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  • Llegando al corazón de los que le escuchan
    Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
    • Guárdalos en medio de tu corazón. Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne.”—Pro. 4:20-22.

      13 De manera que a las personas a quienes usted enseña se les puede animar a analizar los motivos que tienen para hacer las cosas y a hacerse preguntas como las siguientes: ¿Por qué quiero hacer esto o aquello? ¿Qué me está impulsando a seleccionar este proceder de acción dado? Yo sé lo que mi mente dice, pero ¿qué es lo que realmente está en mi corazón? ¿Estoy esforzándome por agradar a Dios, o por satisfacer mis propios deseos? ¿Es mi razonamiento verdaderamente sincero, o estoy tratando de engañarme a mí mismo con razonamiento falso?

      14 A los estudiantes también se les puede advertir en cuanto a los peligros y engaños que amenazan al incauto. Por ejemplo, una persona pudiera tener su corazón fijo en cierta meta, quizás bastante legítima por sí misma, pero una que interfiere hasta cierto grado con la adoración o el servicio de la persona a Jehová. Claramente dice el proverbio inspirado: “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que escapará.”—Pro 28:26.

      15-17. ¿Cómo puede beneficiar al corazón el ejemplo de Jesús y consideraciones acerca de la oración?

      15 Finalmente, es bueno mantener delante de los estudiantes el ejemplo perfecto que tenemos en el Señor Jesús. Él fue leal a su Padre celestial. Fue porque ‘amó la justicia y odió la iniquidad que Jehová lo ungió con el aceite de alborozo más que a todos los demás.’ (Sal. 45:7) ¿Cómo mantuvo él esa correcta condición de corazón? Estudió no solo para conocer a Dios, sino también para agradar a Dios. Siempre tenía presente la voluntad del Padre. Jesús con regularidad buscó a su Padre en oración. Por sus oraciones le pedía a Dios, en efecto, que ‘lo examinara y lo pusiera a prueba, para refinar sus riñones y probar su corazón.’ (Sal. 26:2) No quería apoyarse sobre meramente su propio razonamiento o las instancias de su propio corazón. “Padre, . . . no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres,” fue su decisión acompañada de oración mientras se acercaba su predicha muerte en sacrificio.—Mar. 14:36.

      16 ¿No es ése un excelente ejemplo para ponerlo ante los estudiantes? A ellos, también, se les puede ayudar a buscar la dirección de Dios en su vida por medio de la oración... sincera, sentida oración por sabiduría para seguir el proceder que Dios aprueba. Léales algunas de las oraciones de Jesús. Cuando Jesús vino a la Tierra oró como Hijo de Dios a Él. Enseñando a sus seguidores a orar, Jesús comenzó la oración modelo con las palabras: “Padre nuestro que estás en los cielos.” (Mat. 6:9) Por eso, el que ora debe ser como un hijo que va a hablar a un padre. Quizás no haya otra cosa que muestre mejor la clase de relación que tenemos con Jehová que nuestras oraciones. ¿Es esa relación una relación afectuosa, confiada, íntima como la de un hijo o una hija con un padre a quien se respeta y ama con todo el corazón? ¿O es solo la de mera familiaridad con una persona a quien se habla, como se hace con un vecino o un amigo bastante bueno? Esfuércese por llegar al corazón de las personas a quienes habla y con quienes usted estudia por medio de considerar con ellas la oración, lo que piensan en cuanto a ella y las cosas por las cuales oran.—Pro. 15:8, 29.

      17 En vista de la importancia que Dios da a los corazones, nosotros también tenemos que dar consideración cuidadosa al corazón cuando enseñamos su Palabra. Ya sea pronunciando un discurso público o un discurso estudiantil o conduciendo un estudio bíblico de casa, no haga de abarcar grandes cantidades de material su objetivo principal. Tómese el tiempo necesario para ayudar a otros a acercarse a Jehová y llegar a tener su Palabra firmemente enclavada en su corazón.

  • Conversación que edifica
    Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
    • Estudio 16

      Conversación que edifica

      1, 2. ¿Qué debe caracterizar nuestra conversación?

      1 En nuestra conversación de cada día tenemos oportunidades de honrar a Dios. “En Dios ciertamente ofreceremos alabanza todo el día, y hasta tiempo indefinido elogiaremos tu nombre,” escribió el salmista bíblico. ¿No es ésa una actitud digna de alabanza para todos los adoradores de Dios? Habla de una resolución de usar los labios de uno de acuerdo con la voluntad de Jehová.—Sal. 44:8.

      2 Esa resolución es vital, porque debido a la imperfección heredada puede existir la inclinación a decir lo que puede derribar a otros más bien que edificarlos. (Sant. 3:8-12) ¡Qué bueno es, por lo tanto, que siempre

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