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  • Sea fiel a Dios, “que mira en secreto”
    La Atalaya 1985 | 15 de abril
    • Dios respecto a la sangre, la masturbación y el abuso de las bebidas alcohólicas. Consideremos cómo se les podrían presentar pruebas como éstas a usted o a sus seres queridos.

      Se prueba la obediencia respecto a la sangre

      11. ¿Cuál es la base para la posición cristiana respecto al uso de la sangre?

      11 La ley de Dios respecto a la sangre ciertamente no es nueva ni confusa. Mediante nuestro antepasado común Noé, Jehová dio el siguiente mandato a toda la humanidad: “Carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:4). Lo sagrado de la sangre, que representa la vida procedente de Dios, se recalcó en la Ley de Moisés. Se podía usar la sangre en el altar, pero de otro modo se tenía que ‘derramar sobre el suelo como agua’ (Levítico 17:11-14; Deuteronomio 12:23-25). ¿Continuó en vigor la prohibición en contra de sostener la vida con sangre después que la Ley mosaica dejó de tener vigencia? Así es. En lo que algunas personas pudieran llamar el primer concilio cristiano, los apóstoles y hombres de mayor edad (que componían el cuerpo gobernante) concluyeron que los cristianos tenían que ‘abstenerse de la idolatría, de la fornicación, de lo estrangulado [a lo cual se le había dejado la sangre dentro] y de la sangre’. El usar incorrectamente la sangre era un mal moral tan serio como las relaciones sexuales ilícitas. (Hechos 15:20, 21, 28, 29.)

      12. ¿Qué posición adoptaron los cristianos primitivos respecto a la sangre?

      12 Los cristianos primitivos obedecían la ley de Dios respecto a la sangre. Aunque en aquel entonces algunas personas bebían la sangre de los gladiadores como “remedio” para la epilepsia, los cristianos verdaderos no hacían eso. Tampoco comían carne que contuviera sangre, aunque el negarse a esto significara la muerte de ellos y la de sus hijos. Desde aquel tiempo, varios teólogos y otras personas han reconocido que los cristianos están bajo la ley de Dios que prohíbe ingerir sangre para sostener la vida.

      13. a) ¿Por qué pudiera ser que usted alguna vez se enfrentara a una prueba que tenga que ver con la sangre? b) ¿Qué razón principal para que los cristianos no acepten sangre debemos tener presente?

      13 En tiempos recientes las transfusiones de sangre se han convertido en un instrumento médico que goza de popularidad. Por consiguiente, puede que el cristiano se enfrente a alguna prueba que tenga que ver con la sangre. Los médicos, las enfermeras y hasta los parientes tal vez lo insten enérgicamente a que acepte ponerse sangre. Por supuesto, las personas informadas saben que las transfusiones mismas presentan graves riesgos. La revista Time (5 de noviembre de 1984) dijo que “todos los años unos 100.000 estadounidenses contraen hepatitis debido a transfusiones de sangre”, principalmente debido “a cierto virus misterioso que solo se puede identificar mediante un proceso de eliminación”. La revista Time también presentó información sobre 6.500 casos de SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), de entre los cuales había algunos que eran “casos relacionados con transfusiones”. El informe dijo: “Aproximadamente la mitad de las víctimas han muerto, aunque el índice máximo de mortalidad podría ser de 90% o más”. Por supuesto, los testigos de Jehová no basan su negativa en el argumento de que la sangre sea mala medicina. Aunque los médicos pudieran garantizar que una transfusión fuera completamente inofensiva, la Palabra de Dios nos manda a ‘guardarnos de la sangre’. (Hechos 21:25.)

      14. ¿A qué prueba ‘secreta’ respecto a la sangre podría usted encararse?

      14 Imagínese que a usted se le dijera que necesita urgentemente una transfusión. La ley de Dios respecto a la sangre le vendría a la mente, ¿no es cierto? Y su resolución de obedecer a Dios, sin importar cuáles fueran los resultados inmediatos de ello, probablemente sería fortalecida si hubiera presentes compañeros cristianos. (Compárese con Daniel 3:13-18.) Sin embargo, ¿qué hay si un médico o un juez ejerciera presión sobre usted en privado para que aceptara sangre, y hasta le dijera que le dejara a él cargar con la responsabilidad ante Dios?

      15. En lo que tiene que ver con nuestra posición respecto a la sangre, ¿qué punto de vista incorrecto tienen algunos médicos y funcionarios?

      15 Informes de varios países indican que a veces los médicos, los funcionarios del hospital y los jueces creen, equivocadamente, que los testigos de Jehová ponen reparos en público a aceptar transfusiones de sangre, pero que privadamente o para sus adentros piensan de manera diferente. En cierto caso un juez concluyó arbitrariamente “que el punto crucial del problema descansa, no en las convicciones religiosas [del paciente], sino en el que ella rehusara firmar una autorización previa por escrito para que se le administrara la transfusión de sangre. Ella no se opuso a recibir el tratamiento que se requería... sin embargo, no instruiría que se le administrara el mismo”. Al contrario, en vez de rehusar débilmente ‘firmar la autorización para que se les administre sangre’, se ha hecho constar que los testigos de Jehová firmemente desean firmar documentos legales que exoneran al personal médico de cualquier responsabilidad por daños ocasionados por rehusar aceptar transfusiones de sangrea.

      16. Si alguien le insta en privado a aceptar sangre, ¿qué no debe olvidar usted?

      16 Los médicos y los jueces tal vez traten de persuadirle a que acepte transfusiones de sangre porque han visto que personas de otras religiones se oponen a algún procedimiento médico, pero luego lo aceptan ‘a puerta cerrada’. Algunos funcionarios hasta han afirmado que saben de cierto Testigo que aceptó secretamente una transfusión. Si acaso esto ha ocurrido, tal vez se haya tratado de alguien que solo estaba relacionado con los testigos de Jehová. Los siervos devotos de Dios saben bien que el transigir de esta manera no sería algo que escaparía a la vista de Dios. Recuerde cuando David pecó en relación con Bat-seba y Urías. Jehová lo vio todo y envió a Natán con el siguiente mensaje: “Mientras que tú [David] obraste en secreto, yo, por mi parte, haré esta cosa enfrente de todo Israel y enfrente del sol”. Como declaró Dios, David sufrió después las tristes consecuencias de su pecado “secreto”. (2 Samuel 11:27–12:12; 16:21.)

      17. a) ¿Cómo podría causar dificultades a otras personas el aceptar una transfusión de sangre en secreto? b) Explique cómo se mantuvo firme una hermana respecto a la cuestión de la sangre aun en privado, y cuál fue el resultado de esto.

      17 El amor que le tiene a sus hermanos cristianos debería también ayudarle a resistir la presión de aceptar secretamente el violar la ley de Dios respecto a la sangre. ¿En qué sentido? Pues, si un médico o un juez tratara de obligarle a aceptar sangre, aunque sea en secreto, usted debería pensar en las dificultades adicionales que tal acción le causaría al próximo Testigo. Note esta experiencia:

      La hermana Rodríguez estaba recibiendo tratamiento debido a una infección. Entonces enfermó de gravedad; su médico diagnosticó que la hermana tenía una hemorragia interna y le aconsejó que se apresurara a ir a un hospital principal. La hermana Rodríguez dijo al personal de la sala de emergencias: “Sin importar lo que suceda, no puedo aceptar una transfusión de sangre”. Posteriormente ella se apegó a esta conclusión cuando las enfermeras ejercieron presión sobre ella al afirmar que algunos Testigos habían aceptado sangre. Por varios días esta hermana continuó perdiendo sangre y debilitándose, y finalmente la trasladaron a la sala de cuidado intensivo. Entonces el hospital llamó a un juez del Tribunal Supremo del Estado.

      Varios meses después este juez habló a más de 150 médicos, reunidos en el anfiteatro del hospital, sobre el tema “Al fin y al cabo, ¿a quién pertenece la vida?”. Él, también, dijo que había encontrado personas que al principio habían rehusado que se les administrara sangre, pero que daban su consentimiento una vez que un juez intervenía en el asunto. Pero ¿qué hay de la hermana Rodríguez? Él relató que había tratado de convencerla en privado de que lo dejara ‘cargar con la responsabilidad’ al permitir que se le administrara la transfusión mediante una orden judicial. ¿Qué hizo ella? El juez dijo a los médicos que estaban reunidos que, con todas las fuerzas que ella pudo reunir, la señora Rodríguez le dijo que no iba a aceptar sangre y que él debería dejarla en paz y salir de la habitación. Por consiguiente, explicó el juez, él no tenía base para ordenar que le pusieran sangre en contra de la voluntad de ella.

      18. Respecto a la cuestión de la sangre, ¿qué determinación debemos dar a conocer claramente? ¿Qué resultados se obtendrán probablemente?

      18 Este caso recalca la importancia de explicar con toda claridad que en nuestra posición respecto a la sangre no hay lugar a transigencia. Los apóstoles adoptaron una posición igual de firme al declarar: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29). El caso de la hermana Rodríguez también demuestra el efecto que podría tener en otras personas el que un Testigo transigiera. Aunque estaba enferma y débil físicamente, tuvo que enfrentarse a presión adicional solo porque tal vez haya habido alguien que anteriormente haya violado la ley de Dios en secreto. Por supuesto, tal violación no sería secreta para el “Juez de toda la tierra” (Génesis 18:25). Agraciadamente, la hermana Rodríguez mostró en privado la misma firmeza que había mostrado en público. Y después, cuando hubo recobrado la salud, explicó a esa misma asamblea médica que estaba determinada a continuar siendo fiel a Dios.

      19. En todo momento, ¿de qué hecho debemos estar conscientes?

      19 Nosotros, también, tenemos que ser fieles, sea que obremos en público o no. Jehová se complace en tal fidelidad y la recompensa; responderá en justicia a las obras —públicas o privadas— de los que son infieles a las normas de Él (Salmo 51:6; Job 34:24). Amorosamente, Dios provee consejo perfecto que nos ayuda a vencer cualesquier faltas ocultas que tengamos, como consideraremos en el siguiente artículo.

  • Acepte la ayuda de Dios para vencer faltas secretas
    La Atalaya 1985 | 15 de abril
    • Acepte la ayuda de Dios para vencer faltas secretas

      “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.” (FILIPENSES 4:13.)

      1. ¿Qué pidió cierto padre preocupado?

      EL MUCHACHO era epilépticoa. Espumajeaba, tenía convulsiones, y a veces caía en el agua o en el fuego. Su preocupado padre buscó a un hombre que tenía la fama de curar a los enfermos. Cuando parecía que había falta de confianza en cuanto a la habilidad de aquel hombre, el padre clamó: “¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!”.

      2. ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios quiere ayudarnos a vencer nuestras faltas?

      2 Podemos aprender algo de este padre que buscó la ayuda de Jesús. El hombre reconocía que su fe pudiera ser deficiente; también estaba seguro de que Jesús quería ayudar. Así puede ser en nuestro caso, a medida que nos encaramos a nuestras propias faltas —incluso a las secretas— y nos esforzamos por vencerlas. Podemos confiar en que Jehová Dios quiere ayudarnos, tal como él ha ayudado a otras personas en el pasado. (Compárese con Marcos 1:40-42.) Por ejemplo, él ayudó al apóstol Pablo a hacer frente a faltas que se

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