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Cristianos huyen de cruel persecución en Malawi¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Cristianos huyen de cruel persecución en Malawi
HACE pocos meses miles de hombres, mujeres y niños cristianos huyeron de Malawi, un país de África oriental.
Cerca de 11.600 entraron a raudales en el vecino Mozambique. Un despacho de Zambia al Daily Telegraph de Londres informó que para mediados de octubre 8.925 habían buscado refugio en Zambia, y que diariamente continuaban llegando más. Algunos habían caminado hasta 560 kilómetros con solo las posesiones que podían cargar. El Times of Zambia dijo que el país se enfrentaba a “una crisis de refugiados.” Otros más huyeron a Rodesia.
¿Por qué este éxodo de cristianos de Malawi?
Informes confirmados por miles de testigos presenciales dieron un aterrador relato de la brutal persecución en ese país, una persecución rara vez igualada en la historia moderna. Entre los miles que vivieron en los apresuradamente construidos campamentos de refugiados, muchos mostraban los efectos de las malignas palizas y torturas.
La Alta Comisión para Refugiados de las Naciones Unidas envió al representante Dr. Hugo Idoyaga a la frontera de Zambia-Malawi. Él informó “que muchos de los refugiados tenían cortes y cuchilladas que evidentemente habían sido infligidos con pangas, los grandes cuchillos que tanto se usan en el África oriental.”—Times de Nueva York, 22 de octubre de 1972.
Todos estos refugiados eran testigos de Jehová. Componían la vasta mayoría de unos 23.000 testigos de Jehová africanos para quienes Malawi había sido su hogar.
Para muchos de ellos el sufrimiento no era algo nuevo. En 1967 una ola más temprana de persecución les había traído intensas penalidades. Miles de sus hogares, negocios y lugares de adoración fueron destruidos y saqueados, varios Testigos fueron asesinados, centenares de sus mujeres fueron violadas, algunas de ellas repetidamente. Su actividad cristiana, su literatura bíblica y sus reuniones para la adoración quedaron todos bajo proscripción oficial.
Ahora, cinco años más tarde, rugió una salvaje persecución en una escala aún mayor que antes. A través de todo el país se ha hecho un esfuerzo para destruir a los testigos de Jehová como un grupo de cristianos unidos en Malawi, privándolos de todo empleo y hasta de los mismos medios de alimentarse y alojarse. Un cálculo aproximado de los que fueron asesinados va de diez muertos conocidos a tantos como sesenta.
Aunque esto puede parecer algo increíble en este siglo veinte, es cierto. Lea por sí mismo el relato de testigos presenciales de la repugnante violencia que ha estado ocurriendo en Malawi. Entonces, considere si es que esta violencia puede ser justificada o no. Creemos que usted estará de acuerdo en que allí se cometió un trágico crimen en contra de la humanidad, uno que clama por socorro inmediato.
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Un vergonzoso registro de inhumanidad¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Un vergonzoso registro de inhumanidad
LA GENTE decente tanto dentro como fuera de Malawi ha quedado horrorizada por las acciones cometidas en ese país en contra de una minoría indefensa.
La violencia comenzó en escala pequeña a mediados de 1972. Alcanzó enormes proporciones en el otoño. Para ese entonces se agitó un violento espíritu de populacho a partir de la convención anual del Partido del Congreso de Malawi, el único partido político del país. La convención se clausuró con tres resoluciones ardientemente redactadas que atacaban a los testigos de Jehová. Desde julio en adelante los miembros de la militante Liga Juvenil del partido y su movimiento de Jóvenes Pioneros llevaron la batuta en hacer víctimas a los testigos de Jehová y ahora virtualmente libraron una guerra en contra de ellos. Se organizaron en pandillas, cuyos números iban de una docena hasta tantos como cien. Entonces fueron de aldea en aldea, armados con palos, cachiporras, pangas y hachas, buscando y atacando a los testigos de Jehová y a sus propiedades.
Como declaró el columnista Guy Wright del Examiner de San Francisco (del 17 de octubre de 1972) fue “una guerra muy unilateral, en la cual la fuerza se oponía a la fe.” Sin embargo, la fe resultó ser más fuerte, a medida que Testigo tras Testigo demostraba que su fe no podía ser quebrantada mediante la brutalidad.
He aquí solo unos pocos de los cientos de informes de testigos presenciales de las atrocidades cometidas:
● Típico de lo que aconteció en las aldeas es este informe dado por David Banda de la aldea de Kaluzi, Lilongwe: “Fue el 23 de septiembre que el Sr. Gideon Banda, un miembro del parlamento, vino para dirigirse a una reunión pública. Pude oír la mayoría de lo que se dijo a través de los altavoces pues mi casa estaba a solo pocos metros del lugar de reunión. El Sr. Banda comenzó relatando a la reunión lo que se había considerado en la reunión anual del partido. Entonces pasó a considerar el asunto de los testigos de Jehová. Le oí decir a la reunión que la convención anual había resuelto tratar sin misericordia a los testigos de Jehová debido a que rehusaban comprar las tarjetas del partido.
“En la tarde del 25 de septiembre, el hermano Swila vino a decirme que había visto a grupos de jóvenes reuniéndose. De inmediato alertamos a los hermanos, pero antes que pudiéramos hacer algo, los jóvenes comenzaron sus ataques, rompiendo los cristales de las ventanas y las puertas de nuestras casas y entonces golpeando a los hermanos. Estábamos todos dispersados así que no sabíamos realmente lo que le había sucedido a cada uno de nosotros y se estaba poniendo muy oscuro. Me escondí y entonces temprano por la mañana fui a la policía para informar lo que había sucedido. En vez de escuchar mi queja, la policía me despidió. Mientras todavía estaba en la estación de policía vi venir a grupos de hermanos y hermanas de otras congregaciones para informar de incidentes similares. La policía les dijo que volvieran a sus respectivas aldeas.”
Sin embargo, los Testigos rehusaron volver sin protección, y en vez de eso fueron al mercado. David Banda relata lo que allí ocurrió:
“Cuando los jóvenes oyeron que los Testigos habían ido al mercado fueron allá y comenzaron a golpear a los hermanos y a las hermanas con palos y puños y a darles de patadas por todas partes. La policía no hizo nada para detener el ataque. Entonces la violencia llenó a toda la aldea de Lilongwe. Sin embargo, los hermanos se las arreglaron para escapar hasta que finalmente huimos a Zambia.”
● Relata Evans Noah de la aldea de Mwalumo: “El 18 de septiembre de 1972 fui a visitar a uno de los hermanos. Vimos aproximarse un auto y reconocí que el conductor era el Sr. Gamphani, un miembro del parlamento de Malawi. Había dos jóvenes con él. Parece que me estaba buscando porque en cuanto se acercaron pude oír a uno decir: ‘Aquí está.’ El auto se detuvo y el Sr. Gamphani me ordenó que subiera a él. Entonces se dirigió a la estación de policía. Después de preguntarme por qué no tenía una tarjeta política, hizo que la policía me encerrara y me tuvieran detenido por siete días. Durante todos esos siete días no me dieron ni alimento ni agua.
“Cuando la policía vio que me estaba debilitando físicamente comenzaron a burlarse de mí pidiéndome que convirtiera la yerba en comida. Al fin, cuando vieron que todos sus esfuerzos por hacerme comprar una tarjeta política eran infructuosos, me soltaron, ordenándome que hallara mis propios medios para llegar a mi hogar. A pesar del hecho de que estaba débil debido a la falta de alimento, caminé una distancia de treinta y cinco kilómetros y llegué a mi hogar a salvo.”
Sin embargo, no mucho después Evans Noah y diez otros Testigos fueron obligados a huir de su aldea y a irse de Malawi.
● En la zona de Blantyre, la principal ciudad de Malawi, Richadi Nyasulu, Greyson Kapininga y otros testigos de Jehová fueron conducidos a las oficinas centrales de la Región Meridional del Partido del Congreso de Malawi (P.C.M.). Se les preguntó por qué no habían comprado tarjetas de afiliación política. Al contestar que debido a sus creencias bíblicas eran completamente apolíticos, los Testigos fueron entregados a unos dieciséis Jóvenes Pioneros y miembros de la Liga Juvenil. Estos se turnaron en golpear a cada Testigo. Cuando a pesar de esto rehusaron comprar las tarjetas políticas, los jóvenes frotaron sus ojos con una mezcla de sal y ají rojo. Algunos fueron golpeados en sus espaldas y asentaderas con una plancha de madera con clavos. Cuando alguien daba señales de sufrimiento, sus atacantes lo golpeaban más fuerte, diciendo: “Que tu Dios venga y te salve.” Además, rompieron una botella y usaron los filos rotos para ‘afeitar’ a algunos Testigos. El 22 de septiembre Jasteni Mukhuna de la zona de Blantyre fue golpeado hasta que le partieron un brazo.
● En el cabo Maclear, en el extremo austral del lago Malawi, el Testigo Zelphat Mbaiko fue cubierto con manojos de hierba que fueron atados a su alrededor. Derramaron gasolina sobre la hierba y le prendieron fuego. Murió a consecuencia de las quemaduras.
A nadie se le mostró clemencia
Tal fue el salvajismo de los atacantes que a ningún Testigo se le mostró clemencia debido a la edad o sexo. No todos escaparon de Lilongwe, como por ejemplo, una Testigo, la Sra. Magola. Debido al peso extra que cargaba por estar encinta, no pudo correr aprisa. La atraparon miembros del P.C.M. y la golpearon hasta que murió cerca del mercado a la vista de muchos de los aldeanos, sin que ninguno le prestara ayuda. Cuando se le preguntó a un oficial de la policía que por qué no había intervenido, su respuesta fue que ‘a la policía se le había quitado su autoridad.’
● En la zona de Ntonda, al sur de Blantyre Smith Bvalani, su madre anciana y otros testigos de Jehová, tanto hombres como mujeres, fueron golpeados por miembros de la Liga Juvenil hasta quedar inconscientes en el suelo. Un miembro de la Liga Juvenil al registrar los bolsillos, encontró dinero en uno de los Testigos. Entonces usó el dinero para comprar tarjetas políticas para cada uno de ellos, escribiendo sus nombres sobre las tarjetas y después las arrojó al suelo cerca de los Testigos inconscientes. Entonces la Liga Juvenil dijo que los Testigos habían cedido y que habían transigido en su fe. Cuando la madre de Smith Bvalani volvió en sí y vio la tarjeta les dijo que no la aceptaría aunque le costará la muerte. Entonces la golpearon hasta que se volvió a desmayar.
● Israel Phiri de setenta y tres años de edad de la aldea Khwele, Mchinji, relata: “Durante el mes de julio de 1972 oímos un rumor de que el Partido del Congreso de Malawi estaba planeando iniciar una campaña para verificar las tarjetas por todo el país. Dándonos cuenta de que esto significaría dificultades para los testigos de Jehová, decidimos dejar la aldea y escondernos en la selva. Éramos un total de treinta Testigos. Permanecimos dos meses en la selva. Sin embargo el 5 de octubre repentinamente nos encontramos rodeados por un gran grupo de jóvenes. Todas sus caras me eran extrañas.
“Al tratar de irme, algunos de ellos me agarraron y comenzaron a golpearme con palos y a darme de patadas por todo el cuerpo. Me fue imposible ver qué les estaba sucediendo a los otros hermanos. Finalmente me dejaron en el suelo inconsciente. Cuando recobré el conocimiento traté de buscar a los otros hermanos pero no los encontré. Decidí partir de Malawi e irme a Zambia. A pesar del hecho de que todo mi cuerpo estaba magullado y mis ojos estaban llenos de sangre, con la ayuda de Jehová me las arreglé para caminar muchos kilómetros hasta llegar al hospital de Thamanda en Zambia.”
● Al sudeste de Blantyre, en la aldea de Kavunje, todos los Testigos, hombres y mujeres, fueron brutalmente golpeados y obligados a andar desnudos por el camino. Uno de sus hijos murió debido a los golpes recibidos. En la zona septentrional de Malawi, en Nkhotakota, una Testigo embarazada fue despojada de su ropa y brutalmente golpeada. El jefe local de la P.C.M. le dijo a los niñitos que le dieran puntapiés en el estómago, con el propósito de tratar de provocarle un aborto.
Repugnantes ataques sexuales
Los ataques sexuales que sufrieron las mujeres testigos de Jehová fueron demasiado numerosos y repugnantes para describirlos en detalle. Los siguientes fueron casos típicos:
● Rahabu Noah de diecisiete años de edad de la aldea de Mtontho, Kasungu, relata: “El 26 de septiembre de 1972 recibimos la noticia de que los jóvenes estaban yendo de aldea en aldea atacando físicamente a los testigos de Jehová y destrozando sus casas y propiedades. Los hermanos sugirieron que nos escondiéramos en la selva y que durante la noche huyéramos a Zambia. Éramos cinco hermanas y tres hermanos. Dejamos la aldea sin inconvenientes, pero mientras íbamos por una pequeña vereda, nos encontramos con un grupo de unos veinte. Empezaron a pedir las tarjetas. Ninguno de nosotros pudo presentar una y entonces comenzaron a golpearnos con palos y con sus puños. Después nos desnudaron y continuaron golpeándonos. Un grupo de unos diez jóvenes me empujaron a un lado y me alejaron de los otros. Mientras algunos me sujetaban las manos y las piernas los otros me violaron. Vi a ocho de ellos tomar turnos uno tras otro para violarme. No había ninguno con una cara familiar en el grupo. Después de golpearnos salvajemente nos dejaron. Más tarde me enteré que las otras cuatro hermanas de nuestro grupo también habían sido violadas.”
● Cuenta su experiencia Funasi Kachipandi de la aldea de Nyankhu, Lilongwe: “El 1 de octubre de 1972, después de oír los informes de los ataques contra los testigos de Jehová, decidí escaparme y pasar a Zambia. Salí de inmediato con mi hija de diecinueve años de edad, Dailes Kachipandi. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes que fuéramos capturadas por un grupo de jóvenes desconocidos. Exigieron las tarjetas del partido, las cuales no pudimos mostrar. Nos hicieron regresar a su oficina cerca del mercado Chileka. En mi presencia cinco jóvenes se turnaron en violar a mi hija. Entonces uno de ellos me agarró y me empujó al suelo. Le supliqué que no tratara de violarme pues estaba en el noveno mes de mi embarazo y me hallaba muy débil, pero él no pudo mostrar ninguna bondad humana. Me violó en presencia de mi hija. Entonces nos dejaron. Informé de estos asuntos a la policía. Tomaron las declaraciones pero no hicieron nada. A la mañana siguiente di a luz un bebé y entonces el mismo día partimos de allí, descansando de vez en cuando hasta que llegamos a Zambia.”
En muchos otros casos los nombres de los atacantes eran conocidos a sus víctimas. Algunos tenían puestos oficiales en el Partido del Congreso de Malawi.
● En la aldea de Kamphinga, Matilina Chitsulo de la aldea de Gwizi fue violada por el presidente Kachigongo de la sucursal del partido. En la aldea de Mkombe, el 2 de octubre de 1972, el presidente y el secretario local del partido mantuvieron a Velenika Hositeni por toda una noche en una habitación de la oficina del P.C.M., y ambos la violaron. En la misma oficina siete hombres violaron a otra Testigo llamada Nezelia. Al escapar a Zambia las dos mujeres fueron hospitalizadas en Misale debido al abuso físico que habían padecido.
Repetimos: Estos incidentes no son la excepción. Son solamente unos pocos entre los cientos de casos registrados.
Sin embargo hubo otra característica del ataque que se hizo contra los Testigos en todo el país, una que lo hizo hasta de consecuencias más graves que la persecución que sufrieron allá a principios de 1967.
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Se resuelve: ‘¡Echen a esta gente fuera de la sociedad humana!’¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Se resuelve: ‘¡Echen a esta gente fuera de la sociedad humana!’
ESO es esencialmente lo que la Convención Anual del Partido del Congreso de Malawi de 1972 resolvió con respecto a los testigos de Jehová en ese país.
Reunidos en la capital, Zomba, en la Escuela Católica de Segunda Enseñanza, los delegados del partido adoptaron el 16 de septiembre una serie de resoluciones. A continuación citamos del MANA Daily Digest, publicado por el Ministerio de Información y Radiodifusión del gobierno de Malawi, fechado el 18 de septiembre de 1972. La página 17 muestra que los delegados del partido dieron a conocer que habían llegado a las siguientes resoluciones:
“(a) Se deplora el hecho de que ciertas sectas religiosas fanáticas en funcionamiento, como la proscrita secta de los Testigos de Jehová, estorban el desarrollo tanto político como económico del país.
“(b) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas religiosas fanáticas empleados en el comercio y la industria deben ser inmediatamente despedidos, y que a cualquier establecimiento comercial o industrial que no cumpla con esta resolución se le debe cancelar su permiso.
“(c) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas religiosas fanáticas empleados por el Gobierno deben ser despedidos inmediatamente y que se deben impedir las actividades comerciales o agrícolas de cualquier miembro de estas sectas que sea un trabajador independiente, sea en comercio o en agricultura.
“(d) Se resuelve que todos los miembros de estas sectas que viven en las aldeas deben ser ahuyentados de ellas, y se hace apelación al gobierno para que dé la máxima protección a los miembros del partido que traten con los adherentes a estas sectas.”
En realidad los únicos afectados por estas resoluciones fueron los testigos de Jehová. Ningún otro grupo religioso en Malawi sufrió como ellos.
¿Qué decían en realidad esas resoluciones? Literalmente decían que a los testigos de Jehová en Malawi no se les debía permitir tener un empleo remunerativo... de ninguna clase, en ningún lugar. Ni siquiera se les debería permitir cultivar alimentos para su propio sustento. Y que debían de ser expulsados de las aldeas. ¿En qué situación los dejaba esto?
Su único recurso sería el vivir como los animales salvajes en los bosques y en las selvas, como excluidos de la sociedad humana.
Pero, ¿no es ésta sencillamente nuestra interpretación? ¿No significan estas resoluciones sencillamente expresiones de condenación sin la verdadera intención de privar a sus semejantes de las necesidades básicas de la vida?
Los hechos muestran que estas palabras fueron entendidas por sus oyentes como una sentencia, una total proscripción de los testigos de Jehová, virtualmente como una sentencia de muerte.
Considere algunas de las maneras en que se ‘impidieron’ las actividades de los que eran ‘trabajadores independientes, sea en comercio o en agricultura.’
Comerciantes de Malawi arruinados
● B. Lameck Chirwa, un comerciante de Malawi y un testigo de Jehová, regresó a Malawi después de una asamblea cristiana en Salisbury, Rodesia, y encontró a su hermano carnal, Beneya, inconsciente. Su hermano, propietario de un almacén de comestibles, había sido duramente golpeado por miembros de la Liga Juvenil por ser Testigo. Después de cinco horas su hermano revivió y fue llevado al hospital, donde pasó tres días.
Pero un miembro de la Liga Juvenil había visto a Lameck ayudar a su hermano y pronto miembros de la Liga vinieron a su negocio en Zingwangwa. Se le preguntó si tenía una tarjeta de afiliación al partido. En vista de que no pudo presentar una clausuraron su casa y su negocio, dejándolo afuera. Entonces lo hicieron ir a Limbe, donde tenía un negocio de ropa que era atendido por su esposa. Cuando ella expresó la misma posición concienzuda en cuanto a la tarjeta política, también clausuraron este negocio. Cuando Lameck decidió recurrir al Secretario General del Partido del Congreso de Malawi, Aleke Banda, acerca de las clausuras, encontró que los miembros de la Liga Juvenil habían dejado salir el aire de los neumáticos y se habían apoderado de las llaves de su auto. Los funcionarios gubernamentales con los que se entrevistó no le dieron absolutamente ninguna esperanza de alguna acción favorable... a menos que Lameck comprara una tarjeta del partido. Su cuenta bancaria, como la de todos los Testigos conocidos, fue congelada. Finalmente pudo cobrar una póliza de seguro y tomar un avión de Malawi a Rodesia, dejando atrás edificios, muebles, cantidades de ropa e instalaciones de negocio, un camión de siete toneladas y un auto. El valor total era de 121.800 dólares. Había estado en el comercio desde 1959. Ahora todo se había perdido.
● Otro Testigo y comerciante de Malawi, llamado Chinondo, operaba la Moderna Escuela para Conductores en la principal ciudad de Malawi, Blantyre. Confiscaron el conjunto de autos que le pertenecían. Más tarde los vio estacionados fuera de la Oficina Regional del Sur del P.C.M.
● William McLuckie, de sesenta y cuatro años de edad, había vivido en Malawi por casi cuarenta años. Tenía una tienda de curiosidades en Blantyre. Además de tener empleadas a 11 personas, con regularidad compraba curiosidades de 120 talladores de Malawi, cabezas de familia. McLuckie calculó que de 600 a 700 personas dependían de este negocio para sus ingresos. Por ser Testigo fue llevado ante el tribunal y se le dio 48 horas para abandonar el país. Alrededor de un día después de su expulsión, a su esposa y tres hijos les dieron veinticuatro horas para salir.
● Sin embargo, algunos perdieron más que sus negocios. El Sunday Mail de Rodesia, del 1 de octubre de 1972, declaró que a un “prominente hombre de negocios de Malawi” lo habían “matado a golpes.” Era M. L. Chirwa, propietario de un almacén de comestibles y depósitos de botellas de Blantyre. Informando acerca del mismo incidente, The Rhodesia Herald dijo: “Hasta ahora no se han tomado medidas oficiales sobre la muerte del Sr. Chirwa.”
‘Que sean inmediatamente despedidos’
Igualmente, la resolución de expulsar a todos los Testigos empleados de sus trabajos, tampoco fue una simple amenaza.
● M. R. Kalitera había trabajado para el correo desde 1949. Después de veintitrés años de servicio se le despidió sin los beneficios de una paga o pensión.
● El Testigo Kadewere trabajaba para el Ministerio de Sanidad como inspector que visitaba las diferentes clínicas. Había sido entrenado en los Estados Unidos. Al ir a su hogar en Zomba, encontró que los miembros de la Liga Juvenil se estaban repartiendo sus campos de maíz. Al retornar a Blantyre halló que había sido despedido de su trabajo. El Testigo Kadewere es padre de nueve hijos.
● William Nsangwe fue aprobado en el Examen Intermedio del Instituto Titulado para Secretarios y trabajó por cinco años en el Ayuntamiento de Blantyre. Cuando comenzaron las dificultades para los Testigos el Secretario Municipal llamó a Nsangwe a su oficina y lo interrogó. Después fue interrogado por el Alcalde. En ambos casos cuando se hicieron esfuerzos para lograr que comprara o aceptara una tarjeta del partido él rehusó a causa de su conciencia. Cuando se le dijo que ‘fuera a hablar con su esposa, madre y padre acerca del asunto,’ él replicó que ‘este era un asunto de su propia fe, no algo que dependía del padre, la madre o la esposa.’ Fue despedido. Su esposa Joy, una graduada de la Universidad de Malawi y maestra de escuela, también fue despedida, como también lo fue una compañera de graduación y maestra, Venencia Kabwira, una Testigo.
Lo que fue cierto de los empleados de gobierno fue cierto de aquellos que trabajaban para empresas particulares.
● W. Lusangazi había trabajado para la Mandala Motors Limited en Blantyre por más de diez años. Fue despedido, como lo fue Widdas Madona, quien había trabajado por la misma cantidad de años para Horace Hickling Limited, Blantyre. El Testigo Lihoma trabajó para United Transport Limited por quince años. Él también fue despedido.
Varios patronos protestaron vigorosamente por la compulsión impuesta sobre ellos para que despidieran a sus empleados Testigos.
● Una empresa de procuradores en Blantyre hasta llevó el asunto al Presidente, tratando —infructuosamente— de evitar la pérdida de dos de sus más confiables empleados, Luwisi Kumbemba y L. D. Khokwa. (La esposa de Khokwa, una maestra de escuela, también perdió su empleo con el gobierno.)
● El propietario hindú de una compañía de ropa en Blantyre regresó de un viaje y halló que el empleado a quien él había confiado la supervisión de la empresa durante su ausencia había sido despedido a la fuerza. El empleado era un Testigo, Skennard Mitengo. El propietario dijo que cerraría la empresa, la Compañía de Ropa Crescent, pues dijo que no podía funcionar sin los servicios de este valioso empleado. Se esperaba que una compañía que era propiedad de ciertos funcionarios gubernamentales, la Press Trading Limited, se encargaría de la compañía.
Estos son solo unos pocos casos en una larga lista de Testigos que quedaron sin trabajo. Hasta donde se sabe, al tiempo de redactarse este artículo en todo el país no había ni un solo Testigo empleado. Pero la campaña no se detuvo aquí.
Se niegan las necesidades básicas de la vida
Malawi es un país agrícola, no industrial. La gran mayoría de su pueblo vive de la agricultura, cultivando porciones de terreno hereditarias en sus pequeñas aldeas. La mayoría de los testigos de Jehová en Malawi estaban en esta situación. Como todos los humanos necesitan tales elementos básicos como alimento, agua, ropa y abrigo. Sin embargo se hizo un esfuerzo concertado para negarles aun éstos.
● En Supuni, la zona de Chikwawa, a todos los Testigos les quitaron sus huertos y hasta se les impidió extraer agua del pozo local. ¡Para conseguir agua tenían que ir al río a más de seis kilómetros de distancia!
Literalmente miles de casas fueron quemadas o destruidas. Tan solo en la aldea de Jali, en la zona de Zomba, cuarenta casas que pertenecían a los Testigos fueron destruidas por el fuego.
● Desde el lejano sur del país, la zona de Chiromo, viene este informe: “En los distritos de Chiromo, Bangula y Nguluwe, todas las casas de los hermanos y todas sus pertenencias han sido destruidas por los Jóvenes Pioneros. Todos los hermanos y hermanas de la aldea de Chamera han sido esparcidos y están en la selva. Todas sus pertenencias han sido destruidas.”
● De la aldea de Gorden cerca de Zomba: “Todas las casas que pertenecían a los hermanos han sido derribadas. Todos sus alimentos y posesiones han sido tomadas por los jefes locales. Todos los hermanos y hermanas han huido de esta aldea.”
Un informe resume la situación de alojamiento de la siguiente manera: “Esta es la historia de muchas familias de testigos de Jehová. Las mujeres y los niños duermen a la intemperie. Algunos de ellos duermen en las estaciones de ferrocarril. Algunos duermen en las estaciones de autobús, o en cualquier lugar donde pueden conseguir un espacio donde no serán molestados.”
● En una aldea en la zona de Blantyre, a la Testigo Mazongoza, una viuda de sesenta años de edad, se le acercaron miembros de la Liga Juvenil que le pidieron que comprara una tarjeta política. Ella rehusó a causa de su conciencia. Durante toda una semana, del 24 al 30 de septiembre, mataron sus gallinas, una por una, y cuando a pesar de eso ella siguió rehusando, mataron sus cabras, una por una. Estas eran sus únicas posesiones. Entonces amenazaron su propia vida, haciendo que huyera de la aldea.
Muchos informes son muy breves, sin embargo, para el que conoce las circunstancias de Malawi, son muy significativos.
Característicamente hablan de ‘puertas y ventanas (“de 6 hojas de vidrio cada una”) que fueron destrozadas o llevadas.’ Quizás parezca raro el dar énfasis a estas cosas. Pero en las aldeas de Malawi, la mayoría de las casas están hechas de paredes de barro y techo de paja. Si uno tiene una puerta o ventana, esta es la parte más valiosa de toda la estructura.
De igual manera informe tras informe cuenta acerca de la destrucción o robo de cosas como ‘3 esteras para dormir, 3 frazadas, 2 sillas, 1 mesa, 1 mantel, 2 corbatas, 8 sacos de cacahuetes, 1 depósito de cacahuetes sin pelar.’ Asimismo, para los que viven en países industrializados esto quizás parezca como una pérdida muy insignificante. Pero para los que los perdieron esto quizás representaba todo el mobiliario de su pequeño hogar, y la pérdida de la única cosecha de la que dependían para obtener un poco de dinero. Ese ‘1 mantel’ quizás haya sido el único artículo que tenía la Testigo ama de casa para alegrar su hogar.
A veces fue una bicicleta, una radio o una máquina de coser (por ejemplo, “1 máquina de coser a mano”) lo que les fue arrebatado. Pero la pérdida de una bicicleta para ellos es igual a la pérdida de un automóvil para la gente de otros países. Cualquiera de estos artículos puede representar el equivalente de las ganancias de varios meses o es posible que conseguirlo haya tomado un año o más de labrar y ahorrar.
Un informe directo del campo Sinda Misale en Zambia dice acerca de los miles de Testigos que estaban refugiados allí:
“Ganado, ovejas, gallinas, cerdos y cabras, todos han sido quitados a los hermanos. Muchísimos sufrieron la pérdida de su ropa y abrigo de manera que lo que tienen es solamente lo que llevan puesto sobre el cuerpo. Una de las hermanas no pudo entrar al campo de refugiados debido a que estaba desnuda, los jóvenes de la P.C.M. la habían desnudado completamente. Otras hermanas del campamento tuvieron que mandarle algo que ponerse antes de que pudiera entrar. Prácticamente todos los hermanos que huyeron de Malawi no tienen nada que hayan dejado atrás. En otras palabras, no tienen posesiones materiales a las que regresar.”
¿Puede justificarse la clase de trato que aquí se documenta? Considere las acusaciones hechas en contra de los Testigos en Malawi y entonces juzgue por sí mismo.
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¿Son culpables de ‘estorbar el desarrollo de Malawi’?¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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¿Son culpables de ‘estorbar el desarrollo de Malawi’?
SUPONGA que fuera cierto que los testigos de Jehová son “una secta fanática” que han “estorbado el desarrollo tanto político como económico” en Malawi, como lo declara la resolución del P.C.M. ¿Estarían las palizas, las violaciones, la destrucción de los hogares y de la propiedad, el despido de toda clase de empleos y hasta el asesinato... todos justificados?
Malawi es una república formalmente constituida, fundada sobre principios democráticos. Tiene un cabal cuerpo de leyes para el mantenimiento de la paz, la justicia y el buen orden. Tiene un completo sistema judicial de tribunales, con jueces educados y competentes. Tiene un extenso sistema policial con personal experimentado.
Si en verdad los testigos de Jehová son quebrantadores de leyes, ¿por qué, entonces, no se usa toda esta estructura gubernamental para encargarse del problema? ¿Por qué no se usa el ordenado proceso de acusaciones legales, arrestos, juicios o hasta encarcelamientos? ¿Por qué se debería entregar el ejercicio de la autoridad y los deberes de hombres maduros y entrenados a pandillas de jóvenes inmaduros, no entrenados e indisciplinados? Sí, ¿por qué debería un gobierno permitir que elementos anarquistas hagan su trabajo? ¿No constituye esto un menosprecio de sí mismo y de su habilidad para tratar el problema por los medios constitucionales legales?
Las dignas metas de Malawi
El mismo Partido del Congreso de Malawi declaró su intenso interés por una elevada norma de conducta en el país. El Times de Malawi del 14 de septiembre informó que uno de los temas enfatizados por los delegados a la convención anual de 1972 del Partido fue “la importancia de la conducta apropiada e inofensiva.” El periódico añadió que los delegados a la convención “enfatizaron que como malawianos deberían aprender las cosas de una manera que no fuera considerada ‘vergonzosa y que no afectara la reputación de Malawi.’”
Acerca de esta misma opinión se atribuyen declaraciones llenas de fuerza al presidente vitalicio Dr. H. Kamuzu Banda. El News de Malawi del 19 de septiembre dice: “Comentando sobre la resolución adoptada por la convención anual de 1972 del Partido del Congreso de Malawi Su Excelencia el Presidente Vitalicio ha enfatizado la importancia de los buenos modales y de mantener la tradición.” El periódico hizo notar que el Presidente Vitalicio “exhortó a su pueblo a reavivar la tradición enseñando a sus hijos a respetar a los mayores y a sus padres. También instó a los maestros a enseñar buenos modales a los niños.”
Todas estas declaraciones a favor de la buena conducta son muy encomiables. Están de acuerdo con el discurso de apertura que el presidente vitalicio Banda pronunció a la convención en el que enfatizó el “edificar a la nación sobre fundamentos morales y espirituales, puesto que ésta es la piedra angular sobre la que se puede fundar una nación disciplinada.”
La pregunta es: ¿Cómo es posible armonizar los brutales ataques contra los testigos de Jehová con estas declaraciones públicas? ¿Cómo pueden estos ataques menos que afectar adversamente “la reputación de Malawi”? ¿Cómo es posible que semejante violencia ‘edifique la nación sobre fundamentos morales y espirituales’?
¿Quiénes verdaderamente estorban la obtención de estas metas?
Los testigos de Jehová han trabajado duro para traer esclarecimiento moral y espiritual a sus vecinos, por medio de conducir en los hogares estudios gratuitos de la Palabra de Dios la Biblia. Han enseñado a miles de malawianos a leer y escribir. Ellos mismos se esfuerzan diligentemente por llevar vidas ejemplares, con limpieza moral y amor a Dios y al prójimo. Esto seguramente no es ‘estorbo’ a los buenos intereses de Malawi, su gobierno o su pueblo.
Pero permitir que elementos jóvenes entren en una campaña de violencia por todo el país —que asolen hogares, posesiones y cuerpos de hombres, mujeres y niños— ¿cómo es posible que esto ayude a obtener esas metas o que resulte en bien para el país?
Después que pandillas de jóvenes le han cogido el gusto a atacar, destruir, saquear y violar, ¿qué garantiza que —sencillamente porque el grupo original de víctimas ha dejado de existir— estos jóvenes ahora se detendrán y volverán a la conducta pacífica y ordenada? ¿Qué garantiza que no buscarán nuevas víctimas, y que hasta se conviertan en un arduo problema para el gobierno en poder? Al no tomar medidas para reprimir tal violencia, ¿no pudiera ser que el gobierno de hecho estuviera levantando la tapa de una ‘caja de Pandora llena de males’?
Frecuentemente los miembros de la Liga Juvenil, en sus ataques contra los testigos de Jehová, se jactaron de que: “Nosotros somos la policía.” Instrucciones del Departamento de Policía para que esos jóvenes se presentaran a la policía han sido pasadas por alto. Esto muestra su falta de respeto por la autoridad legalmente constituida.
No los atacantes, sino las víctimas, los testigos de Jehová, han sido los que respetuosamente mostraron reconocimiento de la autoridad constituida. ¿Cómo es eso? Porque, como declaran los mismos periódicos de Malawi, al ser atacados consistentemente se dirigieron a la policía; sumisamente llenaron los informes pedidos y apelaron a la protección que provee la ley de Malawi. No intentaron tomar la ley en sus propias manos.
Al apelar a las autoridades de la ley sobre la base de derechos legales, los testigos de Jehová sencillamente siguieron el ejemplo de un cristiano de tiempos antiguos. Cuando estaba por ser azotado por los mismos soldados que lo rescataron de una muchedumbre atacante, el apóstol Pablo llamó la atención a su ciudadanía romana, con el resultado de que el azotamiento fue cancelado. (Hech. 21:30-34; 22:24-29) Más tarde, volvió a ejercer sus derechos legales al apelar a Cesar.—Hech. 25:9-12.
Pagando de vuelta a César las cosas de César
Cristo Jesús instruyó a sus discípulos a que ‘pagaran de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.’ (Mar. 12:17) Los que atacan a los testigos de Jehová algunas veces citan estas palabras, declarando que los Testigos no las cumplen y que por lo tanto sufren justamente. Lo opuesto es la verdad.
Lea el contexto de estas palabras en la Biblia. Vea por sí mismo que Jesús estaba considerando el pago de los impuestos en esa ocasión. Los testigos de Jehová tienen una reputación internacional de estar entre los contribuyentes más concienzudos de cada país.
El columnista Guy Wright, comentando en el Examiner de San Francisco acerca de los acontecimientos de Malawi, dijo de los testigos de Jehová: “Uno los puede considerar como ciudadanos modelos. Pagan los impuestos diligentemente, atienden a los enfermos, batallan contra el analfabetismo.” Semejantemente, un editorial del Times de Nueva York del 22 de octubre dijo que los Testigos creen que “las leyes seglares deben ser obedecidas, por ejemplo el pago de los impuestos.” Los archivos de impuestos de cualquier gobierno, incluso los de Malawi, muestran que esto es verdad. En Malawi, durante el período de 1953 a 1972, los testigos de Jehová hasta expulsaron oficialmente de sus congregaciones a dieciocho personas que premeditadamente no pagaron sus impuestos. Los Testigos no toleran tal desobediencia a la ley seglar.
El quid del asunto es que, aunque los testigos de Jehová ‘pagan de vuelta a César las cosas de César,’ son igualmente cuidadosos en pagar de vuelta “a Dios las cosas de Dios”... no a César.
¿Una ‘secta religiosa fanática’?
Pero, ¿no es ‘fanatismo’ el rehusar unirse a un partido político por medio de comprar una tarjeta de afiliación? O por lo menos, ¿no se convierte uno en un ‘fanático’ al aferrarse a tal posición al enfrentarse con la muerte?
Si esto es ‘fanatismo,’ entonces, ¿no deberíamos clasificar a los cristianos del primer siglo como ‘fanáticos’ también? En el antiguo Imperio Romano, el emperador como cabeza del Estado requería que todos le rindieran sacrificio en señal de lealtad. Una mera pizca de incienso colocada sobre la llama del altar se consideraba aceptable. ¿Qué posición adoptaron los cristianos primitivos? La historia nos dice:
“Los cristianos rehusaban . . . hacer sacrificios al genio del emperador... más o menos lo que equivale hoy a rehusar saludar la bandera o repetir el juramento de lealtad. . . . Muy pocos de los cristianos se retractaban, aunque generalmente se mantenía un altar en la arena con fuego ardiendo sobre él para la conveniencia de ellos. El prisionero solo tenía que esparcir una pizca de incienso en la llama y se le daba un Certificado de Sacrificio y se le ponía en libertad. También se le explicaba cuidadosamente que no estaba adorando al emperador, sino solo reconociendo el carácter divino del emperador como jefe del Estado romano. No obstante, casi ningún cristiano se aprovechó de la oportunidad de escapar.”—“Those About to Die,” Daniel P. Mannix, págs. 135, 137.
En el Book of Culture, de Ethel Rose Peyser, leemos (pág. 549):
“Roma gradualmente se había llenado de personas que abrazaban cultos extraños, quienes de serles requerido juraban lealtad al espíritu divino del emperador. Los cristianos, sin embargo, firmes en su fe, no hacían tal juramento de lealtad. Y porque no juraban lealtad a lo que hoy consideraríamos análogo a la bandera, se les consideraba políticamente peligrosos.”
En tiempos modernos, lo que está envuelto quizás no sea una pizca de incienso y la obtención de un Certificado de Sacrificio, sino en cambio, un saludo o la compra de una tarjeta. No obstante, con los testigos de Jehová esto es un asunto de conciencia y esa conciencia ciertamente no los convierte en un ‘peligro político.’ Su neutralidad cristiana en cuanto a todos los asuntos políticos se basa en la Palabra de Dios, la Biblia.
Separados del mundo
El Hijo de Dios dijo que sus seguidores no serían “parte del mundo,” tal como él no era parte del mundo, y que “a causa de esto el mundo los odia.” (Juan 15:19) Cristo Jesús se abstuvo de mezclarse en los asuntos políticos del mundo. Él no fue ni un apoyador del rey Herodes ni tampoco fue su opositor.
Los testigos de Jehová mantienen la misma estricta neutralidad, ellos nunca intervienen en los asuntos políticos. No participan en sublevaciones, disturbios, revueltas o golpes de estado. No representan una amenaza a ninguna autoridad constituida. Al mismo tiempo fijan sus esperanzas personales en el justo gobierno del Reino de Dios gobernado por su Hijo y fielmente le dan todo su apoyo y lealtad. Esto se lo deben a Dios. No pueden dar esto a ningún gobernante humano o gobierno. Si se les ordena ir en contra de la Palabra de Dios, no tienen otro recurso que contestar como hicieron los apóstoles: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:29.
Ningún estorbo al ‘desarrollo económico’
¿Estorban los testigos de Jehová el desarrollo económico de Malawi? Al contrario, contribuyen al mismo. Los que les dieron empleo testifican de sus buenos hábitos de trabajo, honradez y diligencia. Como lo han mostrado los registros, los patronos hasta se han arriesgado a ganar la mala voluntad de los funcionarios defendiendo a los Testigos empleados a quienes ellos les habían confiado posiciones claves de responsabilidad.
Tan atrás como el 11 de febrero de 1964, un superintendente de la sucursal de la Watch Tower, Jerker A. Johansson, se reunió con el Dr. H. Kamuzu Banda y le señaló que los jefes de las aldeas habían alabado a los Testigos por estar entre los primeros en apoyar los proyectos de “auto-ayuda” local. Una fracción de esos proyectos de auto-ayuda en los que los testigos de Jehová participaron en el transcurso de los años incluyeron: hacer ladrillos y cortar el césped para las escuelas, edificar escuelas, casas para los maestros, caminos y puentes. Todo esto fue trabajo voluntario, sin paga. De hecho, los testigos de Jehová a menudo contribuyeron de su propio dinero y materiales.
Compra de tarjetas políticas de afiliación
La cuestión clave se enfoca en un punto: el rehusar los testigos de Jehová comprar una tarjeta de afiliación al Partido del Congreso de Malawi. Este, y no otros cargos, es la acusación que continuamente se hizo en contra de ellos. Esta compra de tarjetas no es el pago de un impuesto. Es la obtención de afiliación a un partido político.
Sin embargo los ataques contra los testigos de Jehová por no comprar estas tarjetas están en oposición a declaraciones pasadas del más alto funcionario del Partido del Congreso de Malawi. Considere:
En 1967 los testigos de Jehová en Malawi llegaron a estar bajo un ataque intenso y fueron proscritos. El 30 de noviembre de 1967, The Times de Blantyre dijo debajo de titulares que decían: “MALIGNA CALUMNIA, DICE EL PRESIDENTE,” hicieron la siguiente cita del presidente H. Kamuzu Banda: “No hemos proscrito a los testigos de Jehová porque no pertenecían al Partido del Congreso de Malawi. Esto es una maligna propaganda en contra de mi persona y en contra del Gobierno en particular.”
Dos años más tarde, después que el presidente volvió de una gira de la Región Central, los testigos de Jehová volvieron a recibir amplia publicidad. En la primera página, The Times de Blantyre informó en un artículo: “El presidente dijo que por ejemplo, no fueron las oraciones de la secta proscrita ‘lo que me hizo decir que yo quería que la gente fuera libre de renovar sus tarjetas, de su propio corazón, no que fuera forzada.’”—6 de octubre de 1969.
Así el más encumbrado funcionario de Malawi dio a conocer públicamente que se oponía al uso de la fuerza en la compra de las tarjetas de afiliación política.
Una vez más la cuestión es armonizar las palabras con los acontecimientos y las acciones. Si en verdad es el deseo del presidente vitalicio que nadie sea forzado a comprar una tarjeta de afiliación política, entonces, ¿no tiene él poder y autoridad para poner ese deseo en vigor a través del país? O ¿es que ha perdido el control de ciertos elementos del Partido del Congreso de Malawi que él encabeza? Seguramente no puede ser que la intensa campaña de violencia en contra de los testigos de Jehová a lo ancho y a lo largo de Malawi haya pasado desapercibida para el presidente vitalicio.
Él estuvo presente en la convención anual del Partido en su último día cuando se adoptaron las resoluciones en contra de los testigos de Jehová, las cuales iniciaron la ola de intensa violencia en contra de ellos. A continuación de esa convención la prensa de Malawi representó al presidente vitalicio Banda llamando a los testigos de Jehová los “testigos del Diablo” y una secta “estúpida” que “no respeta al Gobierno” y “no quiere pagar impuestos.” (The Times, del 18 de septiembre de 1972) Puesto que los testigos de Jehová claramente respetan al Gobierno y pagan los impuestos, ¿son los periódicos culpables de emprender una ‘maligna propaganda’ cuando publican esas coléricas declaraciones y las atribuyen al más encumbrado funcionario del país?
También, ¿están actualmente los miembros de la Liga Juvenil y de los Jóvenes Pioneros ocupados en hacer ‘maligna propaganda’ cuando utilizan la cuestión de la tarjeta de afiliación política para justificar los recientes ataques contra los Testigos? ¿Están yendo en contra de los deseos expresados del más elevado funcionario de Malawi?
Lo que es peor, ¿qué hay de la frecuente presencia de tales funcionarios del Gobierno como Gwanda Chakuamba Phiri, M.P., y J. Kumbweza Banda, M.P., en la escena de las golpeaduras a Testigos y de la apropiación por la fuerza de sus hogares y propiedades? ¿Están esos funcionarios actuando en contra de los deseos del presidente vitalicio al aprobar estos actos?
Considere también el despido de M. R. Kalitera de su empleo en el correo después de veintitrés años de servicio. ¿La instrucción de quién dio comienzo a esta acción? Él recibió una carta de A. N. C. Chadzala, Director General de Correos, declarando:
“A continuación de nuestra consideración esta mañana en la que usted certificó ser miembro de los Testigos de Jehová y que no está dispuesto a comprar o renovar la tarjeta del Partido del Congreso de Malawi, tengo que relevarlo de su trabajo sin cobrar sueldo a partir de hoy, 4 de octubre de 1972.
“2. Esto sigue la instrucción de Su Excelencia el Presidente Vitalicio de que cualquier servidor civil que se encuentre y certifique ser un miembro de los ex-Testigos de Jehová deberá ser despedido si no renuncia a su puesto.”
El Sr. Kalitera preguntó en cuanto a este relevo y recibió una carta de la oficina del Principal Jefe de Personal. Su segundo párrafo decía:
“2. Deseo confirmar lo que el Director de Correos ya dijo de que Su Excelencia el Presidente Vitalicio dio instrucciones en cuanto a que cualquier empleado gubernamental que rehúse comprar una tarjeta P.C.M. no tiene nada que ver con el Servicio del Gobierno y por lo tanto debe renunciar a su puesto. Por lo tanto, en vista de su negación estoy ahora aceptando su renuncia al Servicio Público a partir del 4 de octubre de 1972.”
Los otros testigos de Jehová que fueron despedidos de empleos gubernamentales recibieron una carta similar. ¿Están estos funcionarios gubernamentales desafiando los deseos del presidente vitalicio y falsificando la posición de él cuando hacen tales declaraciones en papel de carta oficial del gobierno?
Huida del país
Los testigos de Jehová habían esperado que el gobierno de Malawi, y particularmente su cabeza de Estado, el presidente vitalicio Dr. H. Kamuzu Banda, actuaría para garantizarles protección legal. Cuando ésta no llegó, se vieron forzados a huir para salvar sus vidas. En esto siguieron el consejo del Hijo de Dios, que dijo: “Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra.” (Mat. 10:23) En vista de que no había otra ciudad o aldea en todo Malawi a donde huir, se vieron obligados a huir a otros países.
Pero, ¿por qué debería Dios permitir que venga una persecución tan intensa sobre cualquiera que trata de servirle? ¿Qué propósito pudiera ésta servir?
[Ilustración de la página 21]
THE TIMES
NOVEMBER 30, 1967
THE TIMES
SEPTEMBER 18, 1972
THE TIMES
OCTOBER 6, 1969
Los titulares dicen: “Maligna calumnia, dice el presidente”; “El presidente ataca a secta proscrita: ‘Testigos del Diablo,’ ‘Son estúpidos’”; “‘Los miembros de los Testigos son mentirosos,’ Son perjudiciales al buen gobierno de Malawi”—Presidente.
Los periódicos de Malawi atribuyen al presidente vitalicio del país declaraciones coléricas en contra de los testigos de Jehová
[Ilustración de la página 22]
El Testigo M. R. Kalitera trabajó para la oficina de correos de Malawi desde 1949 hasta su despido en 1972. Como se muestra en la página siguiente fue despedido, no por dejar de pagar los impuestos, sino por no comprar una tarjeta del partido político de Malawi
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¿Por qué permite Dios tal persecución?¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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¿Por qué permite Dios tal persecución?
EN Chilomoni en la zona de Blantyre, los atacantes dijeron a los testigos de Jehová: “Si hay un Dios, que vea lo que les está sucediendo a los testigos de Jehová y que les conteste, puesto que él puede ver, ¿no es así?”
En Chalunda, cuarenta y dos Testigos fueron llevados al jefe local del Partido, E. Y. Zenengeya, el cual ordenó que fueran golpeados por miembros de la Liga Juvenil. Uno de éstos llamado Chimombo, dijo: “Que su Dios los rescate. Si él existe, que me tire una bomba y me mate.”
En vista de tales declaraciones, uno se puede preguntar: ‘¿Exactamente por qué permite Dios que los que lo adoran sufran graves atrocidades?’
Por qué viene la persecución
La Palabra de Dios muestra que él permite esa persecución hoy día por la misma razón que permitió que su propio Hijo padeciera ultrajes, sufrimiento y muerte a mano de sus opositores. Cristo Jesús fue aprehendido, golpeado, burlado y ridiculizado. Cuando fue clavado a un madero y estaba muriendo, los hombres se burlaron y se mofaron de él, diciendo: “¡A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar! Él es el rey de Israel; baje ahora del madero de tormento y creeremos en él. Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: ‘Soy Hijo de Dios.’” (Mat. 27:39-44) Sin embargo Dios no mató en ese instante a los burladores. ¿Por qué no?
Por una gran cuestión que envuelve a todas las criaturas en el cielo y en la Tierra. La cuestión tiene que ver con el derecho de Dios de gobernar como Soberano del universo. La Biblia muestra que éste fue desafiado por el adversario de Dios. La palabra “adversario” en las Escrituras Hebreas es satán por lo tanto el principal adversario es llamado “Satanás.” La cuestión que él hizo surgir en Edén hace milenios no fue la de fuerza. Porque, ¡con qué facilidad el Dios Todopoderoso podría aplastar cualquier oposición a su gobierno en un instante! (Núm. 16:45) Más bien, la cuestión que salió a relucir fue una cuestión moral. Puso en duda la devoción y la lealtad de todas las criaturas al gobierno de Dios, demostradas por fidelidad a sus leyes y a su voluntad expresada.—Gén. 3:1-5; Job 1:6-12.
Jehová Dios ha permitido tiempo para resolver esta cuestión universal. Ha permitido que los hombres en la Tierra demuestren si favorecen y apoyan Su gobierno o no. Aquéllos que aman la justicia tienen la oportunidad de probar plenamente su fidelidad y lealtad bajo prueba.
Por lo tanto el propósito del adversario de Dios es el quebrantar la fidelidad de los que sí adoran a Dios. Satanás gana poco causando la muerte de ellos cuando mantienen su integridad a Dios. Es por eso que el Hijo de Dios, aunque se enfrentaba a la muerte, pudo decir a sus discípulos en su última noche con ellos: “Yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33) Todos los esfuerzos del adversario de su Padre por apartarlo del derrotero de integridad habían fallado. Por medio de morir fiel a Dios en un madero de tormento, Cristo Jesús dio la respuesta superlativa al desafío de Satanás, mostrando que ningún sufrimiento era lo suficientemente grande como para quebrantar su amor por su Padre o su lealtad a la soberanía de Dios.
Miles de años antes, en el Próximo Oriente, un hombre justo llamado Job había aguantado una prueba similar. El relato histórico muestra que el adversario de Dios hizo que Job perdiera a sus hijos y su propiedad. Los merodeadores que robaron el ganado de Job y mataron a los cuidadores quizás pensaron en sus corazones que a Dios no le importaba. Quizás hayan dicho: ‘¿Dónde está Jehová ahora? Si él es Dios, ¿por qué no manda una espada, o un fuego, para matarnos?’ Sin embargo, aunque Dios no los destruyó en ese tiempo, no obstante, el invisible Adversario que los envió tuvo una completa derrota. ¿Cómo es eso? Lo que derrotó a Satanás y a sus agentes fue el hecho de que “en todo esto Job no pecó ni le atribuyó nada impropio a Dios.” Mantuvo su fe en Dios y soportó la prueba con integridad.—Job 1:22.
Note que, a diferencia de Jesús, a Job no lo mataron durante su prueba. Él sobrevivió a sus dificultades y pudo ver felicidad y larga vida. De igual manera, la gran mayoría de los Testigos en Malawi han conservado sus vidas. ¿Significa la supervivencia de Job y de la mayoría de los Testigos de Malawi que han sido especialmente favorecidos por Dios a diferencia de los que murieron bajo la persecución? Por supuesto que no, pues Jehová Dios permitió que su propio Hijo fuera muerto. Pero el hecho de que algunos sí mueren da evidencia positiva de que ni la muerte misma ni las amenazas logran que los verdaderos siervos de Dios desobedezcan su Palabra y sus principios justos.
Tal como en tiempos antiguos, así los siervos de Dios de la actualidad se enfrentan a una amplia variedad de pruebas. De este modo proveen una respuesta total y completa al desafío de Satanás, pues no se ha omitido ningún aspecto de lealtad y aguante. Leemos de siervos de Dios que en el pasado murieron bajo tortura, “con el fin de alcanzar una resurrección mejor,” mientras “otros recibieron su prueba por mofas y azotes, en verdad, más que eso, por cadenas y prisiones. Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron asesinados a espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento.” (Heb. 11:35-37) Pero permanecieron fieles a Dios y recibieron su favor. Al debido tiempo, cosecharán la recompensa de vida en el nuevo orden de Dios, porque Dios es el “remunerador de los que le buscan encarecidamente.”—Heb. 11:6.
Algunas mujeres fieles en tiempos modernos han tenido que soportar graves ultrajes, vergonzoso y repugnante tratamiento inhumano. Sin embargo, con esto se da prueba adicional de que ninguna forma de sufrimiento —incluso la violación— puede quebrantar la integridad de los testigos de Dios. Algunos ataques brutales dejan cicatrices físicas; otros, como los ataques sexuales o el ver golpear al hijo de uno hasta matarlo, pueden dejar cicatrices mentales y emocionales.
Sin embargo Jehová Dios borrará todas esas cicatrices bajo el gobierno del reino de su Hijo. Como con su pueblo Israel de la antigüedad, Su promesa demostrará ser verdad en lo que se refiere a ese sufrimiento: “Las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” Las bendiciones de ese justo nuevo orden harán desvanecer a todos los sufrimientos anteriores a medida que son reemplazados por alegrías y agradabilidades que no tendrán fin. (Isa. 65:17-19) Vistas en retrospección, todas esas pruebas y aflicciones parecerán como las consideró el apóstol Pablo, ‘momentáneas y livianas’ en comparación con la magnífica y eterna recompensa ganada.—2 Cor. 4:17, 18.
Qué otras cosas se logran
Otras cosas valiosas se logran por permitir Dios la persecución. Una de éstas tiene que ver con los perseguidores mismos.
Algunos perseguidores quizás sean como Saulo de Tarso, quien estaba “respirando . . . amenaza y asesinato” en contra de los discípulos de Cristo. De hecho él aprobó y participó en el asesinato de algunos, mientras perseguía a otros a través de Palestina. (Hech. 9:1; 7:58–8:3) Sin embargo, después de llegar a ver las cosas en su verdadero aspecto, Saulo se convirtió en uno de los más celosos apóstoles de Cristo. Entonces probó su propia fidelidad bajo persecución. Y estuvo profundamente agradecido y dio gracias a Dios por Su gran paciencia y bondad inmerecida que le permitió volverse de un derrotero equivocado.—1 Cor. 15:9, 10.
Así es que los cristianos que hoy día sufren pueden regocijarse de que la paciencia de Dios quizás permita que algunos perseguidores se vuelvan y obtengan la vida eterna en el nuevo orden de Dios. Además, muchas personas que observan o leen acerca de lo que está ocurriendo quizás vean claramente la verdadera cuestión y se pongan del lado de Dios.
Por supuesto, se logra algo más. El que Dios permita la persecución con el tiempo desenmascara a los que en realidad son sus más enconados enemigos y que se niegan a cambiar. Su persistencia en atacar a los cristianos aun ante la evidencia de su inocencia los condenará como individuos que a sabiendas y voluntariamente se oponen a Dios. Dará a Dios completa justificación por juzgarlos dignos de la destrucción cuando pronto le ponga fin a este violento sistema de cosas que ha llenado de injusticia a la Tierra.—2 Tes. 1:6-9.
Hace mucho tiempo el apóstol Pedro escribió a compañeros cristianos: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniese.” (1 Ped. 4:12) Los testigos de Jehová hoy día, en Malawi y en otros lugares del mundo, no están perplejos ante lo que está sucediendo. Ellos saben por qué Dios permite la persecución. Y confían en el resultado final, para la honra de Dios y para su propia eterna bendición.
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Lo que los testigos de Jehová harán y lo que usted puede hacer¡Despertad! 1973 | 8 de marzo
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Lo que los testigos de Jehová harán y lo que usted puede hacer
LOS testigos de Jehová en Malawi, así como en otros países, tienen una conciencia limpia. No han hecho nada en contra de hombre o gobierno. Y por su derrotero de leal integridad hacia las leyes de Dios no han ofendido a Dios. Pueden unirse al apóstol Pablo en decir: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.”—Hech. 24:16.
Los testigos de Jehová no tienen la intención de dejar de ser leales a Dios. Continuarán haciendo lo que su Palabra instruye. Y como verdaderos seguidores de Cristo Jesús, continuarán siendo sumisos a las “autoridades superiores” en cualquier país que residan. (Rom. 13:1) No tratarán de tomar la ley en sus propias manos para desquitarse de sus perseguidores. El Hijo de Dios no hizo eso. De él, el apóstol Pedro escribe: “Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:21-23.
El recurrir a amenazas, tratar de producir presiones políticas o económicas, o instar a la violencia en contra de los opositores, solo haría que los testigos de Jehová fueran moldeados a la imagen de sus atacantes. Esto les costaría el perder la aprobación de Dios. En vez de eso, seguirán el inspirado consejo del apóstol: “No devuelvan mal por mal a nadie. . . . No se venguen ustedes mismos, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’ . . . No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.” (Rom. 12:17-21) Así, los testigos de Jehová confían en los justos medios de Dios para traer alivio verdadero y duradero.
Plena fe en el poder sustentador de Dios
Es su fe en las promesas de Dios lo que permite a los testigos de Jehová emprender este derrotero. Aunque Dios permite que sean probados por un tiempo, nunca los abandona. Los opositores pueden quitarles hasta sus mismos medios de vida, sin embargo la promesa de Dios sigue siendo verdadera: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé.” Por lo tanto tienen buen ánimo y dicen: “Jehová es mi ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Heb. 13:5, 6) Saben que Dios les ayudará a aguantar materialmente y de otras maneras durante el tiempo de necesidad, y que aun si mueren, él los volverá a traer a la vida en su nuevo orden.—Hech. 24:15.
Están animados porque personalmente experimentan su ayuda a medida que les da fortaleza para aguantar y sabiduría para hacer frente a sus problemas. Como Pablo y sus compañeros cristianos, los testigos de Jehová en Malawi o en campamentos para refugiados pueden decir: “Se nos oprime de toda manera, mas no se nos aprieta de tal modo que no podamos movernos; nos hallamos perplejos, mas no absolutamente sin salida; se nos persigue, pero no se nos deja sin ayuda; se nos derriba, pero no se nos destruye. Siempre aguantamos por todas partes en nuestro cuerpo el tratamiento mortífero que se le dio a Jesús.”—2 Cor. 4:8-10.
Reciben verdadero consuelo de este conocimiento seguro: Jehová Dios nunca permitirá que su pueblo sea quebrantado y destruido. Quizás pierdan propiedades y posesiones, es verdad. Algunos hasta quizás sean asesinados, aunque por lo general éstos son una pequeña minoría. Sin embargo saben que puesto que Dios por medio de su asignado juez celestial, Cristo Jesús, está respaldando a su pueblo, nunca permitirá que sean aniquilados.
Continuarán siendo obedientes a las leyes de los sistemas políticos de este mundo, sin cometer ningún acto de falta de respeto hacia ellos. Al mismo tiempo los testigos de Jehová firmemente mantendrán su separación del mundo. Continuarán estando firmes a favor del gobierno del reino de Dios como su verdadera esperanza y confianza. El que ellos tengan la aprobación de Dios depende de esto.—Juan 18:36.
Esfuerzos en beneficio de los perseguidos
Los testigos de Jehová en Malawi se han dirigido en oración a Dios por la ayuda que necesitan para pasar su tiempo de crisis con buen éxito, fielmente. Igualmente, sus hermanos espirituales alrededor del mundo oran por ellos, tal como lo hicieron los cristianos primitivos cuando el apóstol Pedro estuvo encarcelado y en peligro de muerte. (Hech. 12:5) El apóstol Pablo pidió que sus hermanos oraran para que él fuera liberado de los incrédulos en Judea. (Rom. 15:30, 31) Usted, también, puede añadir su voz en oración a favor de los cristianos que hoy día sufren injustamente.
Hace mucho tiempo el Hijo de Dios dio una ilustración en la que asemejó a la gente de la Tierra a ovejas y cabras que son separadas por un pastor. Explicó que él mismo haría esa obra de separación al tiempo de su presencia para juicio. El que su presencia no sería vista es evidente por su declaración de que los implicados le dirían: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos extraño y te recibimos hospitalariamente, o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión, y fuimos a ti?” Jesús dijo que contestaría: “Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí me lo hicieron.”—Mat. 25:31-40.
Algunos en Malawi y en otros lugares han visto el sufrimiento de los testigos cristianos de Jehová y han prestado ayuda y consuelo. Reconociendo su inocencia y la veracidad de su mensaje, algunos se han puesto a favor de los Testigos por lo que es correcto. Esto ha resultado en persecución para algunos de ellos también. Pero se pueden regocijar, porque Jehová Dios y su Hijo lo ven y los recompensarán. A las personas ‘semejantes a ovejas’ Jesús promete que les dirá: “Vengan, ustedes que tienen la bendición de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes.” Así ellos evitan el tener que ir “al cortamiento eterno,” la completa destrucción reservada para los que toman un derrotero opuesto.—Mat. 25:34, 46.
Es de esperar que todavía muchas personas en Malawi mostrarán compasión hacia los testigos cristianos de Jehová, sí y admiración por el notable registro de firme fe e inquebrantable lealtad que han mostrado al reino de Dios mediante su Hijo. También es de esperar que los que están en puestos oficiales reconocerán que los testigos de Jehová no constituyen una amenaza para su país y que son una fuerza para la justicia y las altas normas morales, cualidades que obran para el bien duradero de cualquier pueblo, y que estos funcionarios darán pasos para rectificar los males hechos contra ellos, y así dignifiquen su nación delante de todos los observadores.
El llamado de los testigos de Jehová en Malawi, sea dentro del país o fuera de él en campamentos para refugiados, simplemente es que el gobierno de Malawi les garantice las provisiones establecidas en la Constitución de la República de Malawi. Ese documento, en su primer capítulo, declara:
“(iii) El Gobierno y el pueblo de Malawi continuarán reconociendo la inviolabilidad de las libertades personales encerradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y que se apegan a la Ley de las Naciones;
“(iv) Ninguna persona debería ser privada de su propiedad sin pago de una apropiada compensación, y solamente cuando lo requiere el interés público:
“(v) Todas las personas sin distinción de color, raza o credo deberán disfrutar de los mismos derechos y libertades.”
Estos recientes sucesos en Malawi que implicaron a testigos de Jehová proveen una oportunidad a los más encumbrados funcionarios del país para demostrar su interés en estas provisiones de la Constitución de la República de Malawi. ¿Obrarán ahora para restaurar estos derechos legales a los testigos cristianos de Jehová que son ciudadanos de Malawi?
Es posible que usted desee expresarse personalmente a favor de los que han sufrido tan intensamente en Malawi, escribiendo a las debidas autoridades en ese país, comunicándoles su preocupación y compasión por ellos y haciendo llamado para un pronto alivio a favor de ellos. A continuación alistamos los nombres de funcionarios a quienes se puede enviar apropiadamente ese llamado.
DIRECCIONES DE FUNCIONARIOS
Su Excelencia Presidente Vitalicio, Dr. H. Kamuzu Banda
Edificio del Gobierno Central
P.O. Box 53
Zomba, Malawi
El Hon. A. A. Muwalo Nqumayo, M.P.
Ministro de Estado (Oficina del Presidente)
Edificio del Gobierno Central
P.O. Box 53
Zomba, Malawi
El Hon. A. M. Nyasulu, M.P.
Presidente de la Asamblea Nacional
Edificio del Gobierno Central
P.O. Box 53
Zomba, Malawi
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