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Vengando la sangre de los inocentesLa Atalaya 1973 | 1 de octubre
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de Jehová al permitirle este asilo. Se declaró además: “Y no deben tomar rescate por uno que haya huido a su ciudad de refugio, para volver a morar en la tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.” (Núm. 35:32) De otra manera, convertiría en mofa la provisión que Jehová había hecho y sugeriría que la vida se podía comprar de parte de Jehová.
12. ¿Era mantenido como preso el homicida en la ciudad? ¿Qué lo mantenía allí, y qué tenía que hacer durante el período de su residencia?
12 El que era admitido a la ciudad de refugio no había de convertirse en una carga sobre los habitantes de la ciudad. Es razonable que mientras estuviera allí tuviera que contribuir al bienestar de la ciudad y trabajar por sus provisiones. Podía hacer esto trabajando en su propio oficio, si era adecuado a la vida de la ciudad. Si no, entonces hasta se podía requerir que aprendiera un nuevo oficio. Nada en la ley de Jehová permitía el mendigar o vivir de la caridad de otros sin contribuir algo en cambio, si físicamente podía hacerlo. Aun de la viuda y el huérfano que estuvieran sin tierra o medios de subsistencia, aunque se les proveía lo necesario liberalmente, todavía se esperaba que trabajaran por lo que recibían. (Deu. 24:17-22) Es interesante notar que, aunque a los homicidas no se les mantenía presos en la ciudad y estaban libres para irse si lo creían conveniente, no obstante la persuasión de Jehová para cumplir con su provisión de seguridad era de tal índole que solo los más temerarios tratarían de violarla.
13. ¿Qué rasgos adicionales de la ley de Israel aclararon que el quitar la vida aun involuntariamente no habría de considerarse a la ligera?
13 Además, la misericordia de Jehová al suministrar refugio para el homicida involuntario no era algo de lo cual abusar, ni daba lugar la ley a pedir misericordia en casos de negligencia inexcusable. Por ejemplo, cuando un hombre edificaba una casa nueva se requería que levantara un pretil para su techo; de otra manera, cualquiera que se cayera del techo le acarrearía culpabilidad de derramamiento homicida de sangre a la casa. (Deu. 22:8) Si un hombre poseía un toro que tenía el hábito de acornear, y el dueño había recibido advertencia, entonces si no mantenía su toro bajo guardia y éste mataba a alguien, el dueño del toro era culpable de derramamiento homicida de sangre y podía ser ejecutado. (Éxo. 21:28-32) Si un ladrón era atrapado forzando su entrada en la noche y era muerto en el forcejeo por aprehenderlo, no había culpabilidad de derramamiento homicida de sangre. Pero si esto sucedía durante el día cuando se le podía ver claramente, el que lo hería fatalmente era culpable de derramamiento homicida de sangre. (Éxo. 22:2, 3) Verdaderamente, la ley de Jehová estaba en equilibrio perfecto, exigiendo justa retribución de los inicuos pero extendiendo misericordia a los que caían en el pecado o en una violación involuntaria de la ley.
RETRIBUCIÓN SEGURA Y PRONTA
14. ¿Cómo aceptó Israel como nación los requisitos de la Ley en cuanto a la santidad de la vida, y qué acusaciones fueron autorizados a entregar los profetas de Dios?
14 ¡Qué acusación para el Israel de la antigüedad resultó ser esta equitativa provisión de Jehová! Aunque la entera ley de Israel enfatizaba lo sagrado de la vida y la santidad de la sangre, desde el principio de Sus tratos con Israel solo un resto pequeño respondió a las súplicas repetidas que a Jehová le pareció necesario dirigir a su pueblo, ‘madrugando y enviando a sus profetas’ para advertirles de la certeza de la justa retribución. No solo rehusaron escuchar el consejo de advertencia de Jehová, sino que violentamente se volvieron contra sus profetas y cruelmente los mataron, añadiendo así la sangre de estos inocentes a su culpabilidad ante Jehová. (Jer. 26:2-8) Por lo tanto Jehová les envió esta acusación por medio de Jeremías: “También, en tus faldas se han hallado las marcas de sangre de las almas de los inocentes pobres. No en el acto de forzar la entrada las he hallado, sino que están sobre todas éstas.” (Jer. 2:34) Y por medio de Isaías: “La mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto indefinidamente duradero. Es por eso que la maldición misma se ha comido la tierra, y a los que la habitan se les considera culpables. Es por eso que los habitantes de la tierra han decrecido en número, y muy pocos hombres mortales han quedado.”—Isa. 24:5, 6.
15. En el día de Jeremías, ¿qué retribución trajo Jehová contra su pueblo Israel, y qué responsabilidad adicional tuvieron en este sentido sus descendientes en el día de Jesús?
15 Jerusalén fue destruida en 607 a. de la E.C. debido a sus muchos crímenes contra Jehová, incluso su culpabilidad de derramamiento homicida de sangre, y solo un resto permaneció sin ser condenado. Pero, a pesar de este aterrador acto retributivo de Jehová, los líderes religiosos falsos del día de Jesús no pudieron negar su propia culpabilidad de derramamiento homicida de sangre tal como no pudieron hacerlo los líderes religiosos del tiempo de Jeremías, pues, en ambos casos, sus faldas estaban rojas como el carmesí con la sangre de los fieles de Jehová, incluso hasta la de su propio Hijo amado.—Mat. 23:33-36; 27:24, 25; Luc. 11:49-51.
16. ¿Qué posición han adoptado hoy las naciones sobre la cuestión de la santidad de la vida, y de qué modo debemos verla nosotros?
16 Hoy, la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de todas las naciones de la Tierra ha alcanzado su plenitud. Tan grande es la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de la “ramera” Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, que se dice que está borracha con la sangre del pueblo de Jehová. (Rev. 17:5, 6; 18:24) El Vengador de la sangre de Jehová está por atacar, y ¡ay de cualquiera que sea atrapado en asociación con ella! (Rev. 18:4) Los que así se hacen culpables de derramamiento homicida de sangre “no llegarán a vivir la mitad de sus días,” como dijo David. (Sal. 55:23) Encarecidamente nuestra oración debe unirse a la del salmista que dijo: “Líbrame de la culpa de derramamiento de sangre, oh Dios el Dios de mi salvación,” y “de hombres culpables de derramamiento homicida de sangre sálvame.” (Sal. 51:14; 59:2) Entonces, en el futuro muy cercano, cuando el poderoso coro de alabanza en el cielo ascienda a Jehová debido a que los últimos elementos de Babilonia la Grande habrán sido destruidos y la sangre de todos los inocentes habrá sido vengada, nuestras voces se unirán en la Tierra a la de todos los que habrán escapado de la espada retributiva del Vengador de Jehová.—Rev. 19:1, 2, 15, 21.
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Dejar la ciudad de refugio significa perder la vidaLa Atalaya 1973 | 1 de octubre
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Dejar la ciudad de refugio significa perder la vida
1. ¿En qué situación como la de los judíos del día de Jesús está la cristiandad?
HOY descansa fuertemente culpabilidad de derramamiento homicida de sangre sobre la cristiandad y sobre todo el mundo. Muchas personas sinceras, porque no han matado personalmente a un hombre o no han participado directamente en la guerra, no tienen conciencia de su propia participación personal en la culpa. Sin embargo, tienen que compartir esta responsabilidad con los que son representados en la profecía como habiendo derramado sangre inocente. Hoy la cristiandad está en la misma situación en que estuvieron los judíos del día de Jesús, a quienes Jesús dijo: “Aquí estoy enviándoles profetas y sabios e instructores públicos. A algunos de ellos ustedes los matarán y fijarán en maderos, y a algunos los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad; para que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. En verdad les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación. Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella.”—Mat. 23:34-37.
2. ¿De qué provino el registro manchado de sangre de Jerusalén, y qué retribución recibió?
2 El registro manchado de sangre de Jerusalén provino, no de participar en guerra teocrática bajo el mandato de Jehová Dios, sino porque derramó sangre inocente y deliberadamente mató a muchos de los profetas de Dios, aun a Jesús, el Hijo de Dios, puesto que fue condenado a muerte allí. Esto no se hizo inocentemente, porque siete siglos antes, en el día de Jeremías, Jehová puso de manifiesto la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de Jerusalén cuando dijo por medio de su profeta: “También, en tus faldas se han hallado las marcas de sangre de las almas de los inocentes pobres. No en el acto de forzar la entrada las he hallado, sino que están sobre todas éstas. Pero dices: ‘He permanecido inocente. Seguramente su cólera se ha vuelto atrás de mí.’ Aquí estoy entrando en controversia contigo por motivo de decir tú: ‘No he pecado.’” (Jer. 2:34, 35) Obrando directamente en armonía con estas palabras, en 607 a. de la E.C. Jehová ciertamente expresó su ira contra Jerusalén por su derramamiento de sangre desenfrenado, y los babilonios que le sirvieron de ejecutores derramaron la sangre de ella sobre el suelo en una destrucción aterradora. Así, también, Jerusalén recibió otro baño de sangre, en cumplimiento de las palabras de Jesús, y antes de terminar éste en el verano de 70 E.C. 1.100.000 judíos habían muerto dentro de la ciudad sitiada.
CULPABILIDAD DE DERRAMAMIENTO HOMICIDA DE SANGRE POR COMPARTIR RESPONSABILIDAD
3. ¿Por qué perecieron muchos que no habían quitado vida directamente?
3 Que los de la cristiandad en particular presten atención a este ejemplo amonestador. No todos los judíos muertos por los babilonios o por los romanos fueron culpables directamente de matar a los profetas de Dios o de otra manera quitar vida humana, sin embargo perecieron con los que voluntariosamente habían derramado sangre inocente. ¿Por qué? Porque apoyaron el registro y las tradiciones del judaísmo y así participaron en esta responsabilidad de sociedad, haciéndose culpables por el derramamiento homicida de sangre.
4. ¿Por qué no puede pasar por alto Jehová el registro de la cristiandad?
4 Verdaderamente la cristiandad es una correspondencia moderna de Jerusalén y su región de Judá. El registro de la cristiandad ante Dios ha sido manchado de sangre derramada injustamente desde su principio en el cuarto siglo, en el día de Constantino. Este registro no puede pasar inadvertido, pues Jehová, que no cambia, declaró a Noé: “La sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.”—Gén. 9:5, 6.
5. (a) ¿Qué actos de la cristiandad han establecido su registro, y por qué no pueden ser justificados? (b) ¿Quiénes comparten con la cristiandad su responsabilidad por la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre?
5 Los centenares de guerras de la cristiandad además de las inquisiciones y cruzadas religiosas antes de 1914 han segado las vidas de un sinnúmero de centenares de miles de personas confiadas, y las dos
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