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  • “Cada uno en su lugar”
    La Atalaya 1982 | 1 de septiembre
    • derredor del campamento, y el entero campamento echó a correr y rompió a gritar y se fue huyendo.” El enemigo fue aplastado.—Jueces 7:19-22.

      7. ¿Qué preguntas surgen respecto a este relato bíblico?

      7 Aquí surgen unas preguntas pertinentes. Por ejemplo, ¿hubiera otorgado Jehová tan tremendo triunfo si los 300 hubieran tratado como de poca importancia las órdenes de batalla procedentes de él? ¿Qué hay si no hubieran esperado la señal de Gedeón? Si hubieran descuidado cualquier parte del equipo de batalla que Gedeón les había provisto, ¿qué habría ocurrido? ¿Habrían vencido si cada uno hubiera decidido por sí mismo que había otros puntos ventajosos al borde del campamento enemigo que eran preferibles a los que se les habían asignado? En todo esto hay principios vitales por los cuales debemos guiarnos hoy, puesto que ‘estas cosas fueron aconteciéndoles para que nosotros notáramos el ejemplo y nos beneficiáramos.’—1 Corintios 10:11.

      8. ¿A quién tenemos que acudir para salir victoriosos en nuestro guerrear?

      8 En nuestro guerrear cristiano tenemos que reconocer a Jehová en todos nuestros caminos. Tenemos que acudir a él y confiar en él como el Dador de la victoria. Por otra parte, la astuta estrategia humana, el más profundo pensamiento de simples hombres, no puede garantizar el triunfo. “No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu,” dice Jehová. (Zacarías 4:6) Por eso, mientras efectuamos nuestro pelear cotidiano en apoyo de la verdad y la justicia, los cristianos evitamos las ideas y los métodos mundanos que están en oposición a los principios que Dios provee para guiar a Su pueblo. El que nos inclinemos a seguir el consejo de mundanos revela un debilitarnos respecto a aceptar por fe que nuestro Dios puede acudir en socorro nuestro en los tiempos en que precisamos ayuda. Nuestra convicción debe ser tan fuerte como la del escritor bíblico Santiago (1:5): “Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada.”

      ‘Aprendan por observarme’

      9, 10. (a) ¿Quién es nuestro Comandante y Líder hoy? (b) ¿Cómo podemos ‘observarle,’ puesto que él es invisible?

      9 Cristo Jesús, el Gedeón Mayor, ahora tiene mando completo de sus fuerzas visibles e invisibles. Mediante él Jehová revela progresivamente sus propósitos y los tiempos que fija para los acontecimientos relacionados con su pueblo. ¡Qué emocionante es darse cuenta de que Cristo Jesús está participando activamente en dirigir a sus ‘soldados’ en la Tierra, y así les asegura que participarán en la victoria final! En cumplimiento de su promesa, él está con ellos “todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mateo 28:20.

      10 Puesto que Cristo Jesús es ahora el Líder y Comandante entronizado de todos los que guerrean por la verdad y la justicia, en unidad podemos ‘aprender al observarle,’ tal como los 300 aprendieron al observar a Gedeón. (Jueces 7:17) Pero, ¿cómo podemos ‘observar’ hoy a Cristo, puesto que él es invisible? Le ‘observamos’ en el sentido de que discernimos sus señales como las da mediante su “esclavo” visible que ha sido nombrado sobre todos los intereses terrestres de Su Reino. (Mateo 24:45-47) Mediante ese conducto nombrado por espíritu, la dirección y estrategia de Cristo se comunica a todos los que son sus “soldados.” Estos últimos no pueden permitirse el adelantar por su propia cuenta ni impacientarse porque su punto de vista de las cosas no se realice. Nuestro Comandante invisible es quien fija el tiempo de los asuntos. El punto de vista de él es lo que debe considerarse importante, no nuestros propios puntos de vista personales.

      Equipo provisto divinamente

      11. ¿Qué clase de equipo usan los siervos de Dios hoy?

      11 El Gedeón Mayor sabe qué equipo necesitan los soldados que él tiene en la Tierra. No necesitamos armas ni armadura literales, pues no peleamos contra nuestro semejante humano. Nuestro guerrear es espiritual. Por eso nuestras armas son “poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas ... derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios ... haciendo cautivo todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo.” (2 Corintios 10:4, 5) Prescindiendo de la oposición que venga sobre ellos, los fieles guerreros cristianos tienen que hacerse aptos en el uso del equipo que Dios les ha provisto de modo que puedan hacer como hizo el apóstol Pablo, a saber, ‘decir a la gente todo el consejo de Dios.’—Hechos 20:27.

      12. (a) ¿Por qué obró con tanta eficacia el grupito de Gedeón? (b) ¿Por qué son tan eficaces hoy los siervos de Jehová?

      12 Los soldados de Gedeón tuvieron que actuar como un solo hombre y usar su equipo para lograr el resultado deseado. El rompimiento de 300 jarrones de barro, el poner en alto 300 antorchas, la alarma dada por 300 cuernos, y los gritos de 300 voces desde todas partes en medio de la calma nocturna, ¡seguramente todo eso tuvo un efecto devastador en los madianitas! Igualmente, ¿acaso no es cierto que aun en este tiempo la proclamación unida del reino de Dios y Su venganza hace que el enemigo exagere el alcance y peligro del mensaje que se les proclama? ¿A qué se debe esto? A que la entera organización del pueblo de Jehová se amolda gustosamente a los tiempos fijados para los mensajes específicos que dan al mundo según dirige el Gedeón Mayor mediante su “esclavo” nombrado. Por otro lado, si cada uno de los testigos de Jehová se complaciera a sí mismo en cuanto a cuándo y cómo declarar el mensaje de Dios, ¿cómo pudiera darse alguna vez el testimonio mundial? De seguro está claro que la voluntad de Jehová es que ‘tengamos entre nosotros la misma actitud mental que Cristo Jesús [el Gedeón Mayor] tuvo, para que, de común acuerdo, con una sola boca glorifiquemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.’—Romanos 15:5, 6.

      13, 14. ¿Qué da fuerza al mensaje que llevan hoy los siervos de Jehová?

      13 La fuerza unificadora es el espíritu de Jehová y Su Palabra, la Biblia. Felizmente, no estamos saliendo cada uno a enseñar su propia impresión del mensaje bíblico. Jehová ha provisto, en forma de publicaciones, una buena cantidad de ayudas para entender la Biblia, para que nuestro pensamiento y nuestra enseñanza sean armoniosos. Así evitamos la mortífera falta de unidad y la multitud de doctrinas en conflicto de la cristiandad y el paganismo. Tampoco ablandamos ni desvirtuamos el mensaje de Dios a las naciones, un mensaje que, por cierto, es de gran esperanza, pero también de venganza y retribución. Bien sabemos que el sonido de la trompeta tiene que ser fuerte y claro.—1 Corintios 14:8.

      14 ¡Qué apropiado es, pues, el que todos apreciemos lo valioso que es el equipo que Jehová ha provisto para nuestro guerrear cristiano! Además, él nos instruye bien en el uso de este equipo, para que se dé un testimonio muy eficaz a individuos y naciones. Este testimonio no es la voz de una sola persona que clame en el desierto, sino que es una advertencia fuerte y penetrante que se da por todo el mundo. Así, ‘Jehová ciertamente está dando su poderosa voz delante de su fuerza militar.’—Joel 2:9, 11.

      “Cada uno en su lugar”

      15. ¿Qué acciones hubieran sido inimaginables para cualquiera de los hombres de Gedeón?

      15 En el caso de los trescientos de Gedeón, no nos pudiéramos imaginar que alguno de éstos, después de haber sido asignado a su puesto, se resistiera y deseara cambiar de puesto con otra persona, o hasta escoger la posición que él considerara ventajosa. Eso sería poner su propio juicio por delante de aquel a quien Jehová estaba utilizando para dirigir el ataque, Gedeón. Desplegaría falta de humildad y una actitud de no esperar el tiempo y la determinación de Jehová respecto a hacer un cambio. ¿Cómo pudiera tal actitud armonizar con el participar sinceramente en dar el grito: “¡La espada de Jehová y de Gedeón!”?

      16. ¿Cómo nos ayudará la humildad a cumplir con nuestras obligaciones?

      16 En el arreglo de cosas de Jehová hoy día, cada uno de nosotros tiene que tener presente en primer lugar el propósito de Jehová y los intereses generales de su reino. Se requiere que cumplamos fielmente con nuestro deber asignado, sea cual sea el lugar dentro de la organización que esté envuelto en esto. (1 Corintios 4:2) También tenemos que desplegar humildad, lo que no admite el buscar promoción personal. El principio que enseñó Cristo Jesús aplica en todas las situaciones: “El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.” (Mateo 23:12) Y Santiago insta: “Humíllense a los ojos de Jehová [no simplemente a los ojos de los hombres], y él los ensalzará.”—Santiago 4:10.

      17. ¿Se interesa personalmente Jehová en cada uno de nosotros?

      17 Por eso, podemos ver el significado pleno de las palabras en Jueces 7:21: “Cada uno en su lugar.” A medida que servimos en la organización de Jehová, estemos contentos con servir dondequiera que él nos asigne, y efectuar con la mayor fidelidad posible el trabajo. Estemos convencidos de que Aquel que nota la caída de un gorrioncillo tiene mucho más interés en nosotros a medida que trabajamos con lealtad en cualquier cosa que se nos asigne. (Mateo 10:29-31) El sabe qué entrenamiento necesitamos, y para qué trabajo estamos capacitados, y por eso trata con nosotros en armonía con esto. Podemos estar seguros de que no se nos pasa por alto.—1 Pedro 5:10.

      18. ¿Por qué tenemos tanta confianza en Jehová hoy?

      18 Hoy, todos los siervos de Dios están bajo el mando del Gedeón Mayor, Cristo Jesús. Queremos servir en unión para la vindicación del nombre de Jehová y permanecer humildemente en sujeción a sus reglas de combate, “cada uno en su lugar.” Confiamos en que la estrategia general de Jehová asegurará la victoria final. Además, confiamos en que Jehová ve nuestra obediencia leal y en que nos recompensará con la “vida que lo es realmente” en su nuevo orden, pues su Palabra declara: “Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.”—1 Timoteo 6:19; 1 Corintios 15:58.

      ¿Recuerda usted estos puntos?

      ◻ ¿Por qué fue la estrategia de Gedeón tan diferente de las ideas mundanas respecto a la guerra?

      ◻ ¿Por qué pudo ganar Gedeón una victoria tan cabal?

      ◻ ¿Cómo se comunica Jehová con sus siervos hoy?

      ◻ ¿Cuál es la actitud correcta de los ‘soldados de Cristo’ hoy tocante a las asignaciones que tienen?

  • La evaluación de Einstein sobre el conocimiento del hombre
    La Atalaya 1982 | 1 de septiembre
    • La evaluación de Einstein sobre el conocimiento del hombre

      “Por sí solo, el mayor logro científico,” afirmó el célebre escritor de temas científicos Lewis Thomas en un ensayo que apareció en The New York Times, “es el descubrimiento de que somos sumamente ignorantes.” ¿Es esta declaración una exageración? Al contrario, pues en una carta dirigida al Times, Ely E. Pilchik escribió: “Permítanme suministrar algún apoyo [a la declaración de Thomas] procedente de una fuente bastante confiable.” Explicó que el 20 de mayo de 1954 había dirigido la siguiente petición al profesor Albert Einstein:

      “Se me ha informado que más o menos el mes pasado usted tuvo conversaciones con cierto visitante y consideró con él el tema del conocimiento que tenemos de las leyes del universo. Usted indicó que, a pesar de todos nuestros adelantos recientes, nuestro conocimiento sigue siendo bastante limitado. Usted ilustró eso mediante dos ejemplos: Primero, el conocimiento que hemos logrado conseguir puede compararse con el conocimiento que adquiere un hombre que tiene interés en aprender más respecto a la Luna y sube al tejado de su casa para observar más de cerca dicho cuerpo celeste.

      “Según el informe, su segunda ilustración sobre el escaso conocimiento del hombre en cuanto al universo enfocó el momento en que usted completó su fórmula general sobre la teoría de la relatividad. [En] ese momento, una mosca común se paró en su papel. Usted reflexionó en que había puesto por escrito todas las principales leyes físicas del universo, como si estuviera diciendo: aquí está la clave a todos los secretos del universo, y sin embargo realmente sabía muy poco acerca de la naturaleza de aquella mosquita.

      “Eso fue lo que me dijeron. Quisiera citar dichas palabras, si usted lo permite, si eso fue lo que dijo. Si usted no lo dijo, agradecería muchísimo que me corrigiera.”

      La persona que hizo la pregunta recibió una contestación con fecha del 21 de mayo de 1954, que decía: “La descripción de mi conversación con la persona que le dio la información es sustancialmente correcta y puede usarla del modo que me la presentó. Con muchos recuerdos, le saluda atentamente, (firmado) A. Einstein.”—New York Times, 1 de septiembre de 1981.

      Aunque el hombre sigue adquiriendo conocimiento sobre el universo, este conocimiento sigue siendo escaso, lo que nos hace recordar las palabras de Job con relación a Dios y Su creación: “¡Miren! Estos son los bordes de sus caminos, ¡y qué susurro de un asunto se ha oído acerca de él! Pero de su poderoso trueno, ¿quién puede mostrar entendimiento?”—Job 26:14.

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