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La “nación” que llena de fruto la superficie de la TierraLa Atalaya 1985 | 15 de octubre
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maravillosamente formada, los israelitas deberían haber demostrado que eran un pueblo de gran inteligencia. Deberían haber sido suficientemente listos y discernidores como para ver la vanidad de la adoración de ídolos, sí, suficientemente discernidores como para ver claramente la insensatez de la adoración idolátrica, que practicaban las naciones en ignorancia que no estaban en una relación de pacto con el único Dios vivo y verdadero, Jehová. Pero en vista de la invisibilidad de su Hacedor y Formador celestial, perdieron fe y escogieron recurrir a dioses visibles de hechura humana, para su propia perdición. Esa es la razón por la cual no se siguió mostrando favor ni misericordia divina a aquel pueblo obstinado.
Liberación del exilio
16. Para restaurar a Su pueblo, ¿adónde tendría Jehová que dirigir su atención?
16 De modo que ahora, para restaurarlos a Su adoración en la tierra natal de ellos, Jehová tendría que dirigir su atención a la tierra de Babilonia, a través de la cual fluía el gran “Río”, el Éufrates. Dirigiría su atención hacia el sur, incluso hacia la tierra de Egipto, pues Su pueblo había llegado a estar exiliado de él en tales regiones como medida disciplinaria. Para hacer esto, Jehová tenía que cumplir su siguiente declaración de propósito:
“Y tiene que ocurrir en aquel día que Jehová vareará el fruto, desde la corriente caudalosa del Río [Éufrates] hasta el valle de torrente de Egipto [el uadi de la frontera del sudoeste de la Tierra Prometida], y así es que ustedes mismos serán recogidos uno tras otro, oh hijos de Israel”. (Isaías 27:12; compárese con Números 34:2, 5.)
17. ¿Cómo desprendió Jehová a su pueblo del estado de exilio en que estaba, y qué medio utilizó?
17 Para que Jehová repatriara a Su pueblo a su tierra natal de Judá, tendría que desprender como fruto al pueblo exiliado, y así ponerlo en libertad. Efectuó esto al derribar la potencia mundial de Babilonia e introducir el Imperio Medopersa, la cuarta potencia mundial de la historia bíblica. El emperador persa Ciro el Grande emitió un decreto a principios de su reinado para la liberación del exiliado pueblo de Jehová y para el regreso de este pueblo al lugar de la antigua Jerusalén para reedificar el templo de Jehová. Este regreso llegó al final de los 70 años de exilio judío, en 537 a. de la E.C. (Isaías 45:1-7.)
18. ¿Cuál debe haber sido la reacción de los exiliados ante el decreto de su liberación?
18 Los israelitas disciplinados en Babilonia, y también en Asiria y Egipto, eran propiedad de Jehová, y él tenía derecho a desprenderlos del exilio y la dispersión involuntarios como fruto simbólico, y así mostrarles misericordia, bondad inmerecida. ¡Oh, cuánto tienen que haberse regocijado aquellos israelitas de la antigüedad por aquel decreto de Ciro, y qué celo deben haber desplegado al aprovecharse plenamente de la gloriosa oportunidad que se les daba! ¿Qué había de decirse, pues, acerca de aquel “día” favorable?
19. a) Según se predijo, ¿ante quién se inclinarían los israelitas dispersados en Asiria y en Egipto? b) ¿Qué significaría esto respecto a la adoración de Jehová en el lugar original del templo, y a qué nación espiritual moderna aludía esto?
19 “Y tiene que ocurrir en aquel día que se tocará un cuerno grande, y los que están pereciendo en la tierra de Asiria y los que están dispersados en la tierra de Egipto ciertamente vendrán y se inclinarán ante Jehová en la montaña santa de Jerusalén.” (Isaías 27:13.)
¿Qué otra cosa significó eso sino la repoblación de la Tierra Prometida y la reconstrucción del templo en Jerusalén, restaurado para la adoración del Formador y Hacedor de la revivificada nación de Israel? Esto tenía que suceder de acuerdo con las palabras anteriores del profeta Isaías, registradas en el Isa 27 versículo 6. La tierra de Su pueblo repatriado tenía que llegar a ser una tierra llena de habitantes que participaran unidamente en Su adoración en Su templo, aunque este lugar de adoración restaurado no tuviera la grandiosidad del magnífico templo construido por el rey Salomón. Así iba a prefigurar el cumplimiento espiritual de tiempos modernos relacionado con “el Israel de Dios”, al llenar de fruto, o “producto”, dador de vida toda “la tierra productiva”. (Gálatas 6:16; Isaías 27:6.)
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La “nación” que alimenta a millones de hambrientosLa Atalaya 1985 | 15 de octubre
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La “nación” que alimenta a millones de hambrientos
1, 2. a) ¿Qué necesidad genuina debería sentir la población de la Tierra? b) ¿A qué pueblo podemos acudir al respecto?
LOS miles de millones de habitantes de la Tierra deberían tener hambre de “alimento” que los sostenga para tener vida sin fin aquí en la Tierra, cuando esta sea convertida en un paraíso global. Pero ¿a quién o a dónde acudirán? La República de Israel no está intentando cumplir la profecía bíblica de Isaías 27:6 acerca de llenar la Tierra con “producto” para el beneficio duradero de la humanidad.
2 En el primer siglo de nuestra era común la nación de Israel perdió su comisión de beneficiar a toda la humanidad. Por eso el Mesías se dirigió a solamente un pequeño resto de judíos naturales al pronunciar las siguientes palabras: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo [...] Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 28:18-20.) Pero ¿qué hay de 19 siglos después? ¿Quiénes en nuestro tiempo tienen presente el cumplimiento de Isaías 27:6? Y ¿qué tiene esto que ver con usted y sus seres queridos?
3. En nuestro siglo, ¿quiénes experimentaron la “furia” de Dios que se menciona en Isaías 27:4?
3 Aunque décadas nos separan de los sucesos específicos, es bueno examinar brevemente algunos sucesos que tuvieron lugar durante la I Guerra Mundial. En aquel entonces Jehová Dios tenía razón válida para sentir “furia” para con las naciones de la cristiandad debido a su participación en aquel conflicto en el cual se había derramado sangre. (Compárese con Isaías 27:4.) Hicieron esto en vez de ceder sus respectivas soberanías nacionales al Dios Altísimo cuando su Reino fue establecido en los cielos en 1914 en manos de su glorificado Hijo, Jesucristo. Echaron leña al fuego de Su furia cuando persiguieron al resto del Israel espiritual, e impidieron deliberadamente que estos dedicados estudiantes cristianos
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