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    La Atalaya 1954 | 15 de octubre
    • de 93 d. de J.C.), libro 7, cap. 14, §7; vea también la Cyclopædia de McClintock y Strong, tomo 8, págs. 576, 577; Imperial Bible Dictionary, tomo 2, pág. 664, col. 2.

      Ahora bien, dado que cada una de las 24 clases servía dos turnos al año (separadas por un período de unos seis meses), esto suma un servicio de 48 semanas. Sin embargo, el año judío (lunar) era unos diez días más corto que nuestro año del calendario (solar) y por eso consistía de unas 51 semanas. Para completar el año, un ajuste, razonablemente, era necesario cada dos o tres años, cuando un mes décimotercero intercalar se agregaba en el calendario judío (lunar) para armonizarlo con el tiempo solar. También otros ajustes evidentemente sucedían cada año por medio de hacer que todas las clases sirvieran conjuntamente durante las tres principales fiestas anuales. (2 Cró. 5:11; The Mishnah, “Sukkah,” Sec. 5, §§7, 8) Tres veces anualmente todos los varones de Israel, incluyendo a los sacerdotes y levitas, aparecían ante Jehová, por mandato suyo, en el templo. La enorme cantidad de trabajo que había en conexión con los milesb de sacrificios animales y tareas relacionadas requería la cooperación de todos los sacerdotes durante una semana completa y más en cada una de esas tres principales ocasiones festivas:

      (1) La pascua, en el divinamente ordenado primer mes de abib,c era inmediatamente seguida por la fiesta de una semana del pan ázimo.—Éxo. 34:18, NM.

      (2) El pentecostés, 50 días después, era otro de dichos acontecimientos festivos, unido a la “fiesta de las semanas.”—Éxo. 34:22, NM.

      (3) El Yom Kippur (“día de expiación”) acontecía en el mes que Jehová señaló para ello, el séptimo mes, etanimd (día décimo), y era seguido casi inmediatamente por la fiesta de los tabernáculos, del día 15 al 21, con un sábado especial, “el gran día de la fiesta,” el día 22.—Juan 7:37; Éxo. 34:22-24; Lev. 16:29-31; 25:9, 10, NM.

      Aparte de estos tres principales períodos festivos, durante los cuales los sacerdotes de todas las clases servían conjuntamente, los sacerdotes de cada una de las 24 clases servían en todo otro tiempo del año exclusivamente por turno.

      ¿En qué tiempo del año comenzaban a contarse las clases, o cuándo principiaba la primera clase? Aparentemente era inmediatamente después, o en el último (octavo) o “gran día de la fiesta” de los tabernáculos (“fiesta de las cabañas,” NM) la cual celebración cerraba el año festivo. Jehová mandó: “Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de la liberación, en Ja fiesta de las cabañas, . . . leerás esta ley.” (Deu. 31:10, 11, NM) De paso, la fiesta de las enramadas o cabañas es la última de las tres grandes fiestas que tienen cumplimiento en el antitipo; y “esta fiesta cerraba el calendario festivo original; . . . Lo que el séptimo día, o sábado, era respecto a la semana, el séptimo mes parece haber sido respecto del año. Cerraba no sólo el ciclo sagrado, sino también el año agrícola o de trabajo. También marcaba el cambio de estaciones, la proximidad de la lluvia y del equinoccio de invierno [correctamente, solsticio de invierno, o equinoccio otoñal], y determinaba igualmente el comienzo y el cierre del año sabático.” (The Temple de Edersheim, págs. 234, 235; también vea las págs. 179, 265.) Significativo, también, puede ser el hecho de que la dedicación del templo planeado por David y edificado por Salomón aconteció en el séptimo mes, comenzando entonces oficialmente el trabajo sacerdotal en ese edificio singularmente magnífico. (2 Cró. 7:10) También en este tiempo del año, en 537 a. de J.C., los israelitas que, como típico resto fiel, habían vuelto a Jerusalén del destierro en Babilonia, comenzaron de nuevo servicios ordenados en el sitio de aquel templo magnifico que había sido demolido.—Esd. 3:6.

      Admitamos, con el propósito de hacer este cálculo, que las clases sacerdotales hayan comenzado a contar en el séptimo mes establecido por Jehová (el cual, en nuestro calendario presente, comenzaba a fines de septiembre o a principios de octubre). Si tal es el caso, entonces el periodo de tiempo que abarcaba el primer turno de las 24 clases más las ocho clases del segundo turno anual (más el mencionado período de servicio en conjunto de dos de las tres fiestas) se extenderían, generalmente, al tercer mes del siguiente año judío, y quizás posiblemente a su cuarto mes. Esto significaría que el segundo turno de la clase octava caía (en nuestro calendario) a fines de junio o a principios de julio.

      Razonablemente, entonces, Zacarías escuchó las “buenas nuevas” que el ángel de Jehová, Gabriel, le dió cuando ese ministro procedente del cielo interrumpió el servicio de altar de Zacarías en el segundo turno de la clase octava. Al completar sus deberes sacerdotales en esa clase asignada, Zacarías regresó a casa a su esposa Elisabet y entonces su hijo Juan fué concebido. (Luc. 1:5, 19, 23, 24, NM) Esto hubiera sido por lo menos a fines de junio o a principios de julio del año 3 a. de J.C. Alrededor de seis meses después (a saber, en nuestro diciembre) Jesús fué concebido. Nueve meses después de eso el nacimiento de Jesús como niño perfecto acontecería alrededor del 1 de octubre en el año 2 a. de J.C.e—Luc. 1:26, 36; 2:6, 7.

      ¿Por qué decimos el “segundo turno” de la clase octava (o, clase de Zacarías)? Porque el primer turno de la clase octava vendría a fines de noviembre o a principios de diciembre. Esto inconsistentemente traería el nacimiento de Jesús (que acontecería unos quince meses después) a marzo. En ese caso el bautismo de Jesús a la edad de treinta años también hubiera sido en marzo. (Luc. 3:23) Tampoco estaría esta fecha de estación de primavera en armonía con la profecía de Daniel (Dan. 9:24-27), la cual manifiesta que el Mesías o Cristo había de llegar al fin de 69 semanas de años, comenzando estas semanas en el otoño de 455 a. de J.C. y terminando en el otoño de 29 d. de J.C. (También contradice a esta misma profecía que predecía que el resucitado Jesús aparecería en el cielo para pagar a Jehová el mérito del sacrificio que Jesús ofreció “a la mitad de la semana,” de la profética septuagésima semana de años de Daniel, por consiguiente en la primavera.)

      Sin embargo, puesto que efectivamente fué en la primavera de 33 d. de J.C. que Jesucristo ascendió y apareció en el cielo, entonces tres años y medio (o, la mitad de una semana de siete años) nos llevarían al principio de la semana en el otoño de 29 d. de J.C., no a la primavera, para el bautismo del Mesías.

      Por eso, entonces, la evidencia disponible razonablemente parece favorecer el siguiente cálculo: Contando el comienzo del servicio sacerdotal de 24 clases como principiando al fin de la fiesta de las enramadas, Zacarias estaba en el segundo turno de la clase octava, y su hijo Juan el Bautista fué concebido por Elisabet a fines de junio o a principios de julio, unos seis meses antes de que Maria concibiera a Jesús.—Luc. 1:26, 36.

      Por eso, de lo susodicho, se ve que el libro “Make Sure of All Things” da el tiempo aproximado en que Juan fué concebido, y que ése se determina, en parte, calculando hacia atrás desde el tiempo del nacimiento de Jesús alrededor del 1 de octubre.

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      LOS IDIOMAS CAMBIAN—LA BIBLIA PERDURA

      Dado que los idiomas cambian en el transcurso de los años, se hace necesario revisar las traducciones de la Biblia ele vez en cuando para que su contenido sea comprensible y lleno de significado para sus lectores. La Biblia en un idioma muerto o algo anticuado tiene menos valor. Dios hizo que todos los libros de la Biblia se produjeran en el idioma que en ese tiempo se usaba comúnmente, el idioma que la gente podía entender sin un intérprete, el idioma que era claro y estaba lleno de significado. ¿Le gustaría a usted conseguir una traducción en inglés moderno vertida del Idioma original? Hay dos tomos que pueden conseguirse actualmente: La New World Translation of the Hebrew Scriptures, tomo I, desde Génesis hasta Rut; y la New World Translation of the Christan Greek Scriptures, desde Mateo hasta Apocalipsis. Se pueden conseguir estos dos tomos encuadernados en cuero artificial de buena calidad por $1.50 (dinero de E.U.A.) cada uno, o en cuero de lujo, con borde dorado, por $5.00 cada uno. Pida sus ejemplares (sólo en inglés) inmediatamente y lea la Biblia con interés renovado.

      ESTUDIOS DE “LA ATALAYA”

      Semana del 7 de noviembre: 1926 introduce un tiempo de gran felicidad, § 1-23.

      Semana del 14 de noviembre: 1926 introduce un tiempo de gran felicidad, § 24-46.

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