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El diseño en la naturaleza... ¿de qué es prueba?¡Despertad! 1983 | 8 de abril
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El diseño en la naturaleza... ¿de qué es prueba?
A TODOS nos maravillan las cosas bien diseñadas. Tal vez se trate de una habitación decorada con gusto, una flor o un computador u ordenador. El buen diseño atrae.
Con relación al diseño, un argumento que se usa a menudo para probar la existencia de Dios es que el diseño indica la existencia de un Diseñador. Y muchas personas opinan que los descubrimientos científicos de hoy día han fortalecido este argumento. ¿Por qué? Porque nos ayudan a comprender cuán complejo es el mundo natural, y la ingeniosidad que refleja.
Considere lo que se ha descubierto en el mundo de una sola célula viva. Hace un siglo se consideraba que la célula era una masa protoplásmica envuelta en una membrana sencilla. Hoy sabemos que esta membrana exterior misma es una maravilla, puesto que regula los materiales que entran en la célula y los que son expulsados de ella. Y dentro de la célula hay un asombroso arreglo de materias que obran en reciprocidad. Hay proteínas, enzimas, el DNA con el plano maestro de construcción, y una gran cantidad de otras materias extremadamente complejas.
El patrón
Sea que examinemos detenidamente el pequeñísimo mundo de los átomos y las células, o el inmenso universo con sus miles de millones de estrellas y galaxias, podemos ver un patrón preciso. Observamos orden, inteligencia... ¡sí, diseño!
Siempre que vemos diseño en algún aspecto de la vida diaria, no titubeamos en atribuirlo a seres humanos inteligentes. Cuando vemos una casa, reconocemos que la construyó un edificador inteligente. Reconocemos que el reloj de pulsera que quizás llevemos puesto es la obra de un relojero. Cuando vemos un fotocalco de planos sobre una mesa, sabemos que un delineante los trazó. Cuando miramos pinturas en una galería de arte, sabemos que alguien tiene que haberlas pintado. Pues hasta en el caso de una mesa, una silla, un cepillo de dientes o un lápiz, hay seres humanos que los diseñan y fabrican. Por eso, ¿qué pensaría usted si preguntara a alguien: ‘¿Quién hizo todas estas cosas?’, y esa persona le contestara: ‘Nadie, pues llegaron a existir por sí mismas’? Sin embargo, estas cosas son relativamente simples en cuanto a diseño y función al compararlas con los átomos, las células vivas, las plantas, los animales, los seres humanos y el universo. Si las cosas relativamente simples tienen que haber tenido un diseñador y hacedor, ¿es razonable concluir que las cosas que son mucho más complejas no lo hayan tenido?
En cada nivel de observación respecto a estas cosas, muchas personas se sienten impelidas a concordar con el apóstol Pablo, quien dijo sobre Dios: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que son inexcusables”. (Romanos 1:20.)
Sin embargo, algunos preguntan: Si este argumento es tan lógico, ¿por qué hay tantas personas que dudan de la existencia de un Diseñador, Dios?
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¿Por qué siguen dudando muchos?¡Despertad! 1983 | 8 de abril
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¿Por qué siguen dudando muchos?
MUCHAS personas observan el diseño que la naturaleza manifiesta y, no obstante, no creen en la existencia de un Diseñador, un Creador. ¿Por qué no?
¿Se debe dicha incredulidad a que alguien haya refutado el argumento de que el diseño exige que haya un Diseñador? ¿Hay pruebas tan contrarias a esto que la mente informada que razona ya no se deja convencer por el diseño manifestado en la naturaleza?
¿O sigue válido el argumento, y más convincente que nunca? ¿Se trata más bien de lo que dijo el apóstol Pablo, a saber, que las personas que rehúsan aceptar lo que es obvio son “inexcusables”?
El asunto del diseño en la historia
Puede ser útil el echar una mirada retrospectiva a la historia. Primero, en el transcurso de los años ha habido muchos ateos. Pero hasta hace más o menos un siglo no pudieron influir seriamente en el pensar religioso y científico.
Grandes científicos del pasado, como Isaac Newton (a quien Isaac Asimov, escritor sobre asuntos científicos, llamó “el más grande cerebro científico que el mundo ha conocido”), creían en Dios. No les parecía que la incredulidad fuera credencial necesaria de su aptitud científica.
Al contrario, Newton y muchos otros científicos, al igual que pensadores distinguidos de otros campos, señalaron al diseño que se advertía en la naturaleza como prueba de la existencia de un Diseñador Maestro, Dios. Esta idea prevaleció por siglos.
La violencia en la naturaleza
Entonces algo sucedió respecto al concepto de que el universo fuera la obra de un Diseñador amoroso.
Para mediados del siglo diecinueve, escritores como Darwin, Malthus y Spencer estaban haciendo notar la violencia que se percibía en la naturaleza. ¿No era cierto, decían, que el animal grande se comía al pequeño? ¿No era cierto que en el suelo de la selva, cada día y cada noche, había una batalla campal por la supervivencia?
Ciertamente era un hecho que unos animales se alimentaban de otros. Por lo tanto, este argumento continuó como sigue: ¿No revelaba esta batalla salvaje por la supervivencia la verdad acerca de cómo realmente es la vida en la Tierra? Pues, aun en la esfera del género humano, ¿no han sido las guerras bestiales, las luchas egoístas y ‘la ley de la selva’ las verdaderas fuerzas que han forjado la historia? La armonía y la paz que hubieran de esperarse de un Gran Diseñador amoroso no se manifestaban en la naturaleza.
George Romanes, amigo de Darwin, describió la naturaleza como sigue: “Encontramos dientes y garras afilados para la matanza, ganchos y chupadores moldeados para atormentar... por todas partes reina el terror, el hambre, la enfermedad, con derramamiento de sangre y extremidades temblorosas, con respiración entrecortada y ojos inocentes que se cierran poco a poco en una muerte de cruel tortura”.
Súbitamente se hizo que ganara aceptación popular la teoría de Darwin de que la vida depende de una lucha sin propósito y de la supervivencia de los más aptos... no de diseño divino. Y de ahí nació un nuevo concepto histórico: el darvinismo social.
Note cómo evaluó H. G. Wells esta situación en su obra Outline of History (Esquema de la historia): “Hubo una verdadera pérdida de fe después de 1859 [año en que se publicó la obra de Darwin intitulada El origen de las especies. [...] Pueblos dominantes del fin del siglo diecinueve pensaban que dominaban en virtud de la Lucha por la Existencia, en la cual los fuertes y astutos llevan la ventaja a los débiles y confiados [...] Y tal como en una jauría es necesario abusar de los más jóvenes y débiles y subyugarlos para el bien de los demás en general, así les parecía correcto que los perros grandes de la jauría humana abusaran y subyugaran”.
Muchos aceptaron este argumento con prontitud. Una razón para ello fue que ya sentían hacia muchas iglesias cierto antagonismo que éstas se merecían por haber suprimido la investigación científica. Es más, estas personas podían darse cuenta de que las religiones prominentes fomentaban y justificaban las guerras y el derramamiento de sangre. Por eso, Wells comentó con exactitud: “El oro verdadero de la religión fue en muchos casos tirado junto con el bolso gastado que lo había contenido por tanto tiempo”.
‘Dios es el responsable’
En lo que tiene que ver con el argumento de que el diseño prueba que hay diseñador, se arguyó en contra de éste como sigue: ‘Si se dice que las garras, los ganchos y dientes, el reinado del terror, el hambre y la enfermedad fueron diseñados por Dios, entonces tiene que aceptarse el hecho de que este Dios de ustedes es el responsable por el sufrimiento y la violencia. No obstante, ustedes dicen que Él es amor. ¿En qué quedamos?’.
Las personas que así argüían llegaron, pues, a esta conclusión: ‘Por eso, la única explicación plausible es la de una lucha, la de la supervivencia de los más aptos, la de una evolución ciega y fortuita’.
Así aparentemente se enterró el argumento de que el que haya diseño quiera decir que hay diseñador. El usar tal argumento equivalía a acusar a Dios de crueldad. Y, lamentablemente, como es el caso por lo general, los líderes religiosos, tanto de la cristiandad como del paganismo, no proporcionaron verdaderas respuestas a este problema.
Desde entonces se ha seguido más o menos el mismo patrón. Cuando surge la pregunta de si hay o no un Diseñador, frecuentemente se invoca el dilema de la violencia en la naturaleza. Por ejemplo, en su libro Why I Am Not A Christian (Por qué no soy cristiano) el filósofo Bertrand Russell dijo:
“Cuando se examina este argumento derivado del diseño, es sumamente asombroso que haya gente que pueda creer que este mundo, con todo lo que hay en él, con todos sus defectos, sea lo mejor que la omnipotencia y la omnisciencia hayan podido producir en millones de años. Yo realmente no puedo creerlo. ¿Cree usted que si a usted se le otorgaran omnipotencia y omnisciencia y millones de años para perfeccionar el mundo en que vive, no podría producir nada mejor que el Ku Klux Klan o los fascistas?”.
Examinemos más detenidamente este argumento, ya que a menudo se usa para contrarrestar la idea de que el diseño que se ve en la naturaleza exige que haya un Diseñador.
[Ilustración en la página 5]
¿Cómo encaja con la existencia de un diseñador amoroso la “ley de la selva” que existe entre los humanos y los animales?
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No obstante, ¡hay diseño!¡Despertad! 1983 | 8 de abril
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No obstante, ¡hay diseño!
¿ES VERDAD que el que haya luchas en el dominio animal y el humano elimine la posibilidad de que haya un Diseñador, un Creador? Un examen detenido del asunto revela que la respuesta es: No. En realidad el argumento que sostiene que el diseño exige que haya un Diseñador no ha sido refutado.
De hecho, el valerse de las luchas que hay en la naturaleza para refutar la existencia de un Diseñador no es realmente afrontar el asunto. Para refutar la existencia de un Diseñador, se tiene que hacer más que simplemente juzgar el aspecto moral del uso que se da a las cosas diseñadas.
El diseño significa que hay Diseñador
Esto se puede ilustrar como sigue: Cuando usted ve un avión de reacción, tal vez le desagrade pensar que éste pueda utilizarse para transportar bombas atómicas al igual que pasajeros. No obstante, sea cual fuere su función, los aviones de reacción modernos son muy complejos. Tienen equipo sumamente complicado, como computadoras, ayudas para la navegación y motores potentes.
¿Diría alguien que los aviones de reacción no han sido diseñados por un ser humano inteligente simplemente porque se les puede utilizar para matar y destruir? ¿Pudiera alguien en su sano juicio sugerir que éstos más bien se desarrollaron por sí mismos de un apilamiento de desechos metálicos?
El diseño es diseño, sin importar con qué propósito se le use en el momento. Cuanto más complejo sea el diseño, y cuanto más tengan que funcionar simultáneamente todas sus muchas partes, tanto más convincente es la evidencia de que hay un diseñador inteligente. No hay nada, en toda la experiencia humana, que contradiga tal conclusión.
No hay razón alguna para negarse a aplicar este principio a los animales que actualmente se alimentan unos de otros. Patentemente sus dientes y garras fueron diseñados. También lo fueron las manos y el cerebro de los seres humanos, partes corporales que también pueden usarse para fines horribles.
Considere cómo estos órganos llegan a existir. Una sola célula de reproducción empieza a multiplicarse después de la concepción y produce un grupo de réplicas de sí misma. Estas réplicas entonces empiezan a diferenciarse y producir solo células y tejidos especializados. Estos pueden resultar tan suaves como la piel peluda de un animal o tan duros y afilados como los dientes y las garras del mismo.
Todo eso es diseño exquisito en función, y nada menos que eso. Aun los que no están inclinados a atribuir tales obras a un Diseñador usan superlativos para describirlas. Por ejemplo, la revista Time describió la diferenciación celular como sigue: “En un momento crítico a principios de la vida de un embrión, milagrosamente (no hay otra palabra que se preste para describirlo), células idénticas empiezan a asumir papeles especializados... por ejemplo, algunas forman tejido para el corazón; otras, para el hígado o la piel”. ¿No demuestran tales milagros que existe un Obrador de Milagros o Diseñador?
Prontamente admitimos la existencia de un diseñador cuando vemos una cámara fotográfica, un radiorreceptor, la mano artificial de un robot, una bomba de agua, un computador. Estas cosas obviamente fueron hechas por seres humanos inteligentes. ¿Es lógico, entonces, afirmar que cosas parecidas a éstas, pero infinitamente más complejas que ellas —el ojo, el oído, la mano, el corazón, el cerebro— no fueron diseñadas por alguien mucho más inteligente?
El problema
El problema que planteó Bertrand Russell acerca del Ku Klux Klan y los fascistas no tiene nada que ver con el argumento en cuanto a si existe un Diseñador o no; más bien, tiene que ver con cómo se ha usado lo que ha sido diseñado. En el caso de los seres humanos, entra en juego el libre albedrío, y éste es en sí un maravilloso producto del diseño. Pero ¿a qué se debe que tan a menudo los seres humanos hayan usado el libre albedrío para hacer el mal? Y, en el caso de los animales, ¿se les diseñó para que mataran y dejaran tullidas a otras criaturas? Además, ¿por qué ha permitido el Diseñador que suceda todo esto?
En realidad, el problema no es si existe un Diseñador o no; más bien, se trata de una cuestión moral. Tan fuertemente está implantado en el hombre el sentido de lo que es correcto y lo que es incorrecto, que a veces el hombre no se contenta con una explicación cualquiera que no afronte los asuntos de la violencia y la matanza y el hecho de que Dios permita la iniquidad.
El artículo siguiente considera por qué las cosas de la naturaleza actualmente funcionan de manera contraria a la bondad de Dios. Pero, con todo, el argumento de que el diseño existente exige un Diseñador queda sin haber sido refutado. El libro The Universe: Plan or Accident? hace notar esto como sigue:
“El reconocer que hay diseño en la naturaleza no es una efímera conclusión científica basada en las investigaciones de una o dos décadas de la historia científica... conclusión que pudiera anularse en cualquier momento si salieran a luz unos cuantos hechos nuevos. Más bien, es una conclusión que ha resistido la prueba de miles de años; una conclusión tan segura que si algún día se revelara que hubiera sido un enorme error, el hombre tendría toda razón para dudar que por medio del raciocinio se puedan alcanzar conclusiones válidas de clase alguna”.
No, no tenga miedo de confiar en su facultad de raciocinio cuando ésta le lleve a la misma conclusión a que llegó el apóstol Pablo, quien dijo: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, mas el que construyó todas las cosas es Dios”. (Hebreos 3:4.)
Pero ¿qué hay de la matanza y la violencia en la naturaleza? ¿Pudieran ser éstas parte del diseño de un Dios amoroso?
[Comentario en la página 8]
Por miles de años la gente ha reconocido que hay diseño en la naturaleza
[Ilustración en la página 6]
Aunque los aviones de reacción pueden fabricarse de modo que transporten o pasajeros o bombas nucleares, ambos tipos de aviones han sido diseñados por alguien inteligente
[Ilustraciones en la página 7]
Reconocemos que éstos son productos de diseñadores humanos inteligentes
Cosas mucho más maravillosas tienen que haber sido diseñadas por alguien que tenga una inteligencia superior
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Toda la naturaleza volverá a la armonía¡Despertad! 1983 | 8 de abril
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Toda la naturaleza volverá a la armonía
A PESAR de la abundancia de pruebas que demuestran que el diseño que se observa en la naturaleza requiere un Diseñador inteligente, hay muchas personas que no creen que Dios existe. Les parece que un Creador amoroso no habría diseñado la violencia, la matanza y la iniquidad que cunden por la Tierra.
Sin embargo, ¿qué hay si Dios NO ha diseñado la violencia y la matanza? ¿Qué hay si NO es responsable de la crasa iniquidad que hay entre los humanos? En vez de eso, ¿qué hay si él detestara esas cosas y hubiera prometido que por completo les pondrá fin a su debido tiempo?
¿Quién es responsable?
Puede que una compañía fabrique un cuchillo para cortar vegetales. Si alguien usara ese cuchillo para matar a otra persona, ¿quién sería responsable de ello? ¿Se condenaría al fabricante del cuchillo? No; el culpable sería el que hubiera dado mal uso al cuchillo.
La mano humana se utiliza maravillosamente para muchísimas tareas constructivas. Para construir casas, sembrar árboles, recoger agujas, sujetar tiernamente a un bebé. Pero si un hombre utilizara las manos para estrangular a otra persona, ¿podríamos presentar la acusación de que la mano hubiera sido diseñada incorrectamente? No, no habría de culparse al diseñador, sino al dueño.
Si un constructor edificara una hermosa casa y la diera a unos inquilinos que la destruyeran, ¿a quién habría que culpar? ¿Acusaría usted del delito al constructor? No, usted consideraría culpables del mal a los desordenados inquilinos. Y está claro que no negaría la existencia del constructor, simplemente porque los inquilinos fueran delincuentes.
Es contrario a la razón y a la justicia el condenar al inocente. Es contrario a la razón culpar a las partes u órganos del cuerpo, diseñados por Dios con buen propósito, si se les utiliza de modo diferente en la actualidad.
En la Biblia tenemos un registro claro del propósito de Dios respecto a la vida humana y la vida animal en la Tierra, y por qué están en caos hoy. Además, ese registro nos dice cómo, dentro de poco, toda la naturaleza volverá a estar en completa paz y armonía.
No fueron diseñados así
¿Se han comportado siempre como lo hacen ahora las creaciones animales y humanas? ¿Han hecho daño, tullido y matado siempre? ¿Fueron creadas con tal propósito?
La respuesta a estas preguntas es: NO, ¡de ninguna manera!
De hecho, ¿es siquiera Dios el gobernante del sistema de cosas actual? ¿Está dirigiendo a las naciones en las relaciones que ellas tienen entre sí? De nuevo, la respuesta a estas preguntas es: NO, ¡de ninguna manera!
Pues bien, ¿cómo, precisamente, eran las cosas hace mucho tiempo? ¿Por qué están como están ahora? ¿Quién realmente gobierna este mundo? ¿Y cómo, precisamente, traerá Dios completa paz y armonía a toda la naturaleza?
Cómo era la vida
Cuando Dios creó a los humanos y los animales para vivir en la Tierra, no se proponía que ellos mataran. Los creó para que tuvieran relaciones pacíficas unos con otros. Por eso las circunstancias eran completamente diferentes de las que existen hoy día. El registro nos dice que “vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno”. (Génesis 1:31.)
La creación humana habría de tener en sujeción amorosa a “los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” (Gé 1 versículo 28) . Ninguno de los animales del jardín de Edén mataba. No eran una amenaza para el hombre; ni era el hombre una amenaza para animal alguno.
La palabra de Dios dice claramente con relación a los primeros humanos: “Les he dado toda vegetación que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra y todo árbol en el cual hay fruto de árbol que da semilla. Que les sirva a ustedes de alimento” (Génesis 1:29). Por lo tanto, el hombre no usaba a los animales como alimento.
¿De qué se alimentaban los animales? El registro inspirado declara: “A toda bestia salvaje de la tierra y a toda criatura volátil de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra en que hay vida como alma les he dado toda la vegetación verde para alimento”. (Génesis 1:30.)
De modo que cuando Dios diseñó a los humanos los puso en un paraíso tranquilo llamado Edén. Los hizo para que estuvieran en armonía con los animales, sin que hubiera violencia ni matanza por causa de alimento entre los animales o entre los hombres. Y los humanos habrían de mantener las cosas en tal estado mediante cuidar de sí mismos, de los animales y del jardín paradisíaco que ellos y su prole extenderían hasta que, con el tiempo, abarcara toda la Tierra. (Génesis 1:27, 28.)
La clave
¿Cómo podrían los humanos cuidar este pacífico paraíso y vivir para siempre en la Tierra, que era la perspectiva que tenían ante sí? Obedeciendo las leyes de Dios. Esa era la clave. ¿Por qué era tan importante eso? Porque Dios no diseñó a los humanos para que fueran independientes de su Hacedor y, con todo, tener éxito. La Biblia dice claramente: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.)
Los problemas de la humanidad comenzaron cuando nuestros primeros padres dieron mal uso a su libre albedrío moral. Una criatura espiritual rebelde los indujo a creer que podían determinar lo bueno y lo malo sin la ayuda de Dios. Ellos decidieron independizarse de Dios. Pero eso no fue culpa del Diseñador. “Perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él”, dice la Biblia. La responsabilidad de las consecuencias de la rebelión recae sobre los rebeldes: “Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él, el defecto es de ellos mismos”. (Deuteronomio 32:4, 5; Génesis 2:15–3:24.)
Puesto que los humanos querían independencia, Dios se la dio. No obstante, él ya no los mantendría en perfección. Así surgieron la imperfección y la muerte (Romanos 5:12). Y Dios ha permitido esto —por cierto período— para que todos pudieran ver lo que costaría a la humanidad, los animales y la Tierra el derrotero de independencia. Durante los pasados miles de años Dios ha permitido esto para que de una vez para siempre se pusieran de manifiesto las lamentables consecuencias de la rebelión.
Así que el independizarse de Dios y sus leyes es lo que puso al hombre en un camino de imperfección, violencia y muerte. Además, a medida que el hombre se volvió al desafuero, el caos fue surgiendo también en la creación terrestre. El hombre perdió el dominio amoroso que tenía sobre los animales. Puesto que los humanos no podían dirigirse a sí mismos pacíficamente, no es de extrañar que los animales estén en la misma condición.
Los animales —que tenían un régimen vegetariano en Edén, como los humanos— comenzaron a vivir unos de otros, y algunos hasta se alimentan de humanos cuando se les hace posible (Génesis 1:30). Y como concesión para la supervivencia del hombre, a éste se le autorizó a comer carne animal como alimento después del Diluvio. (Génesis 9:2-4.)
No fueron creados para matar
Sin embargo, ¿qué hay en cuanto a los rasgos de los animales y los humanos que ellos emplean para tullir y matar? Ya que Dios creó una enorme variedad de rasgos diferentes, muchos de ellos podían ser adaptados a la nueva situación y contribuir así a la supervivencia.
Por ejemplo, la mayoría de los animales seguiría comiendo vegetación, como sucede hasta el día de hoy. Un ejemplo de esto es el poderoso gorila, que tiene colmillos impresionantes... colmillos que todavía utiliza para partir y comer vegetación dura. Pero otros animales se adaptaron a comer carne. No obstante, los animales de rapiña constituyen solo un pequeñísimo porcentaje de todos los animales.
El hombre también se ha adaptado. Debido a su imperfección y voluntariedad, a menudo utiliza su mente y sus manos para tullir y matar. Hasta se ha alimentado con carne de otros humanos. Y sus dientes pueden adaptarse a comer carne, aunque eso no era parte de su régimen alimenticio en Edén.
Pero ¿qué hay del “equilibrio de la naturaleza”? Si no hubiera matanzas, ¿cómo podría mantenerse? En primer lugar, el hombre era quien iba a vivir para siempre en la Tierra. Esa promesa no se hizo a los animales. Estos morirían cuando alcanzaran la duración máxima de vida.
Además, muchos animales tienen mecanismos innatos que reducen su fertilidad cuando hay superpoblación. Y esto sin la intervención directa de Dios ahora. Sin duda cuando llegue el tiempo de Dios para devolver toda la Tierra al pacífico estado edénico que tuvo, no se le hará difícil al Magnífico Diseñador de los animales y de los humanos el regular sin violencia la cantidad de ellos.
Un ejemplo de cómo Dios puede reprimir la violencia en los animales fue la armonía que existió entre las bestias y los humanos por casi un año en el arca de Noé.
Tenga presente que la situación que existe hoy día no se parece a la que había en el paraíso de Edén. Aquel ambiente era totalmente diferente. Puede que muchos alimentos hayan sido diferentes. Es probable que los animales que tenían dientes más fuertes se alimentaran de alimento más duro. Sus dientes habían sido diseñados para ello.
Indudablemente, en cuanto a qué circunstancias, exactamente, existían en Edén, hay preguntas que no pueden contestarse ahora. Pero esto no demuestra que no haya habido un Diseñador.
¿Quién gobierna este mundo?
Además, ¿qué hay del argumento, como el de Bertrand Russell, de que alguien que fuera omnisapiente y omnipotente no hubiera creado el desorden que se ve en este mundo? El supuso, como lo hacen otras personas, que, si hay un Dios, éste es responsable de este mundo.
Sin embargo, el Creador, Jehová Dios, no es el gobernante de este mundo. El sistema de cosas actual está dirigido por hombres que están en independencia de El, y manipulado por un espíritu rebelde que es invisible, Satanás el Diablo. La Biblia llama a Satanás “el dios de este sistema de cosas” (2 Corintios 4:4). Jesús llamó a Satanás “el gobernante de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11). La supervisión de las naciones es lo que Satanás ofreció a Jesús en su esfuerzo por lograr que éste se rebelara contra Dios. (Lucas 4:5-8.)
Por consiguiente, todo el caos y la violencia que han causado los humanos es responsabilidad de humanos rebeldes y de fuerzas espirituales inicuas. Dios no es el responsable.
La restauración
La Biblia habla de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21). Muestra sin lugar a dudas que el lamentable experimento de independizarse de Dios terminará dentro de poco. Tanto las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales como los humanos rebeldes en la Tierra serán eliminados, lo cual preparará el camino para “nuevos cielos y una nueva tierra [...] y en éstos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:13; vea también Proverbios 2:21, 22; Revelación 19:11-21.)
Luego comenzará la restauración de las condiciones edénicas... del Paraíso (Lucas 23:43). Eso significará la restauración de la paz y armonía entre los humanos y los animales; ya no se alimentarán unos de otros. La Biblia declara en Isaías 11:6-9: “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña”.
En la esfera humana, la paz absoluta también será una realidad: “[Dios] está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes [bélicos] en el fuego”. (Salmo 46:9.)
Por lo tanto, con buena razón la profecía bíblica inspirada dice lo siguiente acerca del cercano nuevo orden del Magnífico Diseñador: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. (Salmo 37:11; Mateo 5:5.)
Aunque así se borrarán las consecuencias de la rebelión, la idea de que nuestros primeros padres, Adán y Eva, se rebelaron contra Dios, provoca cierta reacción en algunas personas. Se les ha enseñado a considerar a Adán y Eva como personajes míticos. De modo que, ¿podemos estar seguros de que ellos realmente hayan existido?
[Comentario en la página 10]
Si alguien usa la mano para hacer daño a otra persona, ¿quién es culpable... el diseñador de la mano, o su dueño?
[Comentario en la página 11]
Al volverse el hombre hacia el desafuero, el caos fue surgiendo también en la creación terrestre
[Ilustración en la página 11]
El gorila usa sus impresionantes dientes para consumir vegetación, no carne
[Ilustraciones en la página 12]
Adán y Eva estaban en armonía con los animales de Edén... contentos con la vegetación como alimento de todos
Dios restaurará pronto las condiciones edénicas en una Tierra que será convertida en un paraíso
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Una tarea más para la atareada abeja¡Despertad! 1983 | 8 de abril
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Una tarea más para la atareada abeja
Cierto científico de Columbia Británica, Canadá, está reclutando abejas para que le ayuden con la tarea de buscar depósitos de minerales.
Al examinar el polen que algunas abejas recolectaron cerca de una mina de molibdeno, el Dr. Harry Warren, de la Universidad de Columbia Británica, halló que dicho polen estaba 40 veces más contaminado con el metal que el polen que se había recolectado de otra parte. También, el polen recolectado en regiones que quedan cerca de una mina de cobre y de un fundidor de cinc contiene entre cuatro y seis veces más cobre y cinc que lo normal.
“Las plantas absorben los metales del aire y de la tierra”, explica el Dr. Warren. “Estos metales penetran en el sistema de la planta, incluso en los órganos reproductivos y el polen. [...] Si se investiga de dónde consiguieron el polen las abejas, se pudieran localizar los depósitos de minerales.” Una cantidad tan pequeña como medio gramo de polen basta para el análisis.
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