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  • ¿Qué ha logrado el hombre moderno?
    ¡Despertad! 1973 | 22 de enero
    • venéreas. La vida de familia y la moralidad se están desmoronando. ¡Se calcula que en algunas escuelas la mitad de los estudiantes contraerán una enfermedad venérea!

      Además, las ciudades están deteriorándose. De hecho, la delincuencia y la violencia en las calles hace peligroso para millones de personas hasta el ir a comprar pan a la tienda de la esquina. “El temor merodea por las calles. . . . La gente huye de las calles al oscurecer y, más y más hasta durante el día,” observó el senador de los Estados Unidos Mike Mansfield. Informó el Times de Nueva York: “En casi cada rincón de la Tierra se manifiesta un espíritu de desafuero interno.”

      En una escala mayor, constantemente brotan en la Tierra guerras, revoluciones y rompimientos. Muchas personas temen, y con buena razón, la amenaza de una destrucción nuclear.

      ¿Indican estas condiciones que realmente no necesitamos a Dios? O ¿radica el problema en que el hombre ha tratado de resolver sus dificultades sin considerar los propósitos de Dios? ¿Y podría ser que una razón por la que Dios ha permitido estos problemas por un tiempo es para mostrar al hombre que sí necesita a Dios?

  • ¿Tiene el hombre alguna necesidad de Dios?
    ¡Despertad! 1973 | 22 de enero
    • ¿Tiene el hombre alguna necesidad de Dios?

      EL 20 de julio de 1969, mientras millones de personas los observaban por la televisión, dos hombres descendieron de su nave sideral a la superficie de la Luna. Fue la coronación de un logro tecnológico.

      Ciertamente esta maravillosa hazaña de viajar unos 386.000 kilómetros por el espacio demostró la inteligencia y el ingenio del hombre. Y algunos quizás digan: ‘Fue efectuado sin necesidad de Dios.’

      Pero, ¿lo fue en realidad? ¿Cómo llegó el hombre a la Luna?

      Se necesitó el conocimiento de leyes

      Se necesitaron años de preparación, sí, siglos. Dice la World Book Encyclopedia:

      “A principios de los años 1600, Johannes Kepler, un científico alemán, desarrolló las leyes del movimiento planetario que describen las órbitas de los cuerpos en el espacio. Hoy día, estas leyes son usadas para determinar las órbitas de los satélites artificiales y para proyectar los vuelos de las naves siderales.

      “En 1687, sir Isaac Newton publicó sus ‘Leyes del movimiento,’ en las que usó como base la obra de Kepler. Las leyes de Newton, y las de Kepler, son una piedra angular en la programación de los vuelos siderales.”

      Kepler y Newton no hicieron las susodichas leyes. Ellos solamente las descubrieron, o proveyeron una explicación de su funcionamiento. ¿Por qué depende el vuelo sideral de estas leyes?

      Es porque los cuerpos en el espacio se adhieren estrictamente a ellas. Por eso, al entender el hombre estas leyes, puede determinar por medio de cálculos matemáticos en qué lugar del espacio estará un cuerpo en particular a un tiempo dado. Tales cálculos son posibles gracias al movimiento ordenado y consistente de los cuerpos celestes.

      Por ejemplo, la Luna viaja alrededor de la Tierra en una siempre predecible órbita a una velocidad promedio de 3.700 kilómetros por hora. Hace un viaje alrededor de la Tierra cada 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,8 segundos. Similarmente, la Tierra se mueve alrededor del Sol a unos 107.000 kilómetros por hora. Completa un viaje alrededor del Sol cada 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9,54 segundos.

      Así es que en los vuelos a la Luna, el hombre en la Tierra apunta su nave sideral a un punto en el espacio a 265.000 kilómetros de la Luna en su órbita. Por varios cálculos el hombre sabe que es seguro que la Luna estará en ese punto a la hora predeterminada. Y si a la nave sideral se le suministra apropiada dirección y energía también estará en ese punto, lo cual hará posible un alunizaje.

      Origen de la ley y el orden

      ¿Qué es responsable por la precisión de los movimientos de los cuerpos celestes que hace posible los vuelos siderales? ¿Ha pensado usted alguna vez en esto? El primer astronauta norteamericano que circunvoló la Tierra, John Glenn, se sintió impulsado a exclamar:

      “Es el orden de todo el universo que nos rodea . . . galaxias de millones de años-luz de lado a lado, todas viajando en órbitas prescritas interrelacionadas.

      “¿Pudo esto simplemente haber sucedido por casualidad? ¿Fue un accidente el que un montón de objetos flotantes y basura de pronto comenzara a moverse en estas órbitas espontáneamente? No puedo creerlo. . . . Algún Poder puso todo esto en órbita y lo mantiene allí.”

      El científico sideral Dr. Wernher Von Braun quedó impresionado por “la presencia de una racionalidad superior detrás de la existencia del universo.” Él explicó:

      “Los vuelos espaciales tripulados son un logro asombroso. Pero hasta ahora esto nos ha abierto solo una pequeñísima puerta para ver los alcances imponentes del espacio. La vista que obtenemos a través de esta ranura de los vastos misterios del universo solo confirma nuestra creencia en su Creador.”

      Sí, en el espacio se ha descubierto un extenso complejo de cuerpos celestes gobernados por una extraordinaria precisión matemática. Un profesor de matemáticas de la Universidad de Cambridge, P. Dirac escribió para la Scientific American: “Uno tal vez podría describir la situación diciendo que Dios es un matemático de un orden muy elevado, y que Él usó matemáticas muy avanzadas para construir el universo.”

      ¿No es obvio que las leyes responsables de tales movimientos ordenados de la Tierra, la Luna y las estrellas tuvieron que tener un Dador de leyes? ¡Sin la existencia de estas leyes, el viaje sideral sería una imposibilidad pues los cuerpos celeste estarían en caos! Por eso, ¿no es evidente que sin Dios, quien creó y sostiene estas leyes, los alunizajes del hombre también serían imposibles?

      Pero, ¿depende el hombre de Dios solo al viajar por el espacio sideral?

      Recientemente, radiantes informes han estado hablando de la llamada “revolución verde” que ha sido lograda por el hombre mediante el desarrollo de trigos “maravillosos” y variedades “milagrosas” de arroz. Por lo tanto, algunas autoridades dicen que por medio del ingenio del hombre, se proveerá suficiente alimento para la creciente población mundial.

      Pero, ¿se le puede acreditar al hombre por la provisión de este alimento? De hecho, ¿depende su crecimiento de los esfuerzos y la tecnología del hombre?

      En realidad los llamados granos “milagrosos” no fueron creados por el hombre. Fue sencillamente por el cultivo selectivo de tipos de trigo y arroz ya existentes que se desarrollaron variedades más productivas. Es verdad, el hombre trabaja duro para plantar y regar la semilla y luego se afana para cosechar su fruto. Pero el hombre no la hace crecer, ¿no es cierto? No, son las plantas las que hacen el alimento.

      Lo hacen mediante el notable proceso conocido como fotosíntesis. Hace varios años, Frits W. Went, profesor de biología, escribió acerca de esto:

      “En términos de energía, no hay nada que se le compare: Hace crecer a las plantas... a todas las plantas, por todo el mundo . . . Y en términos de toneladas su producción hace parecer a las industrias del hombre como insignificantes. Cada año los hornos de acero producen 350 millones de toneladas de acero, las fábricas de cemento del mundo producen 325 millones de toneladas de cemento. Sin embargo, las plantas del mundo producen 150 mil millones de toneladas de azúcar cada año.”

      ¿Así es que puede usted ver por qué la fotosíntesis ha sido llamada “el más importante proceso químico del mundo”? ¡Toda la vida sobre la Tierra de una manera u otra depende de la fotosíntesis! Pero, ¿qué es responsable por la fotosíntesis? ¿Pudo sencillamente haber sucedido por casualidad?

      Es bien conocido lo que las plantas usan para hacer el alimento... anhídrido carbónico del aire, agua del terreno y la luz del Sol. Todo esto penetra en el interior de las células de las plantas, donde existe la notable sustancia llamada clorofila. El escenario ahora está preparado para el asombroso proceso de la fotosíntesis. Explica Science News Letter:

      “Es aquí donde las ‘deidades’ llevan a cabo su milagro. La luz del Sol provee energía para el gran cambio químico, y la clorofila desempeña el papel del ‘interruptor’ que controla la reacción. Bajo la influencia de estas dos, el anhídrido carbónico y el agua se combinan ahora para crear la base de todo el alimento, una azúcar sencilla.” Usando esta azúcar las plantas también hacen los más complejos carbohidratos, grasas, proteínas, y vitaminas.

      ¿Por qué dice la supracitada revista que las ‘deidades’ realizan esta notable transformación? Porque solamente una inteligencia suprema podía concebir y crear un proceso tan asombroso. Es “un proceso que hasta ahora nadie ha podido reproducir en un tubo de ensayo,” explica el profesor Went.

      De hecho, no solo está la fotosíntesis más allá de la habilidad de duplicar del hombre, ¡sino que él ni siquiera comprende cómo ésta opera! Dijo el escritor sobre ciencias, John Pfeiffer: “Los investigadores con frecuencia se refieren a las reacciones de la fotosíntesis como a ‘la caja negra’... lo cual indica que ellos saben lo que entra y lo que sale pero no están seguros en cuanto a todo lo que acontece en el interior.”

      Ciertamente sería inconcebible el creer que un proceso tan complejo como éste, uno que está más allá de la comprensión humana haya podido suceder por casualidad. ¡Sin duda una poderosa ‘Deidad’ fue responsable! ¿No es obvio que dependemos de él para nuestros alimentos?

      ¿Sabe usted que la fotosíntesis también nos provee del oxígeno sustentador de la vida? Cuando las células de las plantas separan las moléculas de agua compuestas de hidrógeno y oxígeno, utilizan el hidrógeno para elaborar el alimento, y expiden el oxígeno como desperdicio. Pero el hombre inhala el oxígeno. Lo necesita para vivir.

      Por otra parte, las plantas dependen del proceso productor de energía que ocurre dentro de las células de nuestro cuerpo. ¿Cómo es eso? Es porque el anhídrido carbónico es producido como desperdicio en este proceso productor de energía del hombre y los animales. Y las plantas necesitan el anhídrido carbónico para efectuar la fotosíntesis, ¡la cual, es la fuente de todo el alimento de la Tierra!

      En verdad, ¡la vida depende del asombroso intercambio del anhídrido carbónico y el oxígeno entre las cosas vivientes! De interrumpirse éste de alguna manera, el hombre se extinguiría de la Tierra.

      Pero el hombre también depende de otros procesos maravillosos que continuamente están ocurriendo a su alrededor. Por ejemplo, la humilde lombriz fertiliza el terreno. Se calcula que en un año, las lombrices en una hectárea de terreno pasan a través de su cuerpo veinticuatro toneladas de tierra, vigorizando la sustentadora capa superior del terreno, la cual necesitan las plantas para poder crecer.

      Además, sin las abejas que fertilizan las flores, “morirían muchos frutales y hortalizas,” explica una enciclopedia. Dondequiera que uno mire hay una compleja red de relaciones que cooperan maravillosamente. ¿No es evidente que dependemos de Dios para vivir?—Hech. 14:16, 17.

      El origen de la vida

      Sin embargo algunas personas quizás pregunten si en realidad necesitamos a Dios para vivir. Puede ser que digan: “He visto titulares en los diarios que declaraban: ‘VIDA CREADA EN UN TUBO DE ENSAYO.’” ¿Es cierto que el hombre ha creado vida?

      No, no es cierto. Todo lo que el hombre ha hecho es hacer unas pocas sustancias que son componentes de las sustancias que constituyen la unidad básica de la vida, la célula viva. Los científicos solo han producido en sus laboratorios moléculas como aminoácidos, que cuando mucho están compuestas de unos pocos átomos. ¡Pero puede haber miles de aminoácidos en una sola proteína compuesta de millones de átomos! ¡Y no obstante una célula viva contiene cientos de proteínas, así como otras sustancias complejas!

      En verdad la célula viva es un misterio de complejidad. J. A. V. Butler explicó en su reciente libro The Life Process: “Aun los más simples organismos completos que conocemos hoy día son casi increíblemente complejos. Es difícil visualizar los pasos mediante los cuales se pueden haber originado.” Por lo tanto, señala la Encyclopedia Americana de 1971: “Los científicos están lejos de poder sintetizar la vida en el laboratorio.”

      Es obvio que la célula viva es tan compleja que a los científicos les falta mucho para hacer una, y el hombre y otras criaturas vivas multicelulares son muchísimo más complejas que los organismos unicelulares.

      Una sola célula fertilizada en una mujer se desarrolla según un plan ordenado hasta llegar a ser un bebé humano. “Es, sencillamente, un milagro,” declaró Newsweek, del 25 de octubre de 1965, añadiendo: “Ninguna técnica puede señalar con precisión el trascendental instante de la concepción. No hay científico que pueda decir qué fuerzas maravillosas pasan a encargarse de desarrollar los órganos y las miríadas de cadenas de nervios del embrión.”

      ¡En la minúscula célula original fertilizada se encuentran todas las instrucciones y la destreza para crear a una persona plenamente desarrollada! ¡Estas instrucciones, si fueran correctamente escritas en inglés, requerirían varios juegos de veinticuatro tomos de la Encyclopedia Britannica! ¡Y sin embargo cada una de los miles de millones de células que el cuerpo produce sucesivamente contiene todas estas instrucciones!

      Sin embargo, de alguna manera todas la otras instrucciones dentro de cada célula son suprimidas, excepto las que esa célula en particular requiere para su desarrollo especializado. Así algunas llegan a ser células musculares, otras células nerviosas, aún otras células óseas, y así por el estilo. Entonces estas centenares de diferentes clases de células son organizadas por alguna asombrosa fuerza directiva en un bebé humano tan admirablemente construido que sobrepasa cuanto se puede imaginar.

      Tal vez el mejor modo de apreciar la complejidad de un humano es observando cuán intrincados son aun los animales inferiores. Por ejemplo, el Dr. Warren S. McCullock, un científico experto en computadoras dijo en cuanto a las maravillas de la hormiga: “De hecho, las computadoras son unas bestias torpes, estúpidas . . . No tienen el cerebro de una hormiga torpe.” Además, Natural History, observó: “El sistema nervioso de una sola estrella de mar, con todos sus diferentes ganglios y fibras nerviosos, es más complejo que el sistema telefónico de Londres.”

      ¿No enfatiza la asombrosa complejidad de la inferior hormiga y estrella de mar la magnificencia de la creación de Dios del muy superior organismo humano? Pues, ¡el sistema nervioso humano registra unas 100 millones de sensaciones por segundo, sus ojos toman películas tridimensionales en color, perfectamente coordinadas, su hígado realiza cientos de conversiones químicas que sostienen la vida, y sus muchos otros órganos efectúan parecidas funciones asombrosas! ¿No está usted de acuerdo con el escritor de la Biblia que declaró: “De manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente”?—Sal. 139:14.

      Por lo tanto, no podemos escapar a la conclusión de que actualmente dependemos tanto de Dios para la vida y para los procesos que sustentan la vida como el hombre siempre lo ha hecho. Las maravillosas creaciones de Dios conquistan la admiración debido a su orden y perfección.

      Por otra parte, ¡los asuntos humanos son tan desordenados e imperfectos! Hay sufrimiento, angustia y maldad prácticamente en todas partes. ‘¿Por qué?’ quizás pregunte usted. ‘¿Por qué es que Dios no hace algo acerca de esto? ¿Indica su permiso de la maldad que él no está interesado, o que se ha olvidado del hombre?’

      [Ilustración de la página 5]

      El viaje sideral del hombre depende de las leyes que gobiernan los movimientos de los cuerpos celestes. ¿Quién es el originador de estas leyes?

      [Ilustración de la página 6]

      La luz del Sol, el anhídrido carbónico del aire y el agua del terreno se combinan milagrosamente para producir alimento para el hombre

      [Ilustración de la página 7]

      Los humanos y los animales inhalan oxígeno y exhalan anhídrido carbónico; las plantas absorben anhídrido carbónico y expiden oxígeno. El hombre no ideó este ciclo

      [Ilustración de la página 8]

      ‘La formación de un bebé sencillamente es un milagro. Ningún científico puede comprender las maravillosas fuerzas implicadas’

  • ¿Ha olvidado Dios al hombre?
    ¡Despertad! 1973 | 22 de enero
    • ¿Ha olvidado Dios al hombre?

      A PESAR de los esfuerzos del hombre por resolver los problemas del mundo, las condiciones continúan empeorando. Es comprensible, por lo tanto, que las personas pregunten: ‘¿Ha olvidado Dios al hombre?’ ¿Se ha preguntado usted alguna vez?

      En la actualidad muchas personas creen que Dios se ha olvidado. Evidentemente piensan que Dios le dio comienzo a los humanos sobre la Tierra y después los abandonó, algo parecido al hombre que procrea hijos ilegítimos y luego los abandona. ¡Es comprensible que una persona no sentiría necesidad por semejante Dios!

      Pero, ¿es cierto que nuestro Creador en realidad hizo esto? ¿Está usted sinceramente interesado en saberlo?

      Algunas personas solo aparentan que quieren saber. Es cierto, puede ser que pregunten: ‘Si hay un Dios, ¿por qué permite que el hombre sufra tanto?’ Pero en vez de investigar para hallar la respuesta, prefieren creer que no hay Dios, o, si lo hay, que él se ha olvidado del hombre. Y esas personas a menudo son demasiado orgullosas para siquiera considerar la evidencia.

      En tiempos antiguos también hubo personas como ésas. Tenían ideas personales acerca de Dios, pero orgullosamente rehusaban investigar para ver si éstas eran correctas. El rey David de Israel dijo de esas personas: “El inicuo conforme a su altanería no hace investigación; todas sus ideas son: ‘No hay Dios.’ Ha dicho en su corazón: ‘Dios ha olvidado.’”—Sal. 10:4, 11.

      Dado que hoy día algunos hacen esta misma acusación en contra de Dios, es apropiado que la consideremos.

      En realidad, ¿se ha olvidado Dios?

      ¿No es la manera en que funciona nuestro cuerpo, sin control o guía humana, una indicación de que Dios todavía sostiene nuestros procesos de vida? Todavía nos beneficiamos del maravillosamente complejo proceso de curación que prontamente repara el daño si nos cortamos. ¿Y qué hay del extraordinario proceso que transforma las diversas clases de alimentos que comemos en carne, huesos, cabello, uñas y otros materiales de construcción? Realmente, ¿indican estos procesos que continúan funcionando para nuestro beneficio que Dios se ha olvidado del hombre?

      Continúe examinando: Considere cómo disfrutamos de la exquisita belleza que se ha provisto sobre la Tierra... las gloriosas puestas de Sol, las montañas cubiertas de nieve, las arenosas playas, los verdes valles, los torrentosos ríos y las coloridas y fragantes flores. Observe, también, cómo las minúsculas semillas crecen para producir la asombrosa variedad de alimentos deliciosos. ¿No mantiene Dios aún las leyes que hacen posible las puestas de Sol y el oleaje que se rompe en las playas, así como el proceso por el cual elaboran alimentos las plantas? ¿No diría usted que todo esto es evidencia de que Dios se recuerda del hombre?

      La investigación adicional revela que Dios ha cuidado del hombre de otros modos además de en lo material. Él también le ha provisto a los humanos guía moral y consejo en su Palabra la Biblia. Es tan excelente la ley de Dios contenida en las Escrituras que el famoso juez británico Blackstone dijo una vez: “Ningunas leyes humanas son de validez alguna, si son contrarias a ésta; las de ellas que son válidas obtienen toda su fuerza, y toda su autoridad, mediata o inmediatamente, de esta original.”

      La experiencia ha mostrado que cuando los humanos viven en armonía con la ley de Dios esto trae satisfacción y mejoras a su vida. Thomas Jefferson, uno de los primeros presidentes de los Estados Unidos escribió: “La atenta lectura del Libro Sagrado hace mejores ciudadanos, mejores padres, mejores esposos . . . La Biblia hace la mejor gente del mundo.” ¡Esta provisión de su Palabra la Biblia es otra clara evidencia de que Dios no se ha olvidado del hombre!

      La cuestión del sufrimiento humano

      Sin embargo el sufrimiento humano ha sido tan general que hasta un hombre justo en una ocasión se sintió impulsado a preguntar: “¿Ha olvidado Dios ser favorable?” No obstante, este hombre en vez de hacer una deducción precipitada, investigó cuidadosamente, lo cual le hizo exclamar: “Oh Dios, tu camino está en el lugar santo. . . . Tú eres el Dios verdadero, que obra maravillosamente. . . . Has guiado a tu pueblo justamente como a un rebaño.”—Sal. 77:9-14, 20.

      Pero ante toda la iniquidad y el sufrimiento humano sobre la Tierra, algunas personas quizás se pregunten cómo puede alguien llegar a esa deducción. ‘¿Cómo puede un buen Dios que es Todopoderoso permitir este sufrimiento?’ preguntan.

      Piense en ello por un momento. Si Dios ha abandonado irresponsablemente a sus hijos terrestres, ya no sería bueno, ¿no es cierto? No obstante es obvio, como hemos visto, ¡que Dios ha hecho y continúa haciendo tremendo bien para el hombre! Así es que, ¿no indica esto que Dios tiene muy buenas razones para temporáneamente permitir el sufrimiento humano?

      Al principio uno quizás piense que nada pudiera justificar el permitir el sufrimiento que la humanidad ha experimentado a través de los siglos. ¿Pero es correcto hacer una deducción precipitada? Hasta pueden surgir circunstancias en las que un buen padre puede permitir que un hijo amado se someta temporariamente al sufrimiento. Una operación dolorosa, por ejemplo, puede ser permitida porque se considera que es necesaria.

      Primero, necesitamos identificar cómo fue que realmente comenzaron los problemas humanos. ¿Se debió a alguna negligencia o descuido de parte de Dios?

      Al contrario, la Palabra de Dios muestra que los problemas de la humanidad tuvieron su comienzo debido a que la primera pareja humana, Adán y Eva, abandonó a Dios. Creados con libre albedrío, estos dos deliberadamente pasaron por alto las leyes de Jehová Dios, pues se dejaron influir por el angelical rebelde Satanás a hacerlo. De esa manera llegaron a surgir varios puntos o cuestiones vitales. Estos incluyeron:

      ¿Fue hecho el hombre con la habilidad de gobernar con buen éxito sus asuntos independientemente de Dios? En pocas palabras, ¿necesita en realidad la guía y la dirección de Dios? Y también estaba el asunto relacionado de si alguien entre la prole de la primera pareja sería obediente y leal a su Creador.

      Así es que las cuestiones eran morales, envolvían lo justo de la manera de gobernar de Dios, y si el éxito y la felicidad del hombre verdaderamente dependían de someterse al gobierno de Dios. Las cuestiones no tenían que ver con el hecho de que Dios tenga mayor fuerza o poder. Y no eran simplemente cuestiones locales, que afectaban solo a los humanos, sino que son cuestiones en las cuales hasta los ángeles celestiales están interesados.

      Por supuesto, Dios hubiera podido destruir de inmediato a Adán y Eva, así como al mismo Satanás. Eso hubiera limpiado toda la oposición a Él; también hubiera puesto fin a la familia humana, de la cual usted es un miembro. Pero en realidad eso no hubiera resuelto las cuestiones.

      Por ejemplo, no hubiera resuelto la cuestión en cuanto a si alguno de la prole de Adán y Eva escogería permanecer leal a la gobernación de Dios. Tampoco hubiera resuelto la cuestión de si alguno de estos descendientes podía permanecer fiel a Dios si era expuesto a las pruebas de Satanás. Por lo tanto, el limpiar de inmediato la oposición, podría haber dejado dudas en la mente de los observadores en cuanto a si había verdad alguna en las acusaciones de Satanás.

      Por lo tanto, en vista de que las cuestiones son de tal importancia que desafían la manera de gobernar de Dios y afectan la confianza de sus criaturas en él, Dios decidió que debían ser resueltas de una vez para siempre.

      ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Se han sostenido los cargos de Satanás en contra de Dios, o se han probado falsos?

      Resolviendo las cuestiones

      Bueno, ¿qué diría usted? ¿Han indicado los pasados 6.000 años de historia humana que el hombre ha tenido buen éxito en autogobernar sus asuntos, independiente de Dios? ¿Ha provisto el hombre buen gobierno para la bendición y felicidad de todos? O ¿indica el registro de la historia, como Dios dice, que el hombre necesita la guía de Dios?—Jer. 10:23.

      La evidencia debe ser clara para todos. ¡El registro del autogobierno del hombre independiente de Dios ha sido un espantoso fracaso! Ha resultado en incalculable sufrimiento humano. “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo,” según dice la Biblia.—Ecl. 8:9.

      ¡Cuán distintos han sido los esfuerzos humanos al orden y a la precisión que se hallan en el universo guiado por las leyes de Dios! Claramente pues, el hombre necesita la guía de Dios para gobernar sus asuntos, porque el pasar por alto las leyes de Dios ha resultado en caos. Sí, el hombre fue creado con esta necesidad de depender de las justas leyes de Dios tan ciertamente como los peces fueron hechos con la necesidad de agua y otras criaturas fueron hechas con la necesidad de respirar aire.

      ¿Y qué hay de la acusación de Satanás de que, si se le daba oportunidad, él tendría buen éxito en apartar a todas las criaturas humanas de Dios? Esta afirmación también ha resultado ser una mentira, porque a través de la historia siempre ha habido algunas personas que han permanecido leales a Dios, prescindiendo de las circunstancias.—Job capítulos 1 y 2.

      ¿Por qué tanto tiempo?

      Sin embargo, una persona podría preguntar, ¿por qué ha permitido Dios tanto tiempo, ya casi 6.000 años, para resolver estas cuestiones? ¿No podrían haber sido resueltas satisfactoriamente hace mucho tiempo?

      Si Dios hubiera intervenido hace mucho tiempo, se hubiera podido hacer la acusación de que no se le había dado al hombre suficiente tiempo para desarrollar un gobierno que diera buen resultado y la tecnología necesaria para dar prosperidad a todos. Pero ahora el hombre ha tenido el tiempo para poner a prueba toda forma concebible de gobierno humano y para hacer tremendos adelantos técnicos, entre éstos el utilizar al átomo y el viajar a la Luna. ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Un grandioso nuevo sistema para la bendición de la humanidad?

      ¡Lejos de ello! En vez de eso hay más infelicidad y problemas sobre la Tierra que nunca antes. De hecho, ¡el crimen, la contaminación, la guerra, el desmoronamiento de la familia y otros problemas han llegado a un estado tan crítico que los científicos creen que la misma existencia del hombre está amenazada! La revista Science del 28 de noviembre de 1969, declaró lo siguiente:

      “Ante la continua ausencia de mejores métodos para enfrentarse a estas crisis múltiples, es posible que ahora nuestra vida media no sea de 10 a 20 años, sino algo como de 5 a 10 años, o menos. Puede ser que tengamos aun menos del 50 por ciento de probabilidad de vivir hasta 1980.

      “Esta declaración quizás parezca dudosa y excesivamente dramática. Pero, ¿hay algún científico que haría un cálculo mucho más optimista después de considerar todas las diferentes fuentes de peligro y el modo en que éstas están aumentando? La brevedad del tiempo se debe al carácter exponencial y múltiple de nuestros problemas.”

      Sí, después de casi 6.000 años de experiencia en autogobierno y después de haber alcanzado la cumbre en el “progreso” científico, ¡la humanidad se encuentra al borde de la catástrofe! ¡Cuán claro está que el hombre no puede gobernarse con buen éxito, apartado de Dios! Ni tampoco puede nadie quejarse ahora de que Dios no ha concedido suficiente tiempo para resolver estas cuestiones.

      Sin embargo, durante estos pasados 6.000 años, ¿qué ha estado haciendo Dios para poner fin a los problemas del hombre? ¿Ha permanecido meramente ocioso, observando las equivocaciones y los sufrimientos de la humanidad? Es cierto, Dios de manera maravillosa ha sustentado las leyes y los procesos que hacen posible la vida en la Tierra. Pero, ¿hará él algo para satisfacer la necesidad que el hombre tiene de paz, salud y felicidad?

      [Ilustración de la página 10]

      La provisión de la Palabra de Dios es una clara evidencia de que Dios no se ha olvidado del hombre. La Biblia suministra una sabia guía que brinda satisfacción y mejoramiento a los humanos, sean jóvenes o viejos

      [Ilustración de la página 11]

      Un padre con buena razón permite que un hijo amado sea sometido a una operación a pesar del sufrimiento; Dios también tiene buenas razones para permitir el sufrimiento temporario

      [Ilustración de la página 12]

      Tal como los peces fueron creados con la necesidad de agua, y los animales terrestres con la necesidad de aire, así el hombre fue creado con la necesidad de la guía de Dios

  • Cómo satisface Dios las necesidades del hombre
    ¡Despertad! 1973 | 22 de enero
    • Cómo satisface Dios las necesidades del hombre

      CASI diariamente se nos recuerda la necesidad que el hombre tiene de recibir ayuda para solucionar sus problemas. “Los problemas del día,” declaró U.S. News & World Report, “actualmente parecen estar más allá de la habilidad para resolver que tenga gobierno alguno.”

      Señalando a lo desesperado de la situación mundial, el redactor médico Dr. Frank J. Ayd dijo: “Es atemorizador el que tantas personas previsoras crean que quizás no sobreviviremos para ver el siglo 21,” para el cual faltan menos de treinta años.

      La condición de la humanidad ha sido comparada a la de pasajeros en un barco que avanza a la deriva en un mar tormentoso. “Estamos sin guía, sin timón y no estamos seguros de adónde vamos,” se lamentó el Dr. Wilson Head, profesor canadiense de ciencias sociales. El redactor de Intelligence Digest dijo: “Solo Dios puede resolver los asuntos del mundo.”

      Pero, ¿se puede confiar en que Dios resolverá los problemas que los hombres no han podido resolver? ¿Hay razón para esperar que lo haga?

      Lo que Dios ha estado haciendo

      Bueno, ¿qué esperaría usted de un buen Dios, uno que ha provisto el Sol y la lluvia y todas las cosas hermosas que hacen de esta Tierra un lugar tan deleitable para vivir? ¿No esperaría que él haría algo para satisfacer las necesidades que el hombre tiene de paz y felicidad duraderas? ¿Ha estado él haciendo algunos preparativos?

      La Biblia muestra que los ha estado haciendo. Fue el propósito original de Dios que los humanos vivieran en perfecta salud y felicidad en una Tierra paradisíaca, y él nunca ha cambiado este propósito. Así es que inmediatamente después que Satanás apartó a Adán y Eva de Dios, Dios prometió levantar a un libertador o descendencia para aniquilar a Satanás y establecer un justo nuevo orden de paz para el beneficio de toda la prole de Adán y Eva que escogerían ser leales a Dios. Dios explicó en lenguaje profético cómo este Libertador destruiría a Satanás, diciendo: “Él [la descendencia] te magullará [a Satanás] en la cabeza.”—Gén. 3:15.

      Con el tiempo Dios reveló por medio de qué línea familiar vendría la “descendencia,” diciendo a su fiel siervo Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” (Gén. 22:18) Más tarde, Dios prometió con respecto al rey David de Israel: “Ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo. Su descendencia misma resultará ser aun hasta tiempo indefinido, y su trono como el sol enfrente de mí.”—Sal. 89:29, 36.

      A través de los siglos Dios también indicó en su Palabra muchas de las bendiciones que el justo gobierno de esta “descendencia” prometida le traería a la humanidad. Por ejemplo, predijo que todos los inicuos serían exterminados, que solo lo justos lograrían vivir para siempre en la Tierra, y que los humanos disfrutarían de salud y paz perfectas en el restaurado paraíso terrenal. (Sal. 37:9-11, 29; Isa. 11:1-9; 25:6-8) Así en vez de olvidar al hombre, Dios ha estado haciendo preparativos durante todos estos años para la bendición eterna de la humanidad.

      No obstante, un paso necesario en el desarrollo de los propósitos de Dios fue el mandar a la Tierra al Libertador y Gobernante que él había prometido. ¿Por qué?

      Cuando llegó el prometido, fue propiamente identificado como la “‘descendencia,’ que es Cristo.” (Gál. 3:16; 4:4) Al tiempo de nacer se hizo el siguiente anuncio: “Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo . . . y gobernará como rey . . . y de su reino no habrá fin.”—Luc. 1:30-33.

      Sin embargo éste, Jesucristo, no asumió su gobernación mientras estuvo en la Tierra. ¿Debería haberlo hecho? No, no en ese entonces. Lo que él hizo fue demostrar lo deseable que él sería como gobernante proveyendo las necesidades de la gente de maneras milagrosas. Por ejemplo, en dos ocasiones él alimentó a miles de personas hambrientas con solo unos pocos panes y algunos pescados.—Mat. 14:19-21; 15:34-37.

      Además, Jesús curó milagrosamente a los enfermos. De hecho, ¡curó a todos los que fueron traídos a él! (Mat. 15:30, 31) ¡Aún más notable fue que Jesús levantara a la vida a los muertos! Por ejemplo, había una viuda que se lamentaba en el funeral de su único hijo. Jesús se encontró con esta patética escena, y le dijo a ella: “Deja de llorar.” Entonces fue adonde estaba el cuerpo de su hijo muerto y le dijo: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!” Y el hombre recobró la vida, y Jesús “se lo dio a su madre.”—Luc. 7:11-16.

      Sin embargo, Jesús trajo a la gente algo más que beneficios materiales. También les mostró cómo vivir juntos en paz y felicidad, demostrándoles cómo practicar amor genuino. Dijo: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.”—Juan 13:34, 35.

      Entonces Jesús fue muerto por los opositores. Pero su muerte sirvió un propósito vital, proveyendo un medio de liberación de la muerte para la prole de Adán. ¿Cómo es esto?

      Bueno, los humanos mueren porque heredan el pecado y la muerte de su antepasado Adán. (Rom. 5:12) Sin embargo, Jesús no recibió su vida del pecador Adán, pues Jesús había sido un ángel en el cielo, y su fuerza de vida fue transferida desde allí a la Tierra. Así la vida perfecta de Jesús podía ser dada como un rescate para comprar el derecho de vida que se perdió para todos los descendientes de Adán por su pecado.—Mat. 20:28; Juan 3:16.

      Así es que en realidad la muerte de Jesús no fue algo inesperado. De hecho, la profecía de Dios había predicho que la “descendencia” sería magullada en el talón. (Gén. 3:15) Como una herida en el talón, la muerte de Jesús fue dolorosa pero no lo incapacitó permanentemente. Esto se debió a que Dios lo levantó a la vida de nuevo. Muchos testigos presenciales testificaron de su resurrección.—Mat. 28:1-10; Hech. 1:8-11; 2:32.

      Su significado en la actualidad

      ‘Pero, ¿qué utilidad tienen para mí todas estas cosas dichas en la Biblia?’ quizás pregunte alguien. ‘Aun si Jesús realmente hizo todos esos milagros y Dios lo resucitó, ¿cómo beneficia esto hoy a los hambrientos, a los enfermos y a los que mueren?’

      Nosotros y el resto de la humanidad nos podemos beneficiar de una manera muy importante. ¿Cómo es esto? Bueno, el que Jesús hiciera todas aquellas cosas maravillosas para la gente en tiempos pasados en una escala limitada ¡es la seguridad que Dios nos da de que Jesús puede hacerlas en una escala mayor, por toda la Tierra ahora que ha sido levantado a la vida celestial! ¡Y Dios nos promete que él hará todas estas cosas para la humanidad!

      Pero, ¿cuándo? ¿Cuándo quebrantará la “descendencia” prometida a Satanás y bendecirá a la humanidad obediente? Hace ya casi 6.000 años desde que Satanás indujo a la primera pareja humana a rebelarse en contra de Dios. ¿Cómo sabemos que está cerca el tiempo de Dios para terminar con este inicuo sistema?

      Por una razón, porque Jesús predijo que las condiciones de extraordinaria agitación que ahora existen marcarían la ‘conclusión del sistema de cosas.’ Dijo que habría ampliamente esparcidas escaseces de alimento, pestilencias, guerras, desafuero y otras condiciones que ahora claramente están en evidencia.—Mat. 24:3-14.

      Y por otra razón, ya se ha permitido suficiente tiempo para resolver todas las cuestiones que surgieron debido a la rebelión. Claramente se ha mostrado que Satanás no ha podido apartar a toda la humanidad de Dios, como evidentemente él afirmó que podía hacer. (Job capítulos 1 y 2) Los pasados 6.000 años de historia también han mostrado que los humanos, independientes de Dios, han sido completamente incapaces de establecer un gobierno que traiga paz y felicidad a sus súbditos.

      El tiempo para satisfacer las necesidades del hombre

      Por lo tanto ha llegado el tiempo para que la “descendencia” prometida por Dios descargue el golpe fatal a la “cabeza” de Satanás, y saque del medio a este corrupto sistema de cosas. (Gén. 3:15) ¿No es un mundo libre de corrupción algo que la humanidad necesita mucho? Sin embargo ahora se reconoce en general que el hombre no puede crear semejante gobierno. El escritor editorial David Lawrence dijo: “Mientras más buscamos una coartada, más descubrimos que la infelicidad que existe en la Tierra es hechura del hombre. Nuestra debilidad clave es que no hemos resuelto el problema de gobernarnos nosotros mismos.”

      ¿No deberíamos, entonces, regocijarnos de que Dios satisfará esta necesidad que el hombre tiene de un gobierno deseable? Bajo el gobierno de Su Rey nombrado, Cristo Jesús, la entera Tierra realmente disfrutará de una justa administración de sus asuntos. Dice una profecía acerca de la “descendencia” prometida:

      “Con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra. Y tiene que golpear la tierra con la vara de su boca; y con el espíritu de sus labios dará muerte al inicuo. Y la justicia tiene que resultar ser el cinto de sus caderas, y la fidelidad el cinto de sus lomos.”—Isa. 11:1-5.

      Hoy día hasta las necesidades básicas de cientos de millones de personas quedan sin satisfacerse bajo el injusto gobierno humano. Por ejemplo, los gobiernos pagan a los agricultores para que entierren sus cultivos y almacenen el alimento, mientras diariamente miles se mueren de hambre. La situación es tan crítica que el Dr. G. Borgstrom, experto en alimentos de la Universidad Estatal de Michigan, dijo: “Sencillamente no nos damos cuenta de las dimensiones de nuestras dificultades. Debido a nuestra actitud, con más de la mitad de la familia humana desesperadamente escasa de las necesidades de la vida, creo que ya nos ha sobrevenido el desastre.”

      Al mismo tiempo, la gente por todo el mundo necesita desesperadamente un lugar conveniente en donde vivir. Esto es cierto hasta bajo los gobiernos humano más ‘adelantados.’ Señaló Saturday Review: “En 1972, por lo menos diez millones de familias norteamericanas —una de cada seis en la nación— todavía viven en viviendas que se deterioran, crasamente insalubres, o completamente inservibles.”

      Además, la enfermedad, la vejez y la muerte continúan plagando a la familia humana. Hay una impotencia completa para satisfacer la necesidad que el hombre tiene de salud y vigor juvenil. El Dr. Nathan W. Shock admitió: “No tenemos ni la menor idea de qué es lo que causa el envejecimiento.” Y es aun un misterio mayor para el hombre cómo curar o prevenir el envejecimiento y la muerte.

      ¿No es obvio, entonces, que el hombre moderno necesita a Dios? Dependemos de Él para sustentar los procesos de la vida en nuestro cuerpo, para la milagrosa elaboración de alimentos de las plantas y todos los otros recursos de la Tierra. Pero también necesitamos la guía de Dios en cuanto a cómo usar estas cosas apropiadamente. Y en especial necesitamos que Dios ajuste nuestro cuerpo para que no se enferme, envejezca y muera.

      No obstante, ¿podemos estar seguros de que Dios hará estas cosas para el hombre? Bueno, ¿qué esperaría uno de un buen Dios? Si usted tuviera el poder, ¿no satisfaría las necesidades del hombre, bendiciéndolo con vida en paz y felicidad? ¿Deberíamos esperar que el amoroso Creador del hombre hará menos que eso?

      En su Palabra Dios promete crear “nuevos cielos,” es decir, un gobierno justo con Cristo a la cabeza, y una “nueva tierra,” o una nueva sociedad terrestre completamente justa. Después de hablar de ese nuevo sistema como si ya estuviera funcionando, dice el portavoz de Dios:

      “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”

      ¿Suenan semejantes promesas como algo demasiado bueno para ser realidad? Sin embargo usted puede confiar en ellas. El Dios Todopoderoso nos asegura que podemos confiar, porque él mismo dice: “¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas. . . . Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.”—Rev. 21:1-5.

      ¿No es maravillosa la manera en que Dios se propone satisfacer la necesidad que el hombre tiene de genuina paz, salud y felicidad? ¿Se siente usted agradecido por sus provisiones? Jesús mostró cómo podemos mostrar a Dios nuestro aprecio. En su Sermón del Monte él dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino [de Dios] y Su justicia.”—Mat. 6:33.

      El reino de Dios es el gobierno en las manos de su “descendencia” prometida. Este es el instrumento de Dios para satisfacer las necesidades del hombre. Buscamos ese gobierno del reino de Dios haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para informarnos acerca de él. Así desarrollamos confianza en su realidad. Entonces apoyamos ese reino delante de otros, anunciándolo como la única esperanza del hombre para la paz y felicidad, tal como hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra.

      Esa es la obra que los testigos de Jehová están haciendo al ir al hogar de las personas y considerar gratuitamente la Biblia con ellas. También, se reúnen con regularidad para estudiar acerca de las provisiones de Dios en sus Salones del Reino. Allí consideran información que edifica la fe en Dios y en su reino. Usted está cordialmente invitado a asistir a sus reuniones y disfrutar con ellos de esta valiosa instrucción.

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