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Hiroshima... una experiencia inolvidable¡Despertad! 1985 | 22 de agosto
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a la parte de atrás del refugio. Lo próximo que supe fue que me despertaron los gritos angustiosos de ‘¡Aigo! ¡Aigo!’ [una expresión coreana que indica profunda emoción]. Los gritos provenían de alguien que tenía el rostro tiznado por el humo y estaba tan gravemente quemado que era difícil saber si era hombre o mujer.
”Afuera se sentía como una hoguera. Vi a uno de mis condiscípulos que estaba gravemente quemado. Su ropa había quedado hecha jirones, y se le desprendía la piel. Una muchacha que había estado trabajando conmigo se había desplomado en la carretera... había perdido la parte inferior de las piernas y suplicaba que le dieran agua. Yo no sabía dónde conseguir agua, pero hice cuanto pude por animarla.
”El fuego asoló la ciudad. Vi postes telefónicos consumidos que se estrellaban contra la calle, un tren ardiendo en las vías, y un caballo convulsionando debido al calor. El fuego incontenible me obligó a meterme en el río. Tenía calor y estaba asustado. De algún modo llegué a casa.” Más tarde, las encías de Munehide empezaron a sangrar y él comenzó a padecer de diarrea. Incluso ahora tiene hepatitis crónica. Pero se considera afortunado en comparación con muchos a quienes él vio aquel día.
Una lección para todos
La experiencia de las explosiones de bombas atómicas ciertamente dejaron una cicatriz profunda en la mente y la conciencia de muchas personas. Hasta las que han visto los efectos secundarios de las explosiones han quedado profundamente impresionadas por el horror y la destructividad de la guerra.
Hoy, 40 años después del acontecimiento, la tensión entre las naciones está aumentando, y las reservas de armas nucleares están creciendo. El temor a una tercera guerra mundial y a una destrucción nuclear se vislumbra muy real. Es comprensible que cada vez más personas por todo el mundo estén instando a todas las naciones y los pueblos a recordar la tragedia de Hiroshima y Nagasaki como una lección para todos. El aniversario 40 de Hiroshima es solo una de muchas expresiones de esa índole.
Pero ¿han acercado el mundo realmente a la verdadera paz algunos de esos esfuerzos? ¿Bastan los horrores de la guerra nuclear —el dolor, el sufrimiento y la destrucción— para hacer que la gente repudie la guerra? En realidad, ¿qué efecto duradero tuvo la tragedia de Hiroshima y Nagasaki en el Japón como nación, en lo que tiene que ver con la búsqueda de paz?
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Hiroshima... ¿ha sido en vano la lección?¡Despertad! 1985 | 22 de agosto
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Hiroshima... ¿ha sido en vano la lección?
LA GENTE del Japón lloraba mientras permanecía cerca de sus receptores de radio aquel mediodía del 15 de agosto de 1945. Escuchaba la voz de su emperador: “Es según los dictados del tiempo y el destino que Nosotros hemos decidido preparar el terreno para una grandiosa paz para todas las generaciones por venir al aguantar lo insoportable y sufrir lo que es insufrible”.
Apenas había transcurrido una semana desde que el pueblo japonés había oído que cierto tipo de bomba nuevo había devastado a Hiroshima y a Nagasaki. Ahora se le dijo que la guerra en el Pacífico había terminado... y ellos habían perdido. Había lágrimas de tristeza, pero también lágrimas de alivio.
La guerra había costado muchísimo. La gente estaba agotada física y emocionalmente; el país, asolado. Más de tres millones de japoneses habían muerto en la guerra, y 15.000.000 habían quedado sin hogar. Noventa ciudades principales habían sido bombardeadas
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