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  • Crueldades siguen sin freno en Malawi
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • Crueldades siguen sin freno en Malawi

      A FINES de 1975, la gente por todo el mundo quedó horrorizada al saber de las atrocidades que se cometían en escala masiva contra cristianos —los testigos de Jehová— en Malawi, un país del África oriental. Expresiones de repugnancia ascendieron en lugar tras lugar ante el barbarismo... violaciones, golpes, tortura de hombres y mujeres.

      ¿Han cesado estas crueldades? ¿Han intervenido los funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes para poner fin al agravio que se comete contra esta pequeña minoría religiosa al robarle las libertades que la constitución de Malawi le garantiza? ¿Se ha oído a los funcionarios encumbrados del país hablar claro en condenación de la brutalidad como medio de adelantar las causas políticas?

      La respuesta es: No.

      Considere lo que les pasó a mediados de enero de 1976 a catorce cristianos, miembros de la Congregación de Kalilombe de los Testigos de Jehová, situada en la frontera de Malawi y Mozambique. Estos tres hombres y once mujeres fueron prendidos por miembros de la Liga Juvenil (un ramo del Partido del Congreso dominante de Malawi). Durante medio día fueron golpeados viciosamente detrás de puertas cerradas. Entonces la policía se llevó a nueve de las mujeres al hospital para recibir tratamiento. A los demás Testigos los detuvieron en custodia protectoria. ¿En qué condiciones se hallaban? A dos de ellos —Josiya A. Chambala y Tennison Joyabe— les habían quebrado las piernas y los brazos los miembros de la Liga Juvenil. Las dos mujeres también tenían rotos los brazos como resultado de los golpes. ¿Y sus atacadores brutales? Siguen andando por todas partes como hombres libres sin que nadie alce un dedo para hacer que sean enjuiciados ni levante la lengua para condenar su crueldad.

      Aún peor fue lo que les sucedió a dos cristianos, Harry Kampango y Aizeki Zoyaya de la aldea de Tembenu. El jefe de su aldea y el presidente del Partido del Congreso de Malawi, Chintengo, los denunció ante la sucursal de la zona del partido en Jenara. ¿Su crimen? No habían comprado tarjetas como miembros del partido político dominante de Malawi. Los dos cristianos, que se hallaban ocupados en la pacífica tarea de cultivar sus plantíos, fueron conducidos a la sucursal del partido y entregados allí. El presidente de la Liga Juvenil, que se llama Kachoka, les ató los brazos por detrás y los encerró en una caseta de baños. Durante tres días los golpearon severamente y les negaron todo alimento y agua. Entonces, el 2 de enero de 1976, les dieron muerte a estos dos Testigos por medio de mutilarlos físicamente, habiéndoles cortado los genitales. Arrojaron sus restos a un hoyo profundo.

      Con el tiempo, la policía se enteró de los asesinatos. El 7 de enero vinieron para llevarse los cadáveres, pero no pudieron recobrarlos del hoyo. Le dijeron a la gente que llenara el hoyo, enterrando los cuerpos. Ese mismo día, el Sr. Makhumula Nkhoma, el ministro regional del Sur, llegó a la aldea desde Zomba. No le dijo nada a la gente en condenación de la persecución de los testigos de Jehová.

      Es cierto que el asesino, Kachoka, fue encarcelado. Cuando se le preguntó quién mató a los dos hombres, respondió: “Yo mismo los maté. Porque estaban débiles de hambre y no tenían fuerza, no resistieron.” ¿Pero qué se ha hecho para asegurar que no ocurran otras atrocidades semejantes? ¿Qué hay de los individuos que habían preparado el camino para estos asesinatos? ¿Qué condenación pública ha hecho, ya sea en la prensa o por radio, el gobierno o los funcionarios del partido? Otra vez la respuesta es: Ninguna.

      Si éstos fueran casos raros, la situación no sería tan repugnante. Al contrario, esto solo es una muestra de una tremenda campaña para destruir una minoría religiosa indefensa, una campaña que se ha llevado a cabo ya por más de diez años. Si se le hace a usted difícil creer esto, considere lo siguiente.

  • El reinado de terror recibe publicidad mundial
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • El reinado de terror recibe publicidad mundial

      LO QUE les está pasando a los testigos de Jehová en Malawi no se informa en los periódicos de Malawi. Se hace un esfuerzo para evitar que se den a luz estas atrocidades. La razón por la cual se procede así se expresa claramente en las siguientes palabras de Cristo Jesús:

      “El que practica cosas viles odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas. Pero el que hace lo que es verdad viene a la luz, para que sus obras sean puestas de manifiesto como obradas en armonía con Dios.”—Juan 3:19-21.

      Aunque tratan de correr el velo de silencio alrededor del país, los hechos han recibido publicidad. El 6 de enero de 1976, The Japan Times declaró “Los periodistas occidentales están excluidos de Malawi y también de Mozambique y por lo tanto no pueden confirmar independientemente los informes que la secta hace de la persecución allí. Pero los informes que llegan a la República Sudafricana acerca del maltrato de los Testigos son de cantidad suficiente para acreditarlos.”

      Antes de eso, el 7 de diciembre de 1975, Colin Legum dijo en un artículo que escribió para el Observer de Londres: “Informes de atrocidades cometidas contra los testigos de Jehová, entre ellas golpes salvajes, violación, abuso sexual y tortura, empiezan a salir poco a poco de docenas de aldeas de Malawi. . . . La evidencia detallada de este nuevo reinado de terror se basa en las declaraciones que ha recogido la Sociedad Watchtower de los Testigos, pero también la corroboran independientemente los informes que están saliendo de las aldeas.”

      Fuera de Malawi, se han levantado voces en expresiones de horror y desaprobación. Por ejemplo, en los Estados Unidos, el Public Employee Press del 16 de enero de 1976, en un artículo acerca de los sufrimientos de los testigos de Jehová, dijo lo siguiente bajo el encabezamiento “Táctica como de nazis en África Central”:

      “‘¡Ufulu, ufulu!’ Este grito resonó el 6 de julio de 1964 en la República de Malawi, un país que anteriormente se había llamado Nyassalandia, en el África Central. Este fue el grito de su nacimiento. Ahora estaba libre de la dominación europea. Traducida, esa palabra que se gritó significa ‘libertad.’ El nuevo nombre que tomó [Malawi] significa ‘aguas llameantes.’ En 1975 verdaderamente hay una llama en el país; sí, un fuego que de nuevo le ha quitado ufulu a una minoría de malawianos. Como resultado se ve violación, tortura, indignidades atroces y la destrucción de propiedad... todo esto contra ciudadanos observantes de la ley.”

      Una década de terror

      La historia de las atrocidades que se han cometido contra cristianos que aman la paz es larga y sórdida. Fue allá en 1964 que la primera ola de persecución les sobrevino a los testigos de Jehová de Malawi. La razón entonces fue la misma que en la actualidad. Los testigos de Jehová conocen la declaración que hizo Cristo Jesús de que ‘su reino no era de este mundo’ y que sus seguidores no serían de este mundo. (Juan 18:36; 15:19) Así es que, debido a su conciencia y principios basados en la Biblia, los testigos de Jehová —no solo en Malawi sino por todo el mundo— no participan en la política ni se afilian a partidos políticos. Por esa razón y tan solo por esa razón, en 1964 unos 1.081 hogares de los Testigos y más de cien de sus Salones del Reino, o lugares de reunión, en Malawi fueron quemados o arruinados de otro modo.

      En 1967, The Times de Malawi anunció que el gobierno había proscrito a los testigos de Jehová. Esto inició un nuevo asalto que abarcó a todo el país. La quema de los hogares y Salones del Reino de los Testigos fue acompañada de golpes y encarcelamientos. Miles de testigos de Jehová huyeron a los países vecinos de Zambia y Mozambique en busca de refugio hasta que se apaciguara la violencia.

      Pasaron cinco años y entonces el Partido del Congreso de Malawi tomó la medida extrema de adoptar formalmente una resolución que exigía el despedir a todos los Testigos de sus lugares de empleo, impedir sus actividades agrícolas y comerciales y expulsarlos violentamente de las aldeas mismas en que tenían sus hogares. Los asaltos que esta resolución provocó asumieron nuevas proporciones de salvajismo. Jovencitas fueron violadas vez tras vez, hombres fueron golpeados hasta quedar inconscientes y formas de tortura fueron empleadas... todo en un esfuerzo por hacer que los testigos de Jehová abandonaran sus convicciones religiosas, violaran su conciencia y compraran tarjetas de miembro para el partido político dominante. Sus casas habiendo sido quemadas, sus cosechas destruidas, su ganado robado o matado, los Testigos hicieron un éxodo en masa del país. Andando el tiempo, unos 36.000 Testigos, incluso niños, se habían radicado en diez diferentes campos de refugiados que fueron establecidos en el país adyacente de Mozambique.

      Llegó 1975 y el nuevo gobierno de Mozambique clausuró la mayoría de estos campos, obligando a miles de Testigos a volver al otro lado de la frontera a Malawi. El horripilante relato de los asaltos depravados a los que fueron sujetados los Testigos tras su repatriación forzada se ha dado a conocer en la revista ¡Despertad!, en su número del 8 de enero de 1976, así como también en periódicos, revistas, e informes de radio y televisión alrededor del mundo. Se agregó un nuevo elemento a la lista de crueldades. Junto con los acostumbrados golpes, violaciones y tortura, ahora se habían formado campos de detención en los cuales reunir cual ganado a los Testigos.

      Se evocan memorias de los campos de concentración nazis

      Para la tercera semana de diciembre de 1975, más de 3.000 Testigos varones habían sido encerrados en el campo de detención de Dzaleka cerca de Dowa, al norte de Lilongwe. Todos habían sido acusados, declarados culpables y sentenciados a dos años de prisión. A las mujeres que eran miembros de los Testigos también las pusieron en estos campos. La información que se recibió en enero de 1976 indicaba que más de 5.000 hombres y mujeres cristianos estaban aprisionados en Malawi en ese tiempo, y los arrestos seguían. En algunos de estos lugares las mujeres tenían consigo a sus hijitos. Tal vez la parte más conmovedora de los informes que han salido de estos campos es acerca del número de niños pequeños que han muerto debido a la falta de alimento apropiado y a otras privaciones y penalidades.

      Un Testigo encarcelado escribió: “Hay tantos presos, y solo hay 400 platos. Así es que a algunos se les pone el nshima [una comida malawiana usual] caliente en una mano y la salsa o condimento en la otra. A menudo los hermanos tienen que poner el nshima caliente en el suelo y comerlo de allí.”

      Lo mismo que los nazis, los cabezas de estos campos de detención han empleado a los Testigos para hacer trabajo de esclavos. Los oficiales les dijeron, según se les citó: “Tal como lo ha arreglado el gobierno, haremos de ustedes nuestros tractores.” En el campo de Dzaleka les mostraron una colina a los Testigos y se les dijo que tendrían que cavarla a mano a una profundidad de 30 centímetros. Primero se ordenó que lo hicieran las Testigos femeninas puesto que los que dieron la orden pensaban que ellas pronto se darían por vencidas y convendrían en violar sus conciencias. En lugar de eso, realizaron el trabajo difícil y permanecieron firmes en sus convicciones. Se hizo que los Testigos varones cortaran y cargaran troncos pesados. También los obligaron a cargar piedras grandes por distancias de hasta dos kilómetros y medio. Aun a los enfermos los obligaron a trabajar, mientras que los supervisores se burlaban de ellos diciéndoles en tono insultante: “Su Dios los ayudará.”

      Figuras políticas todavía encabezan la persecución

      Los funcionarios federales de Malawi han rehusado hacer algo para aliviar la situación de los testigos de Jehová, pero eso no es todo. Algunos de ellos han seguido obrando como provocadores de los asaltos continuos.

      En una zona de Malawi, el Sr. Katora Phiri, miembro del parlamento, fue de un lugar a otro dirigiendo la palabra a reuniones públicas e incitando a la gente de la localidad a acosar a los testigos de Jehová. Estimuló a la gente a extirpar a los Testigos de la zona. Como resultado, cuatro congregaciones de los testigos de Jehová en la zona estuvieron bajo ataque, durante lo cual los Testigos varones fueron golpeados.

      El 11 de noviembre de 1975, en la aldea de Chiendausiku, otro miembro del parlamento, el Sr. Muluzu, incendió a tres casas que les pertenecían a Testigos. El 13 de noviembre, el Sr. Muluzu, acompañado por el jefe de la aldea, fue responsable del incendio de otros cuatro hogares humildes de los Testigos. Y el 15 de noviembre de 1975, otros dos hogares de los Testigos fueron quemados en las aldeas de Mdala y Mgochi.

      La policía malawiana tampoco ha estado libre de culpa. En la zona de Ncheu, hubo varios lugares en que los jóvenes del Partido del Congreso de Malawi golpearon severamente a hombres y mujeres cristianos. Una de estas mujeres fue golpeada tan cruelmente que tuvo que ser enviada al hospital. El hospital informó a la policía del caso. Cuando dieron de alta a la Testigo, vino la policía —no para conseguir la cooperación de ella en prender a los atacantes— ¡sino para arrestarla! En el cuartel de la policía en el valle de Snape, durante toda una noche las mujeres cristianas fueron violadas antes de llevarlas a la prisión.

      Sí, por más increíble que parezca, el gobierno malawiano no ha juzgado conveniente poner coto a la triste repetición de asaltos brutales descargados sobre esta minoría religiosa. Es verdad que en ciertas zonas del país ha habido alguna calma. Los funcionarios de algunas localidades han tenido la decencia y compasión de permitir que Testigos malawianos vivan en sus aldeas nativas sin ser molestados y que cultiven sus plantíos. Estos funcionarios hacen honor al país. Desafortunadamente, ellos, también, son una minoría.

      En The Nigerian Chronicle del 26 de diciembre de 1975 se llamó la atención sobre este problema de la inacción de parte de los funcionarios. Se dijo en éste que el Daily Nation de Kenia había declarado que el continente africano estaba “haciéndose cada vez más notorio por sus normas dobles.” Agregó esto a modo de explicación: “Cuando sufre persecución la gente de los Estados Unidos, Rusia o la República Sudafricana, India y China, la gente se levanta en unísono para condenar a los culpables. Cuando cosas como éstas le suceden a la gente de los estados africanos, ni siquiera funcionario[s] de la Organización de Unidad Africana (OUA) se toman la molestia de comentar.”

      Sí, otra vez, la inacción de parte de los funcionarios o su complicidad misma en la persecución ha hecho que los testigos de Jehová de Malawi busquen refugio fuera de los límites de su país. Algunos que pudieron hacerlo entraron en el campo de refugiados de Milange en Mozambique. Según un informe que se recibió en enero de 1976, en ese tiempo había unos 12.000 cristianos malawianos en el campo, junto con unos 10.000 de sus compañeros creyentes de Mozambique que están pasando por pruebas que hasta cierto grado son semejantes.

      Si sigue este cruel reinado de terror, ¿se debilitará por fin la resistencia de los testigos de Jehová de modo que quiebren su integridad a Jehová Dios? ¿O por fin darán órdenes los funcionarios de Malawi para poner fin a su persecución de estos hombres y mujeres cristianos? Estas son las preguntas que se consideran en el artículo que sigue.

  • ¿Cuándo cesarán estas crueldades?
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • ¿Cuándo cesarán estas crueldades?

      SEA que los testigos malawianos estén en campos de refugiados o en campos de concentración, el mensaje que se recibe de ellos es uno de constante valor y fe. Aun en los campos de prisión, se adhieren con regularidad a un programa de consideraciones bíblicas y reuniones de congregación para mantener su espiritualidad cristiana. Les sirven de estímulo y consuelo las siguientes palabras del apóstol Pedro:

      “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniese. Al contrario, sigan regocijándose por cuanto son partícipes de los sufrimientos del Cristo.”—1 Ped. 4:12, 13.

      Los testigos de Jehová de Malawi no son un grupo raro, un “grupo deslabonado” con una colección distinta de normas u opiniones que son diferentes de las que sostienen los testigos cristianos de Jehová por todo el mundo. Lo mismo que los testigos de Jehová por dondequiera ellos tratan de ser ejemplares en el pago de los impuestos y en obediencia a las leyes. Aceptan como indiscutibles las instrucciones que el apóstol Pablo da en Romanos 13:7: “Rindan a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo.” Los ataques contra ellos no se originan de ninguna falta de parte de ellos en cumplir estos deberes cívicos. Tampoco se originan de ninguna actividad subversiva y hostil al Estado. Lo mismo que los testigos de Jehová por toda la Tierra, los Testigos de Malawi son personas pacíficas, deseosas de paz. Por eso un informe sobre “Los testigos de Jehová en África” por Ernie Regehr en The Christian Century dice que “se les alaba universalmente por ser ciudadanos industriosos y moralmente rectos.”

      Los que emplean fuerza e intimidación para tratar de hacer que estos cristianos compren tarjetas como miembros del partido político son los violadores de la ley malawiana. La tarjeta no es una cédula o documento de identidad para todo ciudadano; no tiene nada que ver con la imposición y pago de impuestos. Es como se dice claramente en ella: una tarjeta de un partido político. Ya el 6 de octubre de 1969, el presidente vitalicio de Malawi, el Dr. Kamuzu Banda, declaró públicamente que a nadie del país se le debería obligar a comprar una tarjeta política. Pero nunca ha habido protección gubernamental para apoyar sus palabras contra la táctica de presión o violencia pública empleada contra los que no compran las tarjetas.

      Sea que usted convenga o no en la posición de neutralidad política, ¿cree usted que los que adoptan dicha posición deben ser perseguidos, encarcelados, golpeados, lisiados o hasta muertos? No obstante, eso es lo que está sucediendo en la república de Malawi. Si a usted le horroriza esta persecución injustificada de cristianos en Malawi, ¿qué puede hacer? Tal vez desee expresar sus sentimientos en cartas escritas a los funcionarios del gobierno malawiano cuyos nombres y direcciones se dan aquí.

      La gente por todo el mundo no son los únicos que han tomado nota de estas atrocidades. Estas crueldades no son pasadas por alto por Jehová Dios a quien sirven estos Testigos cristianos. Claro está que él les ha concedido “poder que es más allá de lo normal” y ellos han podido aguantar y perseverar. Ante el mundo en general, están estableciendo un registro notable de integridad y fidelidad.—2 Cor. 4:7-9.

      La luz de la verdad tiene concentrados sus rayos en Malawi. Los actos de brutalidad contra los testigos cristianos de Jehová de ese país que son amadores de paz, observantes de la ley y moralmente rectos no están cubiertos de tinieblas y ocultos de la vista pública. Han recibido publicidad por toda la Tierra. ¿Qué harán los funcionarios públicos de Malawi para poner fin a las crueldades? Los que aman la libertad y la justicia están esperando para ver.

      [Recuadro de la página 8]

      OFICIALES A QUIENES ESCRIBIR

      Su Excelencia el Presidente Vitalicio de Malawi

      Ngwazi Dr. H. Kamuzu Banda

      Oficinas del Gobierno Central

      Private Bag. 301

      Ciudad Capital

      LILONGWE 3

      Malawi, África Central

      El Honorable R. A. Banda, S.C., M.P.

      Ministro de Justicia y Fiscal del Estado y Ministro de Gobierno Local

      Private Bag 333

      LILONGWE

      Malawi, África Central

      El Honorable P. L. Makhumula Nkhoma, M.P.

      Ministro de Sanidad

      P.O Box 351

      BLANTYRE

      Malawi, África Central

      EL Honorable D. Kainja Nthara, M.P.

      Ministro del Desarrollo de la Comunidad y Beneficencia Social

      P.O. Box 5700

      LIMBE

      Malawi, África Central

      El Honorable R. T. C. Munyenyembe, M.P.

      Ministro de Educación

      Private Bag 328

      Ciudad Capital

      LILONGWE 3

      Malawi, África Central

      El Honorable N. P. W. Khonje, M.P.

      Presidente del Parlamento de Malawi

      P.O. Box 80

      ZOMBA

      Malawi, África Central

      El Honorable D. T. Matenje, M.P.

      Ministro de Hacienda, Comercio, Industria y Turismo

      P.O. Box 30049

      Ciudad Capital

      LILONGWE 3

      Malawi, África Central

      El Honorable R. B. Chidzanja Nkhoma, M.P.

      Ministro de Organización de Asuntos de Unidad Africana

      P.O. Box 211

      LILONGWE

      Malawi, África Central

      El Honorable A. A. Muwalo Nqumayo, M.P.

      Ministro de Estado en la Oficina del Presidente

      P.O. Box 5250

      LIMBE

      Malawi, África Central

      Sr. Aleke K. Banda

      Presidente Diputado/Director Administrativo

      Press (Holdings) Limited

      P.O. Box 1227

      BLANTYRE

      Malawi, África Central

      Sr. Richard Katengeza

      P.O. Box 5144

      LIMBE

      Malawi, África Central

  • Los “witkars” de Amsterdam... nacidos de la necesidad
    ¡Despertad! 1976 | 8 de mayo
    • Los “witkars” de Amsterdam... nacidos de la necesidad

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en los Países Bajos

      ERA el primer día de la primavera de 1974 y, como siempre, la primavera trajo nuevas vistas y sonidos. Pero pocos residentes de la colorida Amsterdam estaban preparados para algo tan insólito. Se aguzó el ingenio y humor holandés a su punto más afilado tratando de describir lo que apareció ese día: “Un canapé para dos móvil,” “Un sombrero de copa con ruedas,” “Una campana de quesera viajante.”

      Bueno, ¿precisamente qué estaban contemplando?

      ¡Un witkar!

      Una mirada al raro vehículo propulsado por batería y fácilmente se entiende la sorpresa de todos. Este cochecito —con su cómodo asiento interior para dos, su chasis redondo, parado, según parece, demasiado alto sobre sus ruedas pequeñas, y con vidrio todo alrededor— ciertamente que encajaba en el cuadro de los bromistas habitantes de Amsterdam. ¿De dónde vino una idea tan extraordinaria?

      Nació principalmente de la necesidad. Sucede que el atractivo distrito de comercio de Amsterdam es desfigurado diariamente por 35.000 coches estacionados en todo rincón y espacio disponible. Esto, junto con la conducción arriesgada en las estrechas calles y el ruido y la contaminación, fastidia a los peatones. Sin embargo, solo 1.500 coches de los 35.000 realmente están en uso al mismo tiempo. Este hecho engendró la idea de un sistema de tránsito destinado a mantener ocupados a más vehículos y no que simplemente estén estacionados sin usarse.

      En 1966 jóvenes radicales de Amsterdam se organizaron en un grupo que llamaron los Provos. Su objetivo no era la violencia, sino la provocación contra situaciones que irritaban al público. Una de esas condiciones era la congestión del tránsito y la contaminación en el distrito de comercio. El volumen de automóviles del país ha crecido de 100.000 en 1949 a 2.500.000 en la actualidad. Esto es mucha carga para un país que mide menos de 39.000 kilómetros cuadrados. Los Provos presentaron algunos planes no ortodoxos y muy radicales para resolver este difícil problema de tránsito.

      Primeramente Luud Schimmelpennink, una de las principales figuras de la organización,

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