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  • La bondad, cualidad que se gana afectos
    La Atalaya 1976 | 15 de abril
    • cuello de Pablo y lo besaron tiernamente.’—Hech. 20:37, 38.

      Cuando consideramos lo que Jehová Dios ha hecho por nosotros, nosotros, como el apóstol Pablo, debemos querer imitar su bondad. Con este fin, busquemos oportunidades de obrar para el bien de otros, y demos altruistamente de lo que tenemos y somos para ayudar a los que están en necesidad física y espiritual. Así nosotros, también, podemos ganarnos el afecto de otros.

  • Jesucristo... un personaje histórico
    La Atalaya 1976 | 15 de abril
    • Jesucristo... un personaje histórico

      MUCHOS son los libros que se escriben que ponen en tela de juicio la autenticidad y legitimidad de las cosas registradas en la Biblia. Un blanco especial de los críticos que dudan son los relatos evangélicos de la vida de Jesús. ¿Qué hemos de creer? ¿Vivió realmente Jesús? ¿Es auténtico el cuadro de él según se presenta en los Evangelios?

      Muchos críticos casi tienen la misma opinión que expresó el difunto Albert Schweitzer. Según él, la clase de Jesús que se presenta en los Evangelios, aquel que afirmó que era el Mesías, predicó el reino de Dios y murió para dar a su obra su consagración final, es “una ficción literaria de los más primitivos evangelistas.” Schweitzer quisiera hacernos creer que Jesús fue un fanático religioso que predicó la inminente destrucción del universo y que no hay manera de conocerlo como “personalidad histórica concreta.” Porque llegó a tal conclusión, Schweitzer renunció a su carrera de clérigo y profesor de teología, volvió a la escuela, estudió medicina y se hizo médico.

      El escepticismo de algunos críticos incluye el negar que Jesús haya existido alguna vez como persona real. Por eso, ¿qué evidencia hay de que Jesús realmente vivió?

      EL TESTIMONIO JUDÍO

      Para comenzar, hay el testimonio de los escritos talmúdicos primitivos. El famoso docto judío Joseph Klausner, después de investigar cabalmente el testimonio de éstos, informa que los “relatos talmúdicos primitivos” acerca de Jesús confirman ‘tanto la existencia como el carácter general de Jesús.’—Jesus of Nazareth, pág. 20.

      También hay dos referencias a Jesús en las obras de Josefo, un historiador judío del primer siglo. Con frecuencia se pone en tela de juicio una de éstas porque da la impresión de que Josefo habla como un cristiano. (Antiquities of the Jews, Libro XVIII, cap. III, §3) Pero, como Klausner y otros doctos señalan, no es lógico concluir que Josefo no hubiera hecho referencia alguna al ministerio de Jesús cuando trató extensamente con el de Juan el Bautista. Además, en una referencia posterior, Josefo nos dice que “el sanedrí[n] de jueces [había] traído ante ellos al hermano de Jesús, que era llamado Cristo, de nombre Santiago.” (Antiquities of the Jews, Libro XX, cap. IX, §1) Con propia razón, estos doctos sostienen que esta cita indica que algo se había dicho previamente acerca de Jesús; si no fuese así, ¿por qué identificar a un Santiago desconocido como el hermano de él? Por lo tanto sostienen que Josefo sí habló acerca del ministerio de Jesús, pero que otra mano, posterior, adornó el relato.

      EL TESTIMONIO DE HISTORIADORES ROMANOS

      No sería de esperarse que los historiadores romanos tuvieran mucho que decir acerca de un movimiento religioso aparentemente pequeño en la lejana Palestina. A lo más esperaríamos hallar referencias parcas, y eso es lo que sucede. Así, pues, el preeminente historiador romano, Tácito, dice que Nerón les echó la culpa por la quema de Roma a los que eran “llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato.”—The Complete Works of Tacitus, traducido por A. Church y W. Brodribb, pág. 380.

      Varios otros escritores romanos, entre ellos Plinio el Joven, Séneca y Juvenal, también hacen referencias a los seguidores de Cristo.

      Correctamente, pues, The Encyclopædia Britannica declara lo siguiente en cuanto al testimonio de escritores judíos y paganos primitivos: “Estos relatos independientes demuestran que en tiempos antiguos ni siquiera los contrarios del cristianismo dudaron alguna vez de la historicidad de Jesús, la cual fue disputada por primera vez y con base inadecuada por varios autores a fines del siglo 18, durante el 19, y a principios del 20.”—Edición de 1974, tomo 10, pág. 145.

      UN REGISTRO INOLVIDABLE

      La historicidad de Jesús no está establecida solo por esos relatos “independientes”; los registros que conocemos como Evangelios hacen lo mismo por su mismísimo contenido. ¿De qué manera? John Stuart Mill, famoso economista y filósofo inglés del siglo diecinueve, declaró: “¿Quién de entre Sus seguidores, o de entre sus prosélitos, podía inventarse los dichos que se le atribuyen a Jesús, o imaginarse la vida y el carácter que se revelan en los Evangelios? Ciertamente no los pescadores de Galilea.” Recalca el mismo punto el estadounidense Theodore Parker: “¿Se nos dirá que un hombre tal jamás vivió, que todo el relato es una mentira? Supongamos que Platón y Newton jamás hubieran vivido. Pero ¿quién efectuó sus obras, y pensó sus pensamientos? Se necesita un Newton para falsificar a un Newton. ¿Qué hombre pudo haber inventado a Jesús? Nadie sino un Jesús.”

      Y el filósofo inglés David Hartley recalca un punto relacionado y revelador: “Si comparamos la trascendente grandeza de este carácter [Jesús] con la manera indirecta en que fue entregada, . . . parece imposible que lo hubieran falsificado,... que no hubieran tenido un original verdadero ante sí . . . ¿Cómo podrían personas humildes e iletradas superar a los más grandes genios, antiguos y modernos, en el trazado de un carácter? ¿Cómo llegaron a trazarlo de manera indirecta? Esto, ciertamente, es fuerte evidencia de legitimidad y verdad.”

      SU SINGULAR PERSONALIDAD

      Evidencia aun más fuerte en cuanto a la historicidad de Jesucristo es el hecho de que su influencia no depende de su presencia física en la Tierra. Mientras que la influencia de gobernantes poderosos como Nabucodonosor, Alejandro Magno y Julio César ya no existe, la repercusión que Jesucristo tuvo en la historia subsiste. Hoy, millones de personas todavía siguen sus enseñanzas.

      Napoleón, aunque fue hombre poderoso en su día, se vio obligado a reconocer la singularidad de la influencia de Jesús como persona. Hizo notar lo siguiente: “Un extraordinario poder de influir en los hombres y suministrarles mando nos fue dado a Alejandro, Carlomagno y a mí. Pero en el caso de nosotros la presencia ha sido necesaria. . . . Mientras que Jesucristo ha influido en Sus súbditos y les ha suministrado mando sin Su presencia corporal visible durante mil ochocientos años.” Y, de nuevo: “Alejandro, César, Carlomagno, y yo fundamos imperios, pero ¿sobre qué asentamos las creaciones de nuestro genio? Sobre la fuerza. Solo Jesucristo fundó su reino sobre el amor.”

      Rousseau, famoso filósofo francés del siglo dieciocho, escribió lo siguiente acerca de Jesús: “¡Qué sublimidad en sus máximas! ¡Qué profunda sabiduría en sus discursos! ¡Qué presencia de mente, qué sutileza, qué idoneidad, en sus respuestas! ¡Qué grande el dominio sobre sus pasiones! ¿Dónde está el hombre, dónde el filósofo, que pudiera vivir así y morir así, sin debilidad, y sin ostentación?”

      Viniendo a los tiempos modernos, Mahatma Gandhi, el ‘padre’ hindú de la nación de la India, en una ocasión le declaró a Lord Irwin, ex-virrey de la India: “Cuando el país suyo y el mío obren a una en conformidad con las enseñanzas que Cristo estableció en este Sermón del Monte, habremos resuelto no solo los problemas de nuestros países, sino los del mundo entero.” Un testimonio similar en cuanto al Sermón del Monte de Cristo lo dio el veterano psiquiatra estadounidense J. T. Fisher, al escribir, hacia el fin de su muy próspera carrera, que el Sermón del Monte superaba por mucho lo mejor que todos los filósofos, psicólogos y poetas del mundo ofrecían.

      ¿QUÉ HAY DE LOS MILAGROS DE JESÚS?

      Lo que quizás más que cualquier otro aspecto de los Evangelios por sí solo haya resultado en piedra de tropiezo para muchos es su registro de milagros. Si los milagros se presentaran como sucesos comunes, pudiera haber base para que la gente objetara. Pero no es así. Los Evangelios presentan los milagros como sucesos extraordinarios que confirmaban que Jesús de veras era el Hijo de Dios. Leemos: “Jesús ejecutó muchas otras señales también delante de los discípulos, que no están escritas en este rollo. Mas éstas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios.” (Juan 20:30, 31) Ciertamente no habría sido suficiente el que Jesús simplemente hubiera afirmado que era el Hijo de Dios. Tenía que poder demostrar que esto era así. ¿Y qué mejor manera de hacer esto había que por medio de ejecutar milagros?

      Pero ¿qué hay del argumento de que los milagros son contrarios a las leyes de la naturaleza? Sobre este punto, Victor Hess, descubridor de los rayos cósmicos, declaró en una ocasión: “A veces se dice que la ‘necesidad’ de las ‘leyes’ de la naturaleza es incompatible con . . . los milagros. No es así. . . . Muchas de nuestras leyes físicas son, de hecho, simples declaraciones estadísticas. Aplican al término medio de un gran número de casos. No tienen significado alguno para un caso individual. . . . ¿Debe dudar un científico de la realidad de los milagros? Como científico contesto enfáticamente: No. No veo razón alguna por la cual el Dios Todopoderoso, Quien nos creó a nosotros y creó todas las cosas que nos rodean, no hubiera de suspender o cambiar —si le pareciera prudente hacerlo— el curso natural, de término medio, de los acontecimientos.”—Faith of Great Scientists, editado por W. Howey, pág. 10.

      También da apoyo a la legitimidad de los milagros de Jesús el efecto que tuvieron en los que los presenciaron. Como muestra el Dr. W. Paley, “pasaron su vida en afanes, peligros y sufrimientos, a los cuales se sometieron voluntariamente en certificación de los relatos que presentaban, y únicamente como consecuencia de creer en esos relatos; y . . . también se sometieron, movidos por los mismos motivos, a nuevas reglas de conducta.”—The Works of William Paley, pág. 300.

      No podemos evitarlo. La evidencia que se acaba de dar nos permite llegar a una sola conclusión como personas objetivas, razonantes. Y ésa es: no solo que Jesús de Nazaret realmente vivió, sino también que el registro de su vida según se pinta en las Escrituras sí nos presenta al Jesús histórico.

  • ¿Quién es Jesucristo, que todos lo necesitamos?
    La Atalaya 1976 | 15 de abril
    • ¿Quién es Jesucristo, que todos lo necesitamos?

      “No hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos.”—Hech. 4:12.

      1. ¿Por qué es un salvador mundial lo que todos nosotros en común necesitamos?

      UN SALVADOR MUNDIAL... eso es lo que con gran urgencia necesita hoy el mundo de la humanidad. ¡Un rescatador de toda la familia humana! Todos somos de la misma carne y sangre, y tenemos un comienzo común. Todos estamos en la misma nave espacial... este planeta Tierra. Si esta nave se hundiera, todos tendríamos que bajar con ella al mar sin fondo del espacio insondable. ¿Nos irá a suceder esto? Al considerar cómo van las cosas en nuestra nave espacial planetaria, parecería que esta catástrofe global está mucho más cercana de lo que calculan los científicos modernos. Pero ¿irá a ocurrir una cosa tan horrenda? ¿Quién es y dónde está el salvador mundial que pueda impedir que ocurra? Cada vez son más las personas que quisieran saber esto.

      2. ¿En qué importantes ciudades de hoy no se encuentra el salvador mundial, y qué demostración hay de este hecho?

      2 El salvador mundial no está allá en la ciudad de Nueva York hoy día... con su complejo de edificios de las Naciones Unidas. Las 144 naciones que son miembros de esa organización para la paz y seguridad mundial están experimentando dificultades en cuanto a mantenerse a flote ellas mismas individualmente. El salvador mundial no está allá en Moscú, Rusia, donde una serie de dictadores ha gobernado con mano de hierro y con la visión de un mundo hecho comunista. El salvador mundial no está allá en Jerusalén, Israel, donde tres prominentes religiones del mundo tienen intereses desde hace mucho tiempo, pero en conflicto entre sí. Tampoco puede hallarse el salvador mundial en ninguna otra ciudad de importancia mundial pasada ni presente. La angustia continuada de las naciones y el gemir aumentado de la gente demuestra este hecho.

      3. ¿Qué verdad rehúsa admitir la gente mundana, pero dónde es razonable y sensato que busquemos un salvador mundial?

      3 La situación mundial quizás no prometa absolutamente nada bueno en su significado obvio. Sin embargo la gente que sigue el modo de pensar moderno está absolutamente opuesta a admitir la verdad. ¿Qué verdad? Que la ayuda mundial que se necesita tendrá que venir de una fuente superior a los hombres. Rehúsan dejar de confiar en los hombres, los únicos ayudadores poderosos e inteligentes que pueden visualizar en su mente materialista. Si seguimos la línea de pensamiento de ellos, quedamos sin sentido de dirección. No llegamos a ningún sitio. Pero prescindiendo de lo prominentes que sean esas personas de mente mundana, nosotros sabemos para nuestro fuero interno que no somos ni los creadores ni las creaciones de nosotros mismos. Estamos demasiado maravillosamente diseñados y hechos y dotados para ser de simple construcción humana. Nuestro Diseñador y Constructor, quien nos puso en esta nave espacial planetaria, tiene que ser sobrehumano. Tiene que estar en posición tan elevada sobre nosotros como los cielos están más elevados que nuestra nave espacial terrestre. Puesto que nosotros somos maravillas de Su mano de obra, Él debería estar interesado en nosotros. Quizás no sea modernista, pero es razonable y sensato esperar que Él pueda producir un salvador mundial para nosotros.

      4. ¿Quién inspiró en el corazón humano la esperanza de un salvador mundial, y a quién dijo él hace mucho tiempo que nos dirigiéramos para obtener salvación?

      4 Pues bien, ¿es probable que haya sido este Creador nuestro Quien haya inspirado en el corazón humano la esperanza de que toda la humanidad sea rescatada? ¿Por algún salvador mundial? ¡Sí! ¿De qué otra fuente pudiera provenir tan atrevida y magnífica idea? Más de siete siglos antes de nuestra era común, sí, más de un siglo antes de la era budista, Ése había hecho que se pusiera por escrito esta declaración: “Diríjanse a mí y sean salvos, todos ustedes que están en los cabos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. Por mí mismo he jurado —de mi propia boca en justicia ha salido la palabra, de modo que no volverá— que ante mí toda rodilla se doblará, a mí toda lengua jurará, diciendo: ‘Seguramente en Jehová hay plena justicia y fuerza. Todos los que se acaloran contra él vendrán directamente a él y quedarán avergonzados.’”—Isa. 45:22-24.

      5. ¿Qué no debería hacer que nos avergonzáramos de dirigirnos a Jehová para obtener salvación, y por qué no?

      5 La salvación por Jehová puede alcanzar hasta los extremos lejanos de la Tierra y abarcar a todo el mundo de la humanidad. Es a Él que debemos dirigirnos con la esperanza de obtener salvación eterna y con una solicitud por ella en espíritu de confianza. El hecho de que el mundo odie el nombre de Jehová no debería hacer que nos avergonzáramos y hacer que nos volviéramos en una dirección que nos apartara de él. Todos los que se acaloran contra él serán quienes vendrán directamente a Él y quedarán avergonzados. No obtendrán la salvación que espera a los que, sin que a ello sean obligados, se dirigen a él en busca de salvación.

      6. ¿Cómo muestra el último libro de la Biblia que la invitación que hace mucho tiempo hizo Jehová de dirigirse a él tendría una respuesta mundial?

      6 La invitación que hace Jehová de dirigirse a él como el único Dios de salvación fue puesta por escrito en el libro número veintitrés de la Santa Biblia. Ese libro contiene las profecías inspiradas de aquel hombre del Oriente Medio llamado Isaías el hijo de Amoz, que residía en la antigua Jerusalén. El hecho de que habría una respuesta mundial a la invitación divina se predice en el libro número sesenta y seis y último de la Santa Biblia, llamado Revelación o Apocalipsis y escrito en el primer siglo de nuestra era común. En el Rev. capítulo siete, versículos nueve y diez, el escritor inspirado, Juan el hijo de Zebedeo, describe la visión profética que vio. Mostrando que, en nuestro propio tiempo, una muchedumbre innumerable de personas se dirigiría a Jehová Dios en busca de salvación, Juan escribe: “¡Miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’”

      IDENTIFICADO EL SALVADOR MUNDIAL

      7, 8. (a) ¿En qué sentido debe entenderse la designación “el Cordero”? (b) ¿Dónde empieza a usar esa designación la Revelación, y para mostrar qué?

      7 Pero ¿por qué confiesa esta muchedumbre compuesta de personas de todas las razas, naciones y colores que debe su salvación, no solo a Dios, sino también “al Cordero”? ¿Podemos nosotros descubrir con exactitud la identidad de esta persona a quien se llama figurativamente “el Cordero”? ¡Sí!

      8 Ciertamente tenemos que identificarlo. En primer lugar, la designación “el Cordero” no se usa como término afectuoso, como cuando le dijéramos a alguien a quien le tuviéramos cariño: “¡Corderito mío!” Más bien, la designación llama atención a sacrificio, a un muy necesario sacrificio a favor de todos nosotros. En el libro de Revelación la designación “Cordero” (o: “el Cordero”) se aplica veintisiete veces a este individuo necesario. Estas referencias a “el Cordero” comienzan en el Rev. capítulo cinco, donde al escritor Juan se le habló acerca del papel importante que desempeñaría “el Cordero.” A Juan se le dijo: “Deja de llorar. ¡Mira! El León que es de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el rollo y sus siete sellos.” (Rev. 5:5) Cuando Juan dejó de llorar, ¿qué vio? Dice: “Vi de pie en medio del trono . . . un cordero como si hubiese sido degollado.”—Rev. 5:6.

      9. ¿Quién es este ‘León de la tribu de Judá,’ y qué indica este título acerca de él?

      9 Pues bien, ¿quién es este Cordero a quien la Santa Biblia identifica llamándolo el “León que es de la tribu de Judá” y una “raíz” dadora de vida para el primer rey de Jerusalén de la tribu de Judá, llamado David? Es Jesucristo, el descendiente carnal del patriarca Abrahán y del rey David de la tribu de Judá. (Gén. 49:9, 10; Mat. 1:1-6) El que se le llame “el León que es de la tribu de Judá” significa que él era el “Silo” que había de venir y a quien “pertenecerá la obediencia de los pueblos.” Esto significaba que él sería el Rey (como lo había sido su antepasado David) de un verdadero gobierno al cual todos los pueblos de la Tierra tendrían que someterse para su propio bien. Tal como David había sido ungido para ser rey y por lo tanto fue un ungido, así su Descendiente real sería un ungido, al cual los hebreos llamaban “Mesías” pero al cual los judíos de habla griega llamaban “Cristo.” Por eso tenemos la expresión “Jesucristo” (Jesús Un Ungido) o “Cristo Jesús” (Ungido Jesús). Pero si se le asemeja a un león de Judea semejante a un rey, ¿por qué se le asemeja también a un “cordero”?

      10. Según lo que Juan vio, ¿qué le había sucedido a este Cordero, y qué compra resultó de ello?

      10 El escritor Juan explica por qué, mientras nos dice lo que siguió viendo y oyendo, con estas palabras: “Y cuando tomó el rollo, . . . [cantaron] una canción nueva, diciendo: ‘Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, e hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de gobernar como reyes sobre la tierra.’”—Rev. 5:8-10.

      11. ¿Con qué propósito fue degollado este personaje semejante a cordero, y cómo había predicho esto el Isa. capítulo 53 cincuenta y tres de Isaías?

      11 De modo que este “León que es de la tribu de Judá” que hace un reino fue degollado en sacrificio, precisamente como la Ley de Dios dada a la nación de Israel por medio de Moisés estipulaba el sacrificio de un cordero inmaculado por los pecados. Él fue el justo “siervo” de Jehová, acerca del cual el inspirado profeta Isaías hizo las siguientes predicciones: “Estuvo en severa estrechez, y él fue dejando que se le afligiera; no obstante, no abría su boca. Se le fue trayendo justamente como una víctima ovejuna al degüello; y como una oveja que delante de sus esquiladores ha enmudecido, él igualmente no abría su boca. . . . derramó su alma hasta la mismísima muerte, y fue con los transgresores que fue contado; y él mismo llevó el mismísimo pecado de muchas personas, y por los transgresores procedió a interponerse.”—Isa. 53:7, 12; Hech. 8:30-35.

      12. ¿Por qué no podemos refutar que necesitamos el sacrificio del Cordero debido a que somos pecadores y transgresores?

      12 Esto hace que se destaque una fuerte razón por la cual necesitamos a Jesucristo. Lo necesitamos como Cordero de sacrificio que fue ofrecido a Jehová Dios, el Creador del hombre. La profecía de Isaías que acabamos de citar habla acerca de pecadores y transgresores. Ahora bien, por lo general a la gente no le gusta que la llamen pecadora y transgresora. De todas maneras, ninguno de nosotros puede negar que todos tenemos defectos y tendencias hacia hacer lo malo. Estas cosas las obtuvimos de alguna parte. Todos podemos culpar a nuestros padres. Pero ellos, en cambio, obtuvieron la imperfección y las tendencias hacia lo malo de sus padres. Y así podemos remontarnos en el pasado en una cadena ininterrumpida hasta la primera pareja casada, a quienes la Santa Biblia llama Adán y Eva. El acusar a los padres de dar a su prole imperfección e inclinaciones a lo malo se detiene al llegar a Adán y Eva. ¿Por qué? Porque Adán y Eva no obtuvieron de Dios, su Creador y Padre celestial, lo imperfecto y pecaminoso de ellos. “Perfecta es su actividad,” y él hizo perfectos a Adán y Eva, puesto que fueron creados a su propia imagen.—Deu. 32:4; Luc. 3:38; Gén. 1:26-28.

      13. ¿Qué pregunta surge en cuanto al lugar donde nacimos, y qué impidió que naciéramos perfectos?

      13 Durante los pasados seis mil años, ninguno de nosotros ha nacido en el paraíso, es decir, en el Jardín de Edén. Pero Adán y Eva fueron creados y puestos allí. (Gén. 2:7-25) Por supuesto, aquel paraíso terrestre original no podría contenernos cómodamente a todos nosotros hoy; tendría que haber sido extendido hasta abarcar todo el globo terráqueo. Con todo, ¿por qué no nacimos todos en un paraíso terrestre de tamaño global? Sí, ¿y por qué nacimos todos en imperfección, propensos a malas tendencias, enfermizos y moribundos? La única explicación razonable que pudiera haber sería que la primera pareja humana, de la cual todos hemos descendido, se descaminó. Bueno, el registro histórico fiel a la realidad que se da en la Santa Biblia concuerda con esa razonable explicación. Antes de siquiera tener hijo alguno, Adán y Eva se descaminaron. Esto significa que no hicieron lo que Dios les dijo que hicieran. Le fueron desobedientes a él, su Padre celestial. Así pecaron o apuntaron fuera del blanco de la perfección humana.

      14. ¿Por qué obró Dios dentro de su derecho al echar del paraíso a Adán y Eva, y qué misericordia por parte de Él ha llevado a que estemos vivos hoy?

      14 ¿Podemos culpar a Dios por sentenciar a Adán y Eva a lo que dijo que sería la pena segura que se impondría por el más pequeño acto de rebelión contra él como el Legislador y Juez Supremo? No pudiéramos hacer eso con justicia. Pero ¿podemos culpar a Dios por echarlos de su paraíso? ¡No! Como Creador del Jardín de Edén él tiene derechos de propiedad. Tiene perfecto derecho a decidir quiénes deben ser inquilinos en su propiedad. Fíjese en la manera en que personas egoístas, inconsideradas, convierten excelentes viviendas suministradas por el gobierno en algo que se parece a los barrios bajos y miserables. Fíjese en la manera en que la raza humana en general está arruinando a la Tierra en conjunto, amenazándola con guerra nuclear, con todo el arruinamiento y la contaminación que esto significaría para la superficie de la Tierra. Cuando pensamos en ello, nos maravillamos de que Dios les permitiera a los pecaminosos Adán y Eva ponerse a vivir fuera del paraíso de Edén, de modo que llegaran a poblar la Tierra hasta el grado que está poblada hoy. Ciertamente fue misericordioso por parte de Dios el permitir que Adán y Eva continuaran viviendo de modo que tuvieran hijos, de manera que ahora nos encontramos vivos en la Tierra seis mil años después.—Gén. 3:1 a 4:2 inclusive.

      15. ¿Qué clase de padre decidió ser Adán para su prole, y cómo llegamos todos a ser pecadores en él?

      15 Cuando estuvo bajo la tentación de pecar como lo había hecho su esposa Eva, Adán tuvo que decidir qué clase de padre sería para su prole, si sería un padre temeroso de Dios, perfectamente obediente a su Padre celestial y en relación inviolada con Él, o un padre que estuviera en rebelión contra su Dador de Vida y bajo la sentencia de muerte, la pena del pecado. (Gén. 2:15-17) Adán optó por ser la última clase de padre para nosotros. Por eso no podemos culpar de nuestra imperfección y condición de pecaminosos a Dios el Creador del hombre. Nosotros mismos no podemos evitarlo, pero la situación ahora es tal como lo que escribió un escritor bíblico del primer siglo, el apóstol cristiano Pablo, cuando dijo: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12) Puesto que Dios plantó simiente reproductiva en el primer hombre, todos nosotros sus descendientes estábamos en sus lomos cuando Adán pecó. Así, todos nosotros pecamos dentro de él y, como resultado de ello, todos hemos nacido pecadores, bajo la condenación de la muerte.

      16. ¿Qué equilibrio de la balanza de la justicia divina no debemos pasar por alto, y cómo nos asegura esto 1 Corintios 15:21, 22?

      16 No se nos escape de la atención aquí una cosa importante que se enseña en la Santa Biblia de Dios. ¿Qué es eso? Esto: Que tal como Dios considera a aquel solo hombre, Adán, responsable de todo el pecado y su pena la muerte en el mundo hoy, así puede considerar a otro solo hombre, que sea igual a Adán, responsable de cancelar el pecado del mundo y quitar de sobre el mundo de la humanidad nacido en condición pecaminosa la pena del pecado. Con un arreglo sabio y misericordioso de esa índole, la balanza de la justicia divina se equilibra perfectamente. Esto es algo que todos nosotros necesitábamos, y de esto es que se nos da seguridad en la Santa Biblia de Dios, en 1 Corintios 15:21, 22, con estas palabras: “Dado que la muerte es por medio de un hombre, la resurrección de los muertos también es por medio de un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.”

      17. ¿De qué única manera podía producirse en la Tierra el igual de Adán, y, apropiadamente, a quiénes fue anunciado el nacimiento de ése?

      17 ¡Qué maravilloso y económico arreglo resulta ser éste, y todo tan sencillo! Todo lo que necesitábamos era un solo hombre, el igual de Adán cuando estuvo en su perfección humana, sin pecado. ¿Cómo podía producirse tal hombre en la Tierra, puesto que absolutamente ninguno de nosotros los descendientes de la primera pareja humana nacía como el igual de Adán en su inocencia en Edén? El hombre que se necesitaba solamente podía ser provisto por un milagro de Dios el Todopoderoso. Este milagro divino sí aconteció hacia fines del primer siglo antes de nuestra era común. Resultó en que se presentara aquel a quien la Revelación llama repetidamente “el Cordero.” Aunque semejante a un cordero, éste resultó ser “el León que es de la tribu de Judá” y “la raíz de David.” Todo el testimonio de la Santa Biblia de Dios señala que éste fue Jesucristo, nacido en la ciudad de David, Belén, a principios del otoño del año 2 a. de la E.C. En excelente concordancia con el hecho de que llegó a ser como un cordero de sacrificio, su nacimiento fue anunciado por el ángel de Dios a testigos escogidos por Dios, a pastores que vigilaban sus rebaños de ovejas por la noche.—Luc. 2:4-18; Mat. 2:1-18.

      18. Por la resurrección de entre los muertos, ¿de quién fue llamado Hijo este que había venido “de la descendencia de David”?

      18 Todo esto fue, según lo llama el apóstol cristiano Pablo, “buenas nuevas . . . que él prometió en tiempo pasado por medio de sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, que provino de la descendencia de David según la carne, pero que con poder fue declarado Hijo de Dios según el espíritu de santidad mediante la resurrección de entre los muertos —sí, Jesucristo nuestro Señor.”—Rom. 1:1-4.

      19. ¿En qué nivel fue declarado Jesús Hijo de Dios por la resurrección, pero qué había sido antes cuando estuvo en la Tierra?

      19 Ahora bien, en cuanto a que uno fuera en sentido verdadero un hijo de Dios, pues, según la genealogía carnal de Jesucristo como se da en Lucas 3:23-38, Adán el primer hombre era “hijo de Dios.” Pero él desobedeció a su Padre celestial y murió y nos trajo pecado y muerte a todos. Todavía está muerto; no ha sido resucitado de entre los muertos. Perdió su condición de hijo de Dios. Pero Jesucristo ha sido resucitado en el nivel espiritual y así ha sido declarado de nuevo Hijo de Dios con poder mayor que el que tuvo en la Tierra. Pero hasta cuando estuvo en el nivel terrestre, y aunque nació como criatura humana carnal por medio de la virgen judía llamada María, Jesús fue Hijo de Dios. No hay razón para que pongamos en tela de juicio ese hecho. ¿Por qué no?

      20. ¿Por qué no fue solo por su propio razonamiento en cuanto a los asuntos que Juan el Bautista testificó que Jesús era el Hijo de Dios?

      20 En aquel tiempo las necesidades de la situación exigían que hubiera un “hijo de Dios” disponible en la Tierra. Jesucristo resultó ser el necesario Hijo de Dios. Cuando alcanzó desarrollo completo a la edad de treinta años, fue bautizado en agua por Juan el Bautista, el hijo de un sacerdote judío llamado Zacarías. ¿Quién era Jesucristo, según la declaración que Juan hizo en público? Juan el Bautista dijo a sus discípulos que Jesucristo era el Hijo de Dios. Juan no sabía esto solo por su propio razonamiento en cuanto a los asuntos. ¿Por qué no? Porque inmediatamente después de haber bautizado a Jesús, Juan oyó que la voz de Dios dijo desde el cielo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:13-17; Mar. 1:9-11; Luc. 3:21, 22) Por eso, en público, Juan dijo: “Yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”—Juan 1:34.

      21. ¿Por qué no pudo Jesús haber tenido un padre humano, carnal, pero quién confesó que era el Padre de él?

      21 Sin embargo, la condición de hijo de Dios en que se hallaba Jesús no comenzó al nacer él como criatura humana por medio de María, la virgen judía. Puesto que Jesús nació de una virgen que no había tenido relaciones sexuales con un descendiente masculino de Adán, Él no pudo haber tenido un padre humano, carnal. Ningún ángel fue su padre, porque María no tuvo relaciones sexuales con un ángel materializado como en el caso de las madres de aquellos notorios nefilim de los días de Noé el constructor del arca. (Gén. 6:1-4) El ángel Gabriel, que se le apareció a María y le explicó que de manera milagrosa ella llegaría a ser la madre de Jesús, no fue el padre del hijo primogénito de María. (Luc. 1:26-38; Mat. 1:18-25) Hoy la ciencia moderna quizás dispute el que Jesús haya tenido un nacimiento virginal, alegando que es imposible, pero el ángel Gabriel removió de la mente de María toda posible pregunta al decir: “Con Dios ninguna declaración será una imposibilidad.” (Luc. 1:37) Por consiguiente, Dios confesó delante de todo el universo que era el Padre del infante Jesús de la línea de David.

      22. ¿Cómo indican las palabras de Juan y las de Jesús en oración a Dios que Jesús había sido Hijo de Dios en el cielo?

      22 Todo eso es cierto, pero ¿fue el nacimiento de Jesús en Belén-Judá el comienzo de su existencia como Hijo de Dios? ¡No! Juan el Bautista, quien nació unos seis meses antes de Jesús, dijo en público lo siguiente acerca de Jesús, a quien había bautizado: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! Este es aquel de quien dije: Detrás de mí viene un varón que se me ha adelantado, porque existió antes que yo.” (Juan 1:29, 30) Pues bien, puesto que Jesús no existió como hombre en la Tierra antes de Juan el Bautista, ¿dónde había existido antes de Juan? Fue arriba en el cielo. Allí había existido como Hijo de Dios. Allí estuvo en contacto y asociación personal con su Padre celestial. Por esta razón fue que, en la noche antes de que él muriera como mártir fuera de los muros de Jerusalén, dijo en oración a su Padre celestial: “Yo te he glorificado sobre la tierra, habiendo terminado la obra que me has dado que hiciese. Así es que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuese.”—Juan 17:4, 5.

      23. ¿Desde dónde fue que Dios envió su Hijo al mundo, y cómo?

      23 Por eso, el que llegó a ser Jesucristo, “el Cordero de Dios,” había existido como Hijo de Dios al lado de su Padre celestial en la región invisible de los espíritus. Por lo tanto, para llegar a ser el Hijo humano de Dios con el nombre de Jesucristo, tuvo que dejar que el Dios Todopoderoso le transfiriera la vida desde el cielo al óvulo humano en el cuerpo de la virgen judía. De esta manera Dios continuó siendo su Padre cuando él nació en Belén. Solo pudo haber sido del cielo que Dios transfirió la vida de su Hijo milagrosamente y de esa manera “envió” a su Hijo, tal como Jesucristo le dijo al gobernante judío Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo [de la humanidad] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de él.”—Juan 3:16, 17.

      24. ¿Por qué necesitamos al Hijo de Dios como “el Cordero”?

      24 De esta manera vemos que Dios proveyó el un solo hombre que necesitábamos para nuestra salvación eterna, el un solo hombre que era igual a Adán durante la perfección y condición sin pecado de éste en el Jardín de Edén. Solamente este hombre podía ofrecerse a Dios para ser sacrificado como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) Puesto que esto incluye nuestro pecado, lo necesitamos.

  • Por qué necesitamos el reino de Jesucristo
    La Atalaya 1976 | 15 de abril
    • Por qué necesitamos el reino de Jesucristo

      1. ¿Como hijo de qué “dios” nació Jesús, y por qué no fue eso accidentalmente?

      UNA cosa importante notamos acerca del Hijo de Dios que estuvo en la Tierra como hombre durante el primer siglo de nuestra era común. Él no nació dentro de alguna familia hindú en la India. No nació dentro de alguna familia budista en el Tibet, ni dentro de la familia real de la China antigua, ni dentro de la familia del César imperial de Roma. (Est. 1:1; Luc. 2:1, 2) Más bien, “provino de la descendencia de David según la carne.” (Rom. 1:3) Esto no fue accidental. Era necesario que este Hijo de Dios naciera como “descendencia de David.” Por esta razón Dios escogió a una virgen judía que era de la línea carnal de David de Belén para que llegara a ser la madre de Jesucristo. (Luc. 1:26-32) Esta María era adoradora del Dios que la hizo fértil milagrosamente, y por eso el hijo de ella no nació como el hijo de algún dios hindú ni de alguna deidad budista ni del Júpiter romano ni del Zeus griego.—Luc. 1:34-55; Hech. 14:12, 13.

      2. ¿Por qué no tenía que nacer Jesús de la tribu de Leví ni de la familia de Aarón para ser el Cordero de sacrificio; y en qué día murió él?

      2 En el Israel antiguo, la tribu del rey David era la de Judá, una tribu de la cual no se tomaban sacerdotes para ofrecer sacrificios. De todos modos, Jesucristo podía nacer como “la descendencia de David” de la tribu de Judá y todavía llegar a ser “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) No tenía que ser de la tribu de Leví ni de la familia sacerdotal de Aarón, que era la familia de la cual se tomaban los sacerdotes de Israel. Podía nacer en la tribu de Judá, de la cual era David, y todavía ser un hombre perfecto, sin pecado, que fuera apropiado para un sacrificio aceptable a Dios debido a que era perfecto y no estaba manchado por el pecado. La perfección e impecabilidad que había mantenido como el Hijo de Dios en el cielo continuó con él cuando fue enviado a la Tierra a llegar a ser el hombre absolutamente igual al Adán perfecto y libre de pecado en el día en que fue creado en el Jardín de Edén. Jesucristo tenía que ser tal cosa para poder ‘darse como rescate correspondiente por todos.’ (1 Tim. 2:5, 6; Mat. 20:28) Él derramó su sangre como sacrificio expiador de pecados en el día de la Pascua de 33 E.C., el día en que los judíos sacrificaban el cordero pascual y comían su carne asada mientras celebraban el que su nación hubiese sido librada del Egipto antiguo.

      3. ¿Qué decía Levítico 17:11, 12 acerca de la sangre, y por eso, qué beneficio obtenemos de la sangre de Jesús, y cómo?

      3 En el pacto de Dios con el antiguo Israel él dijo las siguientes palabras, según se encuentran en Levítico 17:11, 12: “El alma [o vida] de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación por el alma [vida] en ella. . . . ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre y ningún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes debe comer sangre.’” Por eso, al derramar su sangre en sacrificio a Dios, Jesucristo estaba derramando su vida como sacrificio de expiación para todos nosotros los descendientes del pecaminoso Adán. Él presentó la sangre vital de su sacrificio humano perfecto a Dios en el cielo, y por eso no podemos comer ni beber la sangre de Jesús para obtener el beneficio que viene de ella. Para beneficiarnos de la sangre vital de Jesús tenemos que ejercer fe en ella como cosa que expía completamente nuestros mortíferos pecados.—Heb. 9:11-14, 24.

      4. ¿Por qué es apropiado que Revelación presente a Cristo como un Cordero cuando se consideran las palabras de Simón Pedro acerca de la sangre de éste?

      4 Uno de los judíos del primer siglo que creyó en el valor expiatorio de la sangre de Jesús fue Simón Pedro, quien había sido pescador en el mar de Galilea. Al escribir a sus compañeros de creencia, Simón Pedro dijo: “No fue con cosas corruptibles, con plata u oro, que fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados. Empero, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Ped. 1:18, 19) Ahora, pues, podemos apreciar lo apropiado de que el libro de Revelación continuamente presente a Jesucristo como “el cordero,” aquel que fue “degollado.” (Rev. 5:6) Todos nosotros los de la humanidad ciertamente necesitamos un Cordero expiatorio tal que, con su sangre, pueda limpiarnos de nuestros pecados y quitar de sobre nosotros la condenación de la muerte. Sin vida por medio del sacrificio de este Cordero ninguno de nosotros podría disfrutar de nada en el futuro con una conciencia limpia delante de Dios. Ciertamente, pues, ¡este Cordero es imprescindiblemente necesario para nosotros!

      5. Al ofrecerse como sacrificio, Jesucristo sirvió de antitipo de ¿quién, en el Día de la Expiación de Israel?

      5 Al ofrecerse como Cordero de sacrificio, Jesucristo sirvió del Sumo Sacerdote de Dios que fue prefigurado por el primer sumo sacerdote de Israel, a saber, Aarón de la tribu de Leví. Todos los demás sumos sacerdotes del Israel antiguo que hacían sacrificios descendían de este Aarón el hermano de Moisés. Esa es otra razón por la cual toda la humanidad necesita a Jesucristo, para que él sirva de antitipo de los sumos sacerdotes de Israel cuando éstos llevaban la sangre de los sacrificios dentro del Santísimo del templo en el Día de la Expiación celebrado anualmente, Yom Kippur.

      6. ¿A quién se les dijo a los judíos convertidos al cristianismo que acudieran para la expiación de pecados, y por qué?

      6 Jesucristo resucitado cumplió este cuadro del Día de la Expiación cuando ascendió de la Tierra de regreso al cielo, para comparecer ante la presencia de Dios y ofrecer el mérito o valor de su sacrificio humano perfecto en expiación por los pecados de toda la humanidad. Por eso a los judíos que se habían hecho cristianos se les dijo que ya no acudieran a los sumos sacerdotes aarónicos, sino al antitipo de ellos, en estas palabras que se registraron en Hebreos 3:1, 2: “Por consiguiente, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren al apóstol y sumo sacerdote que nosotros confesamos: a Jesús. Él fue fiel al que lo hizo tal, así como Moisés también lo fue en toda la casa de Aquél.”

      SE NECESITA ALGO MÁS QUE UN SUMO SACERDOTE

      7. ¿De qué manera es Jesucristo un sumo sacerdote apropiado para nosotros, y dónde en el capítulo uno de Revelación se le pinta sirviendo de tal manera?

      7 Al seguir explicando a los judíos que habían llegado a ser cristianos cómo Jesucristo como Sumo Sacerdote sirve con mayor eficacia que Aarón y sus sucesores, el libro de Hebreos pasa a decir, en el Heb. capítulo siete, versículo veintiséis: “Tal sumo sacerdote nos era apropiado: leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y llegado a ser más alto que los cielos.” El libro de Revelación, capítulo uno, versículos doce a dieciocho inclusive, representa al glorificado Jesucristo sirviendo de Sumo Sacerdote para las congregaciones cristianas. Sin embargo, el Rev. capítulo cinco lo representa siendo más que el Sumo Sacerdote de Dios. Esto señala al hecho de que todos necesitamos a Jesucristo por otra razón además de la de ser un Cordero de sacrificio y nuestro Sumo Sacerdote.

      8. ¿Qué títulos se le dan al Cordero en Revelación 5:9, 10, y a qué se refiere todo esto además de al sacerdocio?

      8 Revelación 5:5, 6 identifica al Cordero que fue degollado diciendo que es “el León que es de la tribu de Judá, la raíz de David.” Esos títulos indican algo acerca del Cordero Jesucristo. Los Rev. 5 versículos nueve y diez dan más énfasis a esto. En esos versículos se le dice al Cordero: “Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, e hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de gobernar como reyes sobre la tierra.” Entonces, ¿a qué se refiere todo esto además de a sacerdocio? Pues, por supuesto, a gobierno, a reino. Ah, sí, todos necesitamos un gobierno perfecto y justo sobre toda la Tierra.

      9. Según Génesis 49:9, 10, ¿qué había de tener el ‘León de la tribu de Judá,’ y, con relación a esto, qué hacía necesario que Jesús fuera “la raíz de David”?

      9 Según la profecía de Génesis 49:9, 10, el León que es de la tribu de Judá había de tener un cetro y un bastón de mando, y la obediencia de todos los pueblos había de pertenecerle a él legítimamente. Eso quería decir gobierno para el León de la tribu de Judá. David era de la tribu de Judá, y por cuarenta años gobernó como rey sobre los israelitas. Jesucristo tenía que ser “la raíz de David,” porque al rey David de Jerusalén Dios le había prometido que en su familia habría una dinastía de sucesores que tendría un reino para siempre.

      10. Según las palabras de Gabriel a María, ¿el trono de quién tendría el hijo de ella, y por cuánto tiempo?

      10 Es decir, como recompensa al rey David por la firme adoración exclusiva que dio a Jehová como el único Dios vivo y verdadero, Jehová hizo con David un pacto para que hubiera un reino eterno en la línea de la familia de éste. (2 Sam. 7:1-17) Por eso el ángel Gabriel, cuando le anunció el nacimiento futuro de Jesús a María, que era de la tribu de Judá, dijo: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob [Israel] para siempre, y de su reino no habrá fin.”—Luc. 1:26-33.

      11. Cuando expresamos en oración las palabras de Mateo 6:9, 10, estamos admitiendo ante Dios que necesitamos ¿qué?

      11 ¿Qué hay, pues, si oramos a Jehová Dios como Jesús instruyó a sus discípulos que oraran: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”? Bueno, de ese modo estamos admitiendo ante Dios que necesitamos el reino de su Hijo Jesucristo.—Mat. 6:9, 10.

      12. ¿En qué esfuerzo ha fracasado la cristiandad, y por lo tanto qué les tendrá que hacer el reino de Dios por Cristo a los reinos de este mundo?

      12 La tal llamada cristiandad nunca ha sido el reino de Dios por Cristo. La cristiandad ha fracasado en su intento de convertir a los gobiernos del mundo para que sean realmente gobiernos cristianos. Entonces, ¿cómo habremos de tener alguna vez el reino de Cristo sobre la Tierra cuando todos estos gobiernos políticos están presentes y dirigiendo los asuntos de la Tierra? En medio de esas circunstancias no podemos. Por eso es que necesitamos que estos gobiernos imperfectos y fracasados de los hombres sean quitados, limpiados de sobre la Tierra. Esto no se puede hacer por poder humano. Por esa razón necesitamos el reino de Jesucristo para esta tarea. El reino ejecutará esta tarea, según la profecía de Dios en Daniel 2:44, que dice: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”

      13. ¿Cuándo y dónde acontecerá la remoción violenta de esos gobiernos mundanos, pero qué más tendrán que tener los sobrevivientes terrestres?

      13 Esta remoción violenta de los gobiernos políticos de hoy se llevará a cabo en la culminación de la venidera “grande tribulación” en lo que Revelación 16:14, 16 llama Har-Magedón. Habrá algunos de la humanidad que pasarán con vida a través de esa “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón. Estos tendrán que tener más que solo una Tierra librada de los gobiernos corruptos e incapacitados de hombres pecaminosos y moribundos. ¿Qué necesitarán que sea más que eso? Nada menos que la remoción de todas las inicuas inteligencias sobrehumanas invisibles que han sido las mentes directoras de estos gobiernos políticos. Pero ¿qué son esas inteligencias sobrehumanas invisibles? La ciencia moderna no creerá lo que decimos cuando contestamos: Satanás el Diablo y sus ángeles demoníacos. Pero que sea a Jesucristo mismo, no a la ciencia moderna, a quien se halle veraz. Él dijo que Satanás el Diablo es “el gobernante de este mundo.” Ciertamente Jesucristo, enviado por Dios desde el cielo, debe conocer la realidad.—Juan 12:31; 14:30.

      14. ¿Qué gobierno será lo suficientemente poderoso como para desalojar a Satanás y sus demonios de la posición que han ocupado sobre los habitantes de la Tierra, y cómo?

      14 Además, en la visión que el glorificado Jesucristo le transmitió al apóstol cristiano Juan él señaló que Satanás el Diablo es quien “está extraviando a toda la tierra habitada.” (Rev. 12:9) De modo que se requerirá un gobierno espiritual celestial para sacar a Satanás y sus ángeles demoníacos de su posición de control sobre todos los habitantes de la Tierra. El reino de Jesucristo es precisamente un gobierno celestial de esa índole con suficiente poder para traerle este alivio a la humanidad. Por eso, también, es que necesitamos ese reino. Después que resulte victorioso en la guerra peleada en Har-Magedón, ese reino hará que Satanás el Diablo y todos sus ángeles demoníacos sean aprisionados en un abismo bien lejos de la vecindad de nuestra Tierra. El aprisionamiento de ellos durará por los mil años del reino de Cristo.—Rev. 19:11 a 20:3 inclusive.

      15. ¿Cómo representa Revelación los beneficios dadores de vida que abundarán para todos los que estén en la Tierra bajo el reino de Cristo?

      15 Durante este reino milenario de Jesucristo, beneficios dadores de vida fluirán como un río a toda persona en la Tierra por la cual él dio su vida como Cordero de sacrificio. Esto se pinta hermosamente en el último capítulo 22 de Revelación. En éste el apóstol Juan muestra la fuente de las provisiones que se hacen para la vida eterna de la familia humana. Juan dice: “Y [un ángel de Dios] me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero por en medio [del] camino ancho [de la ciudad]. Y de este lado del río y de aquel lado había árboles de vida que producen doce cosechas de fruto, dando sus frutos cada mes.”

      16. ¿Cuál es la fuente de todos esos beneficios dadores de vida, y cómo se encargará el Reino de que no haya más maldición sobre la humanidad?

      16 Entonces, para mostrar que esas bendiciones tienen como fuente el trono real de Dios y del Cordero Jesucristo, el apóstol Juan añade estas palabras: “Y ya no habrá ninguna maldición. Pero el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus esclavos le rendirán servicio sagrado.” (Rev. 22:1-3) El reino de Dios por Cristo es para bendecir a la humanidad, y no para que les venga maldición. El Hijo de Dios, Jesucristo, se encargará de que los asuntos en la Tierra se efectúen en justicia de modo que resulten en bendiciones.

      LOS MUERTOS HUMANOS NECESITAN EL REINO

      17. ¿Quiénes serán los primeros que participarán de esas provisiones dadoras de vida, pero por qué habrá otros participantes?

      17 Los primeros que participarán de esas provisiones dadoras de vida que vienen del trono de Dios por medio de Cristo serán los de la “grande muchedumbre” de adoradores que pasan con vida a través de la “grande tribulación” en la cual los reinos de este mundo son triturados. (Rev. 7:9-14; Dan. 2:44; Mat. 24:21, 22) Pues bien, ¿habrá otras personas que participen del simbólico río de agua de vida y los simbólicos árboles de vida? Sí, puesto que Jesucristo murió como “el Cordero de Dios” por más criaturas humanas que solo esas personas que quedan con vida después de la tribulación. Recordemos lo que Jesús dijo no lejos de una tumba en Betania cerca de Jerusalén en el año 33 E.C. En aquel tiempo dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás. ¿Crees tú esto?” Marta, la hermana del muerto Lázaro, respondió: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, El que viene al mundo.” (Juan 11:25-27) Pues, ¿qué hay de nosotros hoy día? ¿Podemos nosotros dar la misma respuesta de fe a esa pregunta?

      18. ¿Por qué tenemos razón sólida para responder Sí a la pregunta de Jesús, como Marta lo hizo, y por qué puede Jesús todavía decir: “Yo soy la resurrección y la vida”?

      18 Tenemos razón sólida para responder: Sí, porque Jesús entonces apoyó sus notables palabras por medio de resucitar a su amigo Lázaro aunque fue en el cuarto día desde la muerte de aquél. (Juan 11:28-45) No fue mucho después de eso que llegó el tiempo en que Jesús mismo hubo de ser resucitado de entre los muertos. Él murió en el Día de la Pascua. Al tercer día desde entonces fue levantado de entre los muertos por la potencia todopoderosa de su Padre celestial. En el día cuadragésimo desde entonces, ascendió al cielo desde un lugar cerca de Betania en el monte de los Olivos. (Luc. 24:50-53; Hech. 1:1-12) En el cielo el glorificado Jesucristo todavía puede decir: “Yo soy la resurrección y la vida.” Del hecho de que está autorizado por Dios su Padre para levantar a los muertos él nos da seguridad por estas palabras suyas que se encuentran en la visión de la Revelación que se le dio a Juan: “Llegué a estar muerto, pero, ¡mira! vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”—Rev. 1:18.

      19. ¿Cómo fue Jesucristo, al ser resucitado, “el primogénito de entre los muertos,” y no lo fueron su amigo Lázaro y otros a quiénes Jesús resucitó?

      19 Jesucristo fue el primero que fue resucitado de entre los muertos para vivir como persona resucitada para siempre. Por eso correctamente se le llama “el primogénito de entre los muertos” y “las primicias de los que se han dormido en la muerte.” (Col. 1:18; 1 Cor. 15:20) Hasta su amigo Lázaro y otros a quienes él y sus apóstoles levantaron de entre los muertos sucumbieron después a la muerte y fueron enterrados en el sepulcro común de la humanidad, es decir, en el Hades. Su liberación anterior de la muerte y el Hades había sido solo temporaria. Por lo tanto, “las puertas del Hades” tenían que permanecer cerradas sobre éstos y sobre todos los demás muertos humanos rescatados hasta el establecimiento del reino de Cristo en los cielos al tiempo señalado de Dios.—Mat. 16:18; Isa. 38:10, 18.

      20, 21. ¿Cuándo y dónde se estableció el reino de Cristo, y a quiénes resucitaría él primero como Rey en funciones reales?

      20 La historia mundial de nuestro siglo veinte nos suministra el cumplimiento de la profecía bíblica e indica que el reino de Cristo nació en los cielos al fin de los Tiempos de los Gentiles en el año 1914 E.C. (Luc. 21:24; Eze. 21:25-27) Jesucristo, en poder celestial del Reino, dirigiría su atención primero a sus discípulos fieles ya muertos, como sus apóstoles y otros discípulos que fueron llamados a estar en el reino celestial con él. A éstos él los resucitaría a la vida celestial inmortal, para que fueran un “reino y sacerdotes para nuestro Dios,” como se declara en Revelación 5:10. Así se cumpliría lo que el apóstol Juan nos dice en Revelación 20:4-6:

      21 “Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, . . . Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años. . . . Esta es la primera resurrección. Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”

      22. Durante su reinado milenario, ¿cómo usará Jesucristo las “llaves de la muerte y del Hades,” y de qué manera verá la grande muchedumbre de los que habrán permanecido vivos a través de la tribulación algo que nunca antes se ha visto en la Tierra?

      22 Durante su reinado milenario Jesucristo como Sumo Sacerdote y como Rey usará las “llaves de la muerte y del Hades” a favor de los demás de la humanidad muerta. Estos muertos oirán su voz y saldrán, tal como él mismo predijo en sus palabras registradas en Juan 5:28, 29. Entonces la “grande muchedumbre” que habrá permanecido viva después de haber acontecido la “grande tribulación” y de haberse atado y encerrado en el abismo a Satanás y sus demonios será testigo de un milagro sin igual. Serán testigos del regreso a la vida en la Tierra de todas las criaturas humanas muertas por las cuales el Sumo Sacerdote Jesús sacrificó su vida humana perfecta como “el Cordero de Dios.” (Juan 1:29; 1 Tim. 2:5, 6; Heb. 2:9) Con el tiempo la cantidad de resucitados ascenderá a miles de millones, todos descendientes del pecaminoso Adán de quien heredaron la imperfección, lo pecaminoso y la condenación a muerte. Nunca habrá ocurrido nada como esto en la Tierra. Al apóstol Juan se le dio una visión breve de este maravilloso milagro de Dios por medio de Cristo, y Juan lo describe en Revelación 20:11-14.

      23. ¿Por qué no se desalentó Juan ante la visión de la resurrección, y cuándo verán los habitantes de la Tierra el cumplimiento de 1 Corintios 15:26?

      23 ¿Quedó desalentado Juan ante lo que vio? ¿Vio él una Tierra superpoblada de gente? ¡De ninguna manera! Jehová Dios hizo la Tierra para que fuera cómodamente llena de hombres y mujeres en perfección humana, sin condenación de muerte sobre ellos, sino habiéndoseles otorgado el derecho a la vida eterna como la recompensa por devoción inquebrantable a Jehová Dios. ¡Todos vivirán en un paraíso global! (Gén. 1:26-28) Por eso, cuando el último de los muertos humanos rescatados haya sido llamado para que salga por las “puertas del Hades” abiertas, el sepulcro común de la humanidad no existirá más. El Hades habrá sido echado en el “lago de fuego,” para su propia muerte eterna. Y cuando todos los que vivan en la Tierra bajo el reino milenario de Cristo hayan respondido a la disciplina de este reino y así hayan sido librados de todo lo pecaminoso y sanados de toda imperfección humana, entonces ciertamente estarán vivos, completamente. Entonces “la muerte,” la muerte que la humanidad heredó de Adán, irá a estar con el Hades en el “lago de fuego.” (Rev. 20:14) Con ese glorioso logro los hombres verán cumplidas las palabras de 1 Corintios 15:26: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a la nada.” Cualquiera que sea destruido después de eso con Satanás y sus demonios por desobediencia voluntariosa sufrirá “la muerte segunda,” de la cual no hay resurrección.

      24. ¿Por qué jamás tenemos que avergonzarnos de dar testimonio de Jesús, y con quiénes nos sentimos movidos a dar testimonio de él?

      24 No tendríamos tiempo para dar testimonio de Jesucristo y decir todo lo que él significa para nosotros como miembros de la familia humana caída. Nunca quedaremos desilusionados con él. “Pues dice la Escritura: ‘Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado.’” (Rom. 10:11; Isa. 28:16) Jamás tenemos que avergonzarnos de dar testimonio de Jesucristo verbalmente o por la página impresa. El apreciar con mayor profundidad lo mucho que lo necesitamos nos mueve a unirnos a los ángeles en dar testimonio de él para la gloria de Jehová Dios y para bien de la humanidad en su desesperado aprieto del presente.

      25. ¿Por qué no debe darse crédito alguno a nosotros los Testigos por la sustancia del testimonio que damos, y quién inspiró las profecías acerca de Jesús, y con qué propósito?

      25 Recordemos lo que el ángel dijo cuando el apóstol Juan cayó agradecidamente a sus pies para adorarlo: “Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra de dar testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar.” (Rev. 19:10) De modo que no debe ir ningún crédito a nosotros, criaturas humanas, como si la sustancia del testimonio acerca de Jesucristo se originara de nosotros. Es Jehová Dios quien vio nuestra extrema necesidad y desvalimiento y quien amorosamente suministró a su Hijo celestial para que llegara a ser el hombre Jesucristo a favor de todos nosotros. Además, Dios por medio de su espíritu activo inspiró todas las profecías bíblicas acerca de Jesucristo para que, por ellas, fuéramos dirigidos al “Cordero de Dios,” a este Sumo Sacerdote de Dios, a este Rey Mesiánico que finalmente le dará un gobierno perfecto y justo a la humanidad, que por largo tiempo ha sido mal gobernada.

      26. ¿A qué respuesta nos ha llevado nuestro estudio de la pregunta: ¿Quién es Jesucristo, que todos lo necesitamos?

      26 ¿Quién, pues, es Jesucristo, que todos necesitamos? Nuestro estudio investigador de esta desafiadora pregunta nos ha llevado a una respuesta satisfactoria. Él es el Personaje necesario provisto por el Creador de todas las cosas y usado por él para restaurarnos a la feliz y bendita familia de nuestro Padre celestial. Dentro de ese universal círculo de familia disfrutaremos de la vida en bienaventuranza para siempre, abundando en su amor y cuidado y amorosamente rindiéndole adoración y servicio para siempre.—1 Cor. 15:28; Juan 14:6; Hech. 4:12.

      [Ilustración de la página 241 (completa)]

  • Ponderando las noticias
    La Atalaya 1976 | 15 de abril
    • Ponderando las noticias

      El K.K.K. adquiere un nuevo elemento

      ● El Ku Klux Klan comenzó en la parte meridional de los Estados Unidos después de la Guerra Civil y efectuó una guerra secreta contra políticos del Norte y contra los libertos. Con el tiempo el Klan casi desapareció, pero fue reorganizado después de la I Guerra Mundial. El líder entonces era el coronel William J. Simmons, predicador y promotor de órdenes fraternales. El Klan entonces profesaba devoción a la ‘protección de la mujer y a la supremacía de los protestantes blancos.’ A su hostilidad para con la raza negra, el nuevo Klan agregó fuerte prejuicio para con los católicos, los judíos y los extranjeros.

      Es sorprendente, por lo tanto, que un artículo por el profesor católico John E. Fitzgerald presente evidencia de que hay un número considerable de miembros católicos en el Klan moderno. Se dice, escribe él, que “casi la mitad de los miembros de Luisiana son católicos romanos.” ¿A qué se debe este cambio? Él sugiere que las preocupaciones debidas al incremento en la delincuencia, junto con prejuicio racial, es la razón para que haya miembros católicos. Sin embargo, profundizando más, agrega que hasta cierto grado “se pudiera criticar a nuestro clero católico por no aclarar la distinción entre la filosofía encallecida y corrosiva del Klan y las enseñanzas compasivas del cristianismo.” Él cree que cualquier solución a esta situación tiene que “comenzar con individuos concienzudos que estén resueltos a seguir el desafío original del cristianismo como modo de vivir.”

      Un buen comienzo sería aceptar la declaración inspirada de la Biblia de que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie de la tierra,” y las palabras inspiradas del apóstol Pedro de que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 17:26; 10:34, 35.

      El alcoholismo y los judíos

      ● Entre los hebreos de los tiempos bíblicos el vino solía acompañar el alimento. (Gén. 27:25) Se convirtió en rasgo normal de la celebración de la Pascua judía. ¿Resultó esto en una elevada incidencia de borrachera entre el pueblo judío? No, la evidencia indica lo contrario, y eso sigue siendo cierto hasta este día. Así, un informe reciente menciona un estudio que efectuó una universidad en cuanto a la proporción del alcoholismo entre los judíos de los EE. UU. Este muestra que, mientras que el alcoholismo afecta a una persona entre 14 de la población general, solo afecta a uno de cada 200 judíos. El informe declara, entre otras cosas, que el estudio atribuyó la proporción baja de alcoholismo entre los judíos a “estrechos vínculos de familia y al hecho de que el vino es un símbolo religioso y se bebe por primera vez temprano en la vida.”

      ¿Dulce caridad. . . ?

      ● La gente de los Estados Unidos donó unos 25.100 millones de dólares a la caridad en 1974, según una fuente de información. ¿Cuánto de todo ese dinero en realidad rinde un servicio caritativo?

      No tanto como muchos piensan o a la mayoría le gustaría, según un artículo de “The National Observer.” Con frecuencia hasta de 40 a 50 por ciento, o aun más, del dinero que se recoge va a dar —no a los necesitados— sino a los que promueven la caridad. Los salarios de la administración pueden llevarse una porción de alcance considerable, como en el caso del vicepresidente de una prominente organización ‘caritativa’ que recibe

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