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Jesús y los judíosLa Atalaya 1956 | 1 de noviembre
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En cumplimiento de estas profecías los judíos esperaban a un Mesías que estableciera un victorioso reino terrenal que permaneciera para siempre. Pero ellos pasaron por alto este punto vital: Se había predicho que Mesías vendría dos veces, una vez como sacrificio para morir para la humanidad obediente, y luego como rey reinante sobre un gobierno eterno. En su ansiedad de ser libertados de Roma y de ser inmediatamente exaltados políticamente ellos pasaron por alto la necesidad de la primera presencia y sólo tenían ojos para la segunda presencia gloriosa. Esperaban que Mesías viniera en las nubes del cielo y estableciera un gobierno eterno terrenal. ¡En vez de eso él vino cabalgando sobre un pollino y recomendando sumisión al yugo romano!
¡Cuán falto de atracción para aquellos judíos! Bien podían decir de él: “No tiene forma ni hermosura, para que le miremos; ni tiene buen parecer, para que le deseemos,” y podían agregar: “Despreciado fué, y no hicimos aprecio de él.” Estos sentimientos judíos acerca del Mesías al tiempo de su primera venida fueron predichos en el capítulo cincuenta y tres de Isaías, y este capítulo sigue y muestra que Mesías sería conducido cual cordero al matadero “cuando hiciere su vida ofrenda por el pecado” y cuando él “justificará a muchos; pues que él mismo cargará con sus iniquidades.” Sólo después de esta primera venida y muerte ignominiosa como ofrenda por el pecado volvería a venir él con poder del reino eterno, como Jehová dijo: “Por tanto yo le daré porción con los grandes, y con los poderosos repartirá los despojos; por cuanto derramó su alma hasta la muerte, y con los transgresores fué contado: y él mismo llevó el pecado de muchos, y por los transgresores intercedió.”
De modo que en su primera venida Jesús cumplió Zacarías 9:9: “¡Regocíjate en gran manera, oh hija de Sión! ¡rompe en aclamaciones, oh hija de Jerusalem! he aquí que viene a ti tu rey, justo y victorioso, humilde, y cabalgando sobre un asno, es decir, sobre un pollino, hijo de asna.” Y él cumplió el capítulo 53 de Isaías acerca de morir una muerte sacrificatoria, despreciado y odiado y clasificado entre transgresores pecaminosos.
Es al tiempo de su segunda presencia que él viene en nubes o en dignidad real celestial invisible, y es entonces que Jehová le da un dominio sempiterno que administrará paz y justicia a toda la humanidad obediente. Entonces se cumplirán Isaías 9:6, 7 y Daniel 7:13, 14, al tiempo de la segunda presencia y no al tiempo de la primera como esperaron erróneamente los judíos hace diecinueve siglos. Si él hubiese establecido en ese entonces su reinado eterno, ¿cuándo hubieran tenido su cumplimiento las profecías del capítulo 53 de Isaías y Zacarías 9:9? Los judíos allá en ese tiempo buscaban las señales que no debían buscar, la presencia de Mesías que no debían buscar, de modo que ellos no reconocieron a Jesús como Mesías. Sin embargo, miles de judíos individuales sí lo reconocieron, lo aceptaron, y llegaron a ser los primeros cristianos. Hoy día los judíos y otros pueden ver las señales que Jesús predijo para su segunda presencia, porque ese tiempo está aquí.
TESTIFICANDO A JUDÍOS HOY
Cuando el apóstol Pablo daba el testimonio a diferentes personas él adaptaba sus palabras a las necesidades de ellas, a los puntos de vista de ellas. Estaba consciente de la preparación que ellas tenían. Él dijo: “A los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos,” y agregó: “Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos.” Así deberíamos nosotros tener presente el falso concepto que los judíos tienen respecto a Jesús por causa de mentiras y atrocidades pasadas y presentes hechas en su nombre, con que se le representó en falsos colores. Deberíamos arrancar este cuadro falso, exponiendo a los cristianos fraudulentos. Muestre las dos venidas, y el hecho de que hace diecinueve siglos la nación judía rechazó a Jesús porque buscaba la venida que no debía haber buscado. Muestre las profecías que Jesús cumplió la primera vez que vino, y las que ahora se cumplen durante su segunda presencia. Señale que pronto Abrahán e Isaac y Jacob y Moisés habrán regresado, resucitados para actuar como príncipes en la tierra nueva y para heredar las promesas que se les hizo hace mucho. Describa las condiciones benditas de unidad que regirán entre los hombres en ese tiempo, con salud y felicidad y vida eterna para todos los obedientes.—1 Cor. 9:20, 22, NM.
Los líderes religiosos judíos de tiempos antiguos demandaron la muerte de Jesús como un servicio a Jehová Dios, y Jesús correctamente aplicó las palabras de Isaías a ellos: “Hipócritas, Isaías profetizó aptamente acerca de ustedes cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con sus labios, sin embargo su corazón está alejado de mí. Es en vano que continúen guardándome respeto, porque enseñan mandamientos de hombres como doctrinas.’” (Mat. 15:7-9, NM; Isa. 29:13) Los llamados cristianos de tiempos pasados y presentes han perseguido y matado a judíos y a otros en el nombre de Jesús y se han imaginado que le han rendido servicio a Dios, y a ellos también aplican las supracitadas palabras de Isaías. Pero muchos miles de personas de entre la gente común, judíos, aceptaron a Jesús hace mucho tiempo, y centenares de miles de entre la gente común hoy lo aceptan en este tiempo de su segunda presencia.
Hable a los judíos acerca de Jesús. No evite el tema. Pero muestre entendimiento del modo judío de pensar, borre el cuadro falso dado por los falsos religiosos y cruzados e inquisidores, antiguos y modernos. Pero hable a los judíos acerca de Jesús, trate de remover la causa de tropiezo. “No hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre bajo el cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual hayamos de ser salvos.”—Hech. 4:12, NM.
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El sionismo no tiene ningún derecho inalienableLa Atalaya 1956 | 1 de noviembre
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El sionismo no tiene ningún derecho inalienable
● No puede decirse que Arnold J. Toynbee, uno de los historiadores más célebres de la actualidad, tenga fe en la Biblia como la Palabra inspirada de Dios. Él sostiene que los cristianos deben reconocer “todas las religiones elevadas como revelaciones de lo que es bueno y correcto,” y no pretender que sólo la religión de ellos lo es. Por lo tanto es interesante observar como Toynbee, a base de la Biblia, señala las debilidades de la pretensión del sionismo a Palestina. Toynbee acusa a los sionistas “de una importunidad que se aproximó a impiedad en su esfuerzo por quitar de las manos de Dios el cumplimiento de la promesa de Dios de restaurar a Israel a Palestina por la iniciativa propia de Dios.” Señala que a Israel no se le dió ningún derecho inalienable a Palestina, sino que su posesión de esa tierra dependía enteramente del favor de Dios y de la obediencia de Israel a los mandamientos de Dios, y que el sionismo pasa por alto estas condiciones. “Por no tomar en cuenta la voluntad de Dios ni la conducta de Israel, el sionista se apartó del fundamento espiritual que era la única base segura para el derecho de propiedad de los judíos al terreno de la tierra santa,” según dice él. Toynbee hasta dice que la manera más segura en que puede proceder Israel para perder el derecho de propiedad a la tierra santa es que el sionismo se deje llevar por el engaño de que una “concesión [condicional] procedente del Dios Todopoderoso era un derecho de nacimiento inalienable.” (A Study of History, Tomo VIII, página 601) No existe duda de ello, el gran Dador de toda buena dádiva y de todo don perfecto establece sus condiciones: “Si fuereis bien dispuestos y obedientes, de lo mejor de la tierra comeréis; pero si rehusáis y os rebeláis, seréis devorados a espada.”—Isa. 1:19, 20.
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