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Enseñando a hombres de buena voluntadLa Atalaya 1959 | 1 de marzo
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la semana, muéstreles brevemente de la Biblia por qué lo hace así. (Hech. 20:20) Más tarde usted puede contar una experiencia animadora que usted haya tenido cuando volvió a visitar a una persona de buena voluntad. Esa oportunidad podría usarse para mostrar que Jesús mandó que las ovejas fuesen alimentadas. (Juan 21:15-17) En otra ocasión usted puede familiarizarlos con el programa de entrenamiento y con el hecho de que a los nuevos no se les envía solos, sino que se les ayuda amorosamente paso por paso hasta que se sienten capacitados para ayudar a otros. No se forme la idea de que tiene que invitarlos a salir al servicio la primera vez que usted les habla acerca de ello. Prepárelos para ello. A medida que el entero arreglo adquiera forma en la mente de ellos y a causa de los estudios que usted les dé ellos comiencen a discernir la necesidad apremiante de que otros aprendan, ellos querrán participar. El amor basado en conocimiento quitará cualquier temor que pudieran tener de decir a otros lo que han aprendido y lo reemplazará con un deseo ardiente de mostrar su aprecio a Jehová por medio de servirle.—1 Juan 4:18.
21. ¿Qué trabajo es urgente hacer ahora?
21 En todas partes del mundo hay una necesidad apremiante de maestros de las buenas nuevas. ¿Está usted como cristiano capacitado para enseñar? ¿Está usted dando pasos para progresar más allá de la infancia cristiana de modo que pueda ser maestro? ¿Está usted dispuesto a usar las verdades y las habilidades que ahora tiene para ayudar a otros a aprender la verdad para que ellos puedan conseguir la vida en el nuevo mundo de Dios? Si es así, ahora es el tiempo de participar en este privilegio de servicio dado por Dios. A medida que lo haga, sea usted nuevo o experto en el ministerio, siga el consejo registrado en 1 Timoteo 4:16, a saber: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1959 | 1 de marzo
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Preguntas de los lectores
● En Mateo 1:1 leemos: “El libro de la historia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.” En Romanos 3:24 leemos: “Es como un don gratuito que ellos [los pecadores que creen] están siendo declarados justos por su bondad inmerecida mediante la liberación por medio del rescate pagado por Cristo Jesús.” ¿Qué diferencia hay entre Jesucristo y Cristo Jesús?
Las Escrituras Cristianas Griegas principian con la expresión Jesucristo en Mateo 1:1 y Marcos 1:1. Cierran con la misma expresión en Apocalipsis 22:21. El apóstol Pablo fué el que introdujo la expresión Cristo Jesús, en Romanos 3:24, y él es el único escritor de la Biblia que usa esta expresión, con la excepción de sólo dos veces que la usa el apóstol Pedro en su primera epístola en la Versión Autorizada. (1 Ped. 5:10, 14) En la Versión Auto o del Rey Jaime de la Biblia la expresión Cristo Jesús ocurre solamente cincuenta y cuatro veces, mientras que la expresión Jesucristo ocurre alrededor de 184 veces, o más de tres veces más a menudo que Cristo Jesús.
La palabra “Jesús” es un nombre, que significa “Jehová es salvación.” El ángel le dijo a José que iba a ser su padre adoptivo: “Debes llamarlo ‘Jesús’, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat. 1:21) Por otra parte, la palabra “Cristo” es un título, que significa “el ungido.” Significa lo mismo que Mesías, una palabra de origen hebreo. Se usaba este título Cristo o Mesías en las Escrituras proféticas antes del primer año de la era cristiana para predecir la venida de este a quien Dios ungiría con su espíritu para ser Rey del nuevo mundo de justicia, pero sin predecir directamente su nombre terrenal. (Dan. 9:25, 26; Sal. 2:2) De igual modo al tiempo de su nacimiento humano el anunciador angelical les dijo a los pastores en los campos cerca de Belén: “Les nació a ustedes hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.” (Luc. 2:11) Note usted el orden de sucesión de las palabras, no ‘el Señor Cristo,’ sino, “Cristo el Señor.”
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