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  • Cubanos en busca de un nuevo hogar
    ¡Despertad! 1981 | 22 de junio
    • Cubanos en busca de un nuevo hogar

      A PRINCIPIOS de 1980, un grupo de cubanos en un camión irrumpió en la Embajada del Perú en La Habana. Estaban procurando asilo para, con el tiempo, salir del país. Poco después el gobierno cubano anunció que cualesquier otras personas que desearan irse al Perú podían hacerlo.

      En dos días, más de 10.000 personas atestaron los terrenos de la embajada con la esperanza de salir de Cuba. En cuestión de semanas el asunto se había convertido en noticia internacional, a medida que se permitió salir a decenas de miles más. Hacia tan solo los Estados Unidos salieron alrededor de 120.000 personas.

      El problema de los refugiados cubanos no es nuevo. Por años muchos centenares de miles han huido hacia otros países. Entre los países que han permitido la entrada de los refugiados están Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, España, los Estados Unidos y Venezuela. Otras naciones también han indicado que están dispuestas a recibir a estos refugiados.

      ¿Por qué se van de Cuba?

      ¿Por qué salieron de Cuba estos refugiados? Hay una gran variedad de razones. Muchos pensaban que podían hallar un mejor modo de vida en otro país. Otros se hallaban en dificultades por no estar de acuerdo con las normas del régimen en el poder y huyeron del país para escapar de los problemas que les vinieron.

      Además, en 1980 el gobierno cubano decidió aprovechar la oportunidad para deshacerse, en gran escala, de muchas personas a quienes consideraba indeseables. Por ejemplo, después que hubo comenzado el éxodo de refugiados ciertos criminales fueron sacados de las cárceles y obligados a meterse en los botes para refugiados y salir del país. Otros a quienes se consideraba peligrosos por razones políticas tuvieron la misma experiencia. A algunos homosexuales reconocidos también se les obligó a salir.

      Otra clase de refugiados

      Sin embargo, entre los refugiados que salieron de Cuba en 1980 se encontraban unos 3.000 que fueron obligados a salir por una razón diferente. El periódico News-Times de York, Nebraska, informa sobre esto diciendo: “Junto con los grupos de criminales y homosexuales a cuya llegada a los Estados Unidos en los botes cubanos se ha dado tanta publicidad hay otro grupo al que no se ha dado tanta publicidad, y cuyo único delito es que continuaron adorando a Dios a su manera a pesar de que su secta había sido proscrita cinco años antes.”

      El News-Times identificó a este grupo como testigos de Jehová. Añadió: “Los testigos de Jehová han sufrido anteriormente bajo otras dictaduras por negarse a tomar las armas y participar en el gobierno en el poder, cosas que su fe les impide hacer. En la Alemania de Hitler, los Testigos fueron a las cámaras de gas junto con los judíos y otros ‘indeseables.’”

      Pero ¿cuáles, exactamente, fueron las circunstancias de su salida de Cuba? ¿Qué condiciones tuvieron que aguantar? ¿Qué dejaron atrás? Dejaremos que los mismos refugiados cubanos nos relaten su historia.

  • Refugiados cubanos cuentan su historia
    ¡Despertad! 1981 | 22 de junio
    • Refugiados cubanos cuentan su historia

      UN EJEMPLO típico de los testigos de Jehová que tuvieron que salir de Cuba a la fuerza es el caso de José Tunidor. Él relata lo siguiente:

      “En diciembre de 1978, miembros de la policía llegaron a casa y me llevaron consigo sin darme explicación alguna. Me encerraron en un calabozo junto con otro testigo de Jehová, Ernesto Alfonso. Él tampoco sabía por qué lo habían puesto allí.

      “Más tarde, me llevaron de regreso a casa para inspeccionar el lugar. Confiscaron la literatura bíblica que yo tenía. También se llevaron mi máquina de escribir. Cuando volví a la prisión, supe que a Ernesto también le habían confiscado su literatura y su máquina de escribir. ¿Por qué? Se nos acusó de ser antisociales simplemente debido a que creíamos en la Biblia y hablábamos a otros acerca de las verdades que ella contiene. Se nos acusó de ser peligrosos, y el tribunal nos sentenció a tres años de cárcel cada uno.”

      A Tunidor se le envió a una prisión en Aguica, cerca de Colón, en la provincia de Matanzas. Allí trabajó en la prisión hasta que se le trasladó a los campos para que cortara caña de azúcar. Luego se le expulsó del país. Lo llevaron a La Cabaña, prisión bien conocida de La Habana, y entonces a un sitio cerca del puerto de Mariel, donde lo colocaron en un barco con rumbo a los Estados Unidos.

      Aunque a muchos testigos de Jehová se les obligó a salir del país mientras eran prisioneros, a otros se les sacó colectivamente de sus hogares y se les deportó. No pudieron llevar consigo ningunas de sus pertenencias y, a veces, ni siquiera pudieron despedirse de sus familiares. Herminio Arroyo relata lo siguiente:

      “La policía llegó a nuestra casa como a las tres de la mañana, mientras estábamos acostados. Tenían papeles de extradición y nos dijeron que nos vistiéramos. Nos llevaron inmediatamente a la oficina de inmigración y nos desnudaron para asegurarse de que no sacáramos valores. Como a las 6 de la tarde de ese mismo día nosotros y otras 300 personas nos hallamos en un barco camaronero en viaje a los Estados Unidos.”

      Muchos otros testigos de Jehová tuvieron experiencias similares, pues se presentaron funcionarios en sus hogares al amanecer, o hasta más temprano, para hacerles salir del país a la fuerza. Literalmente tuvieron que salir solo con lo que llevaban puesto. Se les despojó hasta de sus aros de matrimonio y otras prendas de valor.

      Se puede comprender que un gobierno quiera deshacerse de criminales y de personas indeseables. Pero, ¿por qué la urgencia por expulsar del país a este grupo de cristianos sinceros? ¿Qué sucesos precedieron a esta situación?

      Comienza la persecución

      En 1962 el gobierno cubano proscribió la importación de literatura bíblica por los testigos de Jehová. El Estado decretó que tales publicaciones eran “dañinas, reaccionarias y pro-imperialistas.” Claro, los que están familiarizados con la obra de los testigos de Jehová saben que eso no podía ser verdad. En Cuba, los testigos de Jehová son la misma clase de personas decentes y honradas de reconocimiento mundial por su buen comportamiento.

      No obstante, la persecución siguió creciendo. Luis Alcantur, uno de los refugiados ahora en los Estados Unidos, recuerda lo siguiente: “En noviembre de 1965 se lanzó un ataque masivo contra los testigos de Jehová en Cuba, y especialmente, en aquel entonces, contra los jóvenes que tenían edad para rendir servicio militar. Cientos de estos jóvenes cristianos fueron a parar a varios campos de concentración, la mayoría de ellos en la provincia de Camagüey.”

      Con relación al principio de aquellos años en prisión, Alcantur dice: “Se nos privó de alimento por 12 días consecutivos. Se nos daba agua solo una vez al día. Se nos mantuvo de pie, a merced del sol, la lluvia, los mosquitos y los jejenes. Al onceno día se nos metió en una cisterna llena de agua.”

      En aquel entonces Alcantur tenía 19 años de edad. Se le había llevado preso por haber rehusado participar en el servicio militar por razones de conciencia.

      Otro refugiado, Alberto Sánchez, dice lo siguiente acerca del trato que se le dio: “Debido a que rehusamos transigir con relación a nuestra fe, se nos golpeó, se nos echó agua fría por las noches, y a algunos se les amarró y se les arrastró con yugos de bueyes alrededor del cuello. En una ocasión me apuntaron a la cabeza con una pistola y me dijeron que marchara; si no, dispararían. En dos ocasiones prepararon pelotones de fusilamiento y nos dijeron que nos situáramos de pie ante ellos. Hasta se dio la orden de disparar, pero nunca lo hicieron.

      “A algunos Testigos se les obligó a vivir en barracas donde solo había homosexuales. Pero cuando los Testigos hablaron a éstos y les explicaron su posición cristiana basada en la Biblia, se ganaron el respeto de ellos. Esto solo hizo que acrecentara el odio de los militares a los Testigos.”

      En otros campos se abusó horriblemente de muchos otros Testigos. Se les mantuvo hambrientos, desnudos y a merced de los mosquitos; se les hizo aguantar el frío de las noches de invierno y el aislamiento, y se les mantuvo bajo constante amenaza de muerte. A un Testigo, Úrsulo Brito, lo mantuvieron colgando por los pies desde el techo por algún tiempo.

      Aumenta la persecución

      En 1968 el gobierno intensificó la persecución. Se atacó a los testigos de Jehová constantemente en la prensa y por la radio y la televisión, y se les tildó falsamente de ser asesinos, subversivos y fanáticos. Se levantaron muchas otras acusaciones viles y falsas contra ellos. Por consiguiente, la situación se hizo muy tirante aun en los lugares de empleo. Muchos Testigos perdieron buenos empleos y no tenían apelación. Se vieron obligados a aceptar trabajos que nadie más quería, y a un salario muy bajo.

      Se intensificó el ataque sistemático cuando el gobierno aprobó nuevas leyes según las cuales se había de imponer sentencia de prisión a cualquier padre, madre o profesor que instruyera a los niños en lo que se llamó ‘falta de respeto a las organizaciones y símbolos patrios.’ Los testigos de Jehová no enseñan tal “falta de respeto.” Pero el gobierno ha interpretado como falta de respeto el que los Testigos enseñen lo que la Biblia dice, a saber: “Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado,” también: “Hijitos, guárdense de los ídolos.”—Mat. 4:10; 1 Juan 5:21.

      Así, muchas madres y muchos padres fueron encarcelados por seguir las instrucciones de la Palabra de Dios de ‘entrenar al muchacho conforme al camino para él’ mediante inculcar en los jóvenes los principios de la adoración verdadera. (Pro. 22:6; Efe. 6:4) Por ejemplo, una de las hijas de Herminio Arroyo recuerda lo siguiente: “Cuando los niños rehusaban saludar la bandera, otros alumnos los maltrataban, y los maestros solían llamar a las autoridades, lo que resultaba en que los padres recibieran una sentencia de tres a seis meses de cárcel.”

      Registro de las casas

      En numerosas ocasiones las autoridades efectuaron registros repentinos de los hogares de los Testigos. Buscaban algo que incriminara a los Testigos. Por ejemplo, hablando acerca de uno de estos registros, Luis Alcantur dice:

      “El 30 de marzo de 1977 agentes de seguridad del Estado se presentaron en casa a las 5 de la tarde. En aquel entonces el método que utilizaban para registrar los hogares era el de entrar muchos de ellos a la vez. Entonces uno de ellos colocaba objetos como armas o drogas en algún lugar. Otro agente hacía parecer que los había descubierto. De esta manera levantaban una acusación falsa contra nosotros.

      “En aquella ocasión terminaron de registrar mi hogar como a las 11 de la noche. Se llevaron cuantas cosas quisieron, incluso artículos de índole personal, como una máquina de afeitar eléctrica, ropa y dinero. También se llevaron mi máquina de escribir y literatura bíblica. Se me acusó de poseer documentos contrarrevolucionarios, pero éstos nunca aparecieron ni fueron presentados como evidencia durante mi juicio.”

      Ataques a pesar de la constitución

      Así queda claro que durante las pasadas dos décadas el gobierno de Cuba ha procurado aplastar a los testigos de Jehová. Uno de los refugiados, Cristo León, llamó a esto “el sistemático ataque del gobierno cubano contra nuestra adoración.” Se ha proscrito a los testigos de Jehová, se les ha prohibido importar o imprimir literatura, su sucursal ha sido cerrada, han sido cerrados sus lugares de reunión, se ha declarado ilegal su ministerio público, y se han dictado miles de sentencias de prisión contra ellos.

      Este ataque de 20 años claramente viola la Constitución de la República de Cuba. Esta “garantiza” la libertad de religión. El artículo 54 estipula inequívocamente: “El estado socialista, que basa su actividad y educa al pueblo en el concepto científico materialista del universo, reconoce y garantiza la libertad de conciencia y el derecho de cualquiera a profesar cualquier religión y a practicar, dentro del marco del respeto a la ley, la creencia que sea de su preferencia.”

      Los que conocen a los testigos de Jehová saben que el respeto a la ley forma parte de las creencias religiosas de éstos. De hecho, a los Testigos se les conoce mundialmente por el respeto que muestran a la ley. Por eso, ciertamente se les debería haber permitido ‘profesar su religión y practicarla,’ como se les permite en la mayoría de los demás países.

      ¿En contra de otras religiones?

      Las medidas que ha tomado el gobierno cubano en contra de los testigos de Jehová hacen surgir la siguiente pregunta: ¿Persigue también el gobierno a otras religiones?

      En Cuba hay muchas iglesias católicas. Las puertas de éstas están abiertas al público. Lo mismo puede decirse acerca de las iglesias protestantes. Pero los lugares de reunión de los testigos de Jehová están cerrados por decreto del gobierno. ¿Cómo puede explicarse esta doble norma?

      Es verdad que por cierto tiempo el gobierno ejerció presión sobre otros grupos religiosos. Pero éstos pronto transigieron y se dejaron usar para fines políticos. No obstante, los testigos de Jehová no pueden hacer eso, pues estarían violando su fe. Por lo tanto, han tenido que soportar lo más recio de la persecución durante todos estos años.

      Pero todavía queda sin contestación una pregunta. ¿Por qué se aferran los testigos de Jehová a un derrotero religioso que les causa tanto sufrimiento en un país como Cuba? Y, ¿cómo les es posible aguantar tanta penuria por tanto tiempo sin dejar de adherirse a sus creencias?

      [Comentario en la página 5]

      “Se nos acusó de ser antisociales simplemente debido a que creíamos en la Biblia y hablábamos a otros acerca de las verdades que ella contiene”

      [Comentario en la página 6]

      Literalmente tuvieron que salir solo con lo que llevaban puesto. Se les despojó hasta de sus aros de matrimonio y otras prendas de valor

      [Comentario en la página 7]

      Muchas madres y muchos padres fueron encarcelados por seguir las instrucciones de la Palabra de Dios de ‘entrenar al muchacho conforme al camino para él’

  • Un registro de fidelidad
    ¡Despertad! 1981 | 22 de junio
    • Un registro de fidelidad

      CUBA no es el único país donde se persigue a los testigos de Jehová. Han sido proscritos en la Unión Soviética, China y en otros países comunistas. Dentro de los últimos años también se les ha perseguido en la Argentina. En Malawi por varios años sufrieron la furia de una ola tras otra de horrible persecución. Durante la II Guerra Mundial se hicieron esfuerzos por exterminarlos en la Alemania nazi, y muchos Testigos murieron en campos de concentración.

      Sin embargo, la persecución contra los testigos de Jehová no es cosa reciente. Tampoco son nuevas las acusaciones de que son sediciosos o antisociales. La Biblia nos informa que otros fieles siervos de Dios sufrieron la misma persecución y también fueron acusados falsamente.—Juan 19:12; Hech. 16:19-21.

      Neutralidad

      Lo que algunas naciones no han podido entender es que los testigos de Jehová son neutrales en asuntos políticos. Nunca se inmiscuyen en el sistema político del país donde viven ni le causan daño. Algunas naciones, por no comprender esto, creen que los Testigos son subversivos porque rehúsan ir a la guerra o porque no ejecutan lo que los Testigos consideran actos de adoración para con símbolos patrióticos.

      Pero es imposible que ellos sean subversivos. Tal proceder no estaría en armonía con sus elevados principios bíblicos. De hecho, si los que tienen dudas sobre esto investigaran el asunto cuidadosa e imparcialmente, encontrarían que los testigos de Jehová nunca han intentado una revuelta en contra de ningún gobierno. Nunca han conspirado contra un gobierno, ni incitado a otros a hacerlo. Al contrario, censurarían enérgicamente a cualquiera de sus miembros que violara la ley del país donde viven respecto a conducta moral, el pago de los impuestos y otras responsabilidades cívicas. Por eso, en cada nación los Testigos se cuentan entre los ciudadanos más observantes de la ley.

      Los testigos de Jehová no creen que las guerras hayan de resolver los problemas de la humanidad. No creen tal cosa porque la Biblia, la Palabra de Dios, dice que las guerras no van a resolver los problemas de la Tierra. Más bien, la promesa de Dios tiene que ver con un tiempo en que “no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” (Isa. 2:4) Ahora mismo los testigos de Jehová obedecen el principio fundamental de esa profecía. Viven de acuerdo con el consejo que el apóstol Pablo da en Romanos 12:18: “En cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.”

      Esto no es nada nuevo. Por ejemplo, en su libro History of Christianity Edward Gibbon dice lo siguiente acerca de los cristianos del primer siglo: “Rehusaban participar activamente de manera alguna en el ramo civil de la administración pública o en la defensa militar del imperio. . . . era imposible que los cristianos, sin renunciar a un deber más sagrado, asumieran el carácter de soldados, de magistrados o de príncipes.”

      Sin embargo, Cuba, a diferencia de muchos otros países, no tiene ningún arreglo para eximir a los que se oponen por conciencia al servicio militar. Por eso, cristianos jóvenes de Cuba han sufrido mucho por mantenerse fieles a los principios de la Palabra de Dios. Los muchos miles de testigos de Jehová que todavía están en Cuba siguen sufriendo por mantenerse fieles a las leyes de Dios.

      Pero gobiernos como el de Cuba deberían preguntarse: ¿Qué sucedería, realmente, si todo el mundo se abstuviera fielmente de la guerra, como lo hacen los testigos de Jehová? La respuesta, obviamente, es que la guerra desaparecería para siempre, como ya ha desaparecido entre los millones de testigos de Jehová en escala internacional, y como desaparecerá por completo de toda la Tierra en el nuevo orden justo de Dios.—Juan 13:34, 35; 2 Ped. 3:13.

      Ganándose respeto en la prisión

      El encarcelamiento de los testigos de Jehová ha exigido que ellos muestren integridad a Dios. Lo han hecho, y al mismo tiempo han compartido su esperanza con otros prisioneros.

      Por ejemplo, Samuel Izquierdo relata lo que sucedió cuando se le encarceló por no participar en el servicio militar: “Les dije que mi conciencia no me permitía obedecer los dictados políticos de ellos y que no recibiría entrenamiento militar. El oficial gritó con ira, dando órdenes de que me encerraran en una celda.

      “La celda estaba construida de madera y medía unos 1,2 metros cuadrados por metro y medio de alto. Esto me imposibilitaba estar de pie totalmente erguido. Además, habían echado excremento humano sobre toda la superficie del piso de la celda, y allí me encerraron desnudo y descalzo. El mal olor era insoportable.”

      Pero este Testigo relata cómo pudo mantenerse íntegro en medio de aquellas condiciones: “Siempre pude conservar una pequeña Biblia, la porción de las Escrituras Griegas. Aunque la encontraron al registrarme, nunca le prestaron atención al librito, como le llamaban. Desde el mismo primer día en que estuve entre los otros prisioneros empecé a hablarles de la esperanza del nuevo orden de Dios que la Biblia brinda. Más de 10 presos se reunían conmigo. Les leía la Biblia y les daba consuelo espiritual, como decían ellos. Esto me ayudó a mantenerme espiritualmente fuerte. Y los presos me respetaban como ministro religioso. En aquella prisión los soldados por fin me consideraron inofensivo y dejaron de castigarme.”

      Reuniéndose

      La Biblia manda a los cristianos ‘que no abandonen el reunirse.’ (Heb. 10:24, 25) Aunque la ley cubana prohíbe a los testigos de Jehová que se reúnan abiertamente, no puede impedir que lo hagan de otras maneras. Hasta en las prisiones hallan maneras de reunirse.

      Eduardo Aboud declara: “Había mucho gozo en poder reunirnos secretamente en algún lugar del campamento para consideraciones bíblicas. Cada día uno de nosotros tenía que aportar un texto de las Escrituras para comentar sobre él. También nos contábamos las experiencias que habíamos tenido y las diferentes pruebas de nuestra fe que todos teníamos que afrontar y vencer. Entonces estudiábamos cómo soportar las dificultades que pudieran surgir el día siguiente.

      “Además, todos tuvimos la oportunidad de hablar sobre los propósitos de Dios a otros presos que no eran Testigos. Había un Testigo en cada una de las barracas del campamento; de modo que cada uno consideraba su barraca como su ‘territorio’ personal donde predicar. Así, pude conducir dos estudios semanales de las Escrituras valiéndome de las cosas que había aprendido anteriormente, pues en esta prisión carecíamos de toda provisión escrita, incluso de la Biblia. No obstante, cada mes mostrábamos actividad excelente en hablar las verdades bíblicas a otros.”

      Fuera de las prisiones estaban proscritas las reuniones formales de los testigos de Jehová. Los Salones del Reino hasta fueron asaltados por grupos o chusmas. Hombres, mujeres y niños fueron golpeados. De nada servía el entrevistarse con las autoridades provinciales o los representantes del Ministerio del Interior. La respuesta siempre era la misma: “Son órdenes de La Habana.”

      Prohibida la actividad pública

      Además de cerrarles los Salones del Reino, se hizo un esfuerzo por impedir que los testigos de Jehová llevaran a cabo su ministerio público en los hogares de otras personas. Cada semana se arrestaba a miles de Testigos al salir éstos al desempeño de su ministerio público. Se les imponían multas o se les enviaba a la cárcel.

      Sin embargo, hoy día los testigos de Jehová que están en Cuba obedecen el mandato de Dios de contar a otros las buenas cosas que han aprendido de Su Palabra. (Mat. 24:14; 28:19, 20; Hech. 20:20) Llevan a cabo este ministerio de una variedad de modos. Y responden hoy día justamente de la misma manera que lo hicieron los cristianos del primer siglo a quienes se les mandó “que en ningún lugar hiciesen expresión alguna ni enseñasen sobre la base del nombre de Jesús.” Aquellos cristianos primitivos declararon ante las autoridades: “Si es justo a la vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Mas en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” También declararon: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 4:18-20; 5:29.

      Debido al fiel proceder de los testigos de Jehová, se ha llegado a conocer el nombre y propósito de Jehová Dios extensamente por todo el país de Cuba, según informan los refugiados. Esto ha beneficiado grandemente a muchas personas que quieren oír la verdad. En las cárceles se ha dado un gran testimonio al propósito de Dios.

      Note lo que dice el refugiado Luis García: “En las prisiones de Cuba no se conocía la obra ni el nombre de los testigos de Jehová, sino hasta que empezaron a llegar los Testigos que fueron enviados a las prisiones. Con el tiempo, cada vez más Testigos tenían que ir presos. Como resultado, fue asombroso el testimonio que se dio tanto fuera como dentro de las prisiones. El decir las palabras ‘testigos de Jehová’ en cualquier prisión de Cuba es decir coraje, valentía, firmeza, fidelidad y entereza en todos los aspectos.”

      Muchos presos se han beneficiado del mensaje y de la conducta de los Testigos. Muchos de esos presos han aprendido acerca de Dios y su propósito y han cambiado su modo de vivir a fin de llegar a ser siervos de Dios. Un ejemplo es el de un hombre que fue encarcelado por robo antes de que aprendiera acerca de la Biblia. Escribió lo siguiente a la persona que le instruyó en la Biblia en prisión:

      “Mi querido hermano: Son mis más profundos deseos que al leer estas líneas te halles bien física y espiritualmente en unión de tu querida familia. Puedo decirte que me siento muy bien. En lo espiritual me siento fuerte y optimista, pues cada día mi fe crece más. Según pasan los días, entiendo mejor las cosas. Veo con gran placer que opera en mí el espíritu santo de Dios. A pesar de quedarme solo dentro de este ambiente que me rodea, he sabido poner el nombre del Dios Todopoderoso en la posición más alta, pues estoy esforzándome por aplicar todas sus enseñanzas a mi vida.

      “En el corto tiempo que estuvimos juntos, llegué a tomarte gran cariño a pesar de la edad que tengo y a pesar del hecho de que yo muy definitivamente era parte de este mundo. Nunca antes se me había tratado como tú lo hiciste, pues como mi asociación en general siempre había sido con mundanos, tarde o temprano demostraban su verdadera naturaleza. Sin embargo en ti siempre encontré amor, sinceridad y bondad.

      “Tú has sido para mí un padre espiritual, y me has ayudado muchísimo. Otra cosa que me está ayudando y me servirá en el futuro es tu ejemplo como siervo de Dios. No solo me enseñaste lo que está escrito como doctrina en la Biblia, sino que con tus actuaciones me enseñabas por tu ejemplo el camino a seguir.

      “Yo aún no tengo madurez espiritual. Todavía me falta mucho conocimiento. Pero aun con esa desventaja estoy dispuesto a defender la verdad, porque la verdad no se puede esconder. A veces digo menos de lo que quisiera expresar, pero hasta con pocas palabras puedo defender la verdad.

      “Después que te pusieron en libertad me sentí triste, pero me hice muy activo en hablar la verdad a otros. Eso llenó el vacío.

      “Yo estoy muy contento de conocer los caminos de Dios y de saber su propósito. He hecho mi dedicación para servirle en todo momento y en cualquier lugar en que me encuentre, aun a costa de mi vida. (Luc. 9:62; Hech. 20:24) Aunque distante de ti, no he olvidado tus enseñanzas. (Firmado) Tu hermano e hijo en la fe.”

      Ciertamente, cualquier gobierno que observe sinceramente a los siervos de Dios puede ver los muchos beneficios que ellos traen. Las personas que llegan a ser testigos de Jehová llegan a ser los mejores ciudadanos. Cuidan mejor a sus familias, a sus hijos y su propia propiedad y la de otras personas. Los testigos de Jehová ponen la honradez y la moralidad muy al principio en su lista de prioridades.

      Lo que ellos quisieran

      Por supuesto, los Testigos quisieran encontrar comprensión de parte del gobierno en todo país donde viven. Quisieran llevar a cabo su adoración religiosa de manera libre y feliz. Y en la mayoría de los países, pueden hacerlo.

      Sin embargo, no tienen libertad para hacer eso en Cuba. No obstante, se expresó ese deseo al gobierno de Castro en una petición que le fue enviada el 16 de diciembre de 1978. Al fin del documento se declaró: “Hacemos oraciones por usted y por los demás funcionarios del Gobierno Revolucionario para que puedan razonablemente entender nuestra petición, y si es la voluntad de Dios y su resolución, recibir urgentemente una respuesta. En la Biblia se nos exhorta a esto en 1 Timoteo 2:1, 2, que dice: “Exhorto ante todo que se hagan oraciones rogativas, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes, por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.’”

      Sin embargo, aunque esta petición siga como hasta ahora sin cumplirse, los testigos de Jehová que están en Cuba continuarán sirviendo fielmente al Dios Todopoderoso, prescindiendo de quién se oponga. Dice la Biblia: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom. 8:31) Confían en que Jehová resolverá su situación a su debido tiempo y de la manera que él disponga.

      [Comentario en la página 9]

      Los testigos de Jehová nunca han conspirado contra un gobierno, ni incitado a otros a hacerlo. Al contrario, censurarían enérgicamente a cualquiera de sus miembros que violara la ley del país

      [Comentario en la página 10]

      “Todos tuvimos la oportunidad de hablar sobre los propósitos de Dios a otros presos”

      [Comentario en la página 11]

      “El decir las palabras ‘testigos de Jehová’ en cualquier prisión de Cuba es decir coraje, valentía, firmeza, fidelidad y entereza”

  • Triunfo a pesar de oposición
    ¡Despertad! 1981 | 22 de junio
    • Triunfo a pesar de oposición

      ● A principios del siglo dieciséis, el escriturario William Tyndale tradujo gran parte de la Biblia del hebreo y el griego al inglés de su tiempo. Pero hubo mucha oposición clerical a su traducción. Por eso, ejemplares de la traducción de las Escrituras Griegas Cristianas por Tyndale (la primera traducción impresa en inglés hasta aquel entonces) tuvieron que ser transportados desde la Europa continental a Inglaterra en barriles, cajas, bultos de ropa, sacos de harina y así por el estilo. El clero quemó miles de ejemplares en la Cruz de San Pablo, en Londres, a manera de “ofrenda quemada sumamente agradable al Dios Todopoderoso.”

      ● Al fin resultó que la imprenta venció a los opositores. La Biblia triunfó en su lucha por vivir.

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