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    La Atalaya 1957 | 15 de abril
    • Mostrando la falsedad del paraíso rojo

      Informes directos de los campos rusos de labor de esclavos prueban falsa la afirmación del comunismo de que es un mesías materialista moderno. ¿Cómo les iba a los que estaban en esos campos? Este artículo contesta.

      DE CADA tres personas aquí en la tierra, más de una vive bajo dominio comunista. Muchas fueron subyugadas por medio de dominación militar, mientras que otras aparentemente fueron convencidas de que el comunismo ofrecería mejores condiciones que aquellas en las cuales habían estado viviendo.

      Es cierto que algunos de los gobiernos que el comunismo derribó necesitaban ser cambiados. Pero la gente que aceptó el comunismo sencillamente cambió una clase de opresión por otra. El paraíso prometido no apareció. En vez de eso, se desarrollaron sistemas de informadores secretos, policía brutal del estado y enormes campos de labor de esclavos.

      Todo el sistema de cosas bajo dominio soviético ha resultado ser un fracaso en lo que concierne a libertad para la gente, especialmente en vista de la libertad que el marxismo había afirmado que la gente tendría. Hasta las religiones de la cristiandad que operaban allí han quedado subordinadas al imperio rojo. Pero miles de portadores de la religión verdadera, proclamadores de la verdadera esperanza mesiánica, han sido encarcelados y torturados por los amos brutales del “paraíso del pueblo.”

      EL MENSAJE PENETRA EN RUSIA

      Por mucho tiempo había sido asunto de conjetura cómo penetrarían las buenas nuevas del reino establecido de Dios tras la Cortina de Hierro, pero los rusos mismos hicieron que esto fuera posible.

      Después de la II Guerra Mundial el gobierno soviético se anexó los territorios de Moldavia, la Ucrania Occidental, Cárpatoucrania, la Rusia Blanca y los Estados del Báltico, lugares en los cuales vivían varios miles de testigos de Jehová. Estos cristianos inmediatamente empezaron a derramar ríos de verdad en el enorme desierto comunista, ayudando a hacer la obra de predicación mundial que Jesús predijo para nuestros días. (Mat. 24:14) La verdad fluyó por todo el imperio rojo—al norte, este y sur; a los campos de esclavos de Vorkuta y a otros centenares de campos en la Unión Soviética.

      Sólo en 1951 más de siete mil de estos testigos cristianos fueron “desterrados por vida a Siberia,” a tratar de vivir o a morir en la tierra inhospitalaria.

      Pero estos siete mil no fueron los únicos a quienes se trató así. Un testigo, quien había estado en los campos de labor de esclavos por más tiempo que la mayoría de ellos, escribe de la tortura que tuvo que soportar sencillamente a causa de su religión. Dice:

      “El 10 de abril de 1940 empecé mi vida de errante por las prisiones y campos del ‘paraíso’ rojo, vida que duró catorce años, durante los cuales fuí sometido a juicio cinco veces.” En un vagón de ferrocarril sin cubierta, junto con otros centenares de personas, sin lugar donde sentarse, o alimento, bebida o leña, fué enviado en dirección desconocida. Frecuentemente encontraba muertos por la mañana, helados, a compañeros con quienes había hablado la noche antes. Con razón pocos sobrevivieron el viaje.

      En Wierchaturia, Sverdlovsk, medio helado, débil y al borde de inanición, él y sus compañeros empezaron una caminata de cuatro días a pie. Fueron obligados a desarbolar ciertas áreas, construir cuarteles y entonces edificar un aserradero. Dice él: “Tablones de madera servían de cama, nuestros propios pantalones como sacos que pudiéramos rellenar con paja, nuestras gorras como almohadas y nuestras chaquetas como manta. Muchos murieron. Muchas veces he observado a estos esclavos medio muertos de hambre, casi cayendo al suelo de debilidad, llevando sobre un tablón a un compañero que se había muerto helado o de hambre mientras trabajaba.”

      Más tarde este testigo de Jehová fué transferido a Syzran a trabajar en desmontar ciertas regiones. Aquí, casi condenado a morir de hambre, la debilidad física no le dejó hacer suficiente trabajo y lo metió en dificultades con la ley, y le acarreó otra sentencia de diez años.

      De esto él escribe: “No tuve que viajar mucho después que se me sentenció, porque en aquel territorio había campos y más campos por dondequiera. Hay un valle muy largo como a un kilómetro del Volga que se llama el ‘Espacio desarbolado de Gawrylov.’ Aquí estaban los campos. Tanto los prisioneros como la población libre llaman a este lugar el ‘valle de la muerte.’ Era en verdad un campo que servía para liquidar en masa a la gente por inanición. Morían como moscas.”

      ¿Quebrantó su fe esta persecución? Él contesta: “Mientras más sufría, más predicaba. Fuí sentenciado dos veces a diez años por predicar entre los prisioneros. Cuando uno recibe una nueva sentencia la anterior queda declarada nula. Estas sentencias asustaron a cientos de pentecostales, evangélicos, bautistas, revelacionistas, sabatarios y otros que cerraron sus oídos a las buenas nuevas del Reino. No obstante, ellos también han sufrido mucha persecución. Un bautista cantó uno de sus himnos y recibió cinco años de prisión por hacerlo.”

      A estos campos se les llamaba “campos educativos.” Un método “educativo” que usaban los funcionarios era echar a cualquier persona de quien querían deshacerse en un cuartel en que se alojaba a los perversos sexuales y dejar que estos perversos la mataran. El testigo dice: “Mis capataces se asombraron cuando después de tres meses y medio en ese cuartel salí vivo de él. Allí me había sentido como Daniel en el foso de los leones. Mi manera de tratar con ellos frustró sus intenciones hacia mi persona.”

      Los jefes de este “campo educativo” golpeaban a los prisioneros hasta que quedaban negros o morados sólo por el placer que les producía la crueldad de ello. “No fué sino hasta 1950,” dice este ministro cristiano, “que pude sacar de mi menú la hierba y los huesos de pescado. Para 1955 las condiciones se habían hecho casi humanas. Ya no estoy allí, pero en verdad le irá mejor a los que todavía permanecen allí que a los que ordenaron que se edificaran estos ‘campos educativos,’ porque ellos están reservados por Dios para castigo.”

      La experiencia de este fiel testigo, puesto en libertad el 14 de junio de 1955 y ahora hospitalizado, ciertamente prueba falso el que el comunismo haya hecho un paraíso para el obrero.

      CONTINÚA LA PREDICACIÓN

      Las filas del pueblo de Dios no están perdiendo grosor debido a esta persecución, más bien han engruesado. No es declaración exagerada decir que ya no hay distrito en la U.R.S.S. en que no haya gente que conozca la verdad. Aparentemente como el cuarenta por ciento de la gente que conoce la verdad llegó a conocerla en estas prisiones y campos. Algunos eran oficiales del ejército rojo, funcionarios de la policía y las prisiones, abogados, periodistas y otros.

      ¿Por qué ha perseguido de este modo el gobierno soviético a estas buenas personas? Aparentemente una razón es que estos gobernantes quieren que sólo se les mire a ellos como amos, y no a ningún otro, ni siquiera a Dios. Radianska Ukraina, publicado el 30 de noviembre próximo pasado en Kiev, U.R.S.S., criticó a los testigos de Jehová por no estar satisfechos con “celebrar ritos y ceremonias religiosas,” que, dice esa publicación, es algo que se permite, sino insistir en enseñar tal “propaganda reaccionaria” como la de que “el mundo ‘está gobernado por Jehová su Soberano Supremo’ y que los humanos son sencillamente ‘los siervos de él en la tierra que hacen su voluntad.’”

      En realidad el gobierno soviético no perdería nada si otorgara completa libertad de culto a los testigos de Jehová. Ningún gobierno se perjudica al otorgar esos derechos fundamentales a los que realmente sirven a Dios. Si los rusos ahora creen, como parece, que los testigos de Jehová nunca han tenido que ver con espionaje, ciertamente no hay razón justa para que no se les otorgue completa libertad de culto.

      Pero, otorguen o no otorguen los soviéticos esa libertad, los testigos de Jehová continuarán predicando las nuevas del reino de Dios a pesar de oposición.

      Un testigo que vive en Siberia escribió: “No podemos dejar de predicar el reino de Dios. Nos hemos acostumbrado a este territorio y nos sentimos felices, estando firmemente determinados a representar al Señor dignamente y a dar a conocer su gloria por todas partes. Nos sentimos impulsados a comunicar a nuestros hermanos por toda la tierra que el amor que les tenemos a ellos es firme, y que aun esperamos tener la oportunidad de reunirnos con nuestros hermanos de todas partes del mundo.”

      Sus hermanos por todo el mundo comparten con ellos esa esperanza.

      LA SITUACIÓN SE HACE MÁS LLEVADERA

      Al tiempo que se despojó a Stalin de su gloria en 1956 se vió alguna mejora, y muchos testigos que habían estado en prisión por largo tiempo recibieron su libertad con confirmación escrita de que estaban “libres de toda culpa.”

      Algunos de los siete mil “colonos especiales” que fueron llevados a la región de Irkutsk, en Siberia, en 1951 están ahora en libertad, pero otros tienen que continuar presentándose cada mes ante las autoridades locales. Muchos que recibieron libertad no quieren volver a su propio pueblo, debido a la obra de testimonio que ahora está desarrollándose.

      Se han recibido noticias de que también hay algunos testigos en Moscú otra vez, y que mucha gente desea escuchar la Palabra de Dios. Muchos bautistas también están interesados, debido a la transigencia de algunos de sus líderes.

      En un campo de Vorkuta, en las regiones árticas, mes tras mes hay evidencia de una condición fructífera. A todo lo largo de la región entre Kotlas y Vorkuta, una distancia de 1,125 kilómetros, cientos de campos de trabajo han sido eliminados, y los cuarteles han sido quemados. En esa región permanecen ahora solamente los campos de Vorkuta y sus distritos. Hay muchas personas que aprendieron la verdad en los campos y que ahora, como hombres libres, predican el mensaje del Reino en estos territorios. Durante el año pasado la obra de casa en casa fué inaugurada en el norte lejano, aun en Vorkuta mismo, y se celebran reuniones con regularidad.

      Un preso de Vorkuta escribió: “Aquí la obra de sembrar se está haciendo extensamente ahora. El campo que no ha sido trabajado por largo tiempo ahora recibe con mayor prontitud la semilla y promete fruto. El clima ha cambiado aquí y las condiciones del tiempo son más apropiadas para la obra en el campo.”

      Una carta que se recibió de la región de Tomsk, en Siberia, dice: “El propósito de nuestra transferencia a estos lugares lejanos estaba oculto a nosotros al principio y no lo comprendíamos, pero ahora nuestro corazón se llena de gozo inefable cuando oímos a los que son de aquí decir: ‘¡Vengan!’ Se me envió a trabajar a larga distancia de nuestro campamento y en mis esfuerzos por comunicar a otros el fuego que ardía dentro de mí encontré a una familia de seis personas que ahora ama la verdad. Les di una Biblia, y después de trabajar con ellos por varios meses ellos también empezaron a dar testimonio y a hallar personas interesadas.”

      Un prisionero polaco repatriado informa: “Cuando al fin vino el día de volver a Polonia, el comandante vino y dijo profundamente emocionado: “Reconozco que la mano del gran Jehová está sobre ustedes, porque de otro modo ustedes nunca hubieran podido salir de Siberia en su capacidad de testigos inmovibles de Jehová. El Dios de ustedes los bendiga.”

      Muchos testigos, pero no todos, fueron libertados en 1956. Miles de los que fueron enviados a Siberia en 1951 no ven la menor posibilidad de conseguir Biblias o literatura bíblica. A estos testigos, gente inocente que ama la paz, se les prohibe mantener comunicación entre sí, o formar congregaciones. ¿Por qué es, entonces, que la Iglesia rusa ortodoxa, los bautistas y otras religiones disfrutan de libertad relativa? Sólo porque han declarado que están dispuestos a obedecer a César más bien que a Dios. Los testigos de Jehová rehusan hacer esto.

      EN POLONIA Y EN OTRAS PARTES

      Esta opresión de cristianos inocentes ha sido evidente no sólo en la Rusia Soviética, sino también en todos los países satélites—en Hungría, Checoeslovaquia, Polonia y otros lugares.

      En Polonia la gente había sufrido bajo un sistema feudal apoyado por la iglesia que consolaba al pobre y necesitado solamente con la promesa distante de una recompensa en ultratumba. Los campesinos pagaban con sufrimiento y miseria la vida de placer que disfrutaban los privilegiados, y sólo de nombre habían dejado de ser siervos. Pero bajo el comunismo, que derribó al viejo y odiado sistema, los polacos sufrieron bajo la misma maquinaria de terror que había sido establecida en Rusia.

      Las condiciones económicas eran extremadamente serias. La moralidad degeneró. Los comunistas hablaron de libertar a las mujeres de “la esclavitud a la cocina” y llevarlas a trabajar en la industria, pero la prensa polaca ahora atribuye el derrumbe en la moral al hecho de que las mujeres dejaron sus hogares por irse a trabajar en las fábricas.

      Pero la indicación sobresaliente de un estado totalitario vuelve a ser la persecución religiosa. El estado total se lanzó de lleno contra la actividad de los testigos de Jehová. Por primera vez los comunistas polacos se encontraron con un pueblo entero que se mantenía firme. Tan determinadas estaban estas personas en su adoración que los oficiales se quedaron perplejos.

      Miles de hombres, mujeres y niños modestos y honrados (obreros, campesinos y amas de casa), de quienes se sospechó o a quienes se acusó insensatamente de espiar, dieron testimonio de su esperanza del Reino a los que brutalmente los arrestaron. Todos decían la misma cosa. Suministraron un prodigioso testimonio al nombre de Jehová, a su Rey Cristo Jesús y a favor del justo nuevo mundo de Dios. Hasta el oficial comunista más fanático, al escuchar las mismas cosas vez tras vez, tuvo que ver que sus acusaciones se estaban desmoronando y quedando en nada. La mayoría de los que fueron arrestados fué soltada después de algunas horas de interrogatorio o después de dos o tres días, pero a centenares de estas personas inocentes las detuvieron en prisión en aquel brutal “paraíso” de opresión, violencia y derrame homicida de sangre.

      Muchas personas aprendieron la verdad, tanto tras las paredes de la prisión como fuera de ellas. Centenares y millares recibían bien a los testigos y estaban dispuestos a recibir enseñanza de Jehová. Habían visto que era una calumnia el decir que los testigos de Jehová estaban en liga con los comunistas, como había dicho el clero católico, y que también era una mentira el decir que los testigos eran espías, como decían los comunistas.

      La violencia y la tortura no los movieron. El examen del tipo que usaba Beria a que se sometió al siervo de la sucursal de la Sociedad Watch Tówer y a otros ministros de responsabilidad duró varios meses, pero salieron con ánimo íntegro, aunque en muchos casos heridos violentamente en la carne. Algunos testigos murieron, prefiriendo el martirio a confesar mentiras contra estos hombres que hacían la obra de Dios en Polonia.

      Pero las filas de los testigos aumentaron por meses sin interrupción. Durante toda esta persecución no sufrieron hambre espiritual. Se congregaban en pequeños grupos, no abandonando así el reunirse. Sus “discursos públicos” eran los servicios funerales que dirigían. Toda procesión fúnebre de cientos de personas que se movía por pueblos y ciudades sin sacerdotes siempre llamaba la atención, y daba clara evidencia de que los testigos de Jehová no habían sido “liquidados.”

      Algunos testigos hasta habían predicado de casa en casa en ciertas aldeas, y desde que se empezó a cambiar del sistema stalinista de cosas en el país, varias decenas de miles de ellos han ido de casa en casa con el único mensaje que realmente vale la pena predicar hoy día.

      Ellos reconocen, y esperan que usted haga igual, la vital diferencia que hay entre las infructuosas soluciones que el hombre presenta para los problemas del mundo, y la única verdadera solución que tan cerca está hoy. La verdadera solución no es política; es el reino de Dios. Ahora es el tiempo de aceptarlo y conformarse uno a él para sobrevivir al fin del sistema inicuo de Satanás y seguir con vida después de ese fin para entrar en las nuevas y justas condiciones que el Creador pronto traerá a la tierra.

  • Dirígese una petición a los líderes comunistas
    La Atalaya 1957 | 15 de abril
    • Dirígese una petición a los líderes comunistas

      “PONDRÉ enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella.” Fué de esta manera que habló Jehová Dios a la Serpiente en el jardín de Edén. A través de los siglos y hasta el mismo día actual esa enemistad ha continuado. Hoy día esa enemistad se da a ver especialmente en el odio que los gobernantes comunistas les tienen a los testigos de Jehová.—Gén. 3:15, NM.

      En realidad, esta enemistad ha sido tan enconada que por muchos años no se sabía lo que les había acaecido a los testigos de Jehová en Rusia y Siberia. Pero en años recientes ha habido una continua acumulación de evidencia de que hay miles de testigos en esos lugares, así como también en otros países detrás de la Cortina de Hierro.

      Poca atención, si acaso alguna, se dirigió a estos testigos hasta 1949. En julio de ese año los testigos de Jehová celebraron una asamblea de distrito en el Anfiteatro en la Selva, de Berlín, Alemania. En ese tiempo las más o menos 18,000 personas reunidas allí adoptaron una protesta contra la opresión que ejercían los comunistas contra los testigos de la Alemania Oriental. El año siguiente, en la asamblea internacional de los testigos de Jehová en el estadio Yanqui, unos 85,000 delegados a la asamblea adoptaron una resolución. Esta incluía una protesta “contra la persecución de los testigos de Jehová por las potestades comunistas y otras potestades gubernamentales.”

      Desde entonces mucha información se ha estado escurriendo respecto a las actividades y sufrimientos de los testigos detrás de la Cortina de Hierro, pues hay miles de ellos allí. Esto se ha publicado tanto en la prensa seglar como en las revistas de la Sociedad Watch Tówer.

      Los testigos que viven detrás de la Cortina de Hierro han tenido grandes deseos de comunicarse con sus hermanos de afuera. Han hecho peticiones a sus gobernantes, pero no han conseguido alivio alguno. Por eso han expresado el deseo de que los testigos de otros países dirigieran una petición al gobierno ruso a favor de ellos. En vista de los datos que siguen acumulándose respecto a la persecución de estos testigos pareció apropiado dirigir una petición a las autoridades principales del gobierno ruso.

      Por consiguiente, desde el verano de 1956 hasta febrero de 1957 se adoptó tal petición en las 199 asambleas de distrito que los testigos de Jehová celebraron en todas partes del mundo. En estas sesiones un total de 462,936 personas votó entusiásticamente a favor de estas peticiones. La primera petición que se envió a Moscú fué la que se adoptó en Finlandia, sitio de la primera de las 199 asambleas de distrito, y ésta se reproduce aquí (traducida al español).

      LA PETICIÓN QUE SE ADOPTÓ

      Al Primer Ministro Nikolai A. Bulganin

      Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética

      Moscú, U.R.S.S.

      Señor:

      Nosotros, 1,136 delegados reunidos de muchas congregaciones de testigos de Jehová en una Asamblea de Distrito en Kemi, Laponia, Finlandia, este día, 30 de junio de 1956, por la presente resolvemos, mediante la siguiente declaración, llamar su atención a nuestros compañeros cristianos de los cuales hay, como usted sabe, muchos miles en su vasto país.

      En el transcurso de los dos años pasados han salido noticias de Rusia por medio de prominentes despachos de noticias y por personas repatriadas, según las cuales (1) hay o ha habido unos 2,000 testigos de Jehová en el campo penal de Vorkuta; (2) a principios de abril del año 1951 unos 7,000 testigos de Jehová fueron arrestados desde los Estados del Báltico hasta la Besarabia y luego fueron transportados en trenes de carga a la región distante entre Tomsk e Irkutsk y cerca del lago Baykal en Siberia; (3) hay testigos de Jehová detenidos en más de cincuenta campos desde la Rusia europea hasta Siberia y hacia el norte hasta el océano Ártico, aun en la isla ártica de Novaya Zemlya; y (4) una buena cantidad de éstos, especialmente de los 7,000 mencionados antes, murió de alimentación deficiente durante los primeros dos años de su permanencia en Siberia.

      PETICIÓN

      El examinar de manera objetiva a los testigos de Jehová revelará que nunca han merecido el ser encarcelados, deportados y enviados a campos penales, y ahora consideramos sumamente oportuno dirigir una PETICIÓN a su Gobierno y pedir que estos cristianos sinceros, que se distinguen por su ardiente amor a la justicia, verdad y paz, (a) sean puestos en libertad, y (b) sean autorizados a organizarse en congregaciones cristianas, también en circuitos y distritos que abarquen todas esas congregaciones a través del país, con ministros y siervos responsables, de acuerdo con el mismo modelo que es seguido en todos los demás países; (c) sean autorizados para establecer relaciones regulares con el cuerpo gobernante cristiano de los testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos de América del Norte; y (d) sean autorizados para recibir y publicar la revista La Atalaya en ruso, ucranio y otros idiomas según se halle necesario, así como también otras publicaciones bíblicas que los testigos de Jehová usan por todo el mundo.

      DECLARACIÓN DE HECHOS

      Los testigos de Jehová son una comunidad cristiana que ahora se compone de más de 640,000 ministros que llevan a cabo su actividad en unos 160 países, prácticamente en todo país sobre la tierra. Sus revistas quincenales La Atalaya y ¡Despertad! tienen una tirada combinada de 4,000,000 de ejemplares cada quince días y se publican en cuarenta y cuatro idiomas.

      Los testigos de Jehová por lo tanto salen de todas las naciones, pero, en lo que toca a ellos, han resuelto completamente el problema de la coexistencia pacífica, universal y duradera. En sus filas han vencido todas las barreras y prejuicios raciales, nacionales y religiosos y han llegado a ser una asociación de hermanos, seguidores de Cristo, todos gobernados por los dos mandamientos más grandes, los de amor a Dios y amor al prójimo. En vista de esto ellos no matan y no pueden matarse unos a otros periódicamente en los campos de batalla como lo hacen los católicos, protestantes y miembros de otros sistemas religiosos.

      Al gobernador romano Poncio Pilato, Jesucristo dijo: “Mi reino no es de este mundo,” con lo cual mostró que el Imperio Romano, del cual Pilato era el representante en Palestina, no tenía que inquietarse por su actividad religiosa. Él no peleó contra el gobierno político que se hallaba en poder, él no tuvo ningún interés o ambición política, él no fué líder de ningún partido político, él no peleó a favor de los judíos en contra de los romanos o viceversa. No, sino que él señaló la raíz de todo mal y llevó a cabo un programa de curación espiritual que continúa hoy y llega a todas las naciones del globo por medio del ministerio de sus seguidores verdaderos. A Pilato Jesús también dijo: “A este intento vine al mundo, para dar testimonio a la verdad.” Después de eso, Pilato dijo al clero judío que injusta e hipócritamente acusó a Jesús: “Yo no hallo en él ningún delito.”—Juan 18:36-38.

      Ningún delito puede hallarse hoy en los testigos de Jehová. Ellos obedecen los mandamientos de Dios: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová.” (Isaías 43:10, 12) Ellos primero dan a Dios las cosas que son de Dios y luego al gobernante político sobre la tierra las cosas que son de él. (Mato 22:21) De acuerdo con la enseñanza de Cristo, ellos constituyen una hermandad universal compuesta de rusos, chinos, finlandeses y miembros de muchas otras naciones, y su hermandad está creciendo rápidamente a través de la tierra. Los testigos de Jehová no hacen ningún daño a nadie. Permanecen neutrales en lo que toca a las controversias de este mundo. De modo que no participan en ninguna actividad subversiva ni en espionaje. No son nacionalistas, capitalistas o imperialistas egoístas. Como cristianos verdaderos nunca podrían serlo, ni podrían pelear a favor de alguna doctrina o ideología política, sea comunista, democrática o capitalista. En los Estados Unidos de la América del Norte y otros países occidentales los testigos de Jehová han sido llamados “comunistas” y en países bajo gobierno comunista han sido llamados “imperialistas” porque ellos mantienen una posición neutral en lo que toca a asuntos del mundo. Los gobiernos comunistas los han enjuiciado, acusándolos de ser “espías imperialistas” y los han sentenciado a tanto como a veinte años de cárcel. Pero nunca se han ocupado éstos en ninguna actividad subversiva ni en espionaje.

      Por lo tanto es absolutamente incorrecto y es una violación de la justicia más elemental el encarcelarlos, internarlos o deportarlos, ya sea por un día o por veinticinco años.

      No sólo en países occidentales, sino también en países gobernados por los comunistas, es un hecho reconocido que los testigos de Jehová son trabajadores confiables, fidedignos y concienzudos. De esta manera ellos cumplen con su deber propio como ciudadanos del país en que viven. Son personas inteligentes que no creen en toda la opresión y la instrucción errónea de las religiones falsas. No roban, no se emborrachan, de modo que no hacen disminuir la producción, y ellos nunca participan en ningún trabajo de sabotaje. Siguen las enseñanzas de la Santa Biblia, que el Gobierno de la URSS ha autorizado recientemente que se imprima y distribuya en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.

      Un punto notable en el cual los testigos de Jehová como seguidores de Cristo difieren de sus semejantes es que ellos obedientemente insisten en hacer lo que Cristo mandó cuando dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin consumado.” (Mateo 24:14, NM) En consecuencia los testigos de Jehová están haciendo esto actualmente entre todas las naciones, y ellos continuarán haciéndolo a riesgo de su vida, bajo persecución y oposición, como Jesús dijo: “Ustedes serán aborrecidos por todas las naciones por causa de mi nombre,” y, “¡Miren! los estoy enviando a ustedes como a ovejas en medio de lobos.”—Mateo 24:9; 10:16, NM.

      ¿Quiere su Gobierno tener parte con otros en ser responsable de cumplir estas palabras del Fundador del cristianismo verdadero?

      PROPUESTA DE UNA DISCUSIÓN

      Tendremos mucho gusto en que representantes de nuestro cuerpo gobernante, la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract, traten esta cuestión más detalladamente con usted, sea con su representante principal en los Estados Unidos de la América del Norte o directamente con su Gobierno en Moscú.

      Usted ha permitido que muchas delegaciones de países occidentales visiten su capital y país. De modo que nos gustaría sugerir que usted también examine la posibilidad de permitir que una delegación de los testigos de Jehová prosiga a Moscú con el fin de darle cualquier información adicional que necesite y para pedirle permiso para visitar a nuestros hermanos cristianos que se encuentran en los diferentes campos, quienes, confiamos, serán puestos en libertad dentro de poco tiempo, por órdenes suyas.

      En el ínterin no podemos hacer otra cosa que informar al mundo respecto a los testigos de Jehová en las prisiones, campos penales y centros de deportación rusos, pues debemos a ellos como amigos y hermanos nuestros en la fe el informar al mundo acerca de su situación. Sin embargo, preferiríamos poder decir al mundo que ustedes, el Gobierno de Rusia, han ordenado que los testigos de Jehová sean puestos en libertad de todos esos lugares con el fin de que estén en condición de trabajar como ciudadanos libres de su país y llevar una vida tranquila y sosegada, lo cual ellos creen está en armonía con el ejemplo que Jesucristo puso.—1 Timoteo 2:1-6.

      Confiando en que usted estudiará esta petición y considerará los méritos de este caso y en que recibiremos una contestación favorable a ella, somos,

      Atentamente de usted,

      Testigos de Jehová

      Kalle Salavaara

      Moción para adoptar esta

      Resolución propuesta por

      Matti K. Tiainen, Administrador de la Asamblea.

      Secundada por

      Erkki Kankaanpää, Presidente de la Asamblea.

      Aprobada unánimemente por la Asamblea de Distrito de Kemi,

      según lo certifica

      Väino Pallari, Encargado de Relaciones Públicas,

      este día 30 de junio de 1956, en Kemi, Laponia, Finlandia.

      CÓMO SE RECIBIÓ

      En cada asamblea cuatro testigos de Jehová firmaron tres copias de la petición en nombre de los que estaban presentes. Una copia se envió directamente al primer ministro Bulganin en Moscú, una se envió al embajador ruso en el país en que se celebraba la asamblea, una se envió a la oficina principal de la Sociedad Watch Tówer, otras copias se suministraron a la prensa, que por lo general le dió buena publicidad.

      ¿Cuál fué la reacción del gobierno ruso a esta petición? Hasta la fecha la ha pasado por alto. No se ha oído ni una sola palabra. Consta prueba de que se recibieron copias en Moscú recibos de oficinas de correos nacionales que indican que la petición se entregó al gobierno ruso y que éste la aceptó.

      También se hicieron esfuerzos por presentar la petición personalmente a los diferentes embajadores rusos locales. Pero en casi todo caso fué imposible hablar directamente con el embajador mismo. En el Uruguay el secretario del embajador declaró que la petición estaba llena de mentiras y absolutamente rehusó darle atención de cualquier clase. Insistió sin cesar en que la libertad de cultos es cosa garantizada en Rusia. Los esfuerzos parecidos que se hicieron en otros países como Austria, los Países Bajos y Suiza, dieron casi los mismos resultados.

      En Francia el secretario del embajador aceptó la petición. No obstante, ¡no podía entender por qué ‘los franceses que viven en Francia deberían preocuparse por los rusos que viven en Rusia’! Aparentemente no le era posible a su mente entrenada por los comunistas entender que las lealtades pueden pasar por encima de barreras y diferencias nacionales.

      En los Estados Unidos, ya que el embajador estaba en otro lugar, se arregló una cita con el funcionario que le seguía en rango, el Sr. Striganov. Durante la conversación los testigos recomendaron la manera en que había procedido el gobierno de Polonia, el cual investigó a los testigos, y al hallar que eran infundadas las acusaciones que se habían levantado contra ellos, los soltó de la prisión.

      Sin embargo, el Sr. Striganov dijo que se habían circulado muchas mentiras acerca de Rusia y que si estaba encarcelada allí persona alguna no era por causa de su religión, sino porque había violado la ley. Censuró el punto de vista de los testigos respecto a la guerra e insistió en que la ley de Rusia era superior a la ley de Jehová y que ésa tenía que ser obedecida en Rusia. Rehusó aceptar la petición, tratándola como si fuera dinamita, ni siquiera queriendo tocarla.

      Pero los testigos de Jehová no se desaniman fácilmente. No abandonan la lucha fácilmente. Como evidencia de los esfuerzos sinceros e incesantes que hacen por ayudar a sus hermanos oprimidos detrás de la Cortina de Hierro, el 1 de marzo de 1957 enviaron la siguiente petición combinada a los líderes comunistas.

      Primer Ministro Nikolai A. Bulganin

      Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética

      Moscú, U.R.S.S.

      Señor:

      Se dirige a usted el cuerpo gobernante del grupo de cristianos de extensión mundial que se llama Testigos de Jehová.

      Hoy día, bajo la dirección de la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract of Pennsylvania, una organización que se ensancha de continuo compuesta de ministros cristianos, los testigos de Jehová están enseñando la Palabra del Dios Todopoderoso y Creador del universo, Jehová, en 162 países, repúblicas y colonias por toda la tierra. Estos son cristianos verdaderos, quienes se dejan dirigir en su adoración genuina de Jehová Dios por las justas normas y principios que se presentan en la Santa Biblia.

      Dentro de los confines de la Unión de las Repúblicas Soviéticas Socialistas se hallan miles de estos testigos de Jehová que fielmente se esfuerzan por servir al Dios Supremo, Jehová, en medio de condiciones sumamente difíciles. Muchos de ellos han sido arrestados y se hallan restringidos en prisiones. Otros han sido enviados lejos de sus hogares al destierro en Siberia. Esto no se debe a que ellos hayan cometido algún crimen o hayan participado en actividad política de clase alguna. Los testigos de Jehová constan el grupo de personas más pacíficas y observadoras de ley que existe sobre la tierra. Se les ha impuesto castigo por el único motivo de que ellos son cristianos dedicados que obedecen sinceramente las órdenes de Jesucristo. Es cierto que ellos buscan primero el reino de Dios y su justicia, porque eso es lo que Cristo les dijo a todos los cristianos que hicieran, en Mateo 6:33. Pero al mismo tiempo que lo hacen también obedecen todas las leyes del país en que viven, salvo en caso de que se promulgue una ley que sea contraria a la ley suprema del Creador. Son concienzudos y tienen cuidado de cumplir el mandato: “Devuelvan, por lo tanto, las cosas de César a César, pero las cosas de Dios a Dios.” Mateo 22:21, NM.

      Por muchos años ya los testigos de Jehová dentro de la Unión Soviética han aguantado grandes dificultades y persecución severa. Han constituido comisiones y delegaciones de entre sus propios ministros con el propósito de hacer que se inscriba su organización religiosa en conformidad con los estatutos vigentes, pero en cada caso han sufrido un desaire y en vez de que se les haya permitido inscribir su organización cristiana ha sucedido que se ha arrestado a algunos ministros de la delegación. Ha llegado a ser un hecho bien conocido alrededor del mundo que millares de testigos de Jehová están encarcelados por toda la Unión Soviética y desterrados en Siberia por motivo de su adoración cristiana.

      Todos los testigos de Jehová hacen una dedicación solemne para servir como ministros de Jehová Dios y de esto no pueden desviarse. Están bajo mandato estricto de predicar las buenas nuevas del reino de Dios. Tienen que ser tan fieles a Dios como lo fueron los apóstoles ejemplares de Jesucristo y ser guiados por las mismas leyes teocráticas que éstos, quienes tuvieron que hacerle frente a mucha oposición y sufrimiento físico a causa de su adoración. En la Santa Biblia, en los Hechos 5:17-40, hallamos uno de los muchos ejemplos que ésta contiene de las pruebas que les sobrevinieron a los primeros cristianos. Y en esta ocasión Gamaliel, el célebre abogado no cristiano, presentó para el consejo gobernante un principio cuya veracidad persiste hasta el día de hoy, el cual respetuosamente llamamos a su atención en conexión con las detenciones actuales de los testigos de Jehová en la Unión Soviética: “Si este proyecto y esta obra es de los hombres, será derribado; pero si es de Dios, no los podrán derribar.”

      Los testigos de Jehová son los siervos de Dios. Su obra es de Dios. Por eso en todo país, inclusa la Unión Soviética, los testigos de Jehová tienen que seguir—y seguirán, con la ayuda de Jehová Dios—viviendo vidas cristianas y adorando al Altísimo.

      Los cristianos verdaderos se aman unos a otros y están muy interesados en el bienestar de sus compañeros cristianos. Acuden al socorro los unos de los otros en todo tiempo que hace falta ayuda material o espiritual. Los testigos de Jehová son cristianos de esa clase y a eso se debe que en todas partes de la tierra durante los pasados nueve meses los testigos de Jehová hayan dirigido una petición a usted en el puesto de honra que ocupa en la Unión Soviética solicitando que haga una investigación de los abusos que se han cometido contra sus compañeros testigos de Jehová en el país de usted y que les conceda libertad de culto a nuestros hermanos en Cristo.

      Se le envió la petición en veintenas de idiomas procedente de 199 asambleas de los testigos de Jehová. En cada caso se le envió la copia por correo aéreo certificado. Y para tener mayor seguridad de que este asunto importante llegara a la atención de usted también se transmitieron copias de la petición por medio de representantes diplomáticos soviéticos en cada país.

      Un total de 462,936 testigos de Jehová por todo el mundo ha prestado su apoyo a esta petición y está esperando recibir noticias de la acción que tomará el gobierno de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas para alivio de los testigos de Jehová que padecen allí.

      En capacidad de cuerpo gobernante de los testigos de Jehová por todo el mundo tenemos la autoridad de transmitir con la presente una petición compuesta que abarca los problemas de los testigos de Jehová dentro de la Unión Soviética. Y como ministros del Dios Supremo, Jehová, tenemos la obligación a la vista de Él de pedir que usted dé consideración a este problema grave. Nos mantenemos listos para enviar nuestra delegación a Moscú para la discusión que hemos propuesto.

      Nosotros, que representamos a los 462,936 testigos de Jehová que dirigieron la petición, respetuosamente pedimos su contestación dentro de poco tiempo. La responsabilidad queda ahora con usted a la vista del Altísimo Dios Jehová: “De otro modo, quizás ustedes resulten ser luchadores en realidad contra Dios.”—Hechos 5:39, NM.

      Presentada por los Directores,

      WATCH TÓWER BIBLE AND TRACT SOCIETY OF PENNSYLVANIA

      N. H. Knorr, Presidente

      F. W. Franz, Vicepresidente

      Grant Suiter, Secretario y Tesorero

      H. H. Riemer, Secretario y Tesorero Auxiliar

      T. J. Sullivan, Director

      L. A. Swingle, Director

      M. G. Henschel, Director

      Anexo

      Al insistir en que se haga frente a este asunto los testigos de Jehová han cumplido con un deber de tres facetas. Han dado testimonio de la supremacía de Jehová; les han señalado a los enemigos de Jehová cuán injusto ha sido su proceder y han tratado de ayudar a sus hermanos detrás de la Cortina de Hierro.

      Confían cabalmente en la promesa de Jesús: “¿No hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él en alta voz día y noche, aun cuando es longánimo con ellos? Yo les digo: Él hará que se les haga justicia rápidamente.”—Luc. 18:7, 8, NM.

  • Enorme cantidad de testimonio durante 1956
    La Atalaya 1957 | 15 de abril
    • Enorme cantidad de testimonio durante 1956

      ● Cada día durante el año pasado los testigos de Jehová dedicaron como promedio más de 238,000 horas a predicar a otros, hicieron más de 75,000 revisitas a personas que mostraron interés y colocaron como promedio más de 50,000 libros, folletos y Biblias, y más de 152,000 ejemplares de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Ese es un extraordinario total diario, verdaderamente una enorme cantidad de testimonio al nombre y majestad del Dios y Creador a quien sirven. ¿Está teniendo usted su parte en la expansión de esta actividad cristiana durante 1957?

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