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La manera de enseñar del MaestroLa Atalaya 1960 | 1 de septiembre
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ansiedad en las cosas materiales.—Mat. 6:25-34.
20. (a) ¿A qué dio énfasis Jesús, y qué evidencia puede usted dar? (b) ¿Afecta eso nuestra enseñanza? ¿Cómo?
20 Jesús enseñó a sus discípulos que la actividad era importante. Puso más énfasis en hacer cosas buenas que en no hacer cosas malas. Si usted está haciendo lo que es correcto no puede estar haciendo lo que es incorrecto al mismo tiempo. “Todo árbol bueno produce buen fruto, pero todo árbol podrido produce mal fruto; un árbol bueno no puede dar mal fruto, ni puede un árbol podrido producir buen fruto. No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” El simplemente afirmar que uno es cristiano y abstenerse de hechos inicuos no basta. En vez de formular una larga lista de cosas que sus discípulos no habían de hacer, Jesús los instó a hacer la voluntad de Dios. Principalmente trató de acción positiva, no de bondad negativa. Más a menudo condenó a la gente por dejar de hacer el bien que por cometer el mal. Por ejemplo, hubo el sacerdote y el levita que se fueron al otro lado de la calle y dejaron a la víctima de salteadores sin ayuda, las personas semejantes a cabras que se abstuvieron de hacer bien a los hermanos del Rey, y el hombre rico que no hizo nada para Lázaro el mendigo. Jesús amonestó a sus discípulos contra el camino incorrecto, pero dio énfasis al camino de Dios. Dejó el modelo que deben seguir los maestros cristianos.—Mat. 7:17, 18, 21.
21. ¿Cuál fue el efecto de su sermón en sus oyentes, y qué añadirá iluminación a los incidentes de la Biblia en que él estuvo envuelto?
21 “Ahora bien, cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas de su modo de enseñar; porque estaba enseñándoles como una persona que tiene autoridad, y no como sus escribas.” ¿Cómo enseñaban los escribas? ¿Quiénes fueron ellos? ¿Qué otros grupos religiosos funcionaban en Palestina cuando Jesús enseñó allí? El saber algo en cuanto a la situación religiosa de Palestina al tiempo de la predicación de Jesús nos ayudará a entender mejor muchos incidentes que se hallan registrados en la Biblia. (Mat. 7:28, 29) También apreciaremos más por qué las muchedumbres que escuchaban quedaron atónitas por la diferencia en la manera de enseñar del Señor y Maestro Jesús.
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Actitudes religiosas cuando el Maestro predicóLa Atalaya 1960 | 1 de septiembre
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Actitudes religiosas cuando el Maestro predicó
1. ¿Qué creían y practicaban los esenios?
ADEMÁS de la actividad celosa de Juan el Bautista, hubo varios grupos judíos que estaban moldeando actitudes religiosas en Palestina cuando Jesús comenzó su ministerio. Uno de estos grupos fue el de los esenios, a los cuales no se les menciona en los escritos inspirados de los apóstoles y discípulos de Jesús. Los esenios creían que la piedad exigía que ellos castigaran el cuerpo, ayunaran y vivieran austeramente, por lo tanto despreciaban cualquier cosa que era un placer para la carne. Se aislaban en comunidades pequeñas. Los esenios no fueron un grupo religioso mayor que se encaró a Jesús en su predicación, aunque recientemente han llegado a ocupar un lugar de prominencia debido al hallazgo de los Rollos del mar Muerto de libros de la Biblia.
2. ¿En qué estaban interesados los celotes, y en qué ocasión parece manifiesta su influencia?
2 Luego estuvo el grupo de los celotes o nacionalistas. Querían que un judío se levantara para acaudillarlos en una sublevación contra Roma y romper de su cuello el yugo de Roma. Galilea era un foco de sediciones, y allí fue donde Jesús había crecido. Uno de los discípulos de Jesús se llamaba “el celoso” o “el celote,” y puede haber sido miembro del partido de los celotes. Sin embargo, no excitó el espíritu nacionalista o de autonomía inmediatamente después que Jesús milagrosamente alimentó a cinco mil hombres. “Por consiguiente cuando los hombres vieron las señales que él ejecutaba comenzaron a decir: ‘Con toda certeza éste es el profeta que había de venir al mundo.’ Por lo tanto, Jesús, dándose cuenta de que estaban por venir y tomarlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña solo.” Estos nacionalistas querían establecerlo como rey, por consiguiente en oposición al gobierno de Roma. querían reclutar a Jesús, con sus poderes milagrosos, para sus propios propósitos egoístas. Pero Jesús rehusó resueltamente ser desviado del trabajo que su Padre celestial le había enviado a hacer. Como testificó delante de Pilato: “Con este propósito he nacido y con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.”—Juan 6:14, 15; 18:37; Luc. 6:15, margen; Hech. 1:13.
3. ¿Quiénes fueron los saduceos, y desde qué punto de vista veían ellos a Roma, las Escrituras Hebreas y la tradición?
3 Un tercer grupo fue el de los saduceos, que incluía a escribas y miembros del Sanedrín y aun a los dos sacerdotes principales. (Juan 11:47; Hech. 5:17; 22:30; 23:6) No se interesaban en la venida de un Mesías, sino que estaban interesados en mantener el statu quo. Tenían un acuerdo práctico con Roma. A ellos les tocaba manejar los asuntos del templo, los servicios sacerdotales, el cobro de diezmos, las contribuciones hechas en el templo, la venta de animales sacrificatorios en el Atrio de los gentiles, y el negocio del cambio de moneda que se llevaba a cabo allí. Los saduceos no aceptaban ni todas las inspiradas Escrituras Hebreas ni todas las tradiciones de los fariseos; de hecho, sólo creían en la Ley de Moisés.
4. ¿Cómo respondió Jesús a los saduceos sobre resurrección, y por qué?
4 Por consiguiente fueron los saduceos los que vinieron a Jesús para poner objeción en cuanto a la resurrección, porque creían que la Ley de Moisés no daba base para tal enseñanza. Jesús se enfrentó a ellos sobre su propia base, citando de los escritos de Moisés: “Concerniente a los muertos, de que son levantados, ¿no leyeron ustedes en el libro de Moisés, en el relato acerca de la zarza, como Dios le dijo a él: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’? Él es Dios, no de los muertos, sino de los vivos. Ustedes están muy equivocados.” (Mar. 12:18-27) Esto quiso decir que aquellos hombres que estaban muertos vivirían otra vez mediante resurrección. Tal como se hacía referencia a algunos que vivían enajenados de Dios como muertos desde el punto de vista de Dios, así se consideraba que estos muertos que contaban con aprobación vivían desde su punto de vista.—Efe. 2:1; 1 Tim. 5:6; Luc. 20:38.
5. ¿Qué conocimiento en cuanto a los saduceos los identificaría como los que gritarían: “No tenemos más rey que César”?
5 Debido al acuerdo práctico que tenían con Roma, los saduceos no querían que nadie suscitara dificultad que pudiera hacer que las legiones romanas vinieran para imponer restricciones. Querían quitarse de encima a Jesús. Pilato mismo sabía eso, y dijo a Jesús: “Su propia nación y los sacerdotes principales [saduceos] lo entregaron a mí.” Muy lógicamente ellos serían los que harían de su caso un punto en cuestión de lealtad a César: “Si usted deja libre a este hombre, no es amigo de César. Todo el que se hace rey habla contra César.” Y cuando Pilato preguntó si debería empalar a su rey, fueron los sacerdotes principales, o saduceos, los que gritaron: “No tenemos más rey que César.”—Juan 18:35; 19:12-16.
ESCRIBAS Y FARISEOS
6. ¿Quiénes fueron los escribas?
6 Algunos de los escribas eran saduceos, pero casi todos eran fariseos, y sin duda fue por eso que Jesús habló de los escribas y fariseos juntos tan frecuentemente en el capítulo veintitrés de Mateo. Los escribas sacerdotales leían, copiaban, enseñaban e interpretaban la ley. Mostraban cómo había de aplicarse en la vida diaria.—Mat. 23:2, 13, 15, 23, 25, 27, 29.
7. ¿Qué creían los fariseos?
7 Los fariseos, que eran los tradicionalistas religiosos, creían que la salvación sólo era por medio de guardar las tradiciones o la llamada ley oral. Esperaban la venida del Mesías a su propio modo. Aceptaban todas las Escrituras Hebreas, pero a éstas agregaban tradiciones orales. Querían permanecer separados de los romanos porque creían que era una contaminación el tener que ver con ellos de modo alguno. También era contaminador en su mente el tener que ver con la gente común que no guardaba las tradiciones orales.
8. ¿Por qué fueron los fariseos los que se quejaron de que los discípulos de Jesús no se lavaban las manos antes de comer?
8 Dado que los fariseos amaban la tradición, no nos sorprende el que ellos fueran los que se quejaron con Jesús en cuanto a sus discípulos: “No se lavan las manos cuando se disponen a comer una comida.” La queja no se dio sobre bases sanitarias, sino en defensa de las tradiciones, que Jesús dijo hacen “la palabra de Dios inválida.” (Mat. 15:1-6; Mar. 7:1-8) La tradición de lavarse las manos se desarrolló con el tiempo. Primero era un lavamiento ritual antes de las comidas. Luego el lavamiento se efectuaba antes y después de las comidas, y después los adoradores más estrictos se lavaban después de cada plato de la comida. Para cierto alimento las manos tenían que ser sumergidas completamente, y para otros tipos de alimento se había de derramar sobre las manos agua especial, que corría hasta arriba de las muñecas. Ahora esta agua se consideraba estar sucia, por eso si parte del agua regresaba a las manos, tenían que volver a lavárselas para quitarse el agua sucia. El Talmud asigna el castigo por no hacerlo: “El que estime levemente el lavado de las manos perecerá de la tierra.” Estaban muy ocupados lavándose las manos, pero ¡jamás se ocupaban de limpiarse el corazón!
9. ¿Por qué se quejaron los fariseos de que los discípulos de Jesús arrancaban grano el día sábado, y cuáles eran algunos de sus reglamentos del sábado?
9 ¿Quién se quejaría en cuanto a arrancar grano y comerlo el día sábado? Mateo 12:2 responde: “Al ver esto los fariseos le dijeron: ‘¡Mire! sus discípulos están haciendo lo que no es lícito hacer el día sábado.’” Fueron sus tradiciones sabáticas las que los impelieron a poner objeción. El sábado era un tema delicado, y en el Talmud hay dos tomos grandes sobre reglamentos sabáticos. Por ejemplo, no podían morderse las uñas de los dedos el sábado. La mujer no podía verse en un espejo, pues podría ver una cana y arrancarla, y eso sería trabajo. No podía usarse dentadura postiza, porque podría caerse, y el alzarla sería llevar una carga el sábado. Se podía usar un emplasto sobre una herida si sólo impedía que empeorara; si mejoraba la herida, eso sería trabajo ilegal. No se podía tratar un hueso fracturado el sábado, a menos que la mismísima vida de la persona estuviera envuelta. No podían comer el huevo que una gallina pusiera el sábado. La excepción era si no tenían la gallina como ponedora, sino que la estuvieran engordando para comer, entonces podría comerse su huevo, ¡porque había de considerarse simplemente como un pedazo de la gallina que se había caído!
LA “GENTE DE LA TIERRA”
10. ¿Quiénes eran los am ha-arets, y cómo los consideraban los judíos religiosos?
10 La expresión hebrea am ha-arets significa “gente de la tierra.” (Jer. 1:18, nota al pie marginal) A estas personas se les trataba como basura bajo los pies de los fariseos, y, naturalmente, los saduceos no tenían nada que ver con ellas, porque despreciaban a todos. Los am ha-arets eran jornaleros pobres que no conocían la Ley ni las tradiciones o no las guardaban. No recitaban las oraciones formales, no tenían flecos rituales en sus prendas de vestir ni usaban filacterias en los servicios religiosos, ni entrenaban a sus hijos en las tradiciones como lo hacían los judíos escrupulosos. Eran odiados y proscritos de la comunidad por los rabinos. Un rabino les negó toda esperanza de resurrección, y el rabino Hillel dijo: “Ninguno de los am ha-arets es verdaderamente religioso.” Un buen judío no dejaría que su hija se casara con uno. Su punto de vista era: “No se asocie ningún hombre con pecadores ni siquiera para acercarlos a la Tora.” Cuando los religiosos pusieron objeción porque Jesús se asociaba con pecadores, sin duda estaba incluída esta clase.
11. ¿Cómo se sintió Jesús en cuanto a los am ha-rets?
11 Jesús demostró consideración para la clase de pecadores am ha-arets. “Yo vine a llamar, no a personas justas, sino a pecadoras,” dijo Jesús cuando los fariseos pagados de su propia rectitud pusieron objeción porque él se asociaba con estos individuos humildes. Jesús fue atraído a ellos: “Al ver las muchedumbres sintió tierno afecto por ellas, porque estaban despellejadas y arrojadas acá y allá como ovejas sin pastor.” Estas personas que por largo tiempo habían sido pasadas por alto reaccionaron a la predicación de Jesús; no fueron indiferentes a la ley de Jehová. Eran las tradiciones imposibles de los ancianos las que estas personas trabajadoras no podían guardar.—Mat. 9:13, 36.
12. ¿Cómo aclara más este conocimiento la situación registrada en Lucas 15:1-10?
12 Con este conocimiento de la situación podemos entender mejor el relato de Lucas 15:1-10. “Los pecadores seguían acercándose a él para oírle. Por consecuencia, tanto los fariseos como los escribas seguían murmurando, diciendo: ‘Este hombre da la bienvenida a pecadores y come con ellos.’” En respuesta a esto Jesús habló de un hombre que tenía cien ovejas; cuando una oveja se pierde deja las noventa y nueve para hallar la que se perdió y se regocija mucho a causa de recobrarla. Entonces Jesús dijo categóricamente: “Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento.” Él tomó el propio punto de vista de los fariseos, de que eran justos y estaban seguros en el rebaño de Dios. Por eso buscaría a los perdidos, los pecadores, y dijo que habría más regocijo a causa del recobro de un solo pecador que a causa de noventa y nueve hombres pagados de su propia rectitud que creían que no les hacía falta salvación. Para hacer el mismo punto doblemente enfático agregó la ilustración de la mujer con diez monedas, que perdió una y diligentemente buscó hasta que la halló y se regocijó mucho a causa de esta que hacía completo su juego de monedas. Fue la moneda perdida, las ovejas perdidas, incluyendo
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