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El poder tras el universo... ¿una fuerza misteriosa, o una persona real?La Atalaya 1980 | 1 de julio
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del Sol, la serena belleza de la Luna, lo refrescante de la lluvia, la majestuosidad de las montañas, el calidoscopio siempre cambiante de las nubes y el mar, la fascinadora variedad que se observa en flores, árboles, insectos, aves y animales, la risa de los niños, la bondad de los amigos y el amor de un cónyuge. Y en lo más profundo de su corazón usted sabe que todo esto fue provisto por una verdadera PERSONA... el gran Edificador del universo.—Heb. 3:4.
Lógicamente, pues, de acuerdo con todos los hechos y la razón, el Ser Supremo tiene que ser una VERDADERA PERSONA. Siendo eso así, ¿tiene él un nombre personal? Si lo tiene, ¿cuál es ese NOMBRE?
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¿Tiene Dios un nombre personal?La Atalaya 1980 | 1 de julio
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¿Tiene Dios un nombre personal?
MUCHAS personas pudieran decir: ‘¿Importa el nombre de Dios? Hay un solo Ser Supremo.’ Por ejemplo, en cierta ocasión un clérigo del Canadá dijo: “Tampoco es importante el nombre que la gente dé a Dios.” Este clérigo sostuvo que no importaría el que uno usara “Alá,” como hacen los musulmanes, o “Manitú,” como hacen algunos indios norteamericanos. Muchos miembros del clero tienen la misma opinión.
Pero consideremos esto: ¿Para qué usamos los nombres? ¿Qué encierra un nombre?
Fundamentalmente, los nombres se usan para identificación. A menudo también están estrechamente relacionados con logros personales o fama. Para millones de personas, nombres como los de Alejandro Magno o Gandhi inmediatamente hacen recordar los logros de estos hombres.
Pero, ¿por qué es necesario el nombre de Dios? Porque, aunque muchas personas creen en un solo Dios verdadero, muchísimas otras personas adoran a muchos dioses. Los hindúes tienen millones de dioses. En otras partes de Asia y en África, millones de personas adoran a sus antepasados. Muchas personas adoran el Estado, a líderes políticos o a “estrellas” del teatro o el cine. Y de otras se dice que “su dios es su vientre.”—Fili. 3:19.
Para distinguir de esta “galaxia” de dioses al Ser Supremo, él tiene un nombre muy exclusivo y personal. Y este nombre, como veremos, no solo es importante respecto a identificación, sino que está vitalmente enlazado con Su reputación. Él se ha hecho un nombre de fama.
ENTONCES, ¿QUÉ NOMBRE TIENE DIOS?
¿Pudiera ser “Alá” el nombre de Dios? No. Como puede mostrar un buen diccionario, “Alá” es una forma abreviada del término árabe que significa “el dios.” Obviamente, esto no es un nombre.
¿Qué hay de “Señor”? Eso tampoco es un nombre. “Hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores,’” dice la Biblia. (1 Cor. 8:5) Esa palabra suele usarse como título de respeto al referirse a un hombre. ¿Cómo pudiera ese término ser un nombre personal, exclusivo, para el Ser Supremo?
Algunos quizás digan: ‘¿No es Jesús el nombre de Dios?’ Cuando a María se le anunció el nacimiento de Jesús, el mensajero o ángel celestial le dijo: “Has de ponerle por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo.” (Luc. 1:30-32) De modo que Jesús es el nombre del Hijo de Dios, no el del Ser Supremo. Jesús mismo dijo: “El Padre es mayor que yo.”—Juan 14:28; compare con Proverbios 30:4.
Por ser el Hijo de Dios, Jesús disfruta de estrecha relación con su Padre. Y Jesús mostró claramente que su Padre tiene un nombre personal. Cuando Cristo enseñó a sus discípulos la famosa Oración Modelo, conocida por lo general como el “padrenuestro,” sus mismas primeras palabras fueron: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mat. 6:9) En una oración posterior a su Padre, Jesús dijo: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste. . . . Yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer.” (Juan 17:6, 26) Por consiguiente, Jesús les reveló el significado pleno del nombre de su Padre.
Es interesante el hecho de que la forma hebrea de “Jesús” es “Jehoshuah,” que es una forma abreviada de “Jehová-yeshua,” que significa “Jehová es salvación.” Así que, ahí está... el nombre del Padre, el Ser Supremo, es JEHOVÁ. ¡Y qué apropiado es que Jesús, como el agente de Jehová para la salvación, recibiera así un nombre que reflejara el de su Padre!
¿DÓNDE SE HALLA EL NOMBRE?
El nombre “Jehová” se halla en numerosos escritos y en muchos lugares. Pero la fuente principal del nombre está en escritos hebreos de la antigüedad que se hallan en la Biblia. Usted quizás diga: ‘Pues, yo nunca he visto ese nombre en mi Biblia.’ Es verdad que algunas Biblias no usan el nombre de Dios. Pero recuerde que lo que hay en nuestras Biblias es traducciones, y los traductores varían en la manera en que vierten el texto original. Eso no solo sucede con relación a la Biblia, sino también con relación a cualquier libro o artículo que sea traducido por diferentes personas.
Por ejemplo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, extensamente usada en esta revista, contiene el nombre “Jehová” miles de veces. Pero en la bien conocida Versión Torres Amat se encuentra sólo unas cuantas veces. Si usted tiene un ejemplar de esta última Biblia, note lo que dice en Salmo 82:19 (Salmo 83:18 en otras versiones): “Conozcan que te es propio el nombre de Señor, o de Jehová, y que sólo tú eres el Altísimo en toda la tierra.”
Algunas versiones católicas en español no tienen el nombre de Dios. Pero muchas de ellas lo tienen en forma parecida a como lo tiene la Biblia de Jerusalén, una traducción católica moderna, donde, en el versículo que acabamos de citar, usted notará que usa el nombre “Yahvéh” en vez de “Jehová.” ¿A qué se debe esto?
¿POR QUÉ “YAHVÉH”?
“Yahvéh” (en diversas Biblias: “Yahveh,” “Yahvé” o “Yavé”) es sencillamente un intento de expresar el nombre de Dios en una forma más cercana al hebreo original. En la escritura del hebreo antiguo sólo se usaban consonantes, no vocales. El nombre de Dios en los manuscritos hebreos de más antigüedad aparece en la forma de יהוה (YHWH o JHVH), y los comentaristas de la Biblia suelen llamar a estos caracteres el “Tetragrámaton,” que significa “cuatro letras.”
Con el transcurso de los siglos, la pronunciación correcta del nombre divino en hebreo se perdió. Por eso, hay incertidumbre en cuanto a qué vocales deberían usarse para completar el nombre. Por medio de combinar signos vocales de las dos palabras Adonay (Señor) y Elohim (Dios) con el Tetragrámaton, se formó la pronunciación Yehowah. Con el tiempo, en forma latinizada, esto llegó a ser “Jehovah” o “Jehová.” No obstante, muchos eruditos hebreos dicen que “Ya[h]vé[h]” es una forma más correcta. Pero Rudolph Kittel, editor de Biblia Hebraica, pone vocales en el Tetragrámaton hebreo de modo que lea “Yehwah” en todas sus ediciones.
“JEHOVÁ” ES MUCHO MÁS CONOCIDO
Sin embargo, el nombre “Jehová,” o “Jehovah,” es mucho más extensamente conocido y usado. Por siglos ha aparecido en traducciones bíblicas y literatura de toda clase.a También aparece en varias inscripciones. Por ejemplo, una inscripción en latín sobre el escudo municipal de la ciudad de Plymouth, Inglaterra, dice Turris Fortissima Est Nomen Jehova, que significa: “El nombre Jehová es la más fuerte torre.” (Vea Proverbios 18:10.) De modo que el nombre “Jehová” aparece hasta en los autobuses locales.
Ahora hagamos una breve “visita” a la isla de Menorca, en el mar Mediterráneo, cerca de la costa de España. Aquí, en el pueblo principal de Mahón, el Tetragrámaton aparece sobre la pared de un mercado público de vegetales, anteriormente un claustro eclesiástico. Cerca, en el pueblecito de San Luis, las letras hebreas del nombre de Jehová están inscritas en la torre de la iglesia local.
Ahora echemos una mirada al interior de la famosa Catedral de Toledo, antigua ciudad eclesiástica de España. Note el hermoso fresco en el techo de la sacristía principal. Es la obra de Lucas Giordano, famoso pintor italiano del siglo 17. Allí, en posición prominente, están las cuatro letras hebreas del nombre de Dios.
Quizás la iglesia más famosa de toda la cristiandad sea la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano. Allí, como adorno de la tumba del papa Pio X (1835-1914), se representa al sumo sacerdote de Israel con el Tetragrámaton en la prenda de la cabeza. También se halla sobre una banda sobre la frente de una estatua que decora la tumba del papa Clemente XIII (1693-1769).
¿Ha oído usted alguna vez de la medalla “Flavit Jehovah”? Esta se acuñó para conmemorar la victoria de la flota inglesa contra la Armada Invencible española en 1588 E.C. . . . cuando una fiera tempestad acabó con los invasores. En esta medalla están inscritas las siguientes palabras en latín y hebreo: Flavit יהוה et dissipati sunt... “Jehová sopló y fueron esparcidos.”
Los que aman la música seria están bien familiarizados con el majestuoso “coro de Aleluya” del famoso oratorio El Mesías, de Handel. Millones de personas han oído cantar ese oratorio desde que por primera vez fue ejecutado en 1743. Pero, ¿cuántas personas se han dado cuenta de que “Aleluya” significa “Alabad a Jehová”?
Otro músico famoso, Franz Schubert, compuso la música para una canción intitulada “La Omnipotencia” (alemán: Die Allmacht), que tenía como tema: “¡Grande es Jehová, el Señor!” (Vea la página 16.)
El nombre personal de Dios se despliega y honra en muchísimos otros lugares y marcos. Un poco de investigación elimina toda duda del hecho de que JHVH (YHWH) es el NOMBRE del Ser Supremo, como se muestra en la Biblia hebrea. ¿Con cuánta frecuencia aparece ese nombre sagrado allí? ¡SEIS MIL NOVECIENTAS SESENTA VECES! ¿No es muy obvio que el nombre divino NO HABÍA DE SER DEJADO FUERA?
Sin embargo, muchas traducciones de la Biblia han omitido el nombre de Dios. ¿Por qué? Antes de contestar esa pregunta, consideremos el nombre de Dios en la historia.
[Nota a pie de página]
a El Diccionario de la lengua española (1970), de la Real Academia Española, dice acerca de “Jehová”: “Nombre de Dios en la lengua hebrea.” El Diccionario general ilustrado de la lengua española (VOX), bajo “Jehová,” dice: “(transcripción cristiana de las letras usadas en la S. Escritura hebraica por el “incomunicable nombre de Dios”) m. Dios, el Ser Supremo.”
[Ilustraciones en la página 7]
Torre de una iglesia de Menorca, España
Autobuses urbanos de Plymouth, Inglaterra
Estatua sobre la tumba del papa Clemente XIII
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El nombre de Dios en la historia remotaLa Atalaya 1980 | 1 de julio
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El nombre de Dios en la historia remota
DIOS, el Poder tras el universo, es una Persona real. Además, hemos visto que tiene un nombre personal, exclusivo —Jehová (o Ya[h]vé[h]... en hebreo YHWH).
Pero, ¿qué hay de los antecedentes históricos de ese nombre? ¿Qué luz puede arrojar la historia sobre el nombre divino?
ANTECEDENTES HISTÓRICOS REMOTOS
Volvamos al siglo 16 a. de la E.C. Los israelitas están en Egipto sufriendo bajo la dura gobernación de Faraón. Jehová da a Moisés la comisión de solicitar libertad para Israel. Para mostrar a Moisés en el nombre de quién debe actuar y hablar, Dios le dice: “Esto es lo que habrás de decir a los hijos de Israel: ‘Jehová el Dios de sus antepasados . . . me ha enviado a ustedes.’ Este es mi nombre hasta tiempo indefinido.”—Éxo. 3:15.
Pero luego Faraón mismo rehúsa escuchar, y dice: “¿Quién es Jehová . . .? No conozco a Jehová.” (Éxo. 5:2) Después de varias plagas, Dios le dice a Faraón: “Por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra.”—Éxo. 9:16.
Los primeros cinco libros de la Biblia, que contienen el registro ya mencionado, están llenos de referencias al nombre personal de Dios. Tan solo en el texto hebreo de Deuteronomio aparece 550 veces. Los sacerdotes y los levitas no eran las únicas personas que usaban el nombre. Moisés escribió: “Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deu. 6:4-7) Indudablemente durante aquellos días las familias usaban con libertad el exaltado nombre de Dios en la adoración que efectuaban.
REINADO DEL REY DAVID
Durante el reinado del rey David, el uso del nombre Jehová alcanzó un nuevo y glorioso realce. David escribió muchos hermosos salmos o canciones de alabanza a Jehová bajo inspiración divina. David también organizó, para el templo, una orquesta grande y un coro que consistían en miles de cantores y músicos. Ellos interpretaban y cantaban con regularidad conmovedoras canciones de alabanza a Jehová y ‘celebraban con melodías su nombre.’—Sal. 68:4.
¿Se disgustó Jehová porque se usara su nombre públicamente y en el círculo familiar? ¿Condenó él a David y a sus contemporáneos, expresándose para ello en los términos del tercer mandamiento: “No debes tomar el nombre de Jehová tu Dios de manera indigna”? (Éxo. 20:7) ¡Obviamente no! Dios bendijo abundantemente a David, y su gobernación fue sumamente próspera.
CAMBIO DE PUNTO DE VISTA
Unos cinco siglos más tarde, un profeta fiel de Jehová, Malaquías, usó el Tetragrámaton (las cuatro letras hebreas del nombre de Dios) 48 veces en los cuatro capítulos de su profecía. La palabra que Jehová dio por medio de Malaquías decía en parte: “Desde el nacimiento del sol aun hasta su puesta mi nombre será grande entre las naciones.” Y el punto se repite para énfasis... “‘Mi nombre será grande entre las naciones,’ ha dicho Jehová de los ejércitos.”—Mal. 1:1, 11.
Note además lo que Malaquías escribió sobre sacerdotes de su día: “‘Un hijo, por su parte, honra a un padre; y un siervo, a su magnífico amo. Pues si yo soy un padre, ¿dónde está la honra a mí? Y si soy un magnífico amo, ¿dónde está el temor a mí?’ ha dicho Jehová de los ejércitos a ustedes, oh sacerdotes que desprecian mi nombre.”—Mal. 1:6.
El contexto muestra que los sacerdotes no eran culpables de no usar el nombre de Dios, pero mostraban falta de respeto a ese nombre al ofrecer sacrificios inaceptables. Las Escrituras Hebreas y otros escritos de aquel período muestran que el nombre de Jehová se usaba extensamente. Por ejemplo, ciertos documentos (llamados Papiros Elefantinos) que datan de alrededor del siglo quinto a. de la E.C. y que se hallaron en una colonia judía del norte de Egipto contienen el nombre divino. Sin embargo, hay evidencia de que antes de que los romanos destruyeran a Jerusalén se desarrolló la tendencia supersticiosa de evitar el uso del nombre divino.a Esto pudo haber sucedido debido a una interpretación fanática y extremada del tercer mandamiento... el de no usar el nombre de Dios en vano. (Éxo. 20:7) Pero cuando Dios dio aquel mandato, ¿quiso decir él que su nombre no debería usarse nunca, excepto en ocasiones especiales, extraordinarias, quizás solo en el santuario? Eso no podría ser así, pues cuando el nombre divino se usaba extensamente (como en los días de David), la bendición de Jehová se hacía muy patente en Israel. Pero la bendición divina estaba manifiestamente ausente de la entera nación al tiempo en que Jesucristo vivió en la Tierra y efectuó su ministerio, cuando ya no se usaba el nombre de Dios debido a la tradición religiosa de los judíos. Los líderes religiosos judíos de aquel día se habían alejado tanto de Dios y de sus principios a tal grado que no solo envolvieron el nombre de Dios en la oscuridad del secreto, sino que también se hicieron responsables de la muerte de Su amado Hijo. Varios años después, en 70 E.C., los judíos pagaron un precio terrible por lo que habían hecho, cuando su templo y la ciudad santa de Jerusalén fueron destruidos por los ejércitos romanos.
¿QUÉ HICIERON CRISTO Y SUS DISCÍPULOS?
¿Siguieron Jesucristo y sus discípulos la tradición judía con relación al nombre de Dios? Jesús condenó, de manera valerosa, la tradición de los fariseos y escribas, y libró a sus discípulos de aquellas influencias que causaban muerte espiritual. Dijo a los fariseos y escribas “hipócritas”: “¿Por qué es que ustedes también traspasan el mandamiento de Dios a causa de su tradición? . . . Han invalidado ustedes la palabra de Dios a causa de su tradición.”—Mat. 15:3-9.
¿Usaron entonces Jesús y sus discípulos el nombre de Dios abiertamente? Positivamente, pues todos ellos citaban frecuentemente de las Escrituras que contenían el nombre de Jehová. Ellos usaban a menudo la Versión de los Setenta, una traducción de las Escrituras Hebreas al griego que comenzó a prepararse en Alejandría alrededor del tercer siglo a. de la E.C., y cuyas copias todavía contenían el Tetragrámaton. Es cierto que las copias de la Versión de los Setenta que se hicieron siglos después siguieron la tradición judía de omitir el nombre de Dios. Pero algunos rollos y porciones de la Versión de los Setenta en griego que datan de la época en que Jesús vivió en la Tierra contienen el Tetragrámaton en sus caracteres hebreos.—Vea La Atalaya del 15 de septiembre de 1978, págs. 6-8.
Jesús mismo indicó claramente que él empleaba el nombre divino. Por ejemplo, dijo en oración a su Padre: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo. . . . Yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer.” (Juan 17:6, 26) Además, Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mat. 6:9) ¿Por qué habría hecho Jesús esas declaraciones si no hubiera usado el nombre de Dios?
Por lo tanto, el nuevo pueblo escogido, el Israel espiritual, la congregación cristiana, usó extensamente el nombre de Dios. (Gál. 6:16) Por eso ciertas traducciones de las Escrituras Griegas (el “Nuevo Testamento”) incluyen el nombre de Jehová. Por ejemplo, esto es cierto de Greek Scriptures (Escrituras Griegas) en hebreo, por Franz Delitzsch (1877); The Emphatic Diaglott, por Benjamin Wilson (1864); The Christian’s Bible—New Testament (La Biblia del cristiano... el Nuevo Testamento), por George N. LeFevre (1928), y la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas así como otras traducciones. En contraste, la mayoría de las traducciones han seguido la tradición de los judíos y han omitido el nombre de Dios.
Poco después de los días de Jesús, la predicha apostasía comenzó a corromper la doctrina y el espíritu del cristianismo verdadero. (2 Tes. 2:3; 2 Ped. 2:1-3) Al comenzar la larga noche del “Oscurantismo,” el uso del nombre divino se desvaneció gradualmente.b Por muchos siglos, el conocimiento mismo del nombre de Dios quedó principalmente confinado a los monasterios... disponible solo a doctos como los monjes.
Entonces, ¿cómo llegó a conocerse mundialmente el nombre divino, como se conoce en la actualidad?
[Notas a pie de página]
a Muchos líderes religiosos judíos del primer siglo E.C. estaban bajo la fuerte influencia de la filosofía pagana griega. Por ejemplo, Filón, un filósofo judío de Alejandría, creía que Platón, el famoso filósofo griego, estaba bajo inspiración divina y enseñó que Dios era indefinible y, por lo tanto, no se le podía poner nombre.
b Por más de 1.000 años las enseñanzas de Platón moldearon la teología de la cristiandad. Vea A History of Europe, por H. A. L. Fisher, pág. 52; The Encyclopœdia Britannica, edición de 1964, tomo 18, pág 63.
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El nombre divino en tiempos posterioresLa Atalaya 1980 | 1 de julio
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El nombre divino en tiempos posteriores
NO HAY duda de que en la historia remota se usaba el nombre divino. Pero, ¿qué hay en cuanto a tiempos posteriores? ¿A qué se debe que algunas traducciones de la Biblia hayan omitido el nombre? Y, ¿qué significado e importancia tiene ese nombre para nosotros?
EL NOMBRE “JEHOVÁ” SE DA A CONOCER EXTENSAMENTE
Es interesante el hecho de que Raymundus Martini, un monje español de la Orden de los Dominicos, fue el primero que tradujo el nombre divino como “Jehová.” Esta forma del nombre apareció en su libro Pugeo Fidei, publicado en 1270 E.C. . . . hace más de 700 años.
Con el tiempo, a medida que se desarrollaron los movimientos reformistas tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica, la gente en general pudo conseguir la Biblia, y el nombre “Jehová” o “Jehovah” llegó a conocerse más extensamente. En 1611 E.C. se publicó en inglés la Versión del Rey Jaime o Versión Autorizada de la Biblia. Esta usa el nombre Jehová (Jehovah) cuatro veces. (Éxo. 6:3; Sal. 83:18; Isa. 12:2; 26:4) Desde entonces, la Biblia ha sido traducida muchísimas veces. Algunas traducciones siguen el ejemplo de la Versión Autorizada e incluyen el nombre divino solo unas cuantas veces.
Algunas traducciones, como la Biblia de Jerusalén, traducen el nombre divino con una ligera variación al usar “Yahvéh” (otras versiones: “Yahvé,” “Yahveh” y “Yavé”) en vez de “Jehová.” Sin embargo, quizás alguien pregunte: “¿Por qué han hecho esto los traductores? Si es incorrecto usar el nombre ‘Jehová’ o ‘Ya[h]vé[h],’ ¿por qué usarlo del todo? Si es correcto usarlo, ¿por qué no ser consecuentes y usarlo cada vez que aparece en el texto bíblico?”
Tomando en cuenta los antecedentes históricos y factuales que hemos mencionado, examinemos la contestación de los traductores.
LA CONTESTACIÓN DE LOS TRADUCTORES
El prólogo de An American Translation (Una Traducción Americana) dice: “En esta traducción hemos seguido la tradición ortodoxa judía al usar ‘el Señor’ en vez de ‘Jehovah.’” Pero al seguir “la tradición ortodoxa judía,” ¿se dieron cuenta los traductores de lo perjudicial que puede ser pasar por alto la clara resolución de Dios de que su “nombre sea declarado en toda la tierra”? Además, Jesús condenó las tradiciones hechas por el hombre que tendrían el efecto de invalidar la palabra de Dios.—Éxo. 9:16; Mar. 7:5-9.
El prólogo de la Revised Standard Version (Versión Normal Revisada), declara: “La presente revisión vuelve al proceder de la Versión del Rey Jaime, la cual sigue . . . la práctica por mucho tiempo establecida en la lectura de las escrituras hebreas en la sinagoga. . . . El Comité ha vuelto al uso más familiar de la Versión del Rey Jaime por dos razones: (1) La palabra ‘Jehovah’ no representa con exactitud ninguna forma del Nombre que se haya usado alguna vez en hebreo; y (2) el uso de cualquier nombre propio para el Dios único y singular, como si hubiera otros dioses de los cuales él tuviera que ser distinguido, se descontinuó en el judaísmo antes de la era cristiana y es enteramente impropio para la fe universal de la Iglesia cristiana.” (Cursivas nuestras.)
Los traductores cometieron un grave error al seguir el ejemplo de la Versión del Rey Jaime y la tradición judía. ¿Realmente creían ellos que era la voluntad de Dios que su nombre se mantuviera oculto? ¿Es el nombre divino algo de que avergonzarse, de modo que no deba usarse en la Biblia?
¿PREJUICIO RELIGIOSO?
Es interesante el hecho de que la American Standard Version, publicada en 1901, use el nombre de Jehová en todas las Escrituras Hebreas. En contraste, la Revised Standard Version, publicada en 1952, solo hace una muy breve referencia al Tetragrámaton en una nota (en Éxodo 3:15). Durante ese período, los testigos de Jehová estaban proclamando el nombre de Dios por todo el mundo. ¿Pudiera ser que el prejuicio en contra de la actividad de testificar de los Testigos fuera la causa de que se omitiera el nombre divino en ciertas traducciones de la Biblia?
La siguiente declaración que apareció en Katolische Bildepost (una revista católica de Alemania) indica que eso pudiera ser cierto en algunos casos: “Sin embargo, el nombre de Dios que ellos [los testigos de Jehová] han cambiado a ‘Jehová’ es simplemente una invención de la secta.” (24 de agosto de 1969) Esta declaración huele a prejuicio religioso. También revela pobre trabajo de investigación, pues, como ya hemos mencionado, el primer escritor que usó el término “Jehová” fue un monje católico... ¡quien obviamente no era testigo de Jehová!
NORMA CONTRADICTORIA
“La palabra ‘Jehovah’ no representa con exactitud ninguna forma del Nombre que se haya usado alguna vez en hebreo,” dice el Prólogo de la Revised Standard Version. Pero, ¿qué palabra “representa con exactitud” el nombre divino en hebreo? Algunos prefieren “Yahweh” o “Yahvéh,” otros “Yehwah,” otros “Yavé,” y así por el estilo. El problema es que, cuando se escribía el hebreo antiguo, solo se usaban consonantes, y hasta los peritos admiten que es asunto de conjetura decir qué vocales se usaban para completar el nombre divino.
Uno también pudiera preguntar a los que objetan al uso del término “Jehovah” o “Jehová” por qué no objetan al uso de otros nombres como “Jesús” o “Pedro.” ¿Por qué no insisten esos críticos en que se usen las formas originales de esos nombres (Iesoús y Petros) en griego? ¿No son estas personas culpables de aplicar una norma contradictoria al rechazar la forma “Jehová”?
OTRAS TRADUCCIONES
Por supuesto, muchas traducciones usan “Jehová,” “Yahvéh” o alguna otra representación del Tetragrámaton. Además, hay unas 40 traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas (“Nuevo Testamento”) a lenguas vernáculas que usan alguna forma vernácula del Tetragrámaton, como Iehova (hawaiano) y uJehova (zulú).
The Bible in Living English (por Steven T. Byington) también usa “Jehovah” en todo el texto hebreo. En su prólogo, Byington dice lo siguiente acerca del uso de “Jehovah”: “La ortografía y la pronunciación no son sumamente importantes. Lo que es sumamente importante es tener claramente presente que éste es un nombre personal.” Sí, el nombre de la Persona más exaltada del universo es único, exclusivo, incomparable, sublime.
¿QUÉ SIGNIFICA ESTE NOMBRE ÚNICO?
Para contestar esto, es apropiado dar una mirada retrospectiva a la historia. Cuando el Altísimo dio a Moisés la comisión de sacar de Egipto a los israelitas, “Moisés le dijo al Dios verdadero: ‘Supongamos que llego ahora a los hijos de Israel y de veras les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes,” y ellos de veras me dicen: “¿Cuál es su nombre?” ¿Qué les diré?’ Ante esto, Dios le dijo a Moisés: ‘YO RESULTARÉ SER LO QUE RESULTARÉ SER.’ Y añadió: ‘Esto es lo que has de decir a los hijos de Israel: “YO RESULTARÉ SER me ha enviado a ustedes.”’” (Éxo. 3:13, 14) Esto quiere decir que Jehová llevaría a cabo su magnífico propósito hasta completarlo en vindicación de su nombre y soberanía, y esto nos ayuda a comprender el significado del nombre conmemorativo, “Jehová,” que se da en el Éx 3 versículo 15. De acuerdo con la raíz hebrea del nombre, parece que éste significa “El Causa que Llegue a Ser” (o: “Resultar Ser”) respecto a sí mismo. Por eso, el nombre de Dios tiene verdadero significado para las personas que piensan seriamente. Ese nombre revela que él es Aquel que cumple infaliblemente lo que promete y que controla perfectamente cualquier situación que pueda surgir.
¡Qué significado tan profundo y sagrado tiene el nombre divino! Es el nombre por excelencia del universo, un nombre glorioso. En comparación con él, el término “Señor” es pálido e inexplícito. Jesús amó y respetó el nombre de su Padre, y en cierta ocasión dijo a Dios: “Padre, glorifica tu nombre.” El relato continúa: “Luego vino una voz del cielo: ‘Lo glorifiqué y también lo glorificaré de nuevo.’”—Juan 12:28.
Si Jesús hubiera sido un traductor de la Biblia hoy día, ¿habría omitido el nombre de su Padre de las nuevas traducciones? ¡De ninguna manera! No hay duda de que, entre todas las personas, Jesús tenía la actitud correcta hacia el Dios Todopoderoso y Su nombre. De modo que, ¿cuál debe ser nuestra actitud para con Dios y Su nombre?
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¿Qué actitud manifiesta usted hacia el nombre de Dios?La Atalaya 1980 | 1 de julio
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¿Qué actitud manifiesta usted hacia el nombre de Dios?
SIN DUDA, en lo profundo de su corazón usted ya está convencido de que Dios existe y de que él sí proveyó o creó las incontables cosas hermosas que vemos a nuestro alrededor. Quizás usted le tenga verdadero respeto a Dios... y sin embargo a usted quizás no le parezca que está cerca de él. Para usted, Dios quizás parezca distante e inescrutable.
No obstante, el llegar a conocer y verdaderamente amar a Dios, el reconocerlo como el Padre de una familia universal y el llegar a ser parte de esa gran familia, son asuntos de suma importancia y de urgencia apremiante. Desde un punto de vista personal, el que lleguemos a conocer, respetar y obedecer a Dios como Padre amoroso es un asunto de vida o muerte. Y desde un punto de vista general, el desarrollo de esta familia mundial es la única solución a la terrible confusión en que se encuentra la humanidad hoy. La profecía divina muestra muy claramente que este viejo sistema de cosas se dirige a un cataclismo global a través del cual solo pasarán con vida los que verdaderamente amen a Dios y a su semejante. (Sal. 37:10, 11, 28, 29) Pero usted quizás pregunte. . .
“¿CÓMO PUEDO EN VERDAD LLEGAR A CONOCER A DIOS?”
Suponga que usted emprendiera estudios en cierto campo del saber y admirara en gran manera a algún maestro que fuera famoso en ese campo. Además, suponga que usted deseara conocer mejor a ese maestro y aprender más de él, pero que él viviera en un país distante. ¿Qué haría usted entonces? ¿No se esforzaría usted por leer todos los escritos de él y cualquier información que se hubiera publicado concerniente a él? ¿No hablaría usted con otros estudiantes que ya conocieran más acerca de él y su enseñanza? Entonces, suponga que usted le escribiera acerca de algunas preguntas o problemas personales difíciles y recibiera respuestas muy satisfacientes. Su admiración y respeto por ese excelente maestro aumentarían considerablemente y la ayuda de él haría que usted lo apreciara.
¿Es eso también posible con Jehová, el más Grande Maestro? Sí, positivamente. (Isa. 30:20, 21) Pero, ¿cómo?
¿Ha leído usted alguna vez ‘Sus escritos’... la Biblia? Quizás haya tratado y le haya parecido que algunas partes son difíciles de entender. Entonces, ¿por qué no sigue el ejemplo de un funcionario de estado africano que también estaba leyendo las Escrituras y tuvo preguntas? ¿Qué hizo él? Le pidió a Felipe, un testigo de Jehová, que le diera ayuda. ¿Por qué no lee usted acerca de este interesante incidente en el libro de Hechos, capítulo 8, versículos 26 a 39?
A propósito, usted puede hacer la misma cosa hoy. Si lee la Biblia y tiene preguntas, ¿por qué no consulta con los testigos de Jehová? Ellos siempre están muy dispuestos a ayudar a los que se esfuerzan por adquirir conocimiento acerca del Padre celestial, Jehová. Y tienen publicaciones basadas en la Biblia (además de esta revista) para instruir a los estudiantes sinceros.
En realidad, el que usted considere la Biblia con un estudiante experimentado de las Escrituras puede profundizar muchísimo su conocimiento de Jehová, y su respeto y amor a él. Por ejemplo, aprenderá que Jehová es “un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad.” (Éxo. 34:6) Notará muchos ejemplos de la misericordia y paciencia de Jehová, como en el caso de David, quien pecó atrozmente, pero se arrepintió y fue perdonado.—2 Sam. 12:13, 14; Sal. 51.
También comprenderá por qué Jehová ha permitido que continúe la iniquidad, por qué todavía no ha eliminado la maldad y la corrupción... algo que sí acontecerá, tan seguro como que mañana por la mañana saldrá el Sol. (Pro. 2:21, 22; 2 Ped. 3:7) Usted llegará a apreciar la excelente gran paciencia de Jehová, Su infinita sabiduría y entendimiento, y Su maravilloso propósito de limpiar la Tierra y restaurar la paz y el paraíso.—Compare con Isaías 65:17, 21-25.
‘SIGA BUSCANDO’
Pero usted pudiera toparse con dificultades y oposición. Algunas personas, hasta de entre su propia familia y amistades, quizás menosprecien sus esfuerzos por estudiar la Palabra de Jehová, y hasta pudieran tratar de desacreditar a los que le están ayudando. Jesús advirtió a sus discípulos que esperaran cosas como ésas.—Mat. 5:11.
Sin embargo, si usted está convencido de que hay una Persona sublime que tiene la clave al futuro de la humanidad, entonces apéguese a su resolución de llegar a conocer a esa Persona y a su Hijo, Jesucristo. Fue este mismo Hijo quien declaró: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” Jesús también dijo: “Sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá.”—Juan 17:3; Mat. 7:7.
Si usted hace esto, se sorprenderá agradablemente al descubrir lo cerca, lo accesible, que verdaderamente está Jehová. El apóstol Pablo, en un discurso público ante un grupo de atenienses, dijo: “[Dios] no está muy lejos de cada uno de nosotros.” (Hech. 17:27) Y un profeta, bajo inspiración divina, escribió: “Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca.”—Isa. 55:6.
Sí, ‘clame a él.’ ‘Acérquese a Dios, y él se acercará a usted.’ (Sant. 4:8) Si usted está buscando la verdad, si tiene problemas penosos o pecados que le afligen, invoque a Jehová, “el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo.” (2 Cor. 1:3) Hágalo en el nombre de su Hijo, Jesucristo, quien dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré.”—Mat. 11:28.
Usted se deleitará al descubrir la profunda y satisfaciente diferencia que sus esfuerzos por acercarse a Jehová pueden producir en su vida. Su mente será librada de los perturbadores y confusos credos y puntos de vista religiosos falsos. Además, su estudio de las profecías y propósitos de Dios le mostrará por qué el mundo está tan lleno de problemas, corrupción y temor. Sí, y esa consideración de la Biblia revelará el maravilloso futuro que le aguarda a la Tierra y a los que reciban el privilegio de vivir en ella bajo el reino de Dios.—Mat. 6:9, 10.
¿No concuerda usted en que, en este momento sombrío de la historia del hombre, necesitamos con urgencia entendimiento, previsión y luz espiritual? Salmo 119:105 dice apropiadamente de Dios: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.” Sí, la Palabra de Dios puede revelar una maravillosa y nueva senda de vida ahora y grandiosas perspectivas para el futuro. Puede llevarle a conocer con exactitud y amar profundamente al Dios verdadero, Jehová.
ACTITUD HACIA EL NOMBRE DE DIOS
Sin importar la raza o nacionalidad de uno, un cabeza de familia firme, bondadoso y amoroso es algo que debe apreciarse mucho. Un buen padre no es solo un dador de vida, sino también un proveedor, consejero, protector y amigo en la adversidad. Un padre como ése tiene el respeto y amor de sus hijos.
¿Acaso no
... hablaría usted siempre de él con alabanza?
... lo defendería siempre cuando se le criticara?
... evitaría siempre desagradarle?
... se sentiría siempre orgulloso de llevar el nombre de él?
Los que llegan a ser miembros de la familia mundial de Jehová siempre hablan de él con alabanza. No apoyan ninguna campaña para suprimir el nombre de Dios, sino que son entusiásticos en cuanto a conocer Su gran nombre entre las naciones. (Sal. 105:1-3) Siempre están listos para ‘ofrecer a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.’—Heb. 13:15.
Estas personas siempre están deseosas de defender el nombre de su Padre cuando a él se le critica. Por haber estudiado su Palabra cuidadosamente, pueden refutar la doctrina del ‘infierno de fuego y tormento’ que difama a Dios. Pueden mostrar que “Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Es más, pueden señalar que él no está “muerto,” sino muy vivo e interesado en la situación que existe aquí en la Tierra y está haciendo que sus propósitos para con la humanidad estén llegando a una grandiosa culminación.
Los miembros de esta familia mundial también se esfuerzan continuamente por evitar hacer cualquier cosa que desagrade a su Padre. Toman a pecho el antiguo mandamiento que dice: “No debes tomar el nombre de Jehová tu Dios de manera indigna.” (Éxo. 20:7) Aunque imperfectos y, como el rey David, propensos a cometer errores, los que aman a Jehová tratan de mantener elevadas normas de conducta... honradez, limpieza física y moral, y abstinencia de la idolatría, la avaricia y la codicia. (Luc. 12:15; 1 Cor. 6:9, 10; Heb. 13:18; 1 Juan 5:21; Rev. 19:8; 21:8) Se mantienen libres de conflictos y violencia políticos, que supuestamente se llevan a cabo en el nombre de Dios, pero que en verdad han arrojado gran oprobio sobre Su nombre. (Isa. 2:4; Juan 15:19) Pero los siervos de Dios respetan a las autoridades gubernamentales y civiles y son ciudadanos observantes de la ley que pagan sus impuestos y rinden a sus patronos un honrado día de trabajo “para que nunca se hable perjudicialmente del nombre de Dios.”—1 Tim. 6:1; Rom. 13:1-7.
ORGULLOSOS DE LLEVAR EL NOMBRE DE ÉL
Si usted viene de una buena familia, probablemente está orgulloso de llevar el nombre de su padre. De igual manera lo están los que llevan el nombre de Jehová hoy. Una gran familia mundial, internacional, lleva con orgullo el nombre del Padre celestial como testigos de Jehová. (Isa. 43:10, 12; Rev. 7:4-10) Aunque aprecian el aumento en conocimiento y comodidades que han provisto hombres brillantes, reconocen y honran “al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas que hay en ellos.” Él es el que provee “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando [los] corazones [humanos] por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:15-17) Y él dio la dádiva superlativa de su Hijo, por medio del cual podemos ‘tener vida eterna.’ (Juan 3:16) Los alabadores de Jehová están profundamente agradecidos a Dios por todas sus dádivas.—Sant. 1:17.
Como expresión de profunda gratitud a su Creador, esta familia mundial dedicada contribuye a la santificación del glorioso y exclusivo nombre de Dios por medio de reconocer el lugar correcto de éste en Su propio libro sagrado... tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas Cristianas. Y, siguiendo los pasos del Amo, Jesucristo, y sus seguidores del primer siglo, están esparciendo celosamente el vital mensaje para este día: que el reino de Dios se ha acercado y es la única esperanza para la humanidad.—Mat. 4:23; 24:14; 28:19, 20.
UN LLAMAMIENTO
Con urgencia le hacemos un llamamiento a aprender más acerca del Dios verdadero, Jehová, su Hijo, Jesucristo, y esta feliz y unida familia que está ‘declarando el nombre de Dios por toda la tierra.’ (Éxo. 9:16; Rom. 9:17) Esto no solo podría cambiar toda su vida ahora, sino que podría hacerle posible pasar con vida a través de la venidera “grande tribulación” y vivir eternamente en el prometido nuevo sistema de cosas de Dios.—Mat. 24:21, 22; 2 Ped. 3:13.
Es un hecho que su mismísima vida depende del derrotero que usted siga. Las Escrituras aseguran que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.” (Rom. 10:13; Joel 2:32) ¿Invocará usted el nombre divino con fe como adorador devoto de Jehová?
[Ilustración en la página 15]
EL NOMBRE BÍBLICO DE DIOS SE PROCLAMA EN TODO EL MUNDO
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“¡Grande es Jehová, el Señor!”La Atalaya 1980 | 1 de julio
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“¡Grande es Jehová, el Señor!”
Franz Schubert compuso la música para este poema lírico intitulado “La Omnipotencia,” escrito por Johann Ladislav Pyrker (Opus 79/2, DV 852, 1825):
¡Grande es Jehová, el Señor! Pues cielo
y Tierra proclaman su poderío.
Se oye en el fragor de la tempestad,
en el precipitado clamor de la corriente del bosque;
se escucha en el susurro del verde follaje,
se ve en el oro de los ondulantes sembrados,
en la lucida lozanía de bellísimas flores,
en el encendido esplendor de los estrellados cielos,
temible suena en el retumbo del trueno
y reluce en el raudo y flameante fulminar del relámpago.
Pero el pulsante corazón hace más perceptible
de Jehová, el Dios eterno, el poderío
cuando con fervor a lo alto se acude en espera
de favor y misericordia.
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