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  • Confíe en Jehová, no en el hombre
    La Atalaya 1977 | 1 de diciembre
    • Confíe en Jehová, no en el hombre

      “Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en el hombre terrestre.”—Sal. 118:8.

      1, 2. (a) ¿Cuántas personas tienen una confianza profunda y permanente en Jehová hoy día, y a qué se debe esto? (b) ¿Quiénes confían en que Jehová haya de traer condiciones mejores?

      HOY pocas personas tienen una profunda y permanente confianza en Jehová Dios. Algunas ni siquiera creen que él exista. Otras quizás reconozcan la existencia de Dios, pero prestan poca atención a su voluntad. Hasta los que son devotos en las religiones de este mundo confían en su mayor parte en sus tradiciones religiosas o en sus clérigos, no en Jehová. Son muy semejantes a aquellos de quienes el apóstol Pablo dijo: “Les doy testimonio de que tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; pues, a causa de ignorar la justicia de Dios pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios.”—Rom. 10:2, 3.

      2 Tocante al futuro de la familia humana, ¿en quién confía la gente como quien haya de traer condiciones mejores? La mayoría de la gente cifra su confianza en los esfuerzos humanos, no en el propósito que Jehová tiene para con la humanidad. Solo una minúscula minoría de los cuatro mil millones de habitantes de la Tierra han examinado cuidadosamente la evidencia de la existencia de Jehová, han aceptado la responsabilidad que tienen para con él, y viven su vida en obediencia a sus leyes. Estas personas confían completamente en él, pues saben que él cumplirá su promesa de establecer un nuevo orden justo para la humanidad, Declaran, como declaró el salmista de la antigüedad: “En ti he cifrado mi confianza, oh Jehová. He dicho: ‘Tú eres mi Dios.’” (Sal. 31:14) Y prestan atención a esta advertencia de Dios: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna.”—Sal. 146:3.

      3. ¿Por qué no debe ser una fuente de desaliento el que relativamente pocos confíen en Jehová?

      3 ¿Debería desalentar a los que confían en Jehová el hecho de que sean relativamente pocos en comparación con los cuatro mil millones de personas de la Tierra? No, porque la cantidad de gente nunca ha sido una medida de lo recto de una cuestión. Con frecuencia las masas de la humanidad han estado en lo incorrecto. Jesucristo dijo: “Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mat. 7:13, 14) No, el confiar en el juicio de las masas no es el camino que lleva a través de la “puerta angosta” a la vida en su plenitud. La historia está llena de las ruinas que quedan de las promesas de los hombres, y del daño que les sobrevino a las masas que se pusieron a seguir ciegamente.

      4. ¿Qué podemos determinar mejor ahora, y por qué?

      4 Especialmente en el siglo que ha pasado se ha hecho patente la tontería de confiar en la sabiduría humana. Ahora, con la experiencia añadida de haber visto; a esta era moderna sumamente científica, podemos examinar mejor los resultados de los logros humanos. Podemos colocarlos junto a las obras de Jehová y ver con mayor claridad dónde debemos cifrar nuestra confianza.

      EN VANO ESPERAR EN LA CIENCIA

      5. ¿Qué papel desempeñaron los adelantos científicos en las esperanzas de muchos de ver realizado un mundo mejor?

      5 Los adelantos científicos de más o menos el último siglo dieron muchas alas a las esperanzas de la humanidad de ver realizado un mundo mejor. Muchos pensaban que la humanidad estaba entrando en una gloriosa nueva era. Se pensaba que ahora, al fin, estaba dentro del poder humano resolver problemas como la pobreza, el hambre, el desempleo, la enfermedad, la vejez y la guerra. Tocante a esas elevadas esperanzas, el autor Lewis Mumford relata:

      “Se tenía la noción de que la máquina en virtud de su racionalidad de diseño y su perfección austera de ejecución ahora era una fuerza moral, ciertamente la fuerza moral, una fuerza que establecía nuevas normas de logro para el hombre . . .

      “Para cada debilidad o desorden humano, supuestamente había un rápido remedio mecánico, químico o farmacéutico. Hasta la luz eléctrica de arco voltaico, cuando se introdujo por primera vez, fue confiadamente aclamada como medida preventiva del crimen nocturno.”

      6. ¿A qué grado produjo la ciencia algunas cosas útiles para la familia humana?

      6 No hay duda de que la ciencia ha dado origen a muchos artefactos útiles. En muchos países, las amas de casa ya no tienen que pasar mucho tiempo lavando y cosiendo a mano, cocinando sobre un fuego de leña, conservando alimentos para los meses del invierno, sacando agua de un pozo o de un río. La ciencia ha utilizado electricidad obtenida por el uso del petróleo, la hulla y el gas para hacer funcionar las nuevas máquinas de lavar y coser, las estufas, los refrigeradores, el equipo de calefacción, el alumbrado y otros productos útiles. La plomería interior ha eliminado los insalubres retretes situados fuera de casa. Los tractores han suministrado la fuerza de 50 caballos. Las máquinas de ordeñar han facilitado las tareas de los granjeros lecheros. Los adelantos en la medicina han ayudado a controlar varias enfermedades. La tecnología avanzada, con sus computadoras y proyectiles, hasta ha puesto a unos hombres en la Luna.

      7. ¿Cómo ha creado muchos problemas la ciencia?

      7 Pero aunque la ciencia ha ayudado a resolver algunos problemas, ha creado muchos otros. Por ejemplo, el automóvil, aunque suministra transportación rápida y comodidad, ha producido problemas que no se están resolviendo. En las grandes zonas metropolitanas hay enormes congestiones del tránsito y frustración. Las emanaciones de gas aumentan la contaminación industrial que pende sobre muchas ciudades. Y el automóvil se ha convertido en uno de los instrumentos más mortíferos que se han inventado. Según la revista World Health de la Organización de las Naciones Unidas, aproximadamente 250.000 personas mueren anualmente en accidentes del tránsito. Otros millones resultan heridas.

      8. ¿Cómo ha sido afectado nuestro siglo por el militarismo científico?

      8 El libro Great Events of the 20th Century llama atención a otro horrendo fruto de la ciencia, al decir: “Sin duda, la gran fuerza plasmante del siglo XX ha sido el aumento fenomenal del conocimiento científico... y nunca se ha buscado con mayor vigor ese conocimiento que en tiempos de guerra.” La ciencia ha producido tanques, aviones, lanzallamas, ametralladoras, submarinos, mísiles, bombas atómicas y otras armas. Con estas cosas se les ha quitado la vida a más de 100 millones de personas en este siglo, más que en cualquier otra época. “Ay de los que cifran su confianza en carros de guerra, porque son numerosos, y en corceles, porque son muy poderosos,” declaró con exactitud la Palabra de Dios, “pero que no han mirado al Santo de Israel y no han buscado a Jehová mismo.” (Isa. 31:1) Aunque el militarismo científico ha resultado catastrófico, las naciones gastan ahora una cantidad sin precedente de 300.000 millones de dólares al año en preparativos para la guerra. Aproximadamente el 25 por ciento de todos los científicos de los Estados Unidos y la Unión Soviética efectúan trabajo bélico; menos de una centésima del uno por ciento trabaja en el control de las armas o el desarme.

      9. ¿Ha ayudado la ciencia a resolver los penosos problemas de la familia humana?

      9 ¿Ha ayudado la ciencia a detener la furiosa embestida del delito y el crimen por todo el mundo? No, pues el delito ha aumentado tal como la Palabra profética de Dios dijo que aumentaría en estos “últimos días.” (Mat. 24:12; 2 Tim. 3:1-5, 13) Sí; tan solo en los Estados Unidos, una encuesta del Departamento del Censo indica que se cometen 37 millones de delitos graves anualmente, el triple de la cantidad que realmente se informa a la policía. También, aunque la ciencia médica ha ayudado a combatir algunas enfermedades, otras se han salido de control con furia. Las enfermedades cardíacas han alcanzado niveles epidémicos, así como las enfermedades venéreas; y el cáncer se ha convertido en una de las principales causas de muerte. Los problemas de salud se han empeorado debido a la contaminación del aire, la tierra y el agua por el hombre, y debido a los tratamientos químicos que él ha dado a sus alimentos. Y la ciencia se halla completamente impotente ante los estragos de la vejez y la muerte. La condición de la humanidad queda tal como la describe la Palabra de Dios: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres.” (Rom. 5:12) Además, la revista Parade declara que, a pesar de todos los adelantos de la ciencia moderna, ‘más personas se mueren de inanición, y hay más pobres, analfabetas y personas desempleadas en el mundo que en cualquier tiempo antes.’

      10, 11. (a) ¿Cómo han reconocido algunas autoridades mundanas el fracaso de la ciencia? (b) ¿Qué dijo acertadamente la Biblia acerca de los esfuerzos humanos?

      10 Así, los resultados de esta era científica se pueden ver con claridad. Sabemos por experiencia verdadera lo que ha producido. Podemos concluir como lo hizo el libro Environmental Ethics: “La tecnología presente ya es un fracaso.” El autor, Lewis Mumford, también declaró: “La noción de que el progreso mecánico y científico garantizara beneficios humanos paralelos . . . ahora se ha hecho completamente insostenible.” Y el historiador Arnold Toynbee declaró: “Hemos tratado de permitir que la máquina nos dirija, con resultados espantosos. . . . Al hombre no regenerado difícilmente se le pueden confiar los juguetes peligrosos que sus laboratorios han incubado.”

      11 Ahora podemos ver con claridad lo que le ha sucedido a la familia humana por cifrar su confianza en el hombre. Es tal como lo predijo Jeremías, el profeta de Dios, en estas palabras: “Maldito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en el hombre terrestre y realmente hace de la carne su brazo, y cuyo corazón se aparta de Jehová mismo.” (Jer. 17:5) También se han probado dignas de confianza estas palabras del salmista inspirado: “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella.”—Sal. 127:1.

      JEHOVÁ DIGNO DE NUESTRA CONFIANZA

      12. ¿Quién únicamente merece nuestra confianza en cuanto a los asuntos esenciales de la vida?

      12 Como la experiencia humana lo ha mostrado, es tontería el confiar en la sabiduría humana con relación a los asuntos esenciales de la vida. No podemos confiar en que el hombre resuelva los enormes problemas de la familia humana. Solo Jehová, el Creador Todopoderoso, es quien tiene el remedio. De modo que cuando se trata de un asunto tan vital como el acudir a alguien por guía durante estos tiempos críticos, es a Jehová a quien tenemos que dirigirnos. ¿Confiaría usted en los garabatos de un infante como el mapa que hubiera de ayudarle a efectuar un viaje peligroso? ¿O dependería usted de las instrucciones de un perito que estuviera plenamente familiarizado con la ruta? Para nuestro viaje por estos “últimos días” peligrosos y en nuestra búsqueda de la vida eterna en el nuevo orden de Dios, de ningún modo es confiable como guía la sabiduría humana. A eso se debe que la Biblia diga: “Bendito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser.”—Jer. 17:7.

      13-15. (a) ¿Cómo manifiesta el universo la sabiduría y poder de Jehová? (b) ¿Por qué debe acrecentar esto nuestra confianza en Jehová? (Isa. 40:28, 29)

      13 Las obras de Jehová, respaldadas por su sabiduría y poder, nos inspiran confianza. Cuando vemos lo que ya ha efectuado y puede efectuar, crece nuestro aprecio de lo apto que él es para dirigir nuestra vida y plasmar un nuevo orden justo. Un ejemplo de la aptitud de Jehová se encuentra en el universo material mismo. Antes de que se inventaran los telescopios se creía que los pocos miles de estrellas que se podían ver a simple vista eran todas las estrellas que existían. Pero los primeros telescopios rudimentarios revelaron muchas más. Los instrumentos modernos que ahora sondean el universo revelan tantos miles de millones de estrellas que, como declaró Jeremías, en cuanto a lo que está en el poder del hombre, “no pueden contarse las huestes de los cielos.”—Jer. 33:22, Versión Moderna.

      14 Luego se descubrió que los cuerpos celestes no están simplemente esparcidos al azar. Están agrupados en lo que se llama “galaxias,” y cada una de éstas contiene miles de millones de estrellas y otra materia. La galaxia en la cual vivimos se llama la Vía Láctea, y tiene, según cálculos, 100.000 millones de estrellas como nuestro Sol. Se calcula que el diámetro de nuestra galaxia es de aproximadamente 100.000 años luz; ¡y la luz viaja unos 9.600.000.000.000 de kilómetros solo en un año! Y eso no es todo. Las observaciones recientes que ha hecho el hombre, dice National Geographic, lo ‘han dejado pasmado.’ ¡Se han observado tantas galaxias que un cálculo de su cantidad es de diez mil millones; otro observador calcula 100.000 millones! Además, se ha observado que estas galaxias también están organizadas. Están arregladas en “agregados,” de modo que hay una cantidad de galaxias agrupadas en cada agregado.

      15 La inmensidad del universo, su orden, y las leyes exactas que gobiernan los movimientos de los cuerpos celestes, han asombrado a algunos científicos. Como declara Science News: “El contemplar estas cosas perturba a los cosmólogos porque parece difícil el que tales condiciones particulares y exactas pudieran haber surgido al azar.” Por supuesto, el universo no surgió “al azar.” Toda la sabiduría y el poder, orden y ley que se manifiestan en el universo brotan del magnífico Creador, Jehová Dios: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.” (Sal. 19:1) Tan trascendente es la aptitud de Jehová que él hace con facilidad lo que a los hombres se les hace imposible, hasta estar “contando el número de las estrellas; a todas ellas las llama por sus nombres.”—Sal. 147:4.

      16. ¿A qué conclusión deben llevar los nuevos descubrimientos en cuanto a las cosas vivas?

      16 Está infundiendo más admiración mezclada con temor reverente en muchos científicos, también, la sabiduría y complejidad que se manifiesta en las cosas vivas en la Tierra. Science Digest contenía este punto: “Con los nuevos descubrimientos que se están haciendo casi diariamente en la biología molecular, la probabilidad de que la vida haya comenzado como accidente está haciéndose más remota, si es que no imposible.” Un científico calcula que las instrucciones en forma de clave que se encuentran en una sola célula humana llenarían una enciclopedia de 1.000 tomos. ¿De dónde vino todo esto? Una gran cantidad de enciclopedias en un anaquel ciertamente le dice a uno que existe una autoría inteligente. También lo dice la asombrosa cantidad de información, así como la sabiduría y complejidad, que se encuentran en las cosas vivas. Así, simple y verazmente la Biblia declara acerca de Jehová Dios: “Contigo está la fuente de la vida.”—Sal. 36:9.

      17. ¿Qué deben reconocer las personas humildes?

      17 Las personas humildes reconocen lo que muchos científicos y otros no reconocen, que Jehová de veras es “el Creador de los cielos y el Magnífico que los extiende; Aquel que tiende la tierra y su producto, Aquel que da aliento a la gente sobre ella, y espíritu a los que andan en ella.” (Isa. 42:5) Este glorioso Creador, que demuestra tal aptitud y tal sabiduría, sin duda es digno de nuestra confianza. Como reconocieron los veinticuatro ancianos en visión: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.”—Rev. 4:11.

      18, 19. (a) ¿Cómo son las obras de Dios en comparación con las del hombre? (b) ¿Cuál debe ser nuestra actitud tocante a confiar en Dios o en el hombre?

      18 De modo que, al comparar las obras de Dios con las obras del hombre, podemos preguntar: ¿Quién merece nuestra confianza completa? Ciertamente no es el hombre, ni siquiera con todos sus adelantos científicos. El tremendo daño y la tremenda confusión que él ya ha causado en la Tierra muestran que él no tiene las soluciones a los problemas de la vida y que no se puede confiar en que las obtenga. Como dice la World Book Encyclopedia:

      “A pesar de los grandes adelantos que se han logrado en la ciencia, los científicos todavía tienen muchos problemas sin resolver. . . .

      “Los botánicos todavía no saben con exactitud cómo funciona el proceso de la fotosíntesis. Los biólogos y los bioquímicos todavía no han hallado la respuesta a la pregunta de cómo se originó la vida. Los astrónomos todavía no han desarrollado una explicación satisfactoria del origen del universo. Los científicos médicos y fisiólogos no conocen la causa ni la curación del cáncer ni cómo curar las diversas enfermedades causadas por virus. . . . Los psicólogos no conocen todas las causas de la enfermedad mental.”

      19 Jehová sí sabe las respuestas a todas estas cosas. Y ciertamente tiene la sabiduría y aptitud para suministrar las soluciones a los problemas que plagan a la humanidad. Por lo tanto, apropiada es la advertencia de la Biblia que dice: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna.” (Sal. 146:3) En cambio, los que aman lo correcto, los que aman la vida, y los que quieren ver mejores condiciones en el futuro estarán entre los que describió el salmista: “Los que conocen tu nombre confiarán en ti, porque ciertamente no dejarás a los que te buscan, oh Jehová.”—Sal. 9:10.

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    La Atalaya 1977 | 1 de diciembre
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      “Feliz es el que está confiando en Jehová.”—Pro. 16:20.

      1, 2. ¿Por qué debemos confiar en que Jehová remediará los problemas de la humanidad?

      MILES de años de historia han demostrado que los seres humanos, sin importar lo bien intencionados y científicamente adelantados que estén, no pueden remediar los enormes problemas de la humanidad. Solo se puede confiar en el Creador del universo, y de la vida en esta Tierra, para que haga eso. Solo él tiene la sabiduría, el poder y la voluntad que se requieren. Comprendiendo esto, el salmista declaró: “Tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud.” (Sal. 71:5) Esa esperanza está cifrada en lo sólido, puesto que la Palabra de Dios promete: “La esperanza no conduce a la desilusión.” (Rom. 5:5) Correctamente, pues, da la Biblia este consejo: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento.”—Pro. 3:5.

      2 Una razón muy apremiante por la cual debemos confiar en Jehová es que él decidirá el futuro de la humanidad, no los seres humanos. Tampoco lo determinará ninguna idea mítica como la de la “evolución,” ni ninguna fuerza ciega designada “progreso.” En realidad, Jehová ya ha determinado el futuro. Y podemos confiar en que él cumpla lo que se ha propuesto para el futuro en vista de que “es imposible que Dios mienta.” (Heb. 6:18) Además, él nos dice, para fortalecimiento nuestro: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado.” (Isa. 55:11) Ningún ser humano puede ser tan digno de confianza.

      3. ¿Qué consoladora seguridad suministra Jehová a sus siervos?

      3 Además, Jehová muestra su interés amoroso en sus siervos al mantenerlos informados acerca de sus propósitos: “El Señor Soberano Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas.” (Amós 3:7) Dice Jehová: “Nuevas cosas estoy anunciando. Antes que empiecen a brotar, hago que ustedes las oigan.” (Isa. 42:9) ¡Qué tranquilizador es el que Dios les diga a sus siervos con anticipación lo que él va a efectuar en el futuro! Y a medida que se van cumpliendo sus promesas, se edifica una confianza todavía mayor en él. Jesús dijo: “Se lo he dicho a ustedes antes que suceda, para que, cuando suceda, crean.”—Juan 14:29.

      DIGNO DE CONFIANZA A TODO TIEMPO

      4, 5. (a) ¿Cómo resultaron ciertas las palabras de Jehová a nuestros primeros padres? (b) ¿De qué maneras han sufrido otras partes de la creación terrestre de Dios?

      4 Desde el mismísimo principio de la historia de la humanidad, Jehová ha demostrado que sus promesas son confiables y que sus advertencias deben ser escuchadas. Un ejemplo de esto es lo que les sucedió a nuestros primeros padres, Adán y Eva. Ellos abusaron del excelente don del libre albedrío que Dios les había dado. De hecho, Eva creyó que el independizarse de la gobernación de Dios en realidad mejoraría las cosas, y ella podría “ser como Dios.” (Gén. 3:5) Pero ¿sucedió tal cosa? No, pues Jehová ya había advertido que el apartarse de Su gobernación ciertamente resultaría en desdicha y muerte. Jehová sabía que los seres humanos no habían sido creados de modo que pudieran tener buen éxito en independencia de su Creador.—Gén. 2:17; 3:17-19.

      5 Las palabras de Jehová a nuestros primeros padres ciertamente resultaron ciertas. Cuando ellos se alejaron de estar bajo la dirección de Dios también perdieron el contacto con la sustentadora Fuente de la vida. Con el tiempo, envejecieron y murieron, tal como Dios les había advertido. También transmitieron la imperfección a su prole. Así toda la humanidad ha sufrido la calamidad del pecado y la muerte que nos acarrearon nuestros primeros padres, que confiaron en la gobernación humana en vez de en la gobernación de Dios. (Rom. 5:12) Y ha sido una calamidad también para el reino animal. El hombre ya no ejerce dominio amoroso sobre los animales como lo ejerció al principio. (Gén. 1:26) En vez de eso, el hombre ha explotado a los animales y ha causado la extinción de muchas variedades, especialmente en los últimos años. El hombre también ha explotado, saqueado y contaminado la Tierra de modo que en muchos lugares ésta también está en desorden. “Toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora” como consecuencia de que el hombre no haya confiado en Jehová.—Rom. 8:22.

      6. ¿Qué resultó de confiar, o no confiar, en Jehová durante los días de Noé?

      6 Para el día de Noé, siglos después de la rebelión en Edén, el mundo de la humanidad se había hecho sumamente corrupto y violento. Dios le dijo a Noé que el mundo antiguo sería destruido por medio de un diluvio por toda la Tierra. Noé y su familia confiaron en Jehová, de modo que empezaron a prepararse para ello: “Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así.” (Gén. 6:22) Pero Noé tuvo que seguir confiando en Jehová por muchos años, puesto que se le habló del diluvio décadas antes de que aconteciera. ¿Qué hay de las otras personas en aquel mundo antiguo? “No hicieron caso,” dijo Jesús. Sin embargo, exactamente al tiempo señalado “vino el diluvio y los barrió a todos.” (Mat. 24:39) El que estemos vivos hoy demuestra que las palabras de Jehová son dignas de confianza. También demuestra que el mejor derrotero para los seres humanos es seguir confiando en Jehová. ¿Por qué? Porque todos nosotros somos descendientes de Noé. Los que no confiaron en Jehová en el día de Noé no tuvieron más hijos. Todos perecieron bajo las aguas del diluvio, lo cual cortó sus linajes.—Gén. 7:22, 23.

      7. ¿Cómo demostró ser digna de confianza la promesa de Jehová en el tiempo de Abrahán?

      7 La confiabilidad de Jehová se demostró nuevamente en los días de Abrahán. Jehová le había informado a Abrahán y a su esposa Sara que tendrían un hijo. Sin embargo, Sara ya había pasado, por mucho, de la edad de tener hijos. Cuando ella oyó la noticia, se rió. Notando esto, Jehová le dijo a Abrahán: “¿Hay cosa alguna demasiado extraordinaria para Jehová? Al tiempo señalado volveré a ti, el año próximo a este tiempo, y Sara tendrá un hijo.” Exactamente al tiempo señalado de Jehová, Sara tuvo su hijo, Isaac. Jehová había reavivado milagrosamente las facultades procreativas de Sara en armonía con su propósito de producir al Mesías por el linaje de Abrahán.—Gén. 18:9-14; 21:2.

      8. ¿Cómo se cumplieron las promesas de Jehová para una nación entera?

      8 En los días de Moisés, los siervos de Dios estaban bajo la severa opresión de la potencia mundial brutal de aquel tiempo, Egipto. Pero Jehová dijo: “Indisputablemente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el clamor de ellos a causa de los que los obligan a trabajar; porque conozco bien los dolores que sufren. Y estoy procediendo a bajar para librarlos de la mano de los egipcios y para hacerlos subir de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel.” (Éxo. 3:7, 8) Se cumplieron estas promesas, a medida que Dios causó la liberación de sus siervos de Egipto, además de eliminar también a otras naciones enemigas fuertes. Sus siervos, varios millones de ellos, finalmente llegaron a “una tierra buena y espaciosa,” “que mana leche y miel.” De modo que las promesas de Jehová a aquella nación entera resultaron dignas de confianza, se cumplieron en todo detalle.—Jos. 21:43-45.

      9. ¿Qué le sucedió a Israel y Judá por no confiar en Jehová?

      9 Si Israel de la antigüedad hubiese seguido confiando en Jehová, habrían continuado prosperando en su nueva tierra. Pero en vez de eso, empezaron a confiar en su propia sabiduría humana. Con el tiempo la apostasía y la corrupción crasas se hicieron habituales a pesar de la bondad inmerecida de Jehová. El vocero de Dios, Ahías, profetizó en cuanto al reino septentrional de diez tribus de Israel: “Jehová verdaderamente derribará a Israel . . . y ciertamente desarraigará a Israel de este buen suelo que él dio a sus antepasados.” (1 Rey. 14:15) De nuevo se cumplieron las palabras de Jehová: “El rey de Asiria tomó a Samaria y entonces condujo a Israel al destierro a Asiria.” “Jehová quitó a Israel de su vista, tal como había hablado por medio de todos sus siervos los profetas. De manera que Israel se fue de su propio terreno al destierro en Asiria.” (2 Rey. 17:6, 23) Más tarde, otra vez resultaron ciertas las palabras de Jehová, cuando los babilonios se llevaron al exilio al reino meridional de Judá.—2 Cró. 36:15-21.

      CONFIANDO EN JEHOVÁ EN NUESTRO DÍA

      10. En nuestro día, ¿qué clase de confianza es necesario que muestren los siervos de Jehová?

      10 Hoy los siervos de Dios están rodeados de un mundo crasamente corrupto y violento, similar al del día de Noé. Para que no se nos absorba en la iniquidad, el desaliento, o la incredulidad, es muy necesario que sigamos confiando plenamente en Jehová. Es necesario que tengamos la misma actitud mental que tuvo hace mucho tiempo Josué, un fiel siervo de Jehová. Él dijo: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” “No falló ni una promesa de toda la buena promesa que le había hecho Jehová a la casa de Israel; todo se realizó.”—Jos. 23:14; 21:45.

      11. ¿Cómo se han cumplido las palabras de Jehová para nuestra generación?

      11 Sin embargo, no ha sido solo en tiempos antiguos que los siervos de Dios han visto los cumplimientos de sus palabras y promesas. Cumplimientos similares han acontecido en nuestro día. Un ejemplo de esto es lo que le ha sucedido al mundo en esta generación. Contrario a las predicciones de muchos líderes humanos que dijeron que este siglo marcaría una gloriosa nueva era científica en la cual se resolverían los problemas de la humanidad, la Palabra de Dios hizo esta exacta predicción: “Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.” Todo: la codicia, el odio, el desafuero, las guerras mundiales, la delincuencia juvenil, el derrumbe en la familia, la hipocresía religiosa y el no creer en Dios que, según se predijo, sucederían en nuestro tiempo, se ha cumplido. Esto ha sucedido según el horario exacto de Jehová, principiando en el año 1914, el punto de viraje de la historia moderna.—Mat. 24:3-14; 2 Tim. 3:1-5, 13.

      12. ¿De qué maneras ha prosperado Jehová a sus siervos hoy día?

      12 Sin embargo, en medio de este período tan difícil, estos “últimos días” del sistema actual, Jehová ha protegido y hecho prosperar maravillosamente a sus siervos, que han desplegado confianza. A pesar de que los perseguidores han amontonado sobre ellos crueldades inmensas, sus adoradores han aumentado hasta ascender a millones. Como había predicho la Palabra de Jehová: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo.” (Isa. 60:22) Además, sus siervos están aprendiendo a producir el fruto del espíritu guiador de Dios, pues están cultivando “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Se han cumplido en los siervos de Dios las palabras de Salmo 29:11: “Jehová mismo realmente dará fuerza a su pueblo. Jehová mismo bendecirá a su pueblo con paz.” Y todo esto está sucediendo mientras el mundo, en contraste, desciende más profundamente en la “fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas.”—Gál. 5:19-21.

      13, 14. Aunque las autoridades seglares reconocen los problemas críticos de la humanidad, ¿qué remedios ofrecen todavía?

      13 Las autoridades seglares reconocen la condición crítica del mundo. Pero no acuden a Jehová para los remedios. Todavía están acudiendo a la sabiduría humana para hallar la salida. Se nota un ejemplo de esto en el libro Environmental Ethics, que dice: “Cualquier examen realista del hombre en la Tierra hoy día muestra que él va encaminado hacia los desastres cataclísmicos del hambre, la peste y la guerra.” Pero ¿qué remedio se sugiere? Los autores declaran:

      “Se tiene que establecer alguna forma de gobierno mundial como unas Naciones Unidas universales a fin de que la humanidad se pueda considerar como especie y administrar como un todo.

      “Se necesita un programa educativo mundial para convencer a la gente del mundo de la necesidad de que haya programas para poner en equilibrio ecológico a la población y los recursos, y esto solo se puede efectuar con cooperación internacional. . . .

      “La esperanza de uno puede ser que la flor y nata en el poder en el mundo —los líderes del gobierno, los negocios, la industria, y lo militar— vean la necesidad de que haya cooperación mundial planeada para el bien de la especie humana, y así formen un gobierno mundial.”

      Después de haber señalado así la necesidad de un gobierno mundial, sin embargo, expresaron el temor “de que no se obre en armonía con la necesidad . . . hasta que el hambre, la peste y la guerra derriben a una proporción grande de la gente del mundo.”

      14 De modo similar, en el libro intitulado Ark II, los científicos D. Pirages y P. Ehrlich señalan lo siguiente:

      “Noé recibió suficiente advertencia de una autoridad respetada para edificar su Arca, y utilizó su tiempo provechosamente. Los escépticos se rieron, se mofaron, y se ahogaron... pero Noé . . . sobrevivió.

      “A nosotros también se nos ha advertido que un diluvio de problemas amenaza ahora la persistencia de la sociedad industrial, pero esta vez no se puede construir el arca con madera y calafateo.

      “Tenemos que asegurarnos la supervivencia volviendo a diseñar las instituciones políticas, económicas y sociales de la sociedad industrial. Si no se puede hacer a tiempo una nueva arca institucional impermeable, la sociedad industrial se hundirá.”

      15. (a) ¿Por qué no hay razón para confiar en los remedios humanos en esta fecha tardía? (b) ¿Quiénes están cooperando verdaderamente con el único remedio que hay para los problemas de la humanidad?

      15 ¿Da la historia humana alguna razón sólida para creer que se pueda “volver a diseñar” este sistema corrupto? ¿Hay base alguna para confiar en que súbitamente las naciones cooperen por todo el mundo, altruistamente, en toda esfera de la actividad humana? ¿Están conduciendo ellas un programa educativo mundial que haya de unir a toda la humanidad bajo un solo gobierno, y motivar a toda la gente hacia un propósito común? No están haciendo ninguna de estas cosas. En todas las naciones solo los siervos de Jehová están cooperando pacífica y unidamente para impartir enseñanza a la gente acerca del un solo gobierno entrante que Jehová se ha propuesto para toda la humanidad, su reino celestial bajo Cristo. Ellos no promueven el volver a diseñar o hacer nuevos diseños para este presente sistema de cosas que no funciona, puesto que ése no es el propósito de Dios. Él no lo volverá a diseñar, sino que lo demolerá. Podemos confiar en esa promesa.—Dan. 2:44; Mat. 6:9, 10.

      16. ¿En qué promesas debemos tener plena confianza?

      16 Los siervos de Jehová no deben dejarse desviar por proyectos para perpetuar este presente sistema de cosas corrupto. En vez de eso, deben seguir confiando en Jehová con plena confianza en que él le pondrá fin a este sistema inicuo y lo reemplazará con su nuevo orden de justicia. (2 Ped. 3:10-13) Tenemos que confiar en que solo Jehová, para sus siervos que despliegan confianza, puede limpiar y “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Rev. 21:4) Exactamente a su tiempo señalado Jehová cumplirá esas promesas, pues “estas palabras son fieles y verdaderas.”—Rev. 21:5.

      17. ¿Qué sirve de fuente de estímulo para nosotros?

      17 Además, como estímulo para seguir confiando en él, Jehová pide a sus siervos que mantengan enfocada su vista en los galardones que él tiene para ellos. “El que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.” (Heb. 11:6) La esperanza del galardón fue un estímulo para los cristianos del primer siglo. El apóstol Pablo dijo: “Amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.” “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.”—1 Cor. 15:58; Heb. 6:10.

      18. ¿Debe disminuir la confianza que depositamos en Jehová aunque tengamos que enfrentarnos a la muerte?

      18 La confianza que depositamos en Jehová no debe disminuir aunque tengamos que enfrentarnos a la muerte antes de que se haga realidad el nuevo orden de Dios. Podemos tener la misma confianza que tuvo Abrahán cuando se le pidió que sacrificara a Isaac. “Estimó que Dios podía levantarlo aun de entre los muertos.” Cuando intervino Jehová, Isaac podía tenerse ya por muerto, por lo cual la Biblia dice que, de entre los muertos, Abrahán “recibió [a Isaac] también a manera de ilustración.” (Heb. 11:19) ¿Puede alguna agencia humana hacer volver a los muertos? Por supuesto que no. Solo Jehová puede hacerlo, por medio de los arreglos que él suministra.—Hech. 24:15.

      19. ¿Cuáles son algunos de los galardones que recibirán en el Nueva Orden los siervos que confían en Jehová?

      19 En el nuevo orden de Dios, sus siervos que confían recibirán el pleno galardón por su fidelidad a él. Para siempre estarán libres del sistema de cosas corrupto que ahora los oprime. Para siempre estarán libres de las maldiciones del pecado y la muerte. Y la excelente educación que los siervos de Jehová están obteniendo ahora al trabajar y vivir juntos según las normas de Dios será puesta en uso inmediato a medida que cooperen bajo la dirección del reino de Dios para comenzar a edificar una nueva tierra paradisíaca. ¡Qué felicidad experimentarán entonces todos los que sigan confiando en Jehová! ¡Cuán agradecidos le estarán a Jehová al ver bendición tras bendición derramada sobre ellos! Verdaderamente, “los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”—Sal. 37:11.

      20. ¿Qué confianza podemos tener en cuanto a cómo se utilizarán los recursos de la Tierra bajo el reino de Dios?

      20 En el nuevo orden de Dios, la gente ya no tendrá que preocuparse en cuanto a que los inventos y las máquinas de la ciencia funcionen contra ellos. Jehová, que creó todas las cosas materiales, incluso la energía, sabe lo que sus siervos deben usar para hacer de la Tierra un paraíso. Los adelantos en el conocimiento o en las normas de vida ya no tendrán como resultado daño ni contaminación para la Tierra. El Creador y Regulador de los miles de millones de galaxias del universo sabe dirigir a su pueblo de modo que éste dé el uso más provechoso y duradero a las cosas que él ha hecho para que ellos disfruten de ellas. Así, por el registro del pasado y el presente, tenemos toda razón para seguir confiando en Jehová, como aconseja su Palabra: “Confía en Jehová y haz el bien; reside en la tierra, y en todo trata con fidelidad. También deléitate exquisitamente en Jehová, y él te dará las peticiones de tu corazón. Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará.”—Sal. 37:3-5.

      [Ilustración de la página 721]

      Solo los siervos de Jehová están enseñando a la gente en unión, en todo el mundo, en cuanto al un solo gobierno que Dios se ha propuesto para toda la humanidad

  • ‘Cuando se dividió la tierra’
    La Atalaya 1977 | 1 de diciembre
    • ‘Cuando se dividió la tierra’

      ◇ La Biblia informa: “A Eber le nacieron dos hijos. El nombre del uno fue Peleg, porque en sus días se dividió la tierra.” (Gén. 10:25) Esta división, hasta donde podemos determinar bíblicamente, se refirió a cuando Jehová Dios confundió el lenguaje de los edificadores de Babel y los dispersó. (Gén. 11:1, 7) El nombre Peleg significa “división.” Sin embargo, debe notarse que la división no aconteció al nacer él, sino “en sus días.” De modo que, si se le llamó Peleg al nacer, su nombre señaló proféticamente a la gran división que aconteció durante su vida.

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