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Capacitados para ser ministrosLa Atalaya 1956 | 15 de marzo
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Capacitados para ser ministros
“El estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios, quien de hecho nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un pacto nuevo.”—2 Cor. 3:5, 6, NM.
1. ¿Qué resultados deseados producen los ministros adecuadamente capacitados?
EN ESTA época en que el materialismo y comunismo se esparcen el género humano tiene gran necesidad de ministros adecuadamente capacitados. En sí mismo, el estar adecuadamente capacitado significa ser lo apropiado, ser lo apto, tener lo que es necesario para el ministerio, llenar los requisitos del ministerio, con el fin de efectuarlo con buen éxito y producir los resultados deseados, a saber, otros cristianos verdaderos capaces de hacer frente a las pruebas del día, capaces de vencer todas las influencias que destruyen la fe y corrompen la moralidad, capaces de continuar imitando a Cristo y capaces de conseguir la aprobación de Dios para vida eterna en el nuevo mundo.
2, 3. (a) ¿Cuáles dos cosas son primariamente esenciales para que sea uno un ministro· adecuadamente capacitado? (b) ¿A pesar de cuáles logros no estaba capacitado Saulo de Tarso, y por qué no?
2 A menos que una persona sea ordenada por Dios y haya sido enviada por él para efectuar el ministerio o servicio, jamás puede ser un ministro adecuadamente capacitado. Consideren al apóstol Pablo, por ejemplo; para comenzar, él se llamaba Saulo de la ciudad de Tarso en el Asia menor, hebreo de ascendencia hebrea, un judío que pertenecía a la nación de Israel que Jehová Dios había escogido para pueblo especial suyo. Era miembro de la tribu de Benjamín, miembro de la secta de los fariseos, tratando celosamente de vivir en conformidad con las justas normas de la ley de Dios por medio de Moisés, pero pensando que tenía que perseguir a la recién empezada congregación cristiana con el fin de lograr eso. Desde el punto de vista judío Saulo era intachable. Como estudiante de la ley mosaica asistía a la escuela en Jerusalén y se sentaba a los pies del notable abogado Gamaliel. Esforzándose por lograr que la ley de Moisés lo declarara justo, Saulo de Tarso trataba de vivir bajo el viejo pacto que Jehová Dios había hecho con los israelitas en el monte Sinaí en Arabia. (Fili. 3:3-6, NM; Hech. 22:1-5) Manifiestamente en ese tiempo Saulo quería ser un ministro de Dios, un ministro de su viejo pacto de la ley con Israel, pero ¿capacitaban adecuadamente a Saulo todas estas cosas o lo hacían apropiado, apto, para el ministerio de Dios? ¡No! ¿Por qué no?
3 Porque Jehová había abolido el viejo pacto con su ley mosaica y había comenzado un nuevo pacto con el pueblo que él había elegido. El viejo pacto de la ley había tenido a Moisés como mediador suyo. Tenía su sacerdocio de la familia de Aarón y sus siervos del templo de la tribu de Leví. Tenía su templo material en Jerusalén y sus sacrificios animales. Tenía su ley, cuyos Diez Mandamientos habían sido escritos con el “dedo de Dios” sobre dos tablas de piedra. Esta ley puso a Jehová Dios en relación de pacto con las doce tribus de Israel, con quienes estaba asociada una grande muchedumbre de transeúntes o residentes temporarios no israelitas. Pero esa ley representó mayores arreglos por Dios; prefiguró buenas cosas que vendrían. Después de 1,545 años de vigencia dicho pacto se había envejecido y había de ser quitado cuando Cristo muriera, fuera resucitado, hubiera ascendido al cielo y aparecido en la presencia de Dios con el valor de su sacrificio humano. Por eso el día del Pentecostés, en 33 d. de J.C., Jehová Dios inauguró el nuevo pacto por medio de Jesucristo como Mediador suyo. Jehová ya había jurado con un juramento hecho por su propio nombre que Jesús sería un sacerdote semejante a Melquisedec, rey de Salem, y ahora él hizo a este sacerdote melquisedeciano Jesucristo el Sumo Sacerdote del nuevo pacto.
4. Los ministros del nuevo pacto de Jehová llegaron a ser eso al cumplir ¿con qué condiciones, y por qué?
4 Los cristianos sobre la tierra que aceptaron a Jesús como Mediador y Sumo Sacerdote suyo fueron admitidos en este nuevo pacto, sus pecados les fueron perdonados de acuerdo con las estipulaciones del nuevo pacto, y ellos fueron constituídos el pueblo del pacto, el “Israel de Dios” espiritual. Llegaron a ser el pueblo de Jehová, quienes habían de conocerlo “desde el menor de ellos hasta el mayor de ellos,” y llevaban el nombre de él. La fe en Jesucristo más bien que la circuncisión en la carne era ahora la señal de su justicia. (Jer. 31:31-34; Gál. 6:15, 16) Fueron constituídos subsacerdotes de Jehová, con Jesucristo su Mediador como su gran Sumo Sacerdote, por medio de quien habían de ofrecer los sacrificios de alabanza y buenas obras a Dios. De modo que Dios ya no estaba capacitando a ministros del viejo pacto de la ley, y los esfuerzos de Saulo de Tarso para ser un ministro de ese pacto demostraron que él seguía un proceder anticuado. Jehová Dios ahora estaba capacitando a sus ministros del nuevo pacto. El ser un ministro del nuevo pacto de Dios quería decir ser uno de los subsacerdotes de Jesucristo el Sumo Sacerdote, uno del “sacerdocio real” de Jehová Dios. (Heb. 3:1; 1 Ped. 2:9; Apo. 5:9, 10, NM) El depender Saulo de sus obras carnales y de lo que él mismo era en la carne ya no valía. Por ninguna de estas cosas podría Saulo capacitarse adecuadamente como ministro de Dios. Tampoco puede algún otro hombre capacitarse o capacitar a otro hombre adecuadamente. Pero lo que no podemos hacer nosotros, Dios puede hacerlo.
5. Saulo de Tarso, como blasfemo y perseguidor del pueblo de Jehová, ilustra ¿qué resultado animador que Jehová puede lograr?
5 Ahora bien, según se ilustra en el caso de Saulo de Tarso, ¿cómo capacita Dios a alguno adecuadamente y lo introduce al ministerio cristiano? El caso de Saulo muestra que hay esperanza aun para personas que ahora persiguen al pueblo de Jehová, si éstas son personas honradas y están dispuestas a recibir corrección, porque Saulo también fué un perseguidor manchado de la sangre del “Israel de Dios” cristiano. Él necesitaba la misericordia de Dios. Manifestándole misericordia, Dios lo detuvo a fin de introducirlo al ministerio del nuevo pacto. Dice Pablo el apóstol: “Estoy agradecido a Cristo Jesús nuestro Señor, que me delegó poder, porque me consideró confiable al asignarme a un ministerio, aunque antes era blasfemo y perseguidor y hombre insolente. No obstante se me mostró misericordia, porque era ignorante y obré con falta de fe. Pero la bondad inmerecida de nuestro Señor sobreabundó junto con la fe y el amor que hay en conexión con Cristo Jesús. Confiable y digno de plena aceptación es el dicho de que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a pecadores. De éstos yo soy el más notable. No obstante, la razón por la cual se me mostró misericordia fué para que por medio de mí como el caso más notable Cristo Jesús pudiese demostrar toda su gran paciencia para ejemplo de los que descansarán su fe en él para vida eterna.” (1 Tim.1:12-16, NM) Si alguien ha sido perseguidor del pueblo de Jehová y ahora se da cuenta de su error y perversidad vergonzosa, que cobre ánimo. Considere a Saulo como ejemplo y tenga fe esa persona en que a ella también se le puede mostrar misericordia.
6, 7. (a) ¿Cómo se le informó a Saulo, el perseguidor interrumpido, cuál era la voluntad de Jehová en lo que se refería a él? (b) ¿Al cumplir con qué requisitos llegó a ser él entonces un ministro capacitado de Dios?
6 Recuérdese que el sacrificio humano perfecto de Jesucristo como Mediador puso en vigor el nuevo pacto. Esto permitió que Dios perdonara el pecado y la iniquidad de acuerdo con su promesa expresa en ese nuevo pacto. De modo que Jesús el glorificado Mediador de ese pacto detuvo a Saulo el perseguidor en el camino a Damasco, cegándolo, y lo envió a la ciudad a que aguardara la llegada de un cristiano fiel a quien Saulo había estado resuelto a perseguir, Ananías de Damasco. Cuando Ananías vino a Saulo en su tercer día de ceguera, explicó cómo Jehová Dios estaba capacitando adecuadamente a Saulo para el ministerio del nuevo pacto. “Él dijo: ‘El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que llegues a conocer su voluntad y veas al Justo y oigas la voz de su boca, porque tú has de ser testigo de él a todos los hombres acerca de cosas que has visto y oído. Y ahora ¿por qué te demoras? Levántate, bautízate y lava tus pecados por medio de invocar el nombre de él.’” (Hech. 22:14-16, NM) “E inmediatamente cayó de sus ojos lo que se asemejaba a escamas, y él recobró la vista, y se levantó y fué bautizado,” y fué “lleno de espíritu santo.” (Hech. 9:17, 18, NM) Lavó sus pecados en la sangre purificadora del Mediador del nuevo pacto invocando el nombre del gran Autor del nuevo pacto, Jehová Dios, que había pactado el perdonar la iniquidad y no recordar más el pecado.—Heb. 9:14-26.
7 Saulo, ahora bautizado, perdonado y lleno de espíritu santo, se sintió adecuadamente capacitado y enviado por Dios. Por consiguiente al instante emprendió el ministerio para el cual había sido hecho apto. Observe cómo probó estar capacitado: “Estuvo por algunos días con los discípulos en Damasco, e inmediatamente en las sinagogas él comenzó a predicar a Jesús, que Este es el Hijo de Dios. . . . Saulo continuó adquiriendo tanta más fuerza y estaba confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco al probar lógicamente que éste es el Cristo.” A causa de un complot para matarlo, “sus discípulos lo tomaron y lo bajaron de noche a través de una abertura en el muro, bajándolo en una canasta.” Luego descendió a Jerusalén y fué presentado al apóstol Pedro y a Santiago el medio hermano de Jesús. “Y continuó con ellos, llevando su vida diaria en Jerusalén, hablando denodadamente en el nombre del Señor, y hablaba y disputaba con los judíos de habla griega. Pero éstos hicieron esfuerzos por quitarle la vida.” Por eso los hermanos cristianos lo enviaron de vuelta a su ciudad natal de Tarso.—Hech. 9:19-30, NM.
PASOS HACIA CAPACIDAD
8, 9. ¿Cuáles pasos en dirección a estar capacitado uno como ministro preceden a la remoción del “velo de incredulidad”?
8 Nadie puede estar adecuadamente capacitado para ser un ministro de Dios en su nuevo pacto a menos que, semejante a Saulo, brille sobre él la luz de Dios por medio de Cristo, se arrepienta de su proceder pecaminoso, acepte la misericordia de Dios, invoque el nombre de Dios como el Perdonador de pecados para que sus pecados sean lavados en la sangre del sacrificio de Jesús y se bautice en agua y así manifieste fe y haga una confesión pública de esa fe. El apóstol Pablo nos recalca estos puntos cuando considera los requisitos para el ministerio y como él los llenaba. Él hace mención del velo de incredulidad que en otro tiempo lo cegaba y dice:
9 “Cuando se vuelve uno a Jehová, el velo es quitado. Ahora, Jehová es el espíritu; y donde está el espíritu de Jehová, hay libertad. Y todos nosotros, mientras que con caras descubiertas reflejamos como espejos la gloria de Jehová, somos transformados a la misma imagen de gloria a gloria, exactamente como obra Jehová el espíritu. Por eso es que, puesto que tenemos este ministerio según la misericordia que nos fué mostrada, no nos portamos incorrectamente, sino que hemos renunciado a las cosas disimuladas de las que hay que avergonzarse, no caminando en astucia ni adulterando la palabra de Dios, sino haciendo manifiesta la verdad recomendándonos a toda conciencia humana en la vista de Dios. . . . Porque no nos estamos predicando a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como esclavos de ustedes por causa de Jesús. Porque Dios es el que dijo: ‘De las tinieblas resplandezca la luz,’ y él ha resplandecido en nuestros corazones para iluminarlos con el glorioso conocimiento de Dios por el rostro de Cristo. Sin embargo, tenemos este tesoro [del ministerio] en vasijas de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros mismos. . . . Ahora porque tenemos el mismo espíritu de fe como aquel del cual se escribió [Salmo 116:10]: ‘Yo ejercí fe, por eso hablé,’ nosotros, también, ejercemos fe y por eso hablamos, sabiendo que el que levantó a Jesús también nos levantará a nosotros junto con Jesús. . . . Por eso no cedemos.”—2 Cor. 3:16 a 4:16, NM.
10. ¿Qué efecto tuvo la gloria de Jehová en los mediadores de los dos pactos, el antiguo y el nuevo, y en Pablo?
10 Aquí Pablo se refirió a Moisés el mediador del viejo pacto de la ley. Moisés, a causa de comunicarse con el ángel de Jehová en el monte Sinaí, llegó a estar cargado de una luz de gloria, de modo que, al descender del monte, “la piel de su rostro emitía rayos” y tuvo que cubrirse el rostro con un velo mientras hablaba con los aterrorizados judíos y hasta que regresó para hablar con el ángel de Jehová. (Éxo. 34:29-35, NM) Ahora el apóstol Pablo estaba reflejando como un espejo la gloria de Jehová conforme brillaba ésta en el rostro de Jesucristo, el Mediador del nuevo pacto, Pablo estaba siendo transformado a la misma imagen de un grado de gloria espiritual a otro, exactamente como obra Jehová el espíritu a quien él estaba llegando a conocer más y más.
11. ¿Cómo ‘glorificó Pablo su ministerio’?
11 Sin duda mientras Pablo estaba así reflejando luz de gloria y estaba siendo transformado, no podía portarse incorrectamente en su ministerio. No podía caminar en astucia ni adulterar la Palabra de Dios con alguna impureza. Tenía que renunciar a las cosas disimuladas de las que hay que avergonzarse. Por medio de manifestar la verdad en su pureza tenía que recomendarse a toda conciencia humana a la vista de Dios. Él no les podía encubrir cosa alguna a aquellos a quienes él predicaba como ministro del nuevo pacto. De modo que si las buenas nuevas que él declaraba estaban encubiertas, Pablo no tenía la culpa. Satanás el Diablo, el dios de este sistema de cosas, las había encubierto cegando la mente de todos los que no creían, “para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no penetre a través.” (2 Cor. 4:3, 4, NM) Al no encubrir nada, Pablo no podía ser un vendedor ambulante comercial de la Palabra de Dios como lo son los clérigos pagados de la cristiandad. Pablo tenía que decir sinceramente el mensaje con que Dios lo enviaba. Sabiendo que estaba a “la vista de Dios, en compañía con Cristo,” Pablo tenía que ‘glorificar su ministerio,’ no degradarlo.—2 Cor. 2:17 y Rom. 11:13, NM.
12. Igual a Pablo, ¿a quién tienen que conocer todos los ministros del nuevo pacto, y por qué?
12 El nuevo pacto del cual Pablo fué un siervo declaraba: “Todos ellos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor de ellos, dice Jehová,” y en Hebreos 8:11 el apóstol Pablo citó esas mismas palabras. (Jer. 31:34) Pablo conocía a Jehová Dios y por lo tanto fué un testigo de Jehová. Todos los ministros del nuevo pacto tienen que conocer a Jehová, de otra manera no podrían estar adecuadamente capacitados para estar en el ministerio de su nuevo pacto. Tienen que ser testigos de lo que conocen, por consiguiente tienen que ser testigos de Jehová. Teniendo eso presente Pablo dijo a sus compañeros en el ministerio: “Les ruego, por lo tanto, háganse imitadores de mí.” (1 Cor. 4:16, NM) En imitación de Pablo todos los ministros del nuevo pacto tienen que ser testigos de Aquel a quien ellos conocen como Dios de ese pacto, Jehová, el Perdonador de sus pecados. Como Dios mismo dijo a su pueblo típico en el pacto de la ley: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo a quien he escogido; para que me conozcáis y me creáis, y entendáis que yo [soy] ÉL.” Estas palabras de ordenación para que sean testigos aplican ahora con más vigor a la clase siervo de Dios que está en el nuevo pacto y de la cual él dijo proféticamente: “He formado a este pueblo para mí mismo: ellos publicarán mi alabanza.” (Isa. 43:10, 21, Darby) Obteniendo la luz de gloria procedente de Jehová conforme se refleja en el rostro de Jesucristo que ha aparecido al género humano, los ministros de hoy del nuevo pacto tienen que, semejante a espejos, reflejar esa luz del conocimiento de la gloria de Dios a otros para que él sea alabado y ellos sean iluminados. En esta época oscura grande es la necesidad de hacer esto.
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Ordenación de los ministros capacitadosLa Atalaya 1956 | 15 de marzo
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Ordenación de los ministros capacitados
1. ¿Cómo se tipificó en el caso de Jeremías la ordenación de los ministros capacitados de Jehová?
PABLO dice: “El estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios, quien de hecho nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un pacto nuevo.” (2 Cor. 3:5, 6, NM) Eso significa que tiene que ser Dios quien ordene o nombre a una persona para que sea ministro suyo. Este hecho se tipificó en el caso de Jeremías, que fué un ministro del viejo pacto de la ley de Israel. Puesto que era de la familia sacerdotal de Aarón, Jeremías estaba automáticamente en línea para ser un sacerdote en el templo en Jerusalén. Pero para ser más que sacerdote, a saber, un profeta que profetizaría concerniente a todas las naciones de la tierra, Jeremías necesitaba algo más que haber nacido como hijo de Helcías el sacerdote. Ningún hombre podía hacerlo tal profeta. Dios, quien inspira la profecía, era por lo tanto el que había de ordenarlo o nombrarlo como profeta, el que había de capacitarlo adecuadamente. Jeremías indica su ordenación o nombramiento de parte de Dios, cuando dice: “La palabra de Jehová llegó hasta mí, diciendo: Antes de formarte en el vientre te conocí; y antes que salieras del seno te santifiqué, te nombré [ordené, VA] profeta a las naciones. . . . tú irás a quienquiera que te envíe, y todo lo que te mande tú hablarás. . . . Y Jehová extendió la mano y me tocó la boca; y Jehová me dijo: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. Mira, este día te he puesto sobre las naciones.”—Jer. 1:4-10, Darby.
2. ¿Por qué requirió Jesús la misma clase de ordenación?
2 Aun Jesús el carpintero de Nazaret necesitó esta ordenación procedente de Jehová Dios. Como hombre Jesús no era de una familia sacerdotal de Israel. Como miembro de la tribu real de Judá él era un heredero del trono terrestre de David pero no de un trono y realeza celestiales. Para ser sumo sacerdote semejante al sacerdote regio, el rey Melquisedec, Jesús tenía que ser ordenado por Jehová, y Jehová había jurado proféticamente que Jesús debería ser dicho sacerdote real. Para ser un rey celestial sentado en el propio trono de Jehová a su diestra, Jesús tenía que ser ungido con algo más que el aceite de unción a manos de un profeta o sacerdote humano. Tenía que ser ungido y de esta manera ordenado o nombrado con el espíritu santo procedente de Jehová Dios. Como Pablo escribe: “Tampoco el Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que fué glorificado por aquel que habló con referencia a él: ‘Tú eres mi Hijo; hoy he venido a ser tu Padre.’ Tal como él dice también en otro lugar: ‘Tú eres un sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.’”—Heb. 5:5, 6, NM.
3. ¿Cómo demostró Jesús que su ordenación no provino de Juan el Bautista, sino de Jehová?
3 Jesús recibió la ordenación necesaria procedente de Dios. Cuando Juan, el hijo del sacerdote Zacarías, bautizó a Jesús en el río Jordán, él no ordenó a Jesús para que fuera sacerdote o rey. Él no podía hacerlo. Juan no sabía por qué estaba bautizando a Jesús. Él no entendió entonces que él bautizaba a Jesús sólo para simbolizar que Jesús se había dedicado a hacer la voluntad de Dios, para lo cual había venido al mundo. El bautismo en agua simbolizó la dedicación de Jesús, para un cambio de proceder en su vida. Fué por primera vez después que Jesús se había bautizado y hubo salido del agua que su Padre celestial Jehová Dios lo ordenó o nombró por medio de reconocer audiblemente al dedicado Jesús como Hijo espiritual suyo y ungirlo con su espíritu santo. (Mat. 3:13-17) Poco tiempo después, para manifestar que fué Jehová y no el sacerdotal Juan el Bautista quien lo había ordenado, Jesús fué a la sinagoga en Nazaret y leyó a la gente la profecía de Isaías: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar.” Luego Jesús dijo a la congregación: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír.”—Luc. 4:16-21, NM; 3:21-23.
4. La ordenación de Pablo por Jehová se muestra en ¿qué textos?
4 ¿Tuvo Pablo también esta ordenación o nombramiento que viene de Dios? Él dijo: “Con el propósito de dar este testimonio fuí nombrado [ordenado, VA] predicador y apóstol . . . maestro de naciones en el asunto de la fe y la verdad.” (1 Tim. 2:7, NM) ¿“Nombrado” u “ordenado” por quién? Pablo contesta en sus propias palabras a los gálatas: “Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni por medio de un hombre, sino por medio de Jesucristo y Dios el Padre, . . . cuando Dios, quien me separó del seno de mi madre y me llamó por su bondad inmerecida, consideró bueno revelar a su Hijo en conexión conmigo, para que yo declarara las buenas nuevas acerca de él a las naciones, no fuí inmediatamente a conferenciar con carne y sangre. Tampoco subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo.” (Gál. 1:1, 15-17, NM) Pablo fué bautizado, probablemente por Ananías, quien le dijo que se bautizara. Después Pablo fué “lleno de espíritu santo” en evidencia de que Jehová lo había ordenado o nombrado mediante Cristo, que lo había escogido como vaso para llevar su nombre.—Hech. 9:15-18, NM.
5, 6. ¿Qué parte desempeñó Pedro, si acaso desempeñó alguna, en la ordenación de Cornelio, sus parientes y amistades estrechas?
5 Aun los primeros conversos gentiles incircuncisos tuvieron esta ordenación o nombramiento de Dios para ser ministros de su nuevo pacto. Si su ordenación no hubiese sido por Dios los cristianos judíos no hubieran estado listos ni dispuestos a reconocerlos entonces como ministros cristianos ordenados. Antes de que el apóstol Pedro terminara de predicar al italiano Cornelio y a muchos de sus parientes e íntimos amigos estos incircuncisos no judíos creyeron y aceptaron la misericordia de Dios por medio de Cristo, y Dios los ordenó o nombró como testigos ministeriales suyos. La historia bíblica dice: “Mientras todavía estaba hablando Pedro acerca de estos asuntos el espíritu santo cayó sobre todos los que escuchaban la palabra. Y los fieles que habían venido con Pedro que eran de los circuncisos estaban asombrados, porque el don gratuito del espíritu santo estaba siendo derramado también sobre gente de las naciones. Pues los oían hablar con lenguas y glorificar a Dios. Entonces Pedro respondió: ‘¿Puede alguien prohibir agua para que éstos no sean bautizados, quienes han recibido el espíritu santo igual que nosotros?’ Con eso mandó que los bautizaran en el nombre de Jesucristo.” Más tarde, en Jerusalén, Pedro explicó a sus compañeros cristianos judíos: “Cuando comencé a hablar el espíritu santo cayó sobre ellos tal como también lo hizo sobre nosotros originalmente. . . . Por lo tanto, si Dios les dió el mismo don gratuito a ellos que también nos dió a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para que pudiese estorbar a Dios?”—Hech. 10:44-48; 11:15-17, NM.
6 De modo que Pedro hizo que se bautizaran, no para ordenarlos (Dios ya había hecho eso), sino para que simbolizaran su fe y dedicación que Dios ya había aceptado con evidencia milagrosa.
7, 8. En cuanto al resto actual de testigos ungidos, ¿qué prueba tenemos de que hayan sido nombrados por Dios?
7 ¿Qué hay de los testigos dedicados de Jehová hoy día? Estos también confían en este nombramiento u ordenación que viene de él con el fin de ser capacitados como ministros suyos en cuanto a esto que es lo más necesario. Hoy sobre la tierra sólo hay un resto de aquellos a quienes Jehová Dios ha estado escogiendo durante los diecinueve siglos pasados y nombrando u ordenando para ser ministros ungidos suyos del nuevo pacto. Estos son el resto o “los que quedan” de la simiente de la organización semejante a mujer de Dios. (Apo. 12:17, NM) A ellos él dice: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi Siervo, a quien he escogido.” (Isa. 43:10) Como grupo los del resto ahora forman un cuerpo siervo o un cuerpo esclavo. Forman lo que Jesús en su profecía llamó “el esclavo fiel y discreto,” que ha sido nombrado “sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo.” ¿De quién ha recibido el resto su nombramiento u ordenación como tal? No de los hombres, sino de su Amo o Señor, el Rey reinante Jesucristo. Desde que él recibió su reino en 1914 y desde que vino al templo en 1918 para el juicio primero de la “casa de Dios,” ha encontrado a los de este resto de cristianos dedicados y ungidos haciendo lo que se les asignó hacer. De modo que él les ha hecho lo que prometió: “De cierto les digo: Lo nombrará al cargo de todos sus bienes.”—Mat. 24:45-47, NM.
8 ¿Qué prueba tenemos de que hayan sido nombrados por Dios mediante su invisible y glorificado Cristo y de que estén adecuadamente capacitados? La prueba es el que dan el “alimento [espiritual] al debido tiempo.” No fué respecto a ellos que Jehová profetizó: “He aquí que vienen días, dice Jehová el Señor, en que enviaré hambre sobre la tierra; no hambre de pan, ni escasez de agua, sino de oír las palabras de Jehová.” (Amós 8:11) Fué con respecto a los clérigos de la cristiandad y sus congregaciones. Ellos rechazan el alimento que sirven las manos y boca de la clase del “esclavo” y por eso sufren hambre espiritualmente. Todo a causa de que no reconocen la ordenación o nombramiento heterodoxo de la clase del “esclavo fiel y discreto.” Pero hay cientos de miles de otras personas que están conscientes de su necesidad espiritual y que encuentran dónde conseguir el alimento espiritual y que lo aceptan de las manos del resto ungido de los testigos de Jehová. Estas son las personas honradas, humildes, de actitud semejante a oveja, a quienes el Pastor Propio de Jehová, Jesucristo, admite en la manada para que sean sus “otras ovejas,” constituyéndolas “un solo rebaño” con el resto ungido.—Juan 10:16.
MINISTROS BAJO EL NUEVO PACTO
9, 10. Aunque las “otras ovejas” no pueden ser “ministros de un pacto nuevo,” ¿por qué están ellas también entre los ministros adecuadamente ordenados de la actualidad?
9 Dado que las “otras ovejas” tienen que seguir al Pastor Propio de Jehová, también tienen que ser ‘testigos fieles y verdaderos’ como él lo fué; también tienen que ser ministros adecuadamente capacitados de Jehová Dios. Naturalmente, no pueden ser “ministros de un pacto nuevo” en el sentido que lo fué el apóstol Pablo, que estuvo en el nuevo pacto como miembro de la “nación santa” del Israel espiritual y quien fué por lo tanto un ministro sacerdotal, un miembro del “sacerdocio real” con una vocación celestial. Pero tenemos que recordar que el Israel espiritual fué tipificado o prefigurado por el Israel natural de tiempos antiguos. Como miembros de esa nación escogida los israelitas naturales estuvieron en el viejo pacto de la ley con Jehová su Dios. Pero entre los israelitas naturales había muchos no israelitas que eran residentes temporarios o transeúntes extranjeros y que sirvieron de diversas maneras en Israel, algunos hasta siendo esclavos del templo. Estos también adoraban a Jehová como Dios suyo y Su ley los protegía y les suministraba muchas bendiciones y privilegios. Ellos eran “tu residente temporario que está dentro de tus puertas” que no habían de trabajar el sábado de Israel. (Éxo. 20:8-10, NM) No habían de traer ningún oprobio al nombre de Jehová, sino que habían de alabarlo junto con los israelitas naturales. Tenían que mostrar cuánto los bendecía él mediante su simiente natural de Abrahán.
10 Igualmente sucede con las “otras ovejas,” el moderno “residente temporario que está dentro de [las] puertas” de los israelitas espirituales. Ellas no son israelitas espirituales en el pacto nuevo, pero viven bajo las bendiciones y provisiones de ese pacto nuevo y tienen que armonizar su vida con él. Tienen que ser una sociedad del Nuevo Mundo con el resto del Israel espiritual. Están bajo la única ley general de ser testigos de Jehová y predicar las nuevas del Reino para dar un testimonio a todas las naciones, antes de que termine completamente este sistema de cosas mundano. (Mat. 24:14, NM) Para hacer esto, ellos también tienen que estar adecuadamente capacitados y esto requiere, ante todo, que tengan una ordenación de Dios. Como el paso necesario hacia esto anuente y amorosamente se han dedicado a Dios por medio de su Hijo Jesucristo, y esta entrega completa que ellos han hecho de sí mismos a Dios la han simbolizado como lo hizo Jesús, por bautismo en agua. En vista de su dedicación correcta Dios los acepta en el “un solo rebaño” de su Pastor Propio Jesucristo, no para ser miembros del Israel espiritual o del sacerdocio real con una herencia celestial ni para ser ministros sacerdotales del nuevo pacto, sino para ser testigos de Jehová y ministros adecuadamente capacitados bajo el nuevo pacto. Él los ordena o nombra como ministros terrestres suyos, para servir con el resto ungido del Israel espiritual. Todos ellos tienen esta ordenación o nombramiento en virtud de que Jehová acepta la dedicación que ellos hacen mediante Jesucristo el Mediador del nuevo pacto. Por eso todos ellos son sus ministros ordenados, ya sean varones o hembras según la carne.
11. Considerado desde un punto de vista bíblico, ¿qué efecto tienen en los ministros a quienes Jehová ordena los reglamentos de ordenación de las naciones mundanas?
11 Sobre esta base en sí misma sería correcto el que todas las naciones que pretenden dar consideración a los ministros cristianos los reconocieran como ministros bíblicamente ordenados. Las naciones son obstinadas y dictatoriales cuando establecen sus propias reglas y requisitos y mediante ellos declaran quién es un verdadero ministro ordenado reconocido por Dios. Cuando las naciones exigen una autorización escrita emitida por algún hombre, grupo de hombres u organización religiosa, o que se ejecute alguna ceremonia hecha por hombres antes de reconocer a estos hombres y mujeres dedicados como ministros de Dios, bíblicamente eso es algo que no está en regla. Los legisladores no inspirados de este mundo no escribieron las Escrituras, sino que Dios hizo que se escribieran esas Escrituras por la fuerza impelente de su espíritu, y sus ministros verdaderos tienen el testimonio de sus Escrituras inspiradas concerniente a su ordenación por él a causa de haberse dedicado a él. La prueba de lo que sus ministros ordenados han de ser debería tomarse de la Palabra escrita de Dios que hace la ordenación, no debería tomarse de leyes hechas por el hombre y de la interpretación legal que los jueces dan a éstas.
12, 13. A los mundanos que tratan de estorbar la formación y funcionamiento de una sociedad de ministros, tal como la de los testigos de Jehová, se les contesta correctamente ¿cómo, y por qué?
12 Dios el Soberano Universal tiene el derecho de determinar cómo será formada y cómo será dirigida su organización visible de su pueblo y quiénes serán sus ministros en ella y de acuerdo con qué condiciones. Aun las sectas religiosas de la cristiandad reconocen este derecho de su organización sectaria. Hace casi dos años el principal funcionario administrativo de la Iglesia presbiteriana en los EE. UU., cuando hablaba a 400 delegados de la Alianza Presbiteriana Mundial en Princeton, Nueva Jersey, incluyó entre las libertades religiosas fundamentales la ‘libertad de determinar el gobierno y condiciones internas de un cuerpo eclesiástico.’ Luego dijo: “Cuando en el juicio considerado y piadoso de una iglesia el estado o la sociedad la privan esencialmente de la libertad para descargar estas responsabilidades, es el deber de la iglesia decir ‘no’ al estado y ‘no’ a la sociedad.” (El Times de Nueva York del 29 de julio de 1954) Los testigos de Jehová teocráticamente se adhieren a las reglas y nombramientos de Dios en lo que toca a cómo Su organización del Nuevo Pacto debe ser edificada y funcionar. Ellos dicen no a los mundanos que intervienen.
13 Ellos no necesitan que hombres religiosos les impongan las manos para que sean ordenados. Su ordenación proviene de Dios y les resulta de dedicar su existencia eterna a él por medio de Cristo. Ellos no son ordenados por las manos impuestas sobre ellos por el que los bautiza en agua en símbolo de su dedicación. Pero, puesto que su bautismo en agua tiene una relación con su ordenación procedente de Dios, ellos pueden, con propósitos de registro, presentar la fecha de su bautismo como el tiempo aproximado de su ordenación, para satisfacer la ley del país en caso de que se pida una fecha de ordenación. Lo que los testigos de Jehová quieren sobre ellos para capacitarlos es la mano de Dios, la mano de Aquel que tocó la boca de Jeremías y dijo: “He aquí que pongo mis palabras en tu boca.” (Jer. 1:9) Ellos quieren la mano de Aquel que trajo a salvo a Esdras el sacerdote a Jerusalén, “la buena mano de su Dios sobre él”; la misma mano de la cual dice Nehemías, el constructor de los muros de Jerusalén: “De modo que el rey me [las] dió, conforme a la buena mano de mi Dios sobre mí.” (Esd. 7:6, 9, 28; Neh. 2:8, 18, NM) Dice el salmista: “¡Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, y sobre el hijo del hombre que para ti fortaleciste!” (Sal. 80:17) La mano de Jehová es la primera mano que debe estar sobre nosotros para ordenarnos o nombrarnos como ministros capacitados. Sin que primero esté su mano sobre nosotros la imposición de manos humanas sobre nosotros después no tiene ningún poder de autoridad, sino que es simple formalidad.
14. ¿En cuanto a qué cosas esenciales difieren del clero de la cristiundad los israelitas espirituales y sus compañeros dedicados?
14 Es la mano de Jehová la que aparta a su resto ungido, los que quedan del Israel espiritual, y sus compañeros dedicados, la que los separa. Como el rey Salomón dijo proféticamente a Dios en la inauguración del templo en Jerusalén: “Tú mismo los separaste como posesión tuya de todos los pueblos de la tierra, así como has hablado por medio de Moisés tu siervo cuando estabas sacando a nuestros antepasados de Egipto, oh Señor Jehová.” (1 Rey. 8:53, NM) El hecho de que todos ellos están separados de este mundo para predicar las buenas nuevas del reino de Dios el apóstol Pablo lo manifestó en la introducción de su carta: “Pablo, esclavo de Jesucristo y llamado a ser apóstol, separado para las buenas nuevas de Dios, que él prometió en otro tiempo por medio de sus profetas en las santas Escrituras, concernientes a su Hijo.” (Rom. 1:1-3, NM) A causa de estar así apartados, separados, están obligados a practicar la forma de adoración limpia e incontaminada, la religión pura, que incluye, entre otras cosas, el “mantenerse sin mancha del mundo.” (Sant. 1:27, NM) Por lo tanto ellos son distintos de los “ministros regulares” o clérigos de la cristiandad que pretenden estar apartados y a quienes la ley les da un estado legal de estar apartados y que sin embargo se mezclan con la política y combates de las naciones y se manchan completamente con este mundo.
NOMBRAMIENTOS ESPECIALES
15. En las primeras congregaciones cristianas, ¿cómo se ejerció el poder de hacer nombramientos?
15 Toda la nación del Israel espiritual y sus compañeros dedicados están separados y tienen un estado legal de estar apartados de este mundo. Todos ellos son una sociedad del Nuevo Mundo de ministros capacitados. Sin embargo sí tienen a ciertos miembros entre ellos especialmente apartados para diversos servicios responsables, a los cuales son ordenados o nombrados. Por ejemplo, en el primer siglo había profetas y maestros cristianos en la congregación de Antioquía (Siria) y todos éstos ministraban en estos puestos responsables. Entonces el registro dice: “Mientras estaban ministrando públicamente a Jehová y ayunando, el espíritu santo dijo: ‘De todas las personas apártenme a Bernabé y Saulo para la obra a que los he llamado.’ Entonces ayunaron y oraron y les impusieron las manos y los dejaron ir.” (Hech. 13:1-3, NM) Esa imposición de las manos de la congregación por medio de sus hombres representativos era una forma de ordenación o nombramiento a un servicio especial. Más tarde en el desempeño de su actividad en este servicio especial Pablo y Bernabé hicieron nombramientos de los hombres de más edad en las congregaciones recién formadas para puestos de servicio responsables: “Ellos les nombraron hombres ancianos para los puestos en la congregación y, ofreciendo oraciones con ayuno, los encomendaron a Jehová de quien se habían hecho creyentes.” (Hech. 14:23, NM) El apóstol Pablo, cuando le asignó al joven Timoteo la autoridad de nombrar, dijo: “Que nadie jamás menosprecie tu juventud. . . . Nunca impongas tus manos precipitadamente sobre un hombre; ni seas participante en los pecados de otros; consérvate puro.”—1 Tim. 4:12; 5:22, NM.
16. ¿Por qué no son una clase clerical los siervos especiales que hoy día han sido nombrados teocráticamente en la sociedad del Nuevo Mundo?
16 De modo que los nombramientos de siervos especiales dentro de la sociedad del Nuevo Mundo tienen que hacerse, no democráticamente, sino teocráticamente, por el cuerpo gobernante o por representantes suplentes del cuerpo gobernante en otros países. Sin embargo, el nombramiento de estos siervos o superintendentes ministeriales especiales dentro de la congregación no significa que se esté creando una clase clerical separada y que todos los demás de la congregación no sean ministros adecuadamente capacitados por Dios. Todos nosotros retenemos la capacidad adecuada que recibimos de Dios mientras estudiamos y servimos fielmente a Jehová como testigos suyos.
17. En tiempos antiguos ¿qué verdaderamente resultaba “mediante la imposición de las manos de los apóstoles,” y por qué no es eso una práctica correcta ahora?
17 La antigua imposición de las manos por siervos responsables de la congregación tenía el poder de dar vigor a una ordenación o nombramiento. Esa ceremonia tenía algún efecto real en aquellos días primitivos cuando “mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu.” Aquellos que les impusieron las manos a Pablo y Bernabé no impartieron el espíritu, pero fué el espíritu lo que les dijo que los apartaran para trabajo especial. Hoy día el espíritu no nos habla audiblemente ni tenemos a los apóstoles presentes corporalmente con nosotros para que nos impongan las manos para impartirnos los milagrosos dones del espíritu, y no hay ningún cristiano profeso sobre la tierra hoy día que pueda probar bíblicamente que siquiera sea un sucesor apostólico con dicho poder. Esos dones milagrosos del espíritu han pasado así como han pasado los conductos apostólicos. Por eso Pablo clasificó a la “imposición de las manos” como parte de la “doctrina elemental acerca del Cristo.” (Heb. 6:1, 2; Hech. 8:18 y 1 Cor. 13:8-11, NM) La formalidad de literalmente imponer las manos a una persona al tiempo de su nombramiento no tiene poder especial hoy.
18. ¿Cómo puede indicársele correctamente a la persona nombrada su nombramiento válido?
18 Lo que importa es el sencillo nombramiento mismo por el cuerpo gobernante autorizado. Ese nombramiento se puede entregar verbalmente o por carta, aun mediante una carta formal de nombramiento. Lo que importa aquí es que el nombramiento venga del cuerpo gobernante reconocido, y por eso la firma de la carta o formulario de nombramiento tiene que mostrar que viene de dicho cuerpo autorizado. El hecho de que la firma sea escrita a mano o puesta con un sello no modifica el asunto ni debilita o anula el nombramiento. Si el sello es el sello del cuerpo gobernante y se ha impreso por el que tiene la autoridad para usar ese sello, entonces el nombramiento es autorizado y válido.
19, 20. ¿Qué ejemplos antiguos de tal práctica se describen en la Biblia?
19 Esto es cierto aunque el estampar una carta o formulario de nombramiento con un sello de goma no sea tan ceremonial o se vea tan impresionante como la imposición formalista literal de las manos de hombres sobre la cabeza de una persona nombrada. El estampar una carta oficial es buena práctica bíblica.
20 Cuando la reina Jezabel quería dar instrucciones a los hombres ancianos de Jezreel, ¿qué hizo ella? ¿Hizo que el rey Acab firmara cartas con instrucciones? Escuchen: “Ella escribió cartas en nombre de Acab y las selló con el sello de él y envió las cartas a los hombres de más edad y a los nobles que estaban en la ciudad de él residiendo con Nabot.” Los hombres de más edad y los nobles reconocieron el sello estampado y llevaron a cabo las instrucciones que aparentemente venían del rey. (1 Rey. 21:8-11, NM) El rey Asuero mostró el valor y la fuerza de un sello autorizado cuando dijo a Ester su reina y a Mardoqueo su primer ministro: “Ustedes mismos escriban a favor de los judíos de acuerdo con lo que sea bueno a sus propios ojos en nombre del rey y sellen [lo] con la sortija con sello del rey, pues un escrito que se escribe en nombre del rey y se sella con la sortija con sello del rey no es posible que sea deshecho.” El primer ministro Mardoqueo obró en conformidad con ello: “Él procedió a escribir en el nombre del rey Asuero y sellar con la sortija con sello del rey y enviar documentos escritos por mano de los correos.” Ante ese sello uniforme los gobernadores de todas las provincias de Persia y también los judíos reconocieron la fuerza obligatoria de aquellos documentos escritos y obraron como se les mandaba en ellos.—Ester 8:8, 10, NM.
21. ¿Por qué no carece de valor el método que emplea la Sociedad Watch Tówer para indicar los nombramientos de siervos para las congregaciones de los testigos de Jehová?
21 Así que no menosprecie nadie el poder de una carta sellada apropiadamente; el sello le da peso y autoridad. Ahora bien, una carta formulario con dicho sello verídico, oficial, puede nombrar a más de un siervo de una congregación, pero los deberes asignados a cualquier persona nombrada determinan el grado de responsabilidad de esa persona nombrada, sea que tenga o no más responsabilidades que otros siervos. El que la carta mencione cualquier otra cosa o se nombre en ella a alguna otra persona a un servicio diferente no quita nada del puesto especial de ese siervo. Por eso la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract y sus muchas sucursales hoy usan cartas de nombramiento selladas (cartas formularios en muchos casos) como una manera conveniente de hacer nombramientos de siervos para más de 16,000 congregaciones de testigos de Jehová a través de toda la tierra. En todas esas congregaciones los miembros reconocen el sello y aceptan el nombramiento. ¿Quién, pues, tiene el derecho de poner en tela de juicio el poder de la ordenación o el nombramiento? Sépase con toda seguridad que sobre todos esos siervos nombrados a puestos especiales por estas cartas de nombramiento selladas el cuerpo gobernante de la Sociedad mantiene sus manos, no literalmente, sino para respaldarlos, sostenerlos y sustentarlos o quitarlos según dicten los intereses de la obra.
CARTA INSCRITA DE RECOMENDACIÓN
22-24. ¿Cómo describió Pablo las cartas de recomendación que él llevaba?
22 El mismo apóstol Pablo hizo surgir la cuestión de capacidad. Él dijo: “¿Y quién está adecuadamente capacitado para estas cosas? Nosotros; porque no somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino debido a la sinceridad, sí, como enviados de Dios [no de los hombres], . . . estamos hablando.” (2 Cor. 2:16, 17, NM) Pero ¿tenía o llevaba Pablo consigo siquiera una carta sellada de nombramiento o de recomendación que le hubiese proporcionado el cuerpo gobernante en Jerusalén o aquellos que le impusieron las manos a él y a Bernabé en Antioquía? ¿Pudo mostrar él dicha carta a las sinagogas que visitaba para predicar o a las congregaciones que estableció o al gobernador Félix o al gobernador Festo o al rey Agripa o al emperador Nerón cuando finalmente se presentó enjuiciado ante él en Roma? ¡No hay nada que manifieste que él haya tenido una carta de esa clase! Pablo no necesitaba tal carta. Él tenía algo mejor que una carta redactada y firmada por algún hombre sobre tablillas o papel para escribir. Él tenía testigos en Damasco que podían testificar de que él había sido bautizado en agua para simbolizar su dedicación o su fe en Jehová por medio de Jesucristo. Él también estaba “lleno de espíritu santo” y tenía los milagrosos dones de ese espíritu. Lo que es más, tenía la facultad de imponer las manos a creyentes bautizados e impartirles los dones del espíritu. De esto sabía que el estar él adecuadamente capacitado había provenido de Dios. ¿Qué falta le hacía a él, entonces, una carta sellada de persona alguna sobre la tierra? La evidencia más notable de que una persona haya sido adecuadamente capacitada para un servicio o ministerio es el producto de su trabajo, lo que ha logrado. Pablo tenía esa evidencia, y ésta servía de carta de recomendación sumamente impresionante que daba prueba de su nombramiento.
23 A la congregación cristiana que había establecido en Corinto él dijo: “¿Estamos comenzando otra vez a recomendarnos? O ¿necesitamos, quizás, como algunos hombres, cartas de recomendación para ustedes o de ustedes? Ustedes mismos son nuestra carta, inscrita en nuestros corazones y conocida y siendo leída por todo el género humano. Porque se manifiesta que ustedes son una carta de Cristo escrita por nosotros como ministros, inscrita no con tinta sino con el espíritu del Dios viviente, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en corazones.” (2 Cor. 3:1-3, NM) Más tarde el recién instruído Apolos consiguió una carta de recomendación de esa clase de los hermanos cristianos en Éfeso dirigida a la congregación de Corinto, pero a Pablo no le hizo falta tal clase de carta de recomendación literal. (Hech. 18:24-28, 1-11) Aquellos mismos discípulos que él había hecho durante año y medio de intensa predicación y actividad docente en Corinto eran en sí mismos una carta cargada de poder.
24 Esos discípulos eran la carta de Pablo escrita en su corazón porque él los llevaba consigo en sus sentimientos y él les escribía cartas porque se interesaba en ellos. Al mismo tiempo los había enseñado y entrenado a ser testigos predicadores de Jehová y Cristo, y por eso esos cristianos corintios eran la carta de Pablo en exhibición pública, “conocida y siendo leída por todo el género humano.” Eran una carta no del hombre, ni siquiera del cuerpo gobernante en Jerusalén.
25, 26. ¿Qué otro testimonio bíblico muestra cómo fueron producidas las cartas de recomendación de Pablo?
25 Se ‘manifestaba que eran una carta de Cristo,’ y Jesucristo, que había escogido a Pablo para ser un vaso especial que había de llevar su nombre a las naciones no judías, usó a Pablo mismo como ministro suyo para escribir esa carta. Pablo no pudo haber escrito esa carta humana por sí mismo, pues, como Jesús dijo a sus discípulos, “separados de mí ustedes no pueden hacer absolutamente nada.” (Juan 15:5, NM) Él usó a Pablo de manera mucho más difícil que simplemente haciendo que se sentara y con pluma y tinta literales escribiera una carta en papel recomendándose con palabras escritas en vez de con hechos laboriosos. Además de trabajar Pablo los días de entre semana como constructor de tiendas con Áquila y Priscila, lo usó Jesús para escribir esta carta humana de recomendación, haciéndolo hablar en la sinagoga judía todos los sábados, para persuadir tanto a judíos como a griegos. Con el tiempo llegó a estar más “intensamente ocupado con la palabra [de Dios], testificando a los judíos para probar que Jesús es el Cristo,” permaneciendo allí en total año y medio, “enseñando entre ellos la palabra de Dios.”
26 Cuando Pablo finalmente salió de Corinto dejó atrás el fruto de su trabajo. ¿Qué? Una congregación cristiana que incluía a Crispo el anterior presidente de la sinagoga y toda su familia, a quienes Pablo mismo bautizó. Esta congregación era una carta de recomendación, “inscrita no con tinta sino con el espíritu del Dios viviente,” pues fué hecha por el espíritu de Dios que obró mediante Pablo, ya que él vino a ellos “con una demostración de espíritu y poder, para que la fe de [ellos] no estuviera en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” El espíritu de Dios en Pablo produjo o escribió las palabras leíbles de esa carta de congregación. La carta no estaba escrita en ninguna tabla de piedra fría, sino en ardientes y amorosas “tablas de carne, en corazones.” Aquellos corazones eran algo que leer, pues hablaban primero de amor a Dios, hablaban de creencia, de fe ejercida para justicia, y se desbordaban a fin de mover la boca de los corintios a hacer declaración pública para salvación. (Hech. 18:1-11; 1 Cor. 2:4, 5; 2 Cor. 3:1-3; Mat. 22:37, 38; Rom. 10:10, NM) Para que alguien produjera tal carta de recomendación de su escritor, una carta con vida y habilidad para hablar, certísimamente se requería que él estuviera adecuadamente capacitado por el Dios Todopoderoso.
27. ¿Qué hechos físicos de hoy día atestiguan en cuanto a lo genuino del estado ministerial de los testigos de Jehová?
27 ¿Qué hay de hoy día? Con la excepción de las cartas de nombramiento que se envían a las congregaciones o que llevan con ellos siervos especialmente nombrados de la organización visible de Dios, los testigos de Jehová no llevan cartas de nombramiento o de recomendación para probar que ellos, como hombres y mujeres dedicados, son ministros de Dios bíblicamente ordenados que están sirviendo en conexión con el nuevo pacto de Dios por medio del Mediador Jesucristo. La sociedad del Nuevo Mundo de testigos de Jehová que usa a la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract como siervo suyo no necesita ninguna de dichas cartas de nombramiento u ordenación, ninguna de dichas cartas de recomendación, así como Pablo no las necesitó. La cristiandad no reconoce a la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract como un instrumento en las manos de Dios. Pero la Historia moderna de los testigos de Jehová que ahora se está publicando en las columnas de la revista La Atalaya da una historia auténtica, documentada, de cómo el Dios Altísimo y su Hijo Jesucristo han usado a la Sociedad, sí, y han usado la revista oficial que ella publica, desde el tiempo en que estas dos tuvieron su principio. Hoy esta revista bíblica tiene una tirada de por lo menos 2,350,000 ejemplares de cada número en cuarenta y dos idiomas y la Sociedad editorial tiene setenta y siete sucursales esparcidas por toda la tierra. Ese hecho es una carta imborrable conocida y leída por todos los hombres y recomienda a toda conciencia buena estos dos instrumentos como instrumentos que Dios usa para cumplir su glorioso propósito en este tiempo sumamente decisivo de incertidumbre, duda y temor.
28. Desde 1919 ¿cómo han establecido prueba de su calificación como ministros capacitados los miembros del resto ungido?
28 La cristiandad y sus gobiernos nominalmente cristianos rehusan reconocer la ordenación bíblica de los testigos dedicados de Jehová. Por consiguiente no los clasifican como ministros ordenados de religión ni les dan consideración como a tales. En lugar de que se les respete como a ministros adecuadamente capacitados, los testigos de Jehová tienen el honor de cumplir la profecía de Jesús: “Ustedes serán aborrecidos por todas las naciones por causa de mi nombre.” (Mat. 24:9, NM) Ninguna carta de papel que ustedes los testigos pudieran mostrarles modificaría la actitud del mundo hacia ustedes. Pero ustedes tienen una carta, y ustedes mismos han sido usados para escribirla, la cual habla con más autoridad que cualquier carta escrita a mano o en máquina de escribir o impresa y sellada para mostrar su ordenación o nombramiento divino. Es una carta viva cuyo contenido está esparcido por toda la tierra en unos 158 países y territorios, y puede leerse en más de 100 idiomas. Desde 1919, a pesar del aborrecimiento mundial, los del resto ungido de los ministros adecuadamente capacitados del nuevo pacto han predicado las buenas nuevas del Reino a todas las naciones. De esta manera han estado escribiendo por el espíritu de Dios en tablas de carne, en corazones, y hoy la “grande muchedumbre” de otras ovejas recogidas en el “un solo rebaño” del Pastor Propio Jesús es prueba de que ellos fueron ordenados por Dios. Es una carta humana de recomendación que da testimonio de que ellos son la clase del “esclavo fiel y discreto” de Dios.
29. ¿Quiénes más, especialmente desde 1931, han dado prueba innegable de que son ministros ordenados bajo el nuevo pacto de Dios?
29 Particularmente desde 1931 los de la “grande muchedumbre” de otras ovejas han estado asociándose y predicando con el resto ungido. No pueden pasar inadvertidos por la historia. Ellos también han estado escribiendo historia al servir lealmente con los del resto como testigos de Jehová, sufriendo con ellos, muriendo con ellos, manteniendo integridad cristiana con ellos hasta ahora. El que ellos sean ministros de Dios adecuadamente capacitados y ordenados también ha sido siempre puesto en tela de juicio y negado por la cristiandad. Pero ¿qué atestigua la voz de la historia de lo logrado hoy día? ¿Son ellos ministros adecuadamente ordenados y divinamente enviados bajo el nuevo pacto de Dios? ¿Tienen alguna carta irreprensible de recomendación que acalle toda objeción como injustificable y toda acusación como predispuesta y falsa? No alguna carta escrita con tinta en papel o grabada en tablas de piedra, sino la carta viva escrita por medio del espíritu de Dios en gente de actitud semejante a la de ovejas. Es una carta de recomendación escrita en “tablas de carne, en corazones” de otros hombres y mujeres creyentes que desde 1931 han aumentado de mucho menos de cien mil hasta ahora a más de 600,000 testigos de Jehová en la sociedad del Nuevo Mundo.
30. Con la mira de efectuar cabalmente el ministerio que Dios nos ha encomendado, tenemos que hacer y haremos ¿qué?
30 ¡Que el cielo y tierra del Diablo destruyan o borren esa carta viva, llena del espíritu, si pueden! Las destructivas aguas inundantes de la guerra del Armagedón borrarán de la existencia a esos cielos y tierra diabólicos y su registro manchado de sangre, pero jamás borrarán el contenido de esta carta viva escrita por todos los testigos de Jehová con su espíritu. ¡Todos los sobrevivientes del Armagedón serán nuestra carta de recomendación delante de todo el universo! Esa carta de recomendación aun será leída por los muertos cuando sean resucitados después del Armagedón. El contenido de esta carta todavía se hará más largo a medida que se escriba en más corazones humanos desde ahora hasta el Armagedón. Cuando los sistemas religiosos del mundo sean destruídos en medio de esa guerra, ella sobrevivirá y después se esparcirá por toda la superficie de la tierra depurada como un testimonio vivo al poder y espíritu de Jehová que ahora funcionan en sus ministros adecuadamente capacitados. Por eso ¡sigan escribiendo esta carta de la “sociedad del Nuevo Mundo” por medio de efectuar su ministerio cabalmente, predicando estas buenas nuevas del reino triunfante para dar un testimonio a todas las naciones hasta que este mundo termine!
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