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Jehová, Dios de producciónLa Atalaya 1957 | 1 de junio
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con su Creador, y ahora su determinación era continuar produciendo en ese proceder.
PRODUCTOR FIEL
18. (a) ¿En qué respecto fué productiva la testificación de Jesús? (b) Por las palabras de despedida de él, ¿qué se llamó a la atención de sus discípulos?
18 El corto ministerio de Jesús, sólo de tres años y medio, fué sumamente productivo. Lo primero en importancia fué que mantuvo su integridad, probando así que era digno de ser el que vindicará el nombre de su Padre al aplastar a Satanás, matándolo. También, él dió su vida como precio de compra para los humanos obedientes. Note: “Así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28, NM) En resumen, él hizo todo lo que Jehová le había asignado. En la oración que dirigió a su Padre él incluyó: “Te he glorificado sobre la tierra, habiendo acabado el trabajo que me has dado para hacer.” (Juan 17:4, NM) En su ministerio Jesús puso un buen ejemplo para los seguidores que había escogido cuidadosamente. Además, él empleó mucho tiempo enseñándoles concerniente a Jehová, también concerniente a sí mismo, al Reino y al trabajo que tendrían que hacer después que él volviera a su Padre. Prestaron atención esmerada a cada palabra suya, pero no entendieron claramente. Jesús previó esto. Por eso les dijo que después de su partida su Padre les enviaría un consolador, el espíritu santo, para enseñarles cosas adicionales y también para hacerles recordar las cosas que él les había dicho. (Juan 14:26, NM) Cuando por fin partió, les dijo que el ministerio de ellos tenía que ser productivo. “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:18-20, NM.
19. ¿Cómo se reflejó la productividad de Jesús en la actividad de sus discípulos?
19 Como prueba de que el testimonio de Jesús fué productivo sólo tenemos que considerar lo que sus seguidores hicieron temprano en la era cristiana. Ellos necesitarían el espíritu de Dios y, fiel a su palabra, Jesús les envió el espíritu santo mientras estaban reunidos diez días después de ascender él al cielo. Al caer el espíritu de Jehová sobre ellos éstos comenzaron a glorificar y alabar a Dios en los muchos idiomas que el espíritu santo los capacitó a hablar en esa ocasión. En ese entonces también se hallaba presente en Jerusalén gente de muchas nacionalidades, y esta gente oyó a los discípulos bautizados por el espíritu glorificar a Dios en la lengua natal de ella. Las muchedumbres que estaban de visita se maravillaron grandemente. Entonces el apóstol de Cristo, Pedro, testificó enérgicamente, en público, concerniente a Jesús y el hecho de que era Mesías, después de lo cual muchos creyeron y fueron bautizados. El informe de esa ocasión dice: “En ese día cerca de tres mil almas fueron añadidas [a la congregación cristiana].” (Hech. 2:41, NM) Luego éstos comenzaron a estudiar y a entrenarse con los apóstoles para un ministerio productivo, que su dedicación requería. “Y continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a asociarse, a comer juntos y a oraciones. . . . Al mismo tiempo Jehová diariamente continuó uniendo a ellos los que estaban siendo salvados.” (Hech. 2:42-47, NM) Pronto después cinco mil hombres estaban en el ministerio. ¡Qué grupo de ministros para comenzar a producir tan sólo en la tierra de Palestina!—Hech. 4:4, NM.
20. ¿Qué resultado doble se obtuvo de estos días tempranos de testificación por los apóstoles y discípulos de Jesús?
20 Tal prosperidad como resultado de la testificación productiva pronto tenía que hacerse el blanco del fuego de Satanás, y así fué. Sobrevino persecución. La mira de Satanás era parar la obra. En rápida sucesión vinieron amenazas, encarcelación, palizas, y luego la dramática muerte de un discípulo fiel, Esteban. Dicha persecución causó una dispersión de los ministros cristianos, pero no causó ninguna diminución de su predicación. “Sin embargo, los que habían sido esparcidos fueron por toda la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” (Hech. 8:4, NM) Los apóstoles, golpeados y encarcelados, se regocijaban “porque habían sido tenidos por dignos de ser afrentados por causa de su nombre. Y todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar enseñando y, declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” (Hech. 5:17, 40-42, NM) El crecimiento continuó a pesar de la persecución. Después de tres años y medio de esta predicación entre los judíos en Palestina, Jehová extendió a personas de otras naciones la oportunidad de llegar a ser ministros cristianos y participar en el testimonio productivo. (Hech. 10:44-48, NM) El núcleo que Jesús había formado con los doce apóstoles rápidamente creció en el primer siglo, esparciéndose hasta remotos rincones del Imperio Romano y fuera de él. Jesús había puesto un buen ejemplo de testificación productiva. Sus apóstoles y discípulos siguieron ese ejemplo para gloria de Dios y para la propia salvación eterna de ellos.—1 Tim. 4:11-16; 2 Tim. 4:1-5, NM.
21. De acuerdo con la profecía bíblica, ¿cuándo lograría alcance global la testificación productiva, y con qué resultado?
21 Después de la muerte de los apóstoles de Cristo esa testificación productiva disminuyó gradualmente y casi cesó por completo. (Hech. 20:29-35; 2 Ped. 2:1-3, NM) Pero, ¿significó eso su fin total? No; al contrario, las palabras de Jesús, los escritos de sus apóstoles y discípulos, así como las profecías dadas por Dios y escritas por hombres fieles que vivieron antes de ellos, todo da testimonio de un período de testificación productiva de extensión global, pero futuro, considerando el tiempo en que ellos vivieron. (Apo. 14:6, 7, NM; Isa. 52:7, 8; Eze. 9:3, 4, 11; Dan. 12:3) Jesús había dicho que al fin del sistema de cosas gobernado por Satanás, las buenas nuevas del reino establecido de Jehová tenían que predicarse en todo el mundo; y que el punto en cuestión del Reino serviría para dividir a las personas de todas las naciones, separándolas como “ovejas y cabras.” (Mat. 24:14; 25:31-46; Mar. 13:9-13, NM) Además, estas “ovejas,” recogidas “de entre todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas,” tienen que llegar a ser una “grande muchedumbre,” que ningún hombre pueda contar; sí, ‘el pequeño llegará a ser mil,’ todo en medio de prosperidad espiritual ilimitada. (Apo. 7:9, NM; Isa. 60:22; 66:14; Miq. 5:2-9) Ese tiempo que en aquel entonces era futuro ha llegado ahora, en nuestro día. Estas cosas, así como otras, realmente están aconteciendo para nosotros ahora. Nosotros tenemos el privilegio indescriptible de ocuparnos en la testificación productiva para alabanza del gran Dios Jehová, el principal Productor de todos.—Salmo 149; Isaías 12.
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No es digna de aceptarse la blanca de la viudaLa Atalaya 1957 | 1 de junio
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No es digna de aceptarse la blanca de la viuda
● El Jersey Journal del 26 de marzo de 1956 decía: “El Monsig. P. B. O’Connor, pastor de la Iglesia católica romana Reina de la Paz, en North Arlington, le causó un sobresalto a su congregación ayer. ‘A los de ustedes que no hayan estado aquí desde el último domingo de ramos,’ dijo el pastor, ‘quiero decirles que no aceptamos plata en el cepillo de colectas. En realidad, pienso conseguir un cepillo que, si se echa una moneda en él, automáticamente haga sonar una campana y dispare dos tiros al aire.’ Se informa que después de esta admonición pastoral los cepillos de colecta estaban tan verdes como los ramos.”
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