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  • Libro bíblico número 58: Hebreos
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • 22. ¿Con qué consejo edificante termina Pablo su carta a los hebreos?

      22 Varias exhortaciones sobre asuntos de adoración (13:1-25). Pablo termina con consejo edificante: Sigan mostrándose amor fraternal, no olviden la hospitalidad, que el matrimonio sea honorable entre todos, sigan exentos del amor al dinero, sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y no se dejen llevar por enseñanzas extrañas. Finalmente, “mediante él [Jesús] ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre” (13:15).

      POR QUÉ ES PROVECHOSO

      23. ¿Qué sostiene Pablo en cuanto a la Ley, y cómo apoya su argumento?

      23 Como argumento legal en apoyo de Cristo, la carta a los hebreos es una indiscutible obra maestra, perfectamente construida y abundantemente documentada con pruebas tomadas de las Escrituras Hebreas. Abarca las diversas características de la Ley de Moisés —el pacto, la sangre, el mediador, la tienda de adoración, el sacerdocio, las ofrendas— y muestra que estas han sido solo un modelo o patrón hecho por Dios que anunciaba cosas mucho mayores por venir, todas las cuales culminan en Cristo Jesús y su sacrificio, el cumplimiento de la Ley. La Ley ‘que se hace anticuada y envejece está próxima a desvanecerse’, dijo Pablo. Pero “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre” (8:13; 13:8; 10:1). ¡Cuán gozosos deben haberse sentido aquellos hebreos al leer su carta!

      24. ¿Qué arreglo que se explica en Hebreos es de inconmensurable provecho para nosotros hoy día?

      24 Pero ¿de qué valor es esto para nosotros hoy día, en medio de nuestras circunstancias diferentes? Puesto que no estamos bajo la Ley, ¿podemos hallar algo provechoso en el argumento de Pablo? ¡Claro que sí! Aquí se nos da un esquema del gran arreglo del nuevo pacto fundado en la promesa a Abrahán de que mediante su Descendencia se bendecirían todas las familias de la Tierra. Esta es nuestra esperanza de vida, nuestra única esperanza, el cumplimiento de la antigua promesa de bendición de Jehová mediante la Descendencia de Abrahán, Jesucristo. Aunque no estamos bajo la Ley, nacemos en pecado como prole de Adán y necesitamos un sumo sacerdote misericordioso, uno con una ofrenda válida por el pecado, uno que pueda entrar directamente ante la presencia de Jehová en el cielo y allí interceder por nosotros. Aquí lo encontramos, el Sumo Sacerdote que nos puede conducir a la vida en el nuevo mundo de Jehová, que puede condolerse de nuestras debilidades, pues “ha sido probado en todo sentido igual que nosotros”, y quien nos invita a ‘acercarnos con franqueza de expresión al trono de bondad inmerecida, para obtener misericordia y hallar bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado’ (4:15, 16).

      25. ¿Qué aplicaciones esclarecedoras da Pablo a las Escrituras Hebreas?

      25 Además, en la carta de Pablo a los hebreos encontramos prueba conmovedora de que profecías puestas por escrito hace mucho tiempo en las Escrituras Hebreas se cumplieron después de manera maravillosa. Todo esto es para nuestra instrucción y consuelo hoy día. Por ejemplo, en Hebreos Pablo aplica cinco veces las palabras de la profecía del Reino en Salmo 110:1 a Jesucristo como la Descendencia relacionada con el Reino, quien “se ha sentado a la diestra del trono de Dios” para esperar “hasta que se coloque a sus enemigos como banquillo para sus pies”. (Heb. 12:2; 10:12, 13; 1:3, 13; 8:1.) Pablo cita también Salmo 110:4 al explicar el puesto importante que desempeña el Hijo de Dios como “sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec”. Al igual que el Melquisedec de la antigüedad, quien en el registro bíblico aparece “sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni fin de vida”, Jesús es Rey y también “sacerdote perpetuamente” para administrar los beneficios eternos de su sacrificio de rescate a todos los que obedientemente se someten a su gobernación. (Heb. 5:6, 10; 6:20; 7:1-21.) A este mismo Rey-Sacerdote se refiere Pablo al citar Salmo 45:6, 7: “Dios es tu trono para siempre jamás, y el cetro de tu reino es el cetro de rectitud. Amaste la justicia, y odiaste el desafuero. Por eso Dios, tu Dios, te ungió con el aceite de alborozo más que a tus socios”. (Heb. 1:8, 9.) A medida que Pablo cita de las Escrituras Hebreas y muestra que se cumplieron en Cristo Jesús, vemos para nuestro esclarecimiento cómo encuadran en su lugar las partes del modelo divino.

      26. ¿Cómo nos estimula Hebreos a correr la carrera con fe y aguante?

      26 Como lo muestra claramente la carta a los hebreos, Abrahán esperaba el Reino, “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios”... la ciudad “que pertenece al cielo”. “Por fe” procuró alcanzar el Reino e hizo grandes sacrificios para poder alcanzar sus bendiciones mediante “una resurrección mejor”. ¡Qué ejemplo notable hallamos en el caso de Abrahán y todos aquellos otros hombres y mujeres de fe... la “tan grande nube de testigos” que Pablo describe en el capítulo 11 de Hebreos! Mientras leemos este registro, nuestro corazón se regocija y salta de gozo, a la vez que apreciamos el privilegio y la esperanza que tenemos y que también tuvieron aquellos fieles hombres y mujeres de integridad. Esto nos anima a ‘correr con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros’ (11:8, 10, 16, 35; 12:1).

      27. ¿Qué perspectivas gloriosas del Reino se destacan en Hebreos?

      27 Tras citar de la profecía de Ageo, Pablo llama atención a esta promesa de Dios: “Todavía una vez más pondré en conmoción no solo la tierra, sino también el cielo”. (Heb. 12:26; Ageo 2:6.) Sin embargo, el Reino de Dios mediante Cristo Jesús, la Descendencia, permanecerá para siempre. “Por eso, puesto que hemos de recibir un reino que no puede ser sacudido, continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual podamos rendir a Dios servicio sagrado de manera acepta, con temor piadoso y reverencia.” Este registro conmovedor nos asegura que Cristo aparece por segunda vez “aparte del pecado y a los que lo están esperando con intenso anhelo para la salvación de ellos”. Mediante él, pues, “ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre”. Que el gran nombre de Jehová Dios sea santificado para siempre mediante su Rey-Sacerdote, Jesucristo. (Heb. 12:28; 9:28; 13:15.)

  • Libro bíblico número 59: Santiago
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • Libro bíblico número 59: Santiago

      Escritor: Santiago

      Dónde se escribió: Jerusalén

      Cuándo se completó: Antes de 62 E.C.

      1. ¿Qué hace surgir una pregunta en cuanto a si fue Santiago quien escribió el libro que lleva el nombre Santiago?

      “HA PERDIDO el juicio.” Eso fue lo que los parientes de Jesús pensaron de él. Durante el período de su ministerio terrestre, “sus hermanos, de hecho, no ejercían fe en él”, y Santiago —al igual que José, Simón y Judas— no estuvo entre los primeros discípulos de Jesús. (Mar. 3:21; Juan 7:5; Mat. 13:55.) ¿Qué base hay para decir, pues, que fue Santiago el medio hermano de Jesús quien escribió el libro bíblico que lleva el nombre de Santiago?

      2. ¿Qué prueba hay de que el medio hermano de Jesús fue el escritor de Santiago?

      2 Las Escrituras indican que el resucitado Jesús se le apareció a Santiago, y esto indudablemente lo convenció por completo de que Jesús era el Mesías. (1 Cor. 15:7.) Hechos 1:12-14 dice que, aun antes del Pentecostés, María y los hermanos de Jesús se congregaban para orar con los apóstoles en un aposento superior en Jerusalén. Pero ¿no escribió la carta uno de los apóstoles llamado Santiago? No, pues desde el principio el escritor no se identifica como apóstol, sino como ‘esclavo del Señor Jesucristo’. Además, las palabras de introducción de Judas, similares a las de Santiago, dicen que Judas, también, era “esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago”. (Sant. 1:1; Jud. 1.) De esto podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que Santiago y Judas, los medio hermanos carnales de Jesús, escribieron los libros bíblicos que llevan sus nombres.

      3. ¿Qué factores capacitaban a Santiago para escribir?

      3 Santiago estaba eminentemente capacitado para escribir una carta de consejo a la congregación cristiana. A él se le respetaba mucho por estar entre los superintendentes de la congregación de Jerusalén. Pablo dice que “Santiago el hermano del Señor” era una de las “columnas” de la congregación, junto con Cefas y Juan. (Gál. 1:19; 2:9.) La prominencia de Santiago se deja ver por el hecho de que tan pronto como Pedro fue librado de la prisión donde estaba mandó avisar inmediatamente a “Santiago y a los hermanos” lo que había sucedido. ¿Y no fue Santiago quien sirvió como vocero de ‘los apóstoles y los ancianos’ cuando Pablo y Bernabé viajaron a Jerusalén para solicitar que se decidiera el asunto de la circuncisión? Dicho sea de paso, tanto la decisión que se tomó entonces como la carta de Santiago empiezan con la misma salutación: “¡Saludos!”... otro indicio de que tuvieron el mismo escritor. (Hech. 12:17; 15:13, 22, 23; Sant. 1:1.)

      4. ¿Qué indica que la carta de Santiago se escribió poco antes de 62 E.C.?

      4 El historiador Josefo nos dice que el sumo sacerdote Anán (Ananías), saduceo, fue responsable de que se apedreara a muerte a Santiago. Esto fue después de la muerte del gobernador romano Festo, alrededor de 62 E.C., y antes de que el sucesor de este, Albino, entrara en funcionesa. Pero ¿cuándo escribió su carta Santiago? Él dirigió su carta desde Jerusalén a “las doce tribus que están esparcidas por todas partes”, literalmente: “las (que están) en la dispersión”. (Sant. 1:1, nota.) Se habría requerido tiempo para que el cristianismo se esparciera después del derramamiento de espíritu santo en 33 E.C., y se habría requerido tiempo, también, para que se desarrollaran las circunstancias alarmantes que se mencionan en la carta. Además, la carta indica que los cristianos ya no constaban de grupos pequeños, sino que estaban organizados en congregaciones con “ancianos” maduros que podían orar por los débiles y darles apoyo. También, había transcurrido suficiente tiempo como para que se introdujera en las congregaciones cierto grado de complacencia y formalismo (2:1-4; 4:1-3; 5:14; 1:26, 27). Por

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