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¿Está probada la existencia de Dios?La Atalaya 1981 | 1 de julio
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europea en aguas estadounidenses, ni una anguila americana en aguas europeas. ¿A qué se debe esto?
La prueba es innegable: Hay una gran Primera Causa. Dios realmente existe. Él verdaderamente ha ejecutado innumerables milagros. Algunos hombres, en el nombre de la ciencia, quisieran rechazar los milagros. Sin embargo, como dijo una vez el poeta inglés Cowper: “Todo lo que contemplamos es milagro, pero porque se ve tan [a menudo], todo es milagro en vano”... ¡pero no es así para las personas que reconocen que Dios realmente existe!
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¿Hasta qué punto es Dios una realidad para usted?La Atalaya 1981 | 1 de julio
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¿Hasta qué punto es Dios una realidad para usted?
CUÁNDO un rabino norteamericano preguntó en cierta ocasión a Einstein: “¿Cree usted en Dios?,” Einstein respondió: “Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía ordenada de lo que existe.”
Pero, ¿cuál era el concepto de Dios que tenía aquel filósofo judío holandés del siglo diecisiete? En resumidas cuentas, su idea era que “todo lo que existe es parte de Dios y que Dios está en todo lo que existe.” Según Spinoza, “en Dios muy literalmente vivimos y nos movemos y tenemos nuestra existencia.” Pero, ¿hasta qué punto era tal Dios una realidad para Spinoza y Einstein?
A lo más, se puede decir que Spinoza y Einstein creían en un dios panteístico. ¿Un dios panteístico? Sí, pues el término “panteísmo” viene de dos raíces que significan “todo” y “dios,” y por lo tanto se define como “una doctrina en la cual se iguala a Dios con las fuerzas y leyes del universo.”
No cabe duda: El universo, el “libro de la naturaleza,” sí revela mucho acerca de Dios. Pero para que Dios verdaderamente sea real para nosotros nuestro conocimiento de él tiene que extenderse mucho más allá de lo que nos revela el universo. En realidad necesitamos su revelación divina. Pues leemos: ‘¿Cómo se puede poner fe en Dios sin primero haber oído acerca de él?’ (Rom. 10:14) Dios, obrando con amor, sabiduría y justicia, nos ha proporcionado tal revelación, su Palabra, la Sagrada Biblia. Mediante ésta no solo aprendemos que él es la gran Primera Causa, sino que también aprendemos acerca de sus cualidades: que es infinito en poder y sabiduría, enteramente recto y justo, y que es la personificación del amor. Además, en su Palabra también aprendemos acerca de sus propósitos.—Gén. 18:14; Deu. 32:4; Isa. 45:23, 24; Rom. 11:33-35; 1 Juan 4:8.
¿Tiene cuerpo?
En realidad, al enseñar que Dios es omnipresente la cristiandad ha confundido los asuntos y ha hecho más difícil que Dios sea una realidad para los que le adoran. ¿Cómo podría Dios estar presente en todo sitio a la misma vez? Dios es una Persona de la región espiritual o celestial, lo cual significa que no tiene cuerpo material, sino espiritual. ¿Tiene cuerpo un espíritu? Sí, pues leemos: “Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual.” (1 Cor. 15:44; Juan 4:24) Dado que Dios es un ser individual, una Persona con cuerpo espiritual, él tiene un lugar de habitación y por lo tanto no podría estar en ningún otro sitio a la misma vez. Por eso leemos en 1 Reyes 8:43 que los cielos son el ‘lugar establecido de su morada.’ También se nos dice en Hebreos 9:24 que “Cristo entró . . . en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro.”
Además, el discípulo Esteban y el apóstol Juan tuvieron visiones del cielo en las cuales vieron tanto a Dios como a Jesucristo. Por lo tanto, Jehová Dios debe ser una persona, un ser individual, tal como lo es Jesucristo. (Hech. 7:56; Rev. 5:1, 9) A los cristianos que tienen la esperanza de vivir en los cielos en un tiempo futuro se les asegura que verán a Dios y que también serán como él, lo cual muestra que Jehová Dios realmente es una persona y que tiene tanto un cuerpo como un lugar donde está.—1 Juan 3:2.
Bien puede ser que algunas personas hayan caído en confusión debido a que Dios lo ve todo; además, su poder se puede sentir en todas partes. (2 Cró. 16:9) Podríamos ilustrar estos hechos al comparar a Dios con una planta eléctrica. Esta se encuentra en cierta calle de una ciudad. Pero la electricidad que ella proporciona se distribuye por toda la ciudad y provee luz y energía. Es lo mismo en el caso de Jehová Dios. Él tiene una ubicación en los cielos más altos, pero su fuerza activa, su espíritu santo, proporciona esclarecimiento, y su fuerza puede sentirse en todas partes, en todo el universo.
Aunque repetidas veces la Biblia advierte que los adoradores de Dios no deben atreverse a hacer una semejanza de él ni deben prosternarse ante tales semejanzas ni adorarlas, sí usa antropomorfismos; es decir, atribuye a Dios características humanas. Así, la Biblia habla acerca del rostro de Dios, sus ojos y oídos, sus narices y su boca, sus brazos y pies. (Deu. 4:15-20; Sal. 27:8; 1 Ped. 3:12; Sal. 18:15; Isa. 1:20; Deu. 33:27; Isa. 41:2) Claro, tal lenguaje descriptivo no quiere decir que el cuerpo espiritual de Dios tenga la misma clase de miembros que el cuerpo humano. Pero estas expresiones nos ayudan, puesto que mediante ellas Dios se hace una realidad más vívida para nosotros.
Sí, la Palabra de Dios muestra que Dios es una personalidad distintiva, que tiene sentimientos, que puede sentirse complacido o sentir desagrado, que puede reír, que puede enojarse, que es misericordioso y tierno en cariño. Se interesa personalmente en cada miembro de la humanidad. De hecho, tanto amó al mundo de la humanidad que envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que éste muriera como sacrificio, de modo que cualquiera que ejerciera fe en él pudiera adquirir vida eterna.—Sal. 2:4, 12; Juan 3:16; Heb. 10:38; Sant. 5:11; 1 Ped. 5:7.
¿Por qué temerle?
Si Dios verdaderamente es una realidad para nosotros, sus mismísimas cualidades harán que temamos desagradarle. La Biblia dice que “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría” y que “significa odiar lo malo.” (Sal. 111:10; Pro. 8:13) ¿Significa esto meramente sentir un temor reverencial para con Jehová? ¿Significa algo más que simplemente tenerle sano respeto a Dios? Podemos sentir temor reverente para con los que ocupan puestos de responsabilidad por asignación divina y podemos tener un sano respeto para con toda persona honrada. Pero tener el temor de Jehová significa mucho más que eso. El apóstol Pablo escribe: “Continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual podamos rendir a Dios de manera acepta servicio sagrado, con temor piadoso y reverencia. Porque nuestro Dios es también un fuego consumidor.” Ese hecho ciertamente debería hacer que ejerciéramos cuidado para no acarreamos el desagrado de Dios, ¡pues el hacerlo significaría que estaríamos en peligro de ser consumidos por él!—Heb. 12:28, 29.
El temor de Jehová podría ilustrarse como sigue: Un jovencito tiene razón para temer desagradar a su padre. ¿Por qué? Porque para él su padre es muy real. Puede verlo y oír su voz y, como hijo, sabe que su padre es más fuerte que él. Además, el padre satisface amorosamente todas las necesidades materiales del hijo... el alimento, la ropa y el abrigo, y las
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