antes de que el apóstol Tomás dijera esas palabras, Jesucristo había declarado que Lázaro había muerto, y dijo: “Me regocijo por causa de ustedes de que no estaba allí, a fin de que ustedes crean. Pero vamos a él.” (Juan 11:15) Tomás dijo entonces: “Vamos también nosotros, para que muramos con él.” Tomás dijo esto con referencia a Jesús, no a Lázaro, que estaba muerto. Él habló como lo hizo porque él pensaba que si Jesús entraba en Judea
-