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  • Tres cautivos de la superstición hallan la libertad
    La Atalaya 1985 | 1 de julio
    • Athanase y su talismán

      Athanase se crió siendo harrista... secta cristiana nominal, fundada por William Wade Harris. Este era liberiano y afirmaba haber sido designado como profeta por el ángel Gabriel. Cerca del año 1913, Harris se fue de Liberia a Costa de Marfil y empezó a predicar allí. Un libro dice: “Ante su voz, los fetiches se hacían polvo, los que servían a ídolos renunciaban a sus dioses falsos, aldeas enteras aceptaron la religión de él. [...] Él caminaba apoyado en un bastón sobre el cual había una cruz de madera, e iba seguido de seis mujeres, todas vestidas de blanco al igual que él, a quienes llamaba sus ‘discípulas’”.

      El padre de Athanase le dijo que cuando llegara a ser adulto, había de ser sacerdote harrista. Aunque los harristas supuestamente condenaban los fetiches, ¡afirmaban que la Biblia tenía poderes milagrosos! Al igual que el fundador de dicha secta, los sacerdotes harristas usaban la Biblia para bendecir y sanar a las personas. Pero Athanase notaba que pocos de ellos realmente leían la Biblia, y mucho menos la seguían.

      Al terminar la escuela, decidió pasar dos semanas con un alto oficial de la religión harrista, con la esperanza de que esto resultara en que él obtuviera un empleo. Quedó muy sorprendido cuando el líder religioso le dio un talismán —una botella de perfume que contenía polvo de caolín, arena y agua— y le dijo que esto le garantizaría éxito en hallar empleo. “Pero —dijo el oficial— si te deshaces de él, ¡te volverás loco y con el tiempo morirás!”

      Athanase quedó confuso. No podía ver diferencia alguna entre la botella de perfume y los fetiches que usaban miembros de otras fes. No obstante, por temor a sus padres y al líder religioso, él guardó el talismán. Este no le proporcionó la buena suerte que se le había prometido. Él pasó todo un año buscando empleo, sin tener éxito. Sin embargo, Athanase también llegó a comunicarse con alguien que lo liberó del temor al talismán.

      La verdad acerca de los fetiches

      Los tres hombres habían llegado a comunicarse con los testigos de Jehová. Mediante un estudio bíblico con los Testigos, aprendieron acerca del origen de los espíritus. La Biblia les mostró que antes del Diluvio de los días de Noé, algunos ángeles se rebelaron contra Dios y se materializaron a fin de disfrutar de relaciones sexuales con las mujeres. El Diluvio obligó a los espíritus a hacerse inmateriales, y desde entonces han quedado atrampados en la esfera de los espíritus. ¡No es de extrañar que estos demonios atribuyan tanta importancia a objetos materiales, como los fetiches! (Génesis 6:1-5; 2 Pedro 2:4.)

      Con el tiempo cada uno de estos hombres cultivó amor a Jehová Dios y odio para con las prácticas espiritistas. La Biblia condena muy explícitamente el procurar ponerse en comunicación con espíritus inicuos, al decir en Deuteronomio 18:10-12: “No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o su hija, nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová, y a causa de estas cosas detestables Jehová tu Dios está expulsándolas de delante de ti”. Puesto que ninguno de los tres quiere incurrir en la desaprobación de Jehová, ahora siguen el consejo del discípulo cristiano Santiago: “Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes”. (Santiago 4:7.)

      Sin embargo, no fue fácil liberarse del cautiverio religioso. Por ejemplo, Edmond tuvo que quemar los amuletos que aparentemente lo vinculaban con Mami-Wata. Pero después de esto hizo excelentes progresos, y hasta dedicó su vida a Dios y simbolizó esto por medio de bautismo. Entonces, tan solo una semana después de su bautismo, los espíritus empezaron a molestarlo. Unas voces le decían que abandonara esta nueva fe. Pero Edmond oraba e invocaba el nombre de Jehová. Con el tiempo los espíritus inicuos dejaron de importunarlo. (Proverbios 18:10.)

      Adama también tuvo sus problemas. Puesto que quería ayudar a otros a liberarse de la influencia satánica, se hizo predicador de tiempo completo. No obstante, por cierto tiempo estuvo plagado de desánimo. Le parecía que no estaba haciendo buen progreso y que a pesar de su mucha actividad cristiana, su espiritualidad estaba a un nivel bajo. ¿Cuál podía ser la razón para tales pensamientos negativos? De repente Adama se dio cuenta de que aún tenía aquella camisa de “gallina de guinea” que sus padres le habían dado. Registró su casa, halló aquel último eslabón que lo vinculaba con el mundo de los espíritus y lo destruyó. “Sentí gran alivio mental”, dijo él.

      Athanase, también, tuvo que deshacerse de algo... aquel talismán que le habían dado. Después de hacer esto, enfermó gravemente. ‘¿Podía deberse esto a que había desobedecido la orden de no deshacerme de ese objeto?’, se preguntó él. Pero él también acudió a Jehová en oración. En vez de sucumbir a la presión de sus parientes, que le instaban a que recurriera al espiritismo nuevamente, buscó ayuda médica. Con el tiempo su salud, tanto física como espiritual, mejoró. Athanase ahora dedica los fines de semana a ayudar a sus vecinos a aprender las verdades de la Biblia. (Juan 8:44.)

      Las experiencias de estos tres ex cautivos de la superstición confirman que la Palabra de Dios puede obrar poderosamente en los que se hacen creyentes (1 Tesalonicenses 2:13; Hechos 19:18-20). Más de otras 2.000 personas de Costa de Marfil están trabajando junto con estos hombres jóvenes para ayudar a las personas a liberarse del cautiverio religioso. Los testigos de Jehová de su localidad gustosamente le ayudarán a usted también a hallar dicha libertad.

  • ¿Adaptar la Biblia a la poligamia?
    La Atalaya 1985 | 1 de julio
    • ¿Adaptar la Biblia a la poligamia?

      EN Bijeen (Juntos), revista católica romana de los Países Bajos, el periodista Sjef Donders consideró el conflicto que existe en algunos países africanos entre el mandamiento bíblico sobre la monogamia y la aceptada costumbre de la poligamia. Ese conflicto se resuelve, dijo él, con “simplemente declarar inválida la doctrina eclesiástica [sobre la monogamia]”.

      El señor Donders demostró lo ambiguos que son los puntos de vista de la iglesia al citar las palabras del sacerdote estadounidense Eugene Hillman, miembro de los Padres de Espíritu Santo, orden católica romana que ha encabezado la obra misional católica en África. En un libro que trata sobre la poligamia, el sacerdote Hillman escribió: “Si a causa de un desastre natural o una calamidad provocada por el hombre, de repente ya no quedaran casi hombres, sino casi solamente mujeres, entonces ciertamente se hallarían razones en la Biblia para permitir a estos hombres tener relaciones con varias mujeres”.

      ¿Se podrían hallar razones? Prescindiendo de los puntos de vista liberales de los sacerdotes, la poligamia no se puede tolerar en el caso de ningún cristiano, sea cual sea su nacionalidad o situación. La monogamia fue el arreglo de Dios para la humanidad en Edén, y Jesucristo indicó que en la congregación cristiana se debería volver a este arreglo (Mateo 19:4-6). Bajo inspiración el apóstol Pablo escribió: “El superintendente [...] debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2). Y, con relación a todo cristiano, aconsejó: “A causa de la ocurrencia común de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio esposo” (1 Corintios 7:2). Esto no deja lugar para la poligamia entre los cristianos verdaderos.

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