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  • Parte 15—“Hágase tu voluntad en la tierra”
    La Atalaya 1959 | 1 de agosto
    • Por eso Juan estaba esperando que el Hijo de Jehová viniera a él para identificarlo. Él dijo a los judíos arrepentidos: “Yo, por una parte, los bautizo con agua debido a su arrepentimiento; pero el que viene después de mí es más fuerte que yo, cuyas sandalias no soy digno de quitarle. Aquél los bautizará con espíritu santo y con fuego.”—Mat. 3:11; Luc. 1:17.

      11. ¿Cómo llegó Jesús a conocer su verdadera relación para con José y que él era el heredero real del pacto para el reino hecho con David?

      11 Jesús todavía estaba trabajando de carpintero en Nazaret con su madre y sus medio hermanos y medio hermanas. Pero Jesús sabía que no seguiría de carpintero para siempre. Su madre le había explicado que él era el Hijo de Dios por medio del espíritu santo de Dios que había venido sobre ella para que lo concibiera. José su padre adoptivo también le había dicho que él, José, no era el padre de Jesús sino que él había sido engendrado en María por espíritu santo. María también le había contado que el ángel Gabriel había dicho que Jehová Dios le daría a Jesús el trono de su antepasado terrestre David y que él sería rey sobre la casa de Jacob (o Israel) para siempre y que su reino nunca tendría fin. De modo que Jesús sabía que él era el heredero real del pacto que Jehová había hecho con David para el reino eterno.

      12. ¿Cómo supo Jesús cuándo hacer su aparición como heredero del reino?

      12 Pero, ¿cuándo habría de principiar su carrera conectada con el reino? Ahora había entrado en el año trigésimo de su vida humana. No podía principiar por su propia iniciativa. Se le había informado que el ángel Gabriel había dicho que Juan el hijo del sacerdote Zacarías sería su precursor. De modo que tenía que dejar que primero apareciera el precursor y que cumpliera su misión por unos seis meses, anunciando al que venía. Luego un día le llegaron las nuevas a Jesús en Nazaret de que Juan había empezado a bautizar a judíos arrepentidos y que Juan estaba proclamando: “El reino de los cielos se ha acercado.” Con eso, Jesús debe haberse sentido conmovido hasta lo más profundo de su alma. ¡Ajá, ahora se había acercado el tiempo para que él apareciera como heredero del reino!

      13. ¿Qué semana profética había de empezar entonces, y a dónde fué Jesús y para que se hiciera qué cosa con él?

      13 Él ya se acercaba a cumplir treinta años de edad, la edad de un hombre cabalmente maduro. La semana sexagésima nona de años, predicha por Daniel 9:24-26, estaba terminando y la semana septuagésima de años contando desde la reedificación de los muros de Jerusalén por Nehemías estaba por principiar. Jesús aquí reconoció que era el debido tiempo para que él se presentara como Mesías, el Cristo, acerca de quien había hecho anuncio el ángel al tiempo que él nació en Belén. Jesús puso a un lado sus herramientas de carpintero. Se marchó de su taller y de su hogar. Caminó hacia el sudeste donde estaba su precursor Juan, que estaba anunciando allí en las riberas del río Jordán el acercamiento del reino de los cielos. Él iría, no a Jerusalén, la ciudad del gran Rey Jehová, no al templo de Herodes para ser ungido como rey de los judíos por el sumo sacerdote Ananías. Él iría a su precursor, al hijo del sacerdote, no para que lo ungiera con el aceite santo de ungimiento como rey sobre el Israel terrenal, sino para que lo bautizara en agua.—Mat. 3:13; Mar. 1:9.

      14. ¿Por qué se sintió indeciso Juan en cuanto a bautizar a Jesús en agua?

      14 Juan el Bautista tuvo gusto en ver a Jesús. Pero, ¿por qué debería pedir Jesús que él lo bautizara en agua? Juan sabía que él estaba bautizando a judíos que eran pecadores y que se habían arrepentido de sus pecados contra la ley de Jehová Dios dada a la nación de Israel por medio de Moisés. Jesús no era tal pecador arrepentido. Juan sabía que Jesús era santo, porque era el Hijo de Dios concebido en María por espíritu santo. De hecho, Juan sabía que antes que él naciera él había saltado en el vientre de su madre en reconocimiento de que Jesús, que todavía no había nacido, era su “Señor.” De modo que Juan trató de impedir el bautismo de Jesús, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por usted, ¿y usted viene a mí?”

      15. ¿Cómo se vencieron las objeciones de Juan, y después de bautizar a Jesús qué confirmación se le dió a Juan?

      15 ¿Cómo venció Jesús las objeciones de Juan? Jesús dijo: “Que sea, esta vez, porque de ese modo nos es apropiado efectuar todo lo que es correcto.” Sumisamente, Juan cooperó haciendo lo que era apropiado para ellos en ese tiempo. Bautizó a Jesús el Heredero del pacto para el reino, y Jesús estuvo orando durante este procedimiento, pero sin confesar pecado alguno. Entonces Juan recibió confirmación de la identidad del Hijo de Dios, no su identificación solamente en sentido humano sino en sentido espiritual, en sentido diferente al de ser engendrado en un vientre humano. ¿Qué aconteció?

      16. ¿Cómo vino esta confirmación a Juan, y cómo sabía Juan la manera en que había de entenderla?

      16 “Después de ser bautizado Jesús subió inmediatamente del agua; y, ¡mire! los cielos fueron abiertos, y él vió descendiendo como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. ¡Mire! también, hubo una voz de los cielos que dijo: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.’” (Mat. 3:13-17; Luc. 3:21-23) Este fué el acontecimiento que Juan más tarde dijo a sus discípulos que él había estado esperando: “Vi el espíritu descendiendo del cielo como una paloma, y permaneció sobre él. Ni siquiera yo lo conocía, pero Aquel mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: ‘Quienquiera que sea sobre quien tú veas descendiendo el espíritu y permaneciendo, éste es aquel que bautiza en espíritu santo.’ Y lo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”—Juan 1:32-34.

      17. (a) ¿A qué fué engendrado Jesús de este modo, y de qué llegó a ser Heredero? (b) En él, ¿qué se encontraba ahora en medio de los judíos?

      17 Por medio de este acto divino Jesús había sido engendrado por el espíritu de Dios, aparte del vientre de María, para llegar a ser un Hijo espiritual de Dios, una “nueva creación” teniendo como mira la vida espiritual en los cielos invisibles. Por este acto él también había sido ungido, no por el sumo sacerdote de Israel con un cuerno de aceite, sino por Jehová Dios y con espíritu santo. Por medio de su nacimiento humano en la familia del rey David y por ser adoptado por el carpintero José que era de la línea real, Jesús había llegado a ser heredero del rey David, natural y legalmente, según el pacto de Jehová para el reino. Pero ahora por habérsele engendrado desde el cielo y haberse declarado que era el Hijo de Dios y habérsele ungido con el espíritu santo de Dios, Jesús llegó a ser el Ungido o el Cristo de Dios. Llegó a ser el Heredero ungido de un reino más grande y más alto que el reino israelita terrenal del rey David en la Tierra Prometida de Palestina. Jesús llegó a ser el Heredero del Reino celestial. Verdaderamente en él había venido el Ungido, “el Mesías, el Príncipe,” en ese año 29 (d. de J.C.), al fin de las sesenta y nueve semanas de años, en cumplimiento exacto de Daniel 9:25 (Mod). Verdaderamente en él como Heredero del Reino se había acercado el “reino de los cielos”; de hecho, éste estaba en medio de los judíos.—Luc. 17:21.

      18, 19. ¿Por qué no bautizó Juan a Jesús en símbolo de arrepentimiento, y por qué, pues, vino Jesús para ser bautizado en agua?

      18 ¿Qué, entonces, había significado el bautismo de Jesús en agua? No que era un pecador arrepentido, porque él había cumplido la ley de Dios perfectamente. Hizo esto de un modo mucho mejor que como lo hizo el judío que quería heredar la vida eterna y que le dijo a Jesús: “Maestro, todas estas cosas las he observado desde mi juventud.” (Mar. 10:17-20) Reconociendo a Jesús como el santo Hijo humano de Dios, Juan no bautizó a Jesús para simbolizar que Jesús se había arrepentido de algún pecado. La Biblia no nos dice qué palabras usó Juan al sumergir a Jesús bajo las aguas del Jordán, si es que usó palabras. Pero Jesús sabía por qué había venido para ser bautizado. Fué para hacer la voluntad de su Padre celestial en la tierra así como también en el cielo.

      19 Pablo el apóstol lo explica, diciendo concerniente a su Amo y Señor Jesús: “No es posible que la sangre de novillos y de machos cabríos quite los pecados. Por esto cuando entra en el mundo él dice: ‘“Tú no deseaste sacrificio y ofrenda, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos enteros y ofrenda por los pecados.” Entonces dije yo: “¡Mira! yo he venido (en el rollo del libro está escrito acerca de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios.”’ Después de decir primeramente: ‘Tú no deseaste ni tampoco aprobaste los sacrificios y ofrendas y holocaustos enteros y ofrenda por los pecados’—sacrificios que se ofrecen de acuerdo con la Ley—entonces dice él realmente: ‘¡Mira! yo he venido para hacer tu voluntad.’ . . . Mediante dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.” (Heb. 10:4-10) El apóstol Pablo aquí estaba aplicando el Salmo 40:6-8 profético a Jesús al tiempo de su bautismo.

      20. ¿Qué, pues, simbolizó allí Jesús, y qué manifiesta si, al bautizarse, murió su voluntad?

      20 Por medio de bautizarse en agua Jesús estaba simbolizando la dedicación de sí mismo, cuerpo y todo, para hacer la voluntad de Jehová de un modo mayor al que demandaba la ley dada por medio de Moisés. Al tiempo de su bautismo en agua, cuando fué hundido por Juan debajo de las aguas, Jesús murió simbólicamente a la situación pasada de su vida terrenal. No murió su voluntad, porque cuando fué levantado del Jordán todavía tenía su poder de voluntad. Él dijo después de eso: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y terminar su obra.” “Yo busco, no mi propia voluntad, sino la voluntad de aquel que me envió.” “He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me envió. Esta es la voluntad del que me envió, que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que ve al Hijo y ejerce fe en él, tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el último día.” Y en oración a Dios poco antes de ser traicionado por el infiel Judas, Jesús dijo: “Padre mío, si no es posible que ésta pase de mí sin que la beba, hágase tu voluntad.” “No obstante, que no se haga mi voluntad, sino la tuya.”—Juan 4:34; 5:30; 6:38-40; Mat. 26:42; Luc. 22:42; vea también 1 Corintios 7:37.

      21. ¿Por qué no fué hipócrita Jesús cuando enseñó a sus discípulos a orar: “Cúmplase tu voluntad”?

      21 Hasta el día en que Jesús de hecho fué bautizado en la muerte literal por medio de ser empalado en el madero de tormento, él de continuo tuvo que ejercitar su poder de voluntad en armonía con la voluntad de Dios su Padre. (Juan 21:22) Él no fué hipócrita cuando enseñó a sus discípulos a orar a Dios: “Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:9, 10.

      (Continuará)

  • Ningún conflicto con la ciencia
    La Atalaya 1959 | 1 de agosto
    • Ningún conflicto con la ciencia

      Elmer Maurer, un químico que especializa en investigación, dijo: “No he hallado nada en la ciencia natural, en la química, que esté en conflicto con la Biblia.”—The Evidence of God in an Expanding Universe.

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