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Mudando de parecer acerca de la inmortalidad del almaLa Atalaya 1977 | 1 de mayo
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Jesús “fuego” con el Gehena? En The New Bible Commentary (Nuevos comentarios sobre la Biblia) se suministra alguna información que da el fondo de circunstancias para esto: “Gehena era la forma helenizada del nombre del valle de Hinnom en Jerusalén en el cual se mantenían fuegos ardiendo constantemente para consumir la basura de la ciudad. Este es un vigoroso cuadro de destrucción final.” Las referencias bíblicas a Gehena, por lo tanto, no suministran base alguna para la doctrina de tormento consciente eterno en un infierno de fuego.
“UNA POSICIÓN PLENAMENTE PLATÓNICA”
Si la Biblia nunca menciona que almas inmortales abandonen los cuerpos cuando sobreviene la muerte, ¿de dónde vino tal idea? Los teólogos la tomaron prestada del modo de pensar del filósofo griego Platón, quien, a su vez, la adoptó de las religiones misteriosas paganas que se originaron de la Babilonia antigua. Platón escribió: “¿Creemos que haya tal cosa como la muerte? . . . ¿No es la separación del alma y el cuerpo? Y el estar muerto es la consumación de esto; cuando el alma existe en sí, y es liberada del cuerpo y el cuerpo es liberado del alma, ¿qué es esto sino la muerte?” (Phaedo, sección 64) Señala The Encyclopedia of Philosophy (1967):
“Todo el que sostiene que la mente o el alma es una sustancia, en el sentido de que significativamente pudiera decirse que existiera sola y separada del cuerpo, con eso esta platonizando, y todo el que identifica a esta mente o alma sustancial putativa con la persona real o verdadera está adoptando una posición plenamente platónica”
Tocante al grado en que la filosofía griega ha influido en la cristiandad, el profesor Douglas T. Holden declara en su libro Death Shall Have No Dominion (La muerte no tendrá dominio):
“La teología cristiana ha llegado a estar tan fusionada con la filosofía griega que ha criado a individuos que son una mezcla de nueve partes de pensamiento griego por una parte de pensamiento cristiano.”
De acuerdo con la Biblia, el alma humana es la persona misma. Cuando un individuo muere, por lo tanto, el alma muere. (Eze. 18:4, 20) Los muertos están inconscientes; no tienen conocimiento ni del placer ni del dolor mientras aguardan que se les restaure a la vida por medio de una resurrección. (Ecl. 9:5, 10; Sal. 146:4; Hech. 24:15) La popular enseñanza religiosa de la inmortalidad del alma no provino de la Palabra de Dios, sino de la filosofía griega. Tomando en cuenta esto, ¿no debería usted también mudar de parecer acerca de la inmortalidad del alma?
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¿Qué significa el proverbio?La Atalaya 1977 | 1 de mayo
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¿Qué significa el proverbio?
“EL JUSTO está cuidando del alma de su animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son crueles,” dice el proverbio.—Pro. 12:10.
El justo respeta toda la creación de Dios. También sabe que los animales fueron creados para el servicio y el placer del hombre, y por consiguiente que hay que tratarlos como amigos de la humanidad. Lo pecaminoso del hombre, su crueldad y el desequilibrio ambiental que él ha producido han hecho que un pequeño porcentaje de los animales sean malignos o, como a veces se les llama, plagas. Pero el justo trata de conocer las necesidades y sentimientos de los animales, especialmente de sus animales domésticos, y cuida de la vida de ellos como de una propiedad valiosa. Esto no quiere decir que crea que ellos tengan los pensamientos y los sentimientos de las criaturas humanas, sino que merecen trato bondadoso.
Bajo la ley mosaica se protegía a los animales de trato cruel y se les consideraba hasta en las leyes del sábado, pues se les permitía comer lo que crecía de por sí en el campo del agricultor durante el año sabático. (Lev. 25:6, 7) A un toro no se le debía poner bozal de modo que no pudiera comer del grano que trillaba, en lo cual gastaba su energía. (Deu. 25:4) El hombre que hallaba un nido de pájaro podía llevarse los huevos o los polluelos, pero no podía llevarse también a la madre y exterminar así a la familia entera al acabar con el linaje. (Deu. 22:6, 7) También es muestra de que Jehová no olvida a los animales el hecho de que se los mencionó específicamente a Jonás cuando Nínive estaba en peligro de ser destruida. Le dijo a Jonás: “¿No debería yo sentir lástima por Nínive la gran ciudad, en la cual existen más de ciento veinte mil hombres que de ningún modo saben la diferencia entre su mano derecha y su izquierda, además de muchos animales domésticos?”—Jon. 4:11.
La Versión de los Setenta vierte así la última parte de este proverbio: “Las entrañas de los impíos son despiadadas.” Las “entrañas,” que representan las emociones más profundas de conmiseración y compasión, en el inicuo son insensibles, crueles. El exhibe lo que se pudiera llamar una “compasión sin compasión” como a menudo se ve entre los hombres en ademanes y habla que carecen de verdadero sentimiento o resultados efectivos. Lo mejor de la compasión o misericordia de la persona inicua es en realidad una crueldad, fundada en motivos o principios egoístas. Como ejemplo, hemos visto a dictadores inicuos que destruyen a sus mejores amigos y partidarios, sacrificándolos, por decirlo así, para seguir en el poder que tienen o aumentarlo. O, so pretexto de proteger al pueblo o al Estado, atacan a la gente más observante de la ley de su nación (los cristianos verdaderos que residen allí de manera neutral y pacífica), a fin de tener en ellos un “chivo expiatorio” que cargue con la culpa de otros o para agradar a ciertos elementos religiosos o políticos influyentes, o hasta a su propio yo. Esto lo hacen a pesar del hecho de que saben que estos cristianos no son amenaza alguna para la paz o seguridad del Estado. Esa fue la actitud de los fariseos para con Jesús y la gente común.—Juan 11:47-50; 12:9, 10; 7:49.
SE DESPERDICIA UN PRECIO VALIOSO
“¿Por qué será que en la mano del estúpido hay el precio para adquirir sabiduría, cuando él no tiene corazón?”—Pro. 17:16.
El “estúpido” a que se hace referencia aquí no es una persona que simplemente sea inculta o ignorante, sino una que no tiene conciencia de su necesidad espiritual. “Corazón,” motivo correcto, amor a la sabiduría verdadera, el buscar entendimiento verdadero, se necesitan para adquirir sabiduría. Todas las personas tienen, en cierto sentido, el “precio” que se necesita para adquirir sabiduría, pues Dios da generosamente a todos. “Él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.” (Mat. 5:45) El “precio” no es dinero, sino las cosas que Dios ha dado a todos o puesto ante todos... una mente con la cual pensar, sentidos para adquirir información y acceso a la sabiduría verdadera. La persona tiene, básicamente, la creación a la cual ver, y las cosas creadas dan a conocer las cualidades invisibles de Dios. (Rom. 1:18-20) También, quizás tenga padres buenos, o amigos verdaderos, u otras personas que atraigan su atención a la sabiduría de Dios.
Pero el estúpido no tiene corazón para entender. Su mente está en sus propios asuntos, cosas que no son verdaderamente vitales. Con significado similar, Proverbios 17:24 dice: “La sabiduría está delante del rostro del entendido, pero los ojos del estúpido están en la extremidad de la tierra.” La mente del estúpido revolotea caprichosamente de una cosa a otra y la cosa de menos importancia es lo que le interesa. Por eso el “precio” —las facilidades, la habilidad y las oportunidades que tiene, que a veces pueden ser más que las que tiene uno que ‘tiene corazón’— se desperdicia, se malgasta.
EL JUSTO VIVE SOLO POR LA BONDAD INMERECIDA DE DIOS
Proverbios 11:31 declara: “¡Mira! El justo... en la tierra será recompensado. ¡Cuánto más deberán serlo el inicuo y el pecador!”
La expresión “¡Mira!” llama la atención a una verdad importante que hay que considerar. Como declara Salomón, en Eclesiastés 7:20: “No hay hombre justo en la tierra que siga haciendo el bien y no peque.” Nadie en sí es merecedor, pero la bondad inmerecida de Dios está con los que le sirven sinceramente. (1 Ped. 3:12) El justo, por lo tanto, se esfuerza por hacer
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