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¿Algo nuevo acerca del nombre de Dios?La Atalaya 1978 | 15 de septiembre
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variado del nombre divino es que el Tetragrámaton se consideraba muy sagrado. . . . El Tetragrámaton se protegía cuidadosamente cuando se copiaba el texto bíblico mismo. Esta protección del Tetragrámaton se extendió hasta a la traducción griega del texto bíblico.”
PERO ¿QUÉ HAY DE JESÚS Y SUS DISCÍPULOS?
Aunque todo lo anterior pueda ser de interés especial a los doctos y eruditos, ¿qué efecto tiene en su Biblia? ¿Qué punto de vista debe tener usted acerca del uso del nombre personal de Dios?
El profesor Howard saca algunas conclusiones importantes. Primero, señala esto:
“Es realidad conocida que los judíos de habla griega continuaron escribiendo יהוה en sus Escrituras en griego. Además, parece muy poco probable que los primeros cristianos de entre los judíos de habla griega, que serían conservadores, siguieran una práctica diferente. . . . Hubiera sido extremadamente raro el que ellos hubieran removido del texto bíblico mismo el Tetragrámaton.”
¿Qué hacían los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas cuando citaban de los libros de la Biblia Hebrea, fuera que se tratara del hebreo original o de una traducción griega? ¿Usaban el Tetragrámaton cuando aparecía en la fuente de la cual citaban? Fundándose en la evidencia que ahora está disponible, el profesor Howard explica:
“Puesto que el Tetragrámaton todavía se escribía en las copias de la Biblia Griega que componía las Escrituras de la iglesia primitiva, es razonable creer que los escritores del N[uevo] T[estamento], al citar de la Escritura, preservaron el Tetragrámaton en el texto bíblico. Fundándonos en la analogía de la práctica judía precristiana, podemos imaginarnos que el texto del NT incorporó el Tetragrámaton en sus citas del AT.”
Entonces, ¿a qué se debe que en todas las copias que quedan del “Nuevo Testamento” falte el Tetragrámaton? ¿Pudiera ser que el nombre de Dios haya sido removido después de la muerte de los apóstoles? Eso es lo que la evidencia señala. El profesor Howard continúa:
“Por supuesto, el Tetragrámaton en estas citas hubiera continuado mientras continuara usándosele en las copias cristianas de la LXX. Pero cuando fue removido del AT griego, fue removido también de las citas del AT en el NT.”
“Así, pues, para algún tiempo al principio del siglo segundo el uso de reemplazos [sustitutos para el nombre de Dios] tiene que haber desplazado al Tetragrámaton en ambos Testamentos. No pasó mucho tiempo antes de que el nombre divino desapareciera por completo con relación a la iglesia gentil excepto al reflejarse en los reemplazos abreviados o por ser recordado a veces por eruditos.” (Cursivas añadidas)
¡ESTO ES NUEVO! ¿LO SERÁ?
A muchos eruditos que hayan leído el Journal of Biblical Literature quizás les haya sorprendido la conclusión a la cual se llegó, a saber, que el nombre divino, Jehová (Ya[h]vé[h]) aparecía en el “Nuevo Testamento” en el tiempo de su escritura original. Esto puede haber parecido nuevo, porque es una vuelta completa con relación a lo que ha sido el punto de vista por mucho tiempo aceptado de que los escritores cristianos evitaron usar el nombre divino. Pero ¿es nuevo esto?
Allá en 1796 Dominikus von Brentano usó el nombre divino en algunos lugares en su traducción alemana del “Nuevo Testamento.” Considere, por ejemplo, Marcos 12:29, que usted ve reproducido aquí. A Jesús le habían preguntado: “¿Cuál es el mandamiento principal?” La traducción de Brentano entonces presenta esta lectura: “El mandamiento principal, contestó Jesús, es éste: ¡Oye, Israel! Jehová, nuestro Dios, es el único Dios.”
29. Das allervornehmste Gebot, antwortete Jesus, ist dieß: Höre Israel! Jehovah, unser Gott, ist der einige Gott◊).
¿Tuvo buena razón Brentano para mostrar a Jesús pronunciando el nombre divino? Sí, pues Jesús estaba citando de Deuteronomio 6:4 que contiene el Tetragrámaton. Ciertamente Jesús no estaba atado por las tradiciones, como lo estaban la mayoría de los líderes religiosos judíos, pues Jesús ‘enseñaba como persona que tiene autoridad y no como los escribas.’ (Mat. 7:29) Cristo dijo públicamente que él deseaba glorificar el nombre de su Padre, tanto su nombre mismo como todos los propósitos y logros asociados con ese nombre. (Juan 12:28) Y hacia el fin de su vida terrestre dijo que había dado a conocer el nombre de su Padre. Por eso, el traductor Brentano tuvo una base lógica para presentar a Jesús usando el nombre de Dios al citar un texto que lo contenía.—Juan 17:6, 26.
De manera similar, tan solo el relato del Evangelio de Mateo contiene más de 100 citas de las Escrituras Hebreas. En 1950 la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, en su edición en inglés, dijo acerca de Mateo: “En los lugares en que en estas citas estaba el nombre divino, él se vería obligado a incluir fielmente el tetragrámaton.”
Esta traducción de 1950 llegó a la misma conclusión fundamental que se dio más tarde en el Journal of Biblical Literature en 1977. En vista de la evidencia de que los escritores del “Nuevo Testamento” se encontraron con el Tetragrámaton, fuera que citaran los textos bíblicos del texto hebreo o de la Versión de los Setenta griega, el Prólogo de la Traducción del Nuevo Mundo en inglés declaró:
“El traductor moderno está justificado al usar el nombre divino como equivalente para [las palabras griegas correspondientes a “Señor” y “Dios”] en lugares donde Mateo, etc., citan versículos, pasajes y expresiones de las Escrituras Hebreas o de la LXX en los cuales aparece el nombre divino.”
Así, la posición que explicó el profesor Howard en 1977 no es enteramente nueva. Pero trae a luz excelente nueva evidencia que no estaba disponible cuando la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas usó “Jehová” 237 veces en el “Nuevo Testamento” en su edición en inglés de 1950.
Entonces, ciertamente el nombre de Dios tiene un lugar en las traducciones de la Biblia. Le corresponde estar allí, para ser usado y apreciado por todos los adoradores verdaderos que desean hacer lo que Jesús hizo —glorificar el nombre de su Padre— y que oran: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”—Mat. 6:9, Versión Valera.
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¡Criticaron demasiado pronto!La Atalaya 1978 | 15 de septiembre
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¡Criticaron demasiado pronto!
EN 1950 la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en inglés presentó evidencia en apoyo de su uso del nombre divino. No obstante, ciertos escritores religiosos criticaron el que esta traducción pusiera “Jehovah” (en español: “Jehová”) en el “Nuevo Testamento.” Así, demostraron públicamente que su pensamiento difería del modo de pensar de David, quien cantó: “Oh engrandezcan ustedes a Jehová conmigo, y juntos ensalcemos su nombre.”—Sal. 34:3; compare con Salmo 74:10, 18.
Un folleto publicado por los Caballeros de Colón, católicos romanos, presentó esta acusación:
“Los cristianos primitivos que escribieron el Nuevo Testamento ciertamente no usaron [Jehová], sino más bien la palabra ‘Señor,’ que también aplicaron a Cristo. Por eso, aquí tenemos un ejemplo patético de la seudoerudición tratando de defender lo indefendible.”
El erudito presbiteriano Bruce M. Metzger también alegó que era “indefendible,” y añadió:
“La introducción de la palabra ‘Jehová’ en el texto del Nuevo Testamento, . . . es una muestra clara de argumento tendencioso y parcial.”
Acerca del uso de “Jehová,” Jack P. Lewis, profesor en un colegio universitario de la Iglesia de Cristo, escribió lo siguiente:
“Aunque es lo suficientemente discutible en el Antiguo Testamento, no tiene justificación alguna en el Nuevo Testamento.”
Y el ministro bautista Walter R. Martin lanza insinuaciones malévolas al hablar de...
“la somera erudición de los testigos de Jehová, cuya pretensión arrogante de que tienen una base sólida para restaurar el nombre divino (Jehová) a las Escrituras, . . . queda revelada como un fraude escolástico hueco.”
¡Cuán atrevidas, dogmáticas e inmodestas fueron esas críticas! Sin embargo, como muestran los artículos que acompañan a éste, esas críticas eran completamente infundadas. Hasta la comunidad de los doctos y eruditos ahora admite que los apóstoles de Jesús usaron el nombre divino, y de hecho lo incluyeron en el “Nuevo Testamento.”
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Teólogos tropiezan sobre el nombre de DiosLa Atalaya 1978 | 15 de septiembre
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Teólogos tropiezan sobre el nombre de Dios
¿CÓMO pudiera ser que clérigos y autoridades teológicas hayan tropezado con relación al nombre de Dios?
Primero, parece que un error doctrinal de importancia ha sido el resultado de sacar de la Biblia el nombre de Dios. Como se señaló en el último artículo, evidentemente “en algún tiempo para el principio del siglo segundo” el nombre divino empezó a ser reemplazado en el “Nuevo Testamento” por los términos “Señor” o “Dios.” Esto causó un problema de identificación: ¿De qué Señor se hablaba?
En las Escrituras Hebreas hay versículos acerca de Jehová que se citan en el “Nuevo Testamento” en un contexto en el cual se habla acerca del Hijo. (Isa. 40:3... Mat. 3:3... Juan 1:23; Joel 2:32... Rom. 10:13; Sal. 45:6, 7... Heb. 1:8, 9) Esto se comprende, porque Jesús era el representante principal del Padre. De hecho, de manera similar, hasta de un ángel se hablaba como si fuera Jehová, porque servía para Jehová en capacidad de representante. (Gén. 18:1-33) Sin embargo, ¿cuál puede haber sido el efecto de haber quitado de la Biblia el nombre de Dios?
El Journal of Biblical Literature dice:
“En muchos pasajes en los cuales las personas de Dios y Cristo se podían distinguir con claridad, la remoción del Tetragrámaton tiene que haber creado considerable ambigüedad. . . . Una vez que causó la confusión por medio de cambiar el nombre divino en las citas, la misma confusión se extendió a otras partes del NT en las cuales no había ninguna cita.”
Aparentemente en una realización de que esto pudo haber contribuido al desarrollo de la doctrina de la Trinidad, el artículo pregunta:
“¿Fue esta nueva estructura dada al texto razón para que surgieran las posteriores controversias cristológicas [acerca de la naturaleza de Cristo] dentro de la iglesia, y fueron los pasajes del NT que estuvieron envueltos en estas controversias idénticamente iguales a aquellos que en la era del NT aparentemente no crearon ningún problema? . . . ¿Se basan los estudios [cristológicos corrientes] en el texto alterado que representa un tiempo dentro de la historia eclesiástica en el cual la diferencia entre Dios y Cristo estaba confundida en el texto y borrosa en la mente de los eclesiásticos?
Como se ve, el haber removido del “Nuevo Testamento” el nombre de Dios pudo haber contribuido a que más tarde se aceptara la doctrina de la Trinidad, que de ninguna manera se enseñaba en la Biblia original.
Para los teólogos, una segunda piedra de tropiezo tiene que ver con la pronunciación del Nombre. En hebreo éste se escribe con cuatro consonantes, que por lo general se representan, en español, letra por letra, así: YHVH o JHVH (en inglés: YHWH o JHVH). En el Israel antiguo se podía aprender la pronunciación según había venido de tiempos anteriores. Pero parece que en algún momento después del año 70 E.C. se perdió la pronunciación exacta. Cuando copistas judíos posteriores pusieron marcas en representación de vocales al lado de las consonantes para ayudar al lector, usaron signos para Adonay (Señor) y Elohim (Dios), lo cual condujo a la forma “Jehová.”
Muchos doctos y eruditos en el hebreo ahora favorecen, en cuanto al idioma español, la pronunciación “Ya[h]vé[h],” similar a la inglesa “Yahweh.” Sin embargo, nadie hoy puede realmente decir con toda seguridad cómo Moisés, por ejemplo, pronunciaba el nombre divino.
En Vetus Testamentum (oct. de 1962), con referencia a la pronunciación inglesa “Yahweh,” el Dr. E. C. B. Maclaurin declaró: “Hay que repetir que no hay evidencia primitiva concluyente de que el nombre se pronunciara alguna vez Yahweh, pero hay una abundancia de evidencia de tiempos primitivos para Hū’, Yah, Yo-, Yau-, -yah y quizás -yo.” El Dr. M. Reisel, en The Mysterious Name of Y.H.W.H. (El misterioso nombre de Y.H.W.H.), dijo que la “vocalización del Tetragrámaton pudo haber sido originalmente YeHūàH o YaHūàH.” Aún así, el canónigo D. D. Williams, de Cambridge, sostuvo que la “evidencia indica, no, casi prueba, que Jahweh [similar al español Ya(h)vé(h)] no era la verdadera pronunciación del Tetragrámaton, . . . El Nombre mismo era probablemente JĀHÔH.”—Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft, vol. 54.
La mayoría de los idiomas tienen una manera corriente o acostumbrada de escribir y pronunciar el nombre de Dios, y ésta varía de idioma en idioma. En italiano es Geova, en el lenguaje de Viti es Jiova, y en danés el nombre es Jehova. ¿Por qué tiene que insistir alguien en que todas las personas hoy deban esforzarse por imitar alguna pronunciación hebrea antigua con relación a la cual ni siquiera las autoridades pueden concordar? Como en un libro dijo el profesor Gustav Oehler, de Tübingen, después de haber considerado varias pronunciaciones:
“Desde este punto en adelante uso la palabra Jehovah [Jehová], porque, en realidad, este nombre ahora ha llegado a estar más naturalizado en nuestro vocabulario, y no puede ser suplantado, tal como sería imposible que el término Jarden, que es más correcto, reemplazara a la forma usual Jordán.”
Este es un punto de vista sensato, porque
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