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¿Tiene Dios un nombre personal?La Atalaya 1980 | 1 de julio
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respeto al referirse a un hombre. ¿Cómo pudiera ese término ser un nombre personal, exclusivo, para el Ser Supremo?
Algunos quizás digan: ‘¿No es Jesús el nombre de Dios?’ Cuando a María se le anunció el nacimiento de Jesús, el mensajero o ángel celestial le dijo: “Has de ponerle por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo.” (Luc. 1:30-32) De modo que Jesús es el nombre del Hijo de Dios, no el del Ser Supremo. Jesús mismo dijo: “El Padre es mayor que yo.”—Juan 14:28; compare con Proverbios 30:4.
Por ser el Hijo de Dios, Jesús disfruta de estrecha relación con su Padre. Y Jesús mostró claramente que su Padre tiene un nombre personal. Cuando Cristo enseñó a sus discípulos la famosa Oración Modelo, conocida por lo general como el “padrenuestro,” sus mismas primeras palabras fueron: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mat. 6:9) En una oración posterior a su Padre, Jesús dijo: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste. . . . Yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer.” (Juan 17:6, 26) Por consiguiente, Jesús les reveló el significado pleno del nombre de su Padre.
Es interesante el hecho de que la forma hebrea de “Jesús” es “Jehoshuah,” que es una forma abreviada de “Jehová-yeshua,” que significa “Jehová es salvación.” Así que, ahí está... el nombre del Padre, el Ser Supremo, es JEHOVÁ. ¡Y qué apropiado es que Jesús, como el agente de Jehová para la salvación, recibiera así un nombre que reflejara el de su Padre!
¿DÓNDE SE HALLA EL NOMBRE?
El nombre “Jehová” se halla en numerosos escritos y en muchos lugares. Pero la fuente principal del nombre está en escritos hebreos de la antigüedad que se hallan en la Biblia. Usted quizás diga: ‘Pues, yo nunca he visto ese nombre en mi Biblia.’ Es verdad que algunas Biblias no usan el nombre de Dios. Pero recuerde que lo que hay en nuestras Biblias es traducciones, y los traductores varían en la manera en que vierten el texto original. Eso no solo sucede con relación a la Biblia, sino también con relación a cualquier libro o artículo que sea traducido por diferentes personas.
Por ejemplo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, extensamente usada en esta revista, contiene el nombre “Jehová” miles de veces. Pero en la bien conocida Versión Torres Amat se encuentra sólo unas cuantas veces. Si usted tiene un ejemplar de esta última Biblia, note lo que dice en Salmo 82:19 (Salmo 83:18 en otras versiones): “Conozcan que te es propio el nombre de Señor, o de Jehová, y que sólo tú eres el Altísimo en toda la tierra.”
Algunas versiones católicas en español no tienen el nombre de Dios. Pero muchas de ellas lo tienen en forma parecida a como lo tiene la Biblia de Jerusalén, una traducción católica moderna, donde, en el versículo que acabamos de citar, usted notará que usa el nombre “Yahvéh” en vez de “Jehová.” ¿A qué se debe esto?
¿POR QUÉ “YAHVÉH”?
“Yahvéh” (en diversas Biblias: “Yahveh,” “Yahvé” o “Yavé”) es sencillamente un intento de expresar el nombre de Dios en una forma más cercana al hebreo original. En la escritura del hebreo antiguo sólo se usaban consonantes, no vocales. El nombre de Dios en los manuscritos hebreos de más antigüedad aparece en la forma de יהוה (YHWH o JHVH), y los comentaristas de la Biblia suelen llamar a estos caracteres el “Tetragrámaton,” que significa “cuatro letras.”
Con el transcurso de los siglos, la pronunciación correcta del nombre divino en hebreo se perdió. Por eso, hay incertidumbre en cuanto a qué vocales deberían usarse para completar el nombre. Por medio de combinar signos vocales de las dos palabras Adonay (Señor) y Elohim (Dios) con el Tetragrámaton, se formó la pronunciación Yehowah. Con el tiempo, en forma latinizada, esto llegó a ser “Jehovah” o “Jehová.” No obstante, muchos eruditos hebreos dicen que “Ya[h]vé[h]” es una forma más correcta. Pero Rudolph Kittel, editor de Biblia Hebraica, pone vocales en el Tetragrámaton hebreo de modo que lea “Yehwah” en todas sus ediciones.
“JEHOVÁ” ES MUCHO MÁS CONOCIDO
Sin embargo, el nombre “Jehová,” o “Jehovah,” es mucho más extensamente conocido y usado. Por siglos ha aparecido en traducciones bíblicas y literatura de toda clase.a También aparece en varias inscripciones. Por ejemplo, una inscripción en latín sobre el escudo municipal de la ciudad de Plymouth, Inglaterra, dice Turris Fortissima Est Nomen Jehova, que significa: “El nombre Jehová es la más fuerte torre.” (Vea Proverbios 18:10.) De modo que el nombre “Jehová” aparece hasta en los autobuses locales.
Ahora hagamos una breve “visita” a la isla de Menorca, en el mar Mediterráneo, cerca de la costa de España. Aquí, en el pueblo principal de Mahón, el Tetragrámaton aparece sobre la pared de un mercado público de vegetales, anteriormente un claustro eclesiástico. Cerca, en el pueblecito de San Luis, las letras hebreas del nombre de Jehová están inscritas en la torre de la iglesia local.
Ahora echemos una mirada al interior de la famosa Catedral de Toledo, antigua ciudad eclesiástica de España. Note el hermoso fresco en el techo de la sacristía principal. Es la obra de Lucas Giordano, famoso pintor italiano del siglo 17. Allí, en posición prominente, están las cuatro letras hebreas del nombre de Dios.
Quizás la iglesia más famosa de toda la cristiandad sea la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano. Allí, como adorno de la tumba del papa Pio X (1835-1914), se representa al sumo sacerdote de Israel con el Tetragrámaton en la prenda de la cabeza. También se halla sobre una banda sobre la frente de una estatua que decora la tumba del papa Clemente XIII (1693-1769).
¿Ha oído usted alguna vez de la medalla “Flavit Jehovah”? Esta se acuñó para conmemorar la victoria de la flota inglesa contra la Armada Invencible española en 1588 E.C. . . . cuando una fiera tempestad acabó con los invasores. En esta medalla están inscritas las siguientes palabras en latín y hebreo: Flavit יהוה et dissipati sunt... “Jehová sopló y fueron esparcidos.”
Los que aman la música seria están bien familiarizados con el majestuoso “coro de Aleluya” del famoso oratorio El Mesías, de Handel. Millones de personas han oído cantar ese oratorio desde que por primera vez fue ejecutado en 1743. Pero, ¿cuántas personas se han dado cuenta de que “Aleluya” significa “Alabad a Jehová”?
Otro músico famoso, Franz Schubert, compuso la música para una canción intitulada “La Omnipotencia” (alemán: Die Allmacht), que tenía como tema: “¡Grande es Jehová, el Señor!” (Vea la página 16.)
El nombre personal de Dios se despliega y honra en muchísimos otros lugares y marcos. Un poco de investigación elimina toda duda del hecho de que JHVH (YHWH) es el NOMBRE del Ser Supremo, como se muestra en la Biblia hebrea. ¿Con cuánta frecuencia aparece ese nombre sagrado allí? ¡SEIS MIL NOVECIENTAS SESENTA VECES! ¿No es muy obvio que el nombre divino NO HABÍA DE SER DEJADO FUERA?
Sin embargo, muchas traducciones de la Biblia han omitido el nombre de Dios. ¿Por qué? Antes de contestar esa pregunta, consideremos el nombre de Dios en la historia.
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El nombre de Dios en la historia remotaLa Atalaya 1980 | 1 de julio
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El nombre de Dios en la historia remota
DIOS, el Poder tras el universo, es una Persona real. Además, hemos visto que tiene un nombre personal, exclusivo —Jehová (o Ya[h]vé[h]... en hebreo YHWH).
Pero, ¿qué hay de los antecedentes históricos de ese nombre? ¿Qué luz puede arrojar la historia sobre el nombre divino?
ANTECEDENTES HISTÓRICOS REMOTOS
Volvamos al siglo 16 a. de la E.C. Los israelitas están en Egipto sufriendo bajo la dura gobernación de Faraón. Jehová da a Moisés la comisión de solicitar libertad para Israel. Para mostrar a Moisés en el nombre de quién debe actuar y hablar, Dios le dice: “Esto es lo que habrás de decir a los hijos de Israel: ‘Jehová el Dios de sus antepasados . . . me ha enviado a ustedes.’ Este es mi nombre hasta tiempo indefinido.”—Éxo. 3:15.
Pero luego Faraón mismo rehúsa escuchar, y dice: “¿Quién es Jehová . . .? No conozco a Jehová.” (Éxo. 5:2) Después de varias plagas, Dios le dice a Faraón: “Por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra.”—Éxo. 9:16.
Los primeros cinco libros de la Biblia, que contienen el registro ya mencionado, están llenos de referencias al nombre personal de Dios. Tan solo en el texto hebreo de Deuteronomio aparece 550 veces. Los sacerdotes y los levitas no eran las únicas personas que usaban el nombre. Moisés escribió: “Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deu. 6:4-7) Indudablemente durante aquellos días las familias usaban con libertad el exaltado nombre de Dios en la adoración que efectuaban.
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