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Dios quiere que se conozca Su nombreLa Atalaya 1983 | 1 de febrero
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hablaba. Quería que Moisés fuera a Faraón, rey de Egipto, y sacara de Egipto a Su pueblo. Pero Moisés dijo a Dios: “Supongamos que llego ahora a los hijos de Israel y de veras les digo: ‘El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes,’ y ellos de veras me dicen: ‘¿Cuál es su nombre?’ ¿Qué les diré?”. Dios dijo a Moisés que les dijera: “Jehová el Dios de sus antepasados [...] me ha enviado a ustedes”. (Éxodo 3:1-15.)
Sin embargo, cuando Moisés fue a Egipto, a fin de hablar con Faraón, los egipcios creían que Jehová era simplemente un dios de poca importancia de los hijos de Israel. No creían que él era el Dios de toda la Tierra (Éxodo 5:2). De modo que Jehová hizo que Moisés dijera a Faraón que Él iba a hacer que Su “nombre [fuera] declarado en toda la tierra” (Éxodo 9:16). ¿Sabe usted cómo Jehová hizo esto en aquel tiempo?
Jehová Dios hizo que Moisés sacara a los israelitas de Egipto, pero los egipcios los persiguieron. Cuando los israelitas llegaron al mar Rojo, parecía que no había modo de escapar de los egipcios que los perseguían. Pero entonces Jehová hizo que Moisés extendiera su vara sobre las aguas, y las aguas se partieron para que los israelitas que venían huyendo pudieran cruzar al otro lado por tierra seca. Después Jehová hizo que Moisés volviera a extender su vara, como usted puede ver aquí, y las aguas descendieron precipitadamente sobre los egipcios, ahogándolos a todos ellos. Las noticias de ese tremendo acontecimiento se difundieron extensamente, de modo que por todas partes los pueblos aprendieron el nombre de Dios. (Éxodo 14:21-31; Josué 2:9-11.)
¿Qué se puede decir acerca de hoy día? ¿Todavía quiere Dios que se dé a conocer su nombre por todo el mundo? Sí, quiere que se haga eso. Y es vital que la gente hoy día aprenda acerca de Jehová y le sirva. De otro modo, tal como sucedió con los egipcios tercos que rehusaron conocer a Jehová, sufrirán destrucción al tiempo de “la revelación del Señor Jesús desde el cielo [...] al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios”. (2 Tesalonicenses 1:7-9.)
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El nombre de Dios en el “Nuevo Testamento”La Atalaya 1983 | 1 de febrero
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El nombre de Dios en el “Nuevo Testamento”
LA MAYORÍA de las traducciones del “Nuevo Testamento” no emplean ningún nombre distintivo para el Dios Todopoderoso. ¿Por qué no? ¿Será porque se atienen escrupulosamente al texto griego? Parece que en muchos casos eso no es lo que más les preocupa, porque tampoco usan el nombre Jehová en el “Antiguo Testamento”. Pero en el hebreo original, además de haber palabras para Señor y Dios, el nombre propio de Dios aparece casi 7.000 veces.
Sin embargo, algunos traductores se han dado cuenta de que el nombre divino tiene su debido lugar en el “Nuevo Testamento”, aunque no hubiese otra razón para ello sino el que éste contiene citas directas de las Escrituras Hebreas en las que se usa el nombre. Por eso es de interés que, en el idioma alemán, hay por lo menos cinco traducciones del “Nuevo Testamento” que contienen el nombre divino.
Una de éstas, la traducción que hizo Dominikus von Brentano en 1796, usa el nombre divino dos veces en el texto principal, y en el pasado se ha hecho referencia a esta traducción en las publicaciones de la Watch Tower. Hay otras dos traducciones que emplean ese nombre en Marcos 12:29: una es la traducción de Stolz, publicada en Zurich, Suiza, en 1781; la otra, la traducción del profesor Dr. Johann Babor, publicada en Viena, Austria, en 1805. También hay la llamada Biblia Bonner, traducida por el profesor D. P. Dausch y publicada en Bonn, Alemania, en 1932, en la que se usa “Jahvé” en Lucas 20:37.
Otra traducción al alemán usa el nombre, Jehová, diez veces en el “Nuevo Testamento”. Esta es la traducción del Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras en dos tomos que apareció en Munich, Alemania, en 1789 y 1790. Aunque no se da el nombre del traductor en ésta, el libro Die Bibel in Deutschland (La Biblia en Alemania) dice en la página 281: “La traducción es de [Sebastian] Mutschelle. Nació el 18 de enero de 1749, en Allershausen bei Freising, y a temprana edad se unió a la orden de los jesuitas”.
El nombre divino no solo aparece en traducciones del “Nuevo Testamento” al alemán, sino en traducciones a unos cincuenta otros idiomas, entre ellos el hebreo.
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