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  • Requisitos para el ministerio
    La Atalaya 1954 | 15 de noviembre
    • atenienses eso instantáneamente llegó a ser para ellos la salida. “Algunos empezaron a mofarse, mientras que otros dijeron: ‘Le oiremos acerca de esto aun otra vez.’” Así, abruptamente y con ceremonia no refinada, la mayoría democrática, mediante voto oral, declaró terminada la sesión. Ellos, como “sabios,” pensaron que nadie de importancia alguna en Atenas creía en la resurrección. Pero, como de costumbre, estuvieron muy equivocados. Cuando “Pablo se salió de en medio de ellos . . . algunos hombres se unieron a él y vinieron a ser creyentes.” Entre los tales estuvieron el juez Dionisio y una mujer llamada Dámaris. (Hech. 17:32-34, NM) Se organizó una congregación en Atenas y, por la bondad inmerecida de Jehová, aun hoy muchos testigos de Jehová continúan predicando en esa ciudad. Mediante el uso libre y denodado de la Palabra de Dios Pablo manifestó que toda la “sabiduría” producida por aquellos filósofos atenienses era insensatez, indigna de seria consideración, mientras que se puso de manifiesto que la Palabra de Jehová contiene el camino a la vida. Sólo ella durará para siempre. Mediante esta experiencia de Pablo se nos recuerda que él llenaba los requisitos necesarios para el ministerio asignado a él. Con este discurso vigoroso, claro, aunque interrumpido, atinadamente puso al descubierto las sofisterías de estos hombres curiosos y sabios en las cosas del mundo y también estableció la fe de unos cuantos que estaban conscientes de su necesidad espiritual.

  • Ministros de la clase correcta hoy día
    La Atalaya 1954 | 15 de noviembre
    • Ministros de la clase correcta hoy día

      1. ¿Qué conducta correcta e incorrecta demostró Moisés como ministro?

      LOS requisitos para el ministerio verdadero pueden diferir en ocasiones determinadas. Hace unos treinta y cinco siglos el profeta de Jehová, Moisés, fué instruído en toda la sabiduría de los egipcios, habiendo sido criado en la corte real. Más tarde, como hombre maduro que obedecía a Jehová, Moisés supo cómo acercarse a y tratar con el Faraón orgulloso. Puesto que era de genio apacible y humilde, Moisés ejercitó también notable paciencia con los millones de israelitas que, acabando de ser librados de la esclavitud en Egipto, estaban inquietos y no eran muy fáciles de dirigir. Como esclavos el gobierno egipcio les había provisto las cosas necesarias, y por lo tanto habían tenido poca o ninguna experiencia en hacer provisión para ellos mismos. Por eso frecuentemente se quejaron acerca de las provisiones que ahora Jehová hacía para ellos en la jornada del desierto. Moisés nunca se exasperó, salvo en una ocasión. En esa ocasión perdió su dominio propio; sí, en esa ocasión olvidó a Jehová. A los israelitas murmurantes, millones de ellos, Moisés entonces exclamó coléricamente: “¡Rebeldes! ¿Es de este risco que les sacaremos agua a ustedes?” (Núm. 20:9-13, NM; Sal. 106:32, 33) Pero, considerándolo todo, Moisés estuvo equipado para su trabajo como ministro de Jehová, desempeñándolo bien, muriendo en el favor de Jehová y siendo enterrado por Jehová.—Deu. 34:5-7; Heb. 3:1-6, NM.

      2. (a) ¿Cómo nos ayuda ahora la conducta ejemplar de Jesús como ministro de la clase correcta? (b) ¿Cómo nos ayuda la de Pablo?

      2 El Moisés Mayor, Cristo Jesús, como hombre sobre la tierra fué un ejemplo perfecto de uno que llenaba los requisitos necesarios para su ministerio dado por Dios. Siendo un estudiante diligente de la Palabra de Jehová, las Escrituras hebreas, Jesús como joven y adulto siguió sus instrucciones implícitamente. Su ministerio fué el trabajo de su vida. No tuvo ningún otro interés sobre la tierra, sino que dió todo su tiempo y talento a su tarea asignada. Sus seguidores estuvieron bien instruídos para la obra que les asignó después de su muerte y resurrección, y ellos la desempeñaron bien. Semejante a Jesús, su fiel apóstol Pablo estuvo enteramente dedicado al servicio de Jehová. “Una sola cosa” ocupó su interés y atención: la predicación de las buenas nuevas del Reino. (Fili. 3:13; Hech. 28:30, 31) Pablo no trató de hacer muchas cosas. Él se comparó a un soldado que no se dejaba envolver en los negocios mundanos para poder agradar a su superior. No, Pablo no tuvo una oficina legal en Jerusalén o una fábrica de tiendas en Tarso. Todo su tiempo y fuerza las dedicó a su ministerio asignado, recordando a sus hermanos: ‘De ninguna manera considero mi vida como estimada para mí, si sólo puedo terminar mi curso y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Jehová.’—Hech. 20:24, NM.

      3. ¿Por quién está siendo edificada la sociedad del Nuevo Mundo, y con qué propósito?

      3 Hoy un trabajo predicho desde antiguo por Jehová se está haciendo por él mediante sus ministros en todas las tierras del globo terráqueo. (Isa. 51:15, 16; 61:1-3; Mat. 24:14, 15, NM) Hay requisitos especiales para los ministros que se ocupan de ese trabajo. Jehová ha establecido e irresistiblemente continúa edificando una sociedad del Nuevo Mundo, por toda la tierra, la cual durará para siempre. Los miembros de esa sociedad, todos ministros, constituyen el núcleo visible de la “nueva tierra” de Jehová que pasará con vida a través de su guerra en el Armagedón. Hoy esta sociedad de ministros consiste del resto de los ungidos de Jehová que todavía están sobre la tierra y sus compañeros de buena voluntad que ahora están siendo recogidos de “todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas,” cada uno equipándose para servir como ministro de la clase correcta bajo Cristo Jesús. (Apo. 7:9, NM) Para eficazmente ayudar a muchas otras personas que están deseosas de enterarse acerca del nuevo mundo de Jehová, estos ministros tienen que llenar los requisitos necesarios. Ellos tienen que emprender y sí emprenden su ministerio con seriedad, porque el desempeño fiel de él significa vida; el no desempeñarlo, muerte. No es una ocupación que pueda emprenderse por un tiempo y luego ponerse a un lado por otra. Jesús amonestó: “Ningún hombre que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas atrás, es muy apto para el reino de Dios.” (Luc. 9:62, NM) Sí, este trabajo durará por los siguientes mil años, y después de eso Jehová mismo dará a cada ministro fiel otras asignaciones en su organización universal. (1 Cor. 15:24-28) ¡Cuán deleitable perspectiva!

      4, 5. ¿Qué requisitos llenan los ministros de la clase correcta de hoy, y con qué resultados?

      4 La aptitud para enseñar a otros y el deseo de participar en entrenarlos de muchas maneras para servir a Jehová se hallan entre los requisitos de hoy día. Así como Jesús era, así se requiere hoy que los ministros de Jehová sean estudiantes diligentes de su Palabra escrita, las Escrituras hebreas, y ahora también de su complemento, las Escrituras cristianas griegas. Otro deber requerido en la edificación de la sociedad del Nuevo Mundo es buscar las otras ovejas del Señor Jesús que ahora tienen el derecho de llegar a ser de la creciente grande muchedumbre de esa sociedad. (Apo. 7:9, 10, NM) Por todas las tierras del globo terráqueo estas personas semejantes a ovejas andan hoy, aisladas, oprimidas y sufriendo robos a manos de los pastores

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