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Compartiendo cosas con otrosLa Atalaya 1957 | 15 de junio
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los hermanos macedonios, a pesar de su pobreza, dejando a un ministro visitante emprender el camino a casa sin darle algo de comer?
TODAS LAS COSAS POR CAUSA DE LAS BUENAS NUEVAS
29. (a) Aunque los hermanos comparten cosas con nosotros por causa de las buenas nuevas, ¿qué obligación nuestra no queda cancelada? (b) ¿Cómo puede expresarse la gratitud igual que el amor tanto en palabra como en hecho?
29 Cuando los hermanos nos muestran hospitalidad según nuestras necesidades, sabemos que lo hacen, en el sentido eminente, por causa de las buenas nuevas. El conocer esto no anula la obligación que tenemos de estar agradecidos; en realidad, con más razón debemos estar alerta para mostrar agradecimiento. Cuando los hermanos comparten cosas con usted, no olvide expresar aprecio con palabras. Fué predicho para estos “últimos días” que los hombres se portarían “sin gratitud,” y así es. (2 Tim. 3:1, 2, NM) ¡Pero los de la sociedad del nuevo mundo nunca deben faltar en cuanto a mostrar gratitud! A veces no únicamente podemos expresar aprecio por palabra, sino también por hecho. Por lo tanto, al viajar en un automóvil con alguna persona que usted sabe es de recursos limitados, tal como un precursor, una contribución razonable para gasolina y aceite refleja un espíritu agradecido. Siempre recuerde que si un hombre muestra aprecio por beneficios pequeños, aun insignificantes, muestra que considera el corazón de los hombres y no sus bienes, que él justiprecia a un hombre por lo que es y no por lo que tiene. De modo que la gratitud puede ayudarnos a ser semejantes a nuestro Padre celestial, quien considera el corazón.
30. ¿Qué bendiciones emanan de compartir cosas con otros por causa de las buenas nuevas?
30 Realmente, la hospitalidad que se extiende por causa de las buenas nuevas produce ricas bendiciones. Porque se produce no sólo un espíritu de gratitud al hombre, sino, más importante que eso, de gratitud a Dios. Mientras más agradecidos estamos a Dios más se ensancha nuestro corazón, y más nos enriquecemos de discernimiento espiritual. Dijo Pablo: “En todo están siendo ustedes enriquecidos para toda clase de generosidad, la cual produce por medio de nosotros una expresión de gracias a Dios; porque el ministerio de este servicio público es no sólo satisfacer abundantemente las necesidades de los santos sino también ser ricos con muchas expresiones de gracias a Dios.” Así que, la hospitalidad, tanto dada como recibida, profundiza el amor que le tenemos a Aquel que ha puesto el espíritu hospitalario en el corazón de nuestros hermanos, al Dios de bondad amorosa, Jehová.—2 Cor. 9:11, 12, NM.
31. ¿Por qué el compartir cosas materiales no es el principal objetivo del cristiano verdadero? ¿Cuál es su interés principal?
31 Si estamos dispuestos a compartir cosas materiales por causa de las buenas nuevas, ¡es inconcebible que nos descuidemos y dejemos de compartir las buenas nuevas mismas! Sin embargo, muchas son las personas que piensan que todo lo que Dios requiere es que seamos benignos y que hagamos el bien de manera física. Pero en realidad el compartir las buenas nuevas del reino de Dios con otros es aquello por medio de lo cual usted se ‘salva a sí mismo y a los que le escuchan.’ Tiene algo defectuoso e incompleto el amor de aquellos que están dispuestos a compartir cosas físicas pero no cosas espirituales, pues ellos no están siguiendo verdaderamente a Cristo. (Mat. 19:21) De modo que no basta con sólo ministrar para las necesidades corporales: “Si doy todas mis posesiones para alimentar a otros, . . . pero no tengo amor [para seguir a Cristo compartiendo cosas espirituales vivificantes], en nada he aprovechado.” Si realmente amamos a Dios y a nuestro prójimo, entonces haremos todo, incluyendo el compartir cosas materiales con otros, para adelantar las buenas nuevas y así nos uniremos al apóstol en afirmar: “Hago toda cosa por causa de las buenas nuevas, para hacerme un partícipe de ellas con otros.”—1 Tim. 4:16; 1 Cor. 13:3; 9:23,NM.
32, 33. ¿De qué emanan un espíritu hospitalario y buena disposición a compartir, pero en qué resultan? Por eso, ¿a quiénes debemos asemejarnos?
32 ¡Cómo enriquecen la hospitalidad y el espíritu de compartir! Por medio de mostrar hospitalidad a los extranjeros “nos recomendamos como ministros de Dios, . . . por bondad.” Por medio de compartir cosas con nuestros hermanos mostramos amor y gratitud y trabajamos por el adelanto de las buenas nuevas. En verdad, “en todo están siendo ustedes enriquecidos para toda clase de generosidad.” Entre otras cosas, usted consigue la mayor felicidad: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” Usted obtiene un gozo interior indescriptiblemente galardonador. Usted enriquece el amor que otros le tienen a usted. Ante todo, usted enriquece el amor que le tenemos a Jehová por medio de estimular muchas ‘expresiones de gracias a Dios.’ Sí, el dar enriquece a los que lo practican. Salomón declaró: “Un hombre da sin reserva, sin embargo se hace más rico; otro retiene lo que debe dar, y sólo sufre indigencia. El hombre liberal será enriquecido.” Por eso aunque la hospitalidad y el compartir emanan del estar conscientes de las necesidades de otros, resultan en enriquecer la vida de los que practican esto.—2 Cor. 6:4-6; 9:11; Hech. 20:35, NM; Pro. 11:24, 25, Norm. Rev.
33 Por eso, ¿por qué sufrir indigencia? ¿Por qué no ser enriquecidos en todo? “Sean liberales, listos para compartir.” “Sean hospitalarios unos a otros sin quejarse.” (1 Tim. 6:18; 1 Ped. 4:9, NM) Sean semejantes a Abrahán, que fué hospitalario para con los extranjeros y hospedó a ángeles. Sean semejantes a Lidia, que consideró la hospitalidad un gran privilegio. Sean semejantes a Onesíforo, que hizo que el corazón de un apóstol se abriera de par en par hacia él a causa de su benignidad. Sean semejantes a la sunamita que hizo un esfuerzo especial por ser hospitalaria y al hacerlo se enriqueció con un hijo. Sean semejantes a los macedonios, que, a pesar de su profunda pobreza, fueron tan alertos y tan considerados para compartir cosas con otros. Sí, sean semejantes a su Padre celestial: ¡SIGAN LA SENDA DE LA HOSPITALIDAD!
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Hipocresía comunistaLa Atalaya 1957 | 15 de junio
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Hipocresía comunista
● “¿Por qué no declaramos en nuestro programa que somos ateos?,” preguntó Nikolai Lenin en 1905. Naturalmente los comunistas pensaban que conseguirían más adherentes si no anunciaban su ateísmo. Pero cuando les conviene y presta vigor a su propaganda, los comunistas no vacilan en cuanto a clamar a Dios. Hace poco el caudillo soviético Nikita S. Khrushchev dijo que aunque es cierto que Stalin cometió errores, no habían sido cosa de importancia, y pidió que “concediera Dios que todo comunista pudiese luchar como lo hizo Stalin.” El que Khrushchev se haya dirigido a Dios pidiendo que hiciera a todos los comunistas semejantes a Stalin recuerda la citación del siguiente pasaje del libro Roosevelt and Hopkins, por Robert E. Sherwood: “De repente Stalin exclamó: ‘¡Ayude Dios a esta empresa ·para que tenga éxito!’ (La traducción de esta declaración, según se la dió Churchill a Roosevelt, era: ‘¡Prospere Dios esta empresa!’) Se me ha dicho que en nada era raro el que Stalin, que por un tiempo recibió instrucción en un seminario religioso, invocara la ayuda de la Deidad.” La hipocresía no conoce límite alguno en la región del comunismo.
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